El documento contrasta la soberbia y la humildad. La soberbia lleva al orgullo y la arrogancia de creerse mejor que los demás, mientras que la humildad acepta la enseñanza de Dios. Aunque la autoconfianza es buena, la soberbia destruye al despreciar a los demás. La Palabra de Dios enseña que Dios resiste a los soberbios pero da gracia a los humildes.