La atención domiciliaria requiere coordinación entre los sectores sanitarios y sociales, evitar tecnicismos, no esperar soluciones rápidas, y comprometer a todos los involucrados. Se debe ofrecer información y formación a los cuidadores informales, y negociar objetivos. Una atención efectiva mejora la salud de los ancianos, es eficiente en costos a largo plazo, y provee servicios adecuados a las necesidades de la población.