Los peces le suplican al Señor que no permita que el hombre los destruya a través de la pesca excesiva y el uso de dinamita. También piden que ilumine a los hombres para que entiendan que son sus criaturas. Finalmente, ruegan por la contaminación del agua que amenaza su supervivencia y la de sus crías, y piden al Señor que salve a los peces para el bien de los hombres.