El documento propone un modelo de cognición histórica que sea sólido, basado en la organización de conceptos y formas de investigación, claro y comunicable, y que mantenga abiertos caminos hacia la complejidad. Distingue entre contenidos de historia de primer orden como eventos específicos y conceptos de segundo orden como categorías analíticas para comprender dichos eventos a lo largo del tiempo y en diversos contextos sociales.