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2. EDAD MEDIA: SIGLOS XIV Y XV
MARCO HISTÓRICO, SOCIAL Y CULTURAL
SIGLO XIV
    Guerra de los Cien Años entre Inglaterra y Francia. Peste negra de 1348. Merma demográfica.
    Se paraliza la Reconquista castellano-leonesa (a partir de 1248, sólo el reino de Granada
     permaneció en poder de los musulmanes, pero como tributario de Castilla). Mientras, en la
     Corona de Aragón impulsa la expansión por el Mediterráneo.
     El principal, casi único, recurso económico de Castilla procedía de la Mesta (asociación de
     ganaderos leoneses, castellanos y extremeños) y la exportación de lana, con notable perjuicio
     de la agricultura.
            Obsesión por la muerte, que caracterizó también el siglo XV, y que dejó en la
     literatura huellas profundas.

SIGLO XV
    Decadencia del poder de los monarcas en los dos grandes reinos peninsulares (Castilla y
     Aragón), aquejados por plagas, epidemias y graves crisis económicas. En Castilla acontecen
     cuatro guerras civiles promovidas por las ambiciones de los nobles. La corona aragonesa sigue
     desarrollando una brillante política mediterránea.
    Matrimonio de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón: vigorosa política internacional:
     terminan la Reconquista y patrocinan los viajes de Colón. Los judíos y los moriscos son
     obligados a convertirse o a exiliarse. Se instaura la Inquisición para defender la fe.
    La burguesía mercantil se extiende por toda Europa, algo que no es bien visto por la
     aristocracia.
    Gutenberg inventa la imprenta. Los libros impresos en los años anteriores a 1501 se
     denominan incunables.
    Humanismo: movimiento intelectual, de origen italiano, que se difunde por toda Europa. Los
     humanistas reinstauran el saber griego y romano, mal conocido durante la Edad Media, e
     imitan en sus escritos el estilo perfecto de aquellos modelos. Impulsan el estudio del latín y del
     griego, y pugnan porque las lenguas vulgares de sus países alcancen el prestigio del latín.
     Antropocentrismo: frente al pasado cultura teocéntrico, sitúan al hombre en el centro de sus
     preocupaciones, en un intento de que alcance en la tierra la máxima dignidad.
            Elio Antonio de Nebrija publica en 1492 su Gramática castellana, que es la primera
     gramática de un idioma vulgar impresa en Europa.

TENDENCIAS Y GÉNEROS LITERARIOS EN EL SIGLO XIV
Si los siglos XII y XIII constituyen un apogeo de la literatura francesa, con gran repercusión en toda
Europa, el XIV es el gran siglo de Italia. En esa centuria viven los tres máximos genios de aquella
literatura:
-Dante Alighieri, autor de la Divina comedia. En esta obra se expone el viaje del alma humana a
través del Infierno y del Purgatorio, hasta alcanzar la contemplación de Dios. Es una obra alegórica,
aspecto que será muy imitado en el XV por los poetas españoles.
-Petrarca, que recopila en su Cancionero sonetos y canciones inspirados por Laura. La poética
petrarquista es heredera de la trovadoresca y de la “stilnovista”, a la que se añade una fuerte carga
platónica. En resumen, el amor es una fuerza de la que es imposible escapar, un sufrimiento gustoso y
un homenaje a la mujer. Este amor depara al enamorado una superior perfección espiritual. El
petrarquismo lírico no se difundirá por España hasta el siglo XVI (posteriormente estudiaremos cómo
arraigó en la obra de Boscán y de Garcilaso).
-Boccaccio: su obra más influyente en España será Fiammetta, cuya imitación contribuirá a la
creación de la novela sentimental en el siglo XV.
Pero la influencia francesa no se extingue en el XIV. Un género novelesco cuyo maestro fue Chrétien
de Troyes (primer autor que escribió una novela sobre el tema del Grial; siglo XII) parece que influyó
en el nacimiento de la primera novela de caballerías española, Amadís de Gaula, compuesta en el XIV
e impresa en 1508, arreglada por Rodríguez de Montalvo. Esta obra narra las aventuras del caballero
Amadís y los obstáculos con los que éste se enfrenta para casarse con su amada Oriana, la doncella
más leal, hermosa y enamorada. La acción del Amadís transcurre en espacios que alternan lugares
reales (España, Irlanda) con otros exóticos, y escenarios abiertos con los de carácter cortesano. Esta
novela emplea la técnica del entrelazamiento propia de los relatos artúricos: las aventuras se
interrumpen y se reanudan más adelante.

En el siglo XIV, en Castilla, continúa el florecimiento de los mesteres de juglaría y clerecía. Éste
último alcanza su culminación con nuestro máximo poeta en aquella época, Juan Ruiz, Arcipreste de
Hita, en su Libro de Buen Amor; pero dicho mester se extingue en esa centuria. Por su parte, los
juglares siguen cantando poema épicos. Surge entonces el Cantar de Rodrigo1: en este poema
anónimo se narran hechos fantásticos de la juventud del Cid, absolutamente inventados, que ponen de
relieve su arrojo y valentía.

La actividad historiográfica de Alfonso X se prolonga en Pedro López de Ayala, que dedicó
importantísimas crónicas a los reinados de Pedro I el Cruel y otros reyes. Además, como poeta de
clerecía despuntó con Rimado de palacio (de tema moral, religioso, político y lírico), donde fustiga los
vicios sociales y las malas costumbres de la época.

Por último, la obra maestra del género del cuento es la recopilación compuesta por Don Juan
Manuel, con el título El conde Lucanor o Libro de Patronio.


ARCIPRESTE DE HITA: LIBRO DE BUEN AMOR
Carecemos de datos acerca de Juan Ruiz, salvo los que él mismo proporciona en la única obra que del
él conocemos, el Libro de buen amor, escrita en la primera mitad del siglo XIV. Según su propia
confesión, fue Arcipreste de Hita (Guadalajara).
La obra se ha conservado en tres copias manuscritas: dos del siglo XIV y otra de principios del XV.
No consta el título de la obra en ninguno de los códices, pero por lo que se dice en varios pasajes, los
estudiosos de la obra propusieron este nombre.

El LBA constituye un corpus de más de siete mil versos, carente de unidad. Su hilo conductor en una
autobiografía ficticia del propio Juan Ruiz, en que narra sus supuestos amoríos con quince mujeres,
constituyendo un auténtico muestrario de posibilidades amatorias:
 Encabeza la obra una introducción piadosa y muy ambigua, en donde el autor proclama que la
    escribe para inducir en los lectores el buen amor, que es el profesado a Dios, y el que se ajusta a la
    moral cristiana. Sin embargo, como la condición humana le parece inclinada al vicio, se dispone a
    contar sucesos de dudosa moralidad, para que sean evitados.
 Sigue el libro con el relato de las aventuras eróticas del protagonista, a veces fallidas.
 La más extensa de tales aventuras constituye una adaptación de una comedia latina del siglo XII, el
    Panphilus de amore, muy conocida en toda Europa. su protagonistas en el libro son doña Endrina
    y don Melón de la Huerta, en quien se trasforma temporalmente el arcipreste, tal vez por que el
    episodio acaba en boda y ésta era incompatible con su condición de clérigo.
 Entre las aventuras amorosas se hacen excursos o digresiones morales y satíricos. Y muchas
    veces se narran exempla o ejemplos de origen grecolatino y oriental.
 Se incluyen igualmente poesías líricas, de tipo religioso (por ejemplo, la cantigas a la Virgen) o
    profano (como las dedicadas a las serranas).

1
 En este poema se inspiraron numerosos poetas y dramaturgos posteriores que trataron de Rodrigo Díaz de Vivar, como
Guillén de Castro y Lope de Vega, en el siglo XVII.
Con tales materiales, Juan Ruiz compone una especie de arte de amar, un amplio repertorio de
posibilidades amatorias que van desde la tosca serrana a la gran dama, de la soltera a la casada, de la
mora a la monja. Y todo ello mezclado con una ambigua teoría sobre el amor, oraciones,
conversaciones con Amor y Venus, fábulas y moralidades.

Se cree que esta obra responde a una moda europea. Efectivamente, en el siglo XIV alcanzó enorme
difusión el gran poeta latino Ovidio, cuyo Ars amandi (‘arte de amar’) fue muy leído e imitado en
obras, algunas de las cuales tenían forma autobiográfica, donde se hacía contar al propio Ovidio
supuestas experiencias amorosas. La obra del arcipreste pertenece a esta corriente pseudo-ovidiana.
El poeta, con una jugosa imaginación, fue incorporando a su texto sus ocurrencias, sus lecturas, sus
propias reflexiones, en una sorprendente amalgama.

El Libro de buen amor es, pues, un gran mosaico de géneros medievales, ya que está constituido por
obras narrativas, líricas y dramáticas (episodio de don Melón y doña Endrina).
La obra ha sido considerada como una de las últimas manifestaciones de Mester de clerecía:
emplea la cuaderna vía; sin embargo, en el poema no aparecen ni el espíritu ni la regularidad métrica
característica del mester. Juan Ruiz utiliza en un 20% de los casos, versos de dieciséis sílabas, y hay
veces en que los versos riman en asonante.
Podemos hablar también de estilo juglaresco del arcipreste que se manifiesta en al presencia de
algunos poemillas cortos, de inspiración lírica popular (alabanzas a la Virgen, serranas, cantigas de
ciegos, de estudiantes…).

El LBA es un verdadero monumento de la lengua castellana del XIV. Porque, junto con los recursos
cultos propios de un clérigo, Juan Ruiz introduce en su obra el lenguaje de la calle, con su fuerte
afectividad: diminutivos, comparaciones pintorescas, refranes, parodias, juramentos, maldiciones,
frases de doble sentido, juegos de palabras…

DON JUAN MANUEL: EL CONDE LUCANOR
Fue nieto del rey Fernando III el Santo, y sobrino de Alfonso X el Sabio. Nació en Escalona en 1282.
Desde muy joven participó en la Reconquista por tierras de Murcia, e intervino activamente en la
agitada vida política de tu tiempo. Pero además fue uno de los hombres más cultivados de su época.
No ocultó lo satisfecho que se sentía de su prosa, por eso quiso que los texto por él escritos no
sufrieran alteración alguna por los copistas: depositó sus originales en el monasterio de Peñafiel
donde, en caso de duda, pudieran ser consultados; pero, irónicamente, se destruyeron en un incendio.

Sus obras están escritas en prosa, y casi todas poseen un carácter didáctico o moral. Así ocurre con el
Libro del caballero y del escudero, en el cual, el primero aconseja al segundo acerca de la caballería y
lo instruye en teología, astronomía… Pero la principal de todas es la titulada El conde Lucanor o
Libro de Patronio. Esta obra es una colección de cincuenta cuentos o enxiemplos entrelazados por el
siguiente artificio: el joven conde Lucanor consulta a su ayo Patronio sobre diversos conflictos que se
le plantean o que conoce. Patronio, en vez de darle una respuesta directa, le narra un cuento apropiado
para aquel conflicto, y resume la enseñanza en un pareado final.
Tales cuentos no son originales; de conocen las fuente de todos ellos; en gran número, son relatos
populares de amplia difusión internacional.

Don Juan Manuel prolonga la obra de Alfonso X, su empeño por crear la prosa literaria castellana,
pero lo hace de modo enteramente original:
        -Escribe personalmente sus obras (las compuestas en la corte alfonsí eran colectivas). Poseen,
        por tanto, mayor unidad lingüística y estilística.
        -Se inspira en obras latinas anteriores, pero no traduce (la mayor parte de la producción alfonsí
        consiste en traducciones). Elabora lo que lee, y lo expresa a su modo; y, frecuentemente, añade
        sus propias experiencias.
-Si en la corte de Alfonso X se trabajo con obras de historia, derecho, astronomía…, don Juan
        Manuel se siente atraído por problemas morales.

Nuestro autor introduce en sus obras abundantes reflexiones sobre el arte de escribir que él practica.
De ellas se deduce que su ideal consistía en:
        -expresarse con claridad (que todos los conceptos sean entendidos);
        -evitar ambigüedades y decirlo todo de manera inequívoca;
        -y ser conciso (explicar todo los necesario de la forma más breve posible).
Además procuró también dar una su prosa una total independencia respecto del latín, evitando los
latinismos.

TENDENCIAS Y GÉNEROS LITERARIOS EN EL SIGLO XV
La crisis del XV se manifestó en la literatura. Son famosos tres poemas satíricos anónimos titulados
Coplas del Providencial, Coplas de Mingo Revulgo y Coplas de ¡Ay, panadera!, donde se escarnecía
a los más ilustres linajes de las cortes de Juan II y Enrique IV, incluso a los mismos monarcas.
Pero la sátira social alcanza su mejor expresión en un género muy difundido por toda Europa: son las
Danzas de la Muerte, una alegoría (que también se manifestó en la pintura), en la cual la Muerte va
llamando sucesivamente a bailar con ella a representantes de las distintas clases sociales, desde el Papa
al más humilde labrador, igualándonos a todos en el morir y recriminando a muchos su mala vida.
Destaca igualmente el libro en prosa Corbacho o Reprobación del amor mundano, del Arcipreste de
Talavera, que se burla de las costumbres contemporáneas.

Con la concentración en este siglo de la nobleza en las cortes, y con la existencia de auténticas cortes
aristocráticas en diversas ciudades, la lírica culta de este siglo es fundamentalmente palaciega. Allí
los caballeros lucen su ingenio poético. Sus obras se han conservado en recopilaciones o cancioneros,
como los de Baena y de Stúñiga; por eso se llama a estas composiciones poesía de Cancionero.
Tres fueron los poetas que más destacaron:
 Íñigo López de Mendoza, Marqués de Santillana. En su poesía alterna las tradiciones provenzal
    (Canciones; Decires; Serranillas 2) y alegórico-dantesca: Infierno de los enamorados y
    Comedieta de Ponza. Este autor también conoció la métrica italiana de Petrarca, y, a imitación
    suya, quiso escribir sonetos en versos endecasílabos (Sonetos fechos al itálico modo). No acertó
    en ello: su oído castellano, hecho al octosílabo, no logró plasmar el ritmo del verso italiano de
    once sílabas.
 Juan de Mena: su Laberinto de Fortuna es de naturaleza alegórica: el poeta, guiado por al
    Providencia, contempla en el palacio de la Fortuna tres ruedas, dos inmóviles –la del pasado y el
    futuro-, y una móvil, la del presente. El poeta describe personajes y acciones que en ella ve, y
    realiza una especie de postración de la historia castellana.
 Pero la obra poética culta más importante del siglo XV no puede adscribirse a estas tendencias,
    sino que muestra una fuerte originalidad (aunque desarrolle temas de gran tradición): es Coplas a
    la muerte de su padre, de Jorge Manrique.

Castilla conoce también en el siglo XV el auge de la poesía lírica anónima, de incalculable belleza, y
el Romancero viejo, que es uno de nuestros más importantes tesoros literarios.
Durante el siglo XV fue muy leído el Amadís de Gaula, prototipo de los libros de caballerías3.



Pero el género novelesco más característico de esa época fue la novela sentimental, de fuerte influjo
italiano. Son historias lacrimosas de amantes aristocráticos, que ven continuamente amenazado o
2
  Las Serranillas del Marqués son una imitación de las pastorelas provenzales, donde se narra el encuentro de un caballero
con una pastora, a la que elegantemente corteja.
3
  Publicada en Valencia en 1490, Tirant lo Blanc fue la primera novela de caballerías impresa en España, de Joanot
Martorell. De esta obra afirmará más tarde Cervantes que era el mejor libro del mundo.
entorpecido su amor y que, no pocas veces, acaban de modo trágico. El autor más sobresaliente fue
Diego de San Pedro, autor de Cárcel de amor.
Los orígenes de estas novelas sentimentales están en la narrativa italiana del siglo XIV, en especial en
la Fiammetta, de Boccaccio, cuyo modelo a su vez fueron las Heroidas, de Ovidio, epístolas elegiacas
de las heroínas abandonadas. A diferencia de sus fuentes, el narrador de la novela sentimental, que
emplea la primera persona, es masculino.

Respecto al teatro en Castilla4, hay que esperar hasta el siglo XV para hallar una modesta pieza teatral,
de Gómez de Manrique, que no supone progreso alguno respecto al Auto de los Reyes Magos
encontrado en la catedral de Toledo, escrita tres siglos antes.
Sin embargo, a finales del XV despierta en la corte de los Reyes Católicos una gran afición al teatro.
Y, de entre todos los autores teatrales, destaca Juan del Encina5. Su inspiración teatral es doble: por
un lado, la que procede del drama sacro popular (autos de Navidad y Semana Santa); por otro la
proveniente de Italia (las llamadas comedias humanísticas, escritas en latín). Esta influencia se
observa en sus églogas religiosas (utiliza el dialecto sayagués de León) y en sus obras profanas de
temática amorosa, respectivamente. Entre éstas últimas destaca Plácida y Victoriano. Tuvo un
discípulo, Lucas Fernández, que es en muchos momentos superior a él, sobre todo en su Auto de la
Pasión.

El siglo XV – el del Romancero, el de Mena, Santillana, Manrique y Encina- acaba con un
acontecimiento literario trascendental: la publicación de La Celestina en Burgos, en 1499.

ROMANCERO
Llamamos Romancero viejo al conjunto de los romances que se cantaban por los juglares y por el
pueblo desde mediados o finales del siglo XIV. Muy enriquecido durante el siglo XV, siguió siendo
cantado por el pueblo en los siglos siguientes. Todavía en el siglo XX se han recogido romances en
diversos lugares de España y de Hispanoamérica y entre los judíos de los que fueron expulsados de
España en 1492.
Muchos de los romances viejos se han conservado en la tradición oral, transmitidos de padres a hijos,
hasta hoy. Pero nos han llegado también en cancioneros manuscritos o impresos, recopilados a partir
del XV, y en pliegos sueltos que, durante estos siglos, se vendían a muy bajo precio por ferias y
ciudades.
Este Romancero viejo debe distinguirse del Romancero nuevo, constituido por los romances escritos
por los poetas cultos de los siglos XVI y XVII (Cervantes, Lope de Vega, Góngora y Quevedo, entre
otros). No son, por tanto, tradicionales.

Dos tesis principales tratan de explicar actualmente el origen de los romances:
 Según la tesis tradicionalista de Menéndez Pidal, los romances fueron, en un principio, fragmentos
   de un cantar de gesta, que, por gustar especialmente, se cantaban como poemas autónomos. Los
   versos largos del cantar, con frecuencia de dieciséis sílabas, y rima asonante entre sí, se dividieron
   en versos de ocho sílabas, y, por tanto, con rima sólo en los pares.
   Más tarde, estos fragmentos constituyeron un género propio, el del romance, y los poetas lo
   cultivaron directamente, incluyendo, junto con los temas de las gestas antiguas (siglos XII, XIII),
   otros como los hechos contemporáneos de la Reconquista, asuntos novelescos, peripecias de los
   personajes épicos franceses, y hasta asuntos puramente líricos, bíblicos, religiosos…
 Otros investigadores sostienen un tesis individualista: los romances no proceden de cantares de
   gesta, sino que fueron creados desde un primer momento como género independiente por algún
   desconocido poeta, cuya invención obtuvo un éxito fulminante. Como razón se aduce que los
4
  Francia, desde el siglo XIII, despliega una creciente suntuosidad en sus espectáculos, celebrados al aire libre. Desarrolla
así los misterios: piezas de larga duración que se representaban sobre carros en desfiles procesionales. Espectáculos
parecidos, de naturaleza profana, tenían también lugar en los palacios y en las calles con ocasión de las fiestas. Todo ello
fue imitado en el reino de Aragón, donde los misterios catalanes y valencianos alcanzan gran esplendor.
5
  Su influencia en el teatro posterior alcanzó hasta Lope de Vega.
romances más antiguos parecen tener carácter lírico o novelesco, no épico (como cabría esperar si
   procedieran de cantares de gesta).
Ninguna de las dos tesis ha aportado pruebas definitivas.

La temática de los romances es variada:
 Romances de tema épico nacional. El ciclo más importante es el que describe las hazañas del Cid.
    Otro, por ejemplo, se refiere a la leyenda del siglo X de los infantes de Lara o de Salas.
 Romances de tema fronterizo. Son temas propiamente contemporáneos. Narraban sucesos de la
    frontera.
 Romances líricos y novelescos.

JORGE MANRIQUE: COPLAS A LA MUERTE DE SU PADRE
Hijo del famoso don Rodrigo Manrique, que fue un famoso político y caudillo militar de la época,
defensor de los derechos de Isabel la Católica frente a la Beltraneja. Jorge Manrique acompañó a su
padre en numerosas hazañas bélicas, muriendo en una de ellas, intentado sofocar un levantamiento
contra la reina.
La obra de Manrique es exclusivamente poética y breve, apenas dos mil cuatrocientos versos. Si no
fuera por la Coplas, hubiera sido un poeta más de los muchísimos que por entonces cantaban a sus
damas con los tópicos del amor cortés.

La Coplas conforman una elegía a don Rodrigo Manrique que consta de cuarenta estrofas, llamadas
coplas de pie quebrado o manriqueñas; cada una de ellas es una sextilla doble y tiene, por tanto,
doce versos octosílabos, excepto el 3º, el 6º, el 9º y el 12º que son tetrasílabos. El ritmo producido por
la secuencia de dos octosílabos seguidos de dos tetrasílabos es muy solemne; el tetrasílabo (pie
quebrado) introduce rítmicamente una ruptura, un corte en el discurso, que se adecua muy bien al tono
funeral del poema.

El lenguaje utilizado por Manrique es de gran sobriedad, en contraste con el muy latinizante que
constituía la moda del siglo XV, impulsada por Mena6 y Santillana. Nuestro poeta introduce cultismos
(ficciones, deidad, atender ‘esperar’, diligencia…), pero, con tanto acierto, que casi todos ellos
pertenecen hoy al habla común. Se observan en al Coplas vacilaciones idiomáticas típicas de su
época; la lengua, aunque camina hacia su fijación, no está aún fijada; y así, Manrique escribe con f-
inicial latina o con h- aspirada; dice non una veces, y otras, no; nin / ni; vos / os; e / y…

Es fácil percibir en esta elegía dos partes: las veinticuatro primeras estrofas desarrollan ideas
generales sobre la brevedad de la vida y la vanidad de las cosas mundanas, y en las dieciséis
últimas se hace el elogio fúnebre de don Rodrigo. De esta manera, Manrique sigue una línea que va
de lo general a lo particular; así la intensidad del poema va creciendo y el resultado artístico es
superior.
Se vislumbra, asimismo, el próximo Renacimiento en las coplas 35 y 36, cuando Manrique se refiere a
la vida de la fama. En el Edad Media sólo se consideraban dos vidas: la terrenal (un valle de
lágrimas) y la sobrenatural, tras la muerte. El Humanismo va imponiendo la idea de que también en
este mundo hay un modo de perduración gloriosa: el valor, el sacrificio y la inteligencia.


Puede asegurarse que ni una sola de las ideas en su elegía es original. Todas eran de circulación
general en la Edad Media y aun antes; muchas tienen origen bíblico. Su originalidad está en la
hondura y sinceridad con que el poeta se expresa, y en la perfecta utilización de los recursos
lingüísticos.

6
 Los escritores de la corte de Juan II (1ª/2 s.XV) consideraron demasiado tosco el idioma castellano conversacional. Juan
de Mena declaraba que la lengua poética tenía que distanciarse del “rudo romance”. Él y otros escritores, como Santillana,
se lanzaron a la empresa de forjar un idioma que fuera lo más vecino posible al latín.
LA CELESTINA
La Celestina, que sería la obra cumbre de la literatura española de no existir el Quijote, plantea
importantes problemas en cuanto a texto y autor.
 Primera edición: Burgos, 1499. Tiene 16 actos y por título Comedia de Calisto y Melibea.
 1502: ediciones en Burgos, Salamanca y Sevilla. Se amplía el número de actos a 21 y el título
   será el de Tragicomedia de Calisto y Melibea. Los cinco nuevos actos se incluyen entre el 14 y el
   15, denominada esta ampliación como “tratado de Centurio”.
 1507: esta edición consta también de 21 actos, pero el título ya el es de Celestina.

No son menores los problemas que afectan al autor de la obra. Como prólogo a la obra aparece una
“carta del autor a un su amigo”. En ella dice que, estando en Salamanca, cayó en sus manos el primer
acto de la obra, escrito por un desconocido; y que tanto le impresionó, que decidió continuarlo y
rematarlo, cosa que hizo en quince días. De ese modo, el primer acto sería de autor anónimo, y los
restantes, de alguien que no firmaba, pero que daba su nombre en los versos acrósticos que siguen a la
carta: el bachiller Fernando de Rojas acabó la Comedia de Calisto y Melibea y fue nascido y la
Puebla de Montalbán.
¿Es cierto lo que cuenta Rojas en esta carta? Actualmente, tras minuciosas investigaciones referidas al
lenguaje y a las fuentes literarias, que varían del primer acto a los demás, se ha llegado a la conclusión
de que lo que se cuenta en la carta es cierto.
¿Qué se sabe de Fernando de Rojas? Sabemos que nació en la Puebla de Montalbán; que estudió
Derecho en Salamanca; se casó en Talavera de la Reina y fue alcalde mayor de esta ciudad durante un
año; era descendiente de judíos conversos; que poseyó una notable biblioteca, con libros españoles y
latinos.

La Celestina está escrita en forma dialogada; a pesar de ello, no es obra representable, dada su gran
extensión. Se considera que pertenece a un género medieval llamado comedia humanística, creado
por Petrarca, que alcanzó gran difusión en Italia durante los siglos XIV y XV. Las comedias
humanísticas estaban escritas normalmente en latín, y se distinguían por los siguientes rasgos:
 Argumento simple y desarrollo lento.
 Se reflejan ambientes y tipos contemporáneos.
 Interés por los sectores humildes de la sociedad y por lo pintoresco de la vida cotidiana.
 Variedad de diálogo: enérgico de la conversación cotidiana, unas veces; oratorio, cultísimo, otras.
 Gusto por las frases sentenciosas y, al mismo tiempo, por la obscenidad.
 Abundancia de citas de autores antiguos y alusiones mitológicas e históricas.
 Cambios “no lógicos” de lugar y de tiempo, sin tener en cuenta la verosimilitud.
Todos estos rasgos convienen perfectamente a La Celestina y la definen como cumbre de la comedia
humanística.

En líneas generales, la tragicomedia reproduce un viejo argumento medieval. Una comedia latina del
siglo XII (con importantes ecos clásicos), el Pamphilus, relata el asedio de un galán a una dama, a la
que conseguía rendir gracias a la mediación de una vieja. El Arcipreste de Hita hizo una versión
personal de esta comedia latina (episodio de don Melón y doña Endrina, donde Trotacoventos es
prototipo de las viejas astutas que se ponían al servicio de los mancebos para abatir la virtud de las
doncellas). Si el Arcipreste presenta una anécdota divertida con un desenlace satisfactorio (boda), La
Celestina es una verdadera tragicomedia: el ir y venir de Celestina, con su codicia y perversidad, va
fraguando la ruina de todos. El que se le llamase “tragicomedia” se debe también a que se mezclan
personajes típicos de la tragedia antigua (los ricos enamorados) y de la comedia (criados, rufianes,
mujeres de mal vivir…).
Se puede decir que La Celestina es una obra de transición entre la E.M. y el Renacimiento:
mientras que las acciones se desarrollan en un plano estrictamente mundano (el teocentrismo “se
tambalea”), al final todos los personajes pagan su locura o su perversidad, como si la mano de Dios
hubiera castigado tanta rebeldía y error.
Las fuentes para el tratamiento del amor en La Celestina son las siguientes:
 La Fiammetta de Boccaccio: expresión de los sentimientos en boca de una mujer víctima de un
   amor prohibido.
 LBA: personaje de Trotaconventos.
 Amor cortés.
 La novela sentimental Cárcel de amor: Rojas hace una parodia de este protagonista masculino.

El personaje de Celestina encarna la pasión de la codicia. A ello se le une su falta de sentido moral,
servida por una astucia, unas veces sutil, otras grosera y siempre despiadada. Es lúcida y perversa,
porque los otros están cegados por las pasiones. Con cada uno utiliza una táctica distinta e infalible.
Acude a la magia para que Calisto consiga a Melibea. La alcahueta hace uso de la philo-captio (hilo),
práctica por la cual se creía que se podía provocar una pasión amorosa. Para ello, Celestina invoca al
diablo. Apela también a la concupiscencia para gobernar a los criados y para manejar a las prostitutas.
Calisto tiene concomitancias con los enamorados de la poesía culta de Cancionero y de la novela
sentimental; es exaltado en el amor –Melibea es una diosa- y es hiperbólico y pedante para expresar
sus arrebatos y melancolías de amante. Pero, en realidad, Rojas ha hecho de él un personaje poco
idealizado: les cuenta sus relaciones con Melibea a los criados y a Celestina. Está dispuesto a todo
para satisfacer su lujuria. Su actuación es una parodia del amor cortés.
El amor de Melibea posee una espiritualidad de que carece el de Calisto. Sin embargo, no es una
ingenua: ella acepta lo que le propone Calisto a través de Celestina. Melibea sufre locura amorosa,
sentimiento que era considerado como uno de los tipos de locura. Esto la llevará al suicidio.
Pleberio encarna plenamente el espíritu renacentista: no es un padre autoritario que impone su
voluntad sin contar con la voluntad de su hija, sino que respeta al independencia de Melibea. El
famoso “planto de Pleberio” cierra la obra.

A los dos mundos que conviven en la obra corresponden estilos diferentes:
 Los diálogos entre Calisto y Melibea son muy retóricos: abundan los cultismos, las antítesis, los
    juegos de palabras, las enumeraciones, los epítetos…
 Los coloquios en que intervienen Celestina, los criados y las prostitutas son, en cambio, punzantes,
    vivos: brotan los refranes, los insultos, las frases cortas y entrecortadas del lenguaje popular.

El éxito de La Celestina fue fulminante. En el siglo XVI se hicieron más de ochenta ediciones en
España e Italia; y dentro de ese siglo fue traducida al inglés, al alemán, al francés, al italiano y al
holandés. De La Celestina dijo Cervantes: “Libro, en mi opinión, divino, si encubriera más lo
humano”.

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  • 1. 2. EDAD MEDIA: SIGLOS XIV Y XV MARCO HISTÓRICO, SOCIAL Y CULTURAL SIGLO XIV  Guerra de los Cien Años entre Inglaterra y Francia. Peste negra de 1348. Merma demográfica.  Se paraliza la Reconquista castellano-leonesa (a partir de 1248, sólo el reino de Granada permaneció en poder de los musulmanes, pero como tributario de Castilla). Mientras, en la Corona de Aragón impulsa la expansión por el Mediterráneo. El principal, casi único, recurso económico de Castilla procedía de la Mesta (asociación de ganaderos leoneses, castellanos y extremeños) y la exportación de lana, con notable perjuicio de la agricultura.  Obsesión por la muerte, que caracterizó también el siglo XV, y que dejó en la literatura huellas profundas. SIGLO XV  Decadencia del poder de los monarcas en los dos grandes reinos peninsulares (Castilla y Aragón), aquejados por plagas, epidemias y graves crisis económicas. En Castilla acontecen cuatro guerras civiles promovidas por las ambiciones de los nobles. La corona aragonesa sigue desarrollando una brillante política mediterránea.  Matrimonio de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón: vigorosa política internacional: terminan la Reconquista y patrocinan los viajes de Colón. Los judíos y los moriscos son obligados a convertirse o a exiliarse. Se instaura la Inquisición para defender la fe.  La burguesía mercantil se extiende por toda Europa, algo que no es bien visto por la aristocracia.  Gutenberg inventa la imprenta. Los libros impresos en los años anteriores a 1501 se denominan incunables.  Humanismo: movimiento intelectual, de origen italiano, que se difunde por toda Europa. Los humanistas reinstauran el saber griego y romano, mal conocido durante la Edad Media, e imitan en sus escritos el estilo perfecto de aquellos modelos. Impulsan el estudio del latín y del griego, y pugnan porque las lenguas vulgares de sus países alcancen el prestigio del latín. Antropocentrismo: frente al pasado cultura teocéntrico, sitúan al hombre en el centro de sus preocupaciones, en un intento de que alcance en la tierra la máxima dignidad.  Elio Antonio de Nebrija publica en 1492 su Gramática castellana, que es la primera gramática de un idioma vulgar impresa en Europa. TENDENCIAS Y GÉNEROS LITERARIOS EN EL SIGLO XIV Si los siglos XII y XIII constituyen un apogeo de la literatura francesa, con gran repercusión en toda Europa, el XIV es el gran siglo de Italia. En esa centuria viven los tres máximos genios de aquella literatura: -Dante Alighieri, autor de la Divina comedia. En esta obra se expone el viaje del alma humana a través del Infierno y del Purgatorio, hasta alcanzar la contemplación de Dios. Es una obra alegórica, aspecto que será muy imitado en el XV por los poetas españoles. -Petrarca, que recopila en su Cancionero sonetos y canciones inspirados por Laura. La poética petrarquista es heredera de la trovadoresca y de la “stilnovista”, a la que se añade una fuerte carga platónica. En resumen, el amor es una fuerza de la que es imposible escapar, un sufrimiento gustoso y un homenaje a la mujer. Este amor depara al enamorado una superior perfección espiritual. El petrarquismo lírico no se difundirá por España hasta el siglo XVI (posteriormente estudiaremos cómo arraigó en la obra de Boscán y de Garcilaso). -Boccaccio: su obra más influyente en España será Fiammetta, cuya imitación contribuirá a la creación de la novela sentimental en el siglo XV.
  • 2. Pero la influencia francesa no se extingue en el XIV. Un género novelesco cuyo maestro fue Chrétien de Troyes (primer autor que escribió una novela sobre el tema del Grial; siglo XII) parece que influyó en el nacimiento de la primera novela de caballerías española, Amadís de Gaula, compuesta en el XIV e impresa en 1508, arreglada por Rodríguez de Montalvo. Esta obra narra las aventuras del caballero Amadís y los obstáculos con los que éste se enfrenta para casarse con su amada Oriana, la doncella más leal, hermosa y enamorada. La acción del Amadís transcurre en espacios que alternan lugares reales (España, Irlanda) con otros exóticos, y escenarios abiertos con los de carácter cortesano. Esta novela emplea la técnica del entrelazamiento propia de los relatos artúricos: las aventuras se interrumpen y se reanudan más adelante. En el siglo XIV, en Castilla, continúa el florecimiento de los mesteres de juglaría y clerecía. Éste último alcanza su culminación con nuestro máximo poeta en aquella época, Juan Ruiz, Arcipreste de Hita, en su Libro de Buen Amor; pero dicho mester se extingue en esa centuria. Por su parte, los juglares siguen cantando poema épicos. Surge entonces el Cantar de Rodrigo1: en este poema anónimo se narran hechos fantásticos de la juventud del Cid, absolutamente inventados, que ponen de relieve su arrojo y valentía. La actividad historiográfica de Alfonso X se prolonga en Pedro López de Ayala, que dedicó importantísimas crónicas a los reinados de Pedro I el Cruel y otros reyes. Además, como poeta de clerecía despuntó con Rimado de palacio (de tema moral, religioso, político y lírico), donde fustiga los vicios sociales y las malas costumbres de la época. Por último, la obra maestra del género del cuento es la recopilación compuesta por Don Juan Manuel, con el título El conde Lucanor o Libro de Patronio. ARCIPRESTE DE HITA: LIBRO DE BUEN AMOR Carecemos de datos acerca de Juan Ruiz, salvo los que él mismo proporciona en la única obra que del él conocemos, el Libro de buen amor, escrita en la primera mitad del siglo XIV. Según su propia confesión, fue Arcipreste de Hita (Guadalajara). La obra se ha conservado en tres copias manuscritas: dos del siglo XIV y otra de principios del XV. No consta el título de la obra en ninguno de los códices, pero por lo que se dice en varios pasajes, los estudiosos de la obra propusieron este nombre. El LBA constituye un corpus de más de siete mil versos, carente de unidad. Su hilo conductor en una autobiografía ficticia del propio Juan Ruiz, en que narra sus supuestos amoríos con quince mujeres, constituyendo un auténtico muestrario de posibilidades amatorias:  Encabeza la obra una introducción piadosa y muy ambigua, en donde el autor proclama que la escribe para inducir en los lectores el buen amor, que es el profesado a Dios, y el que se ajusta a la moral cristiana. Sin embargo, como la condición humana le parece inclinada al vicio, se dispone a contar sucesos de dudosa moralidad, para que sean evitados.  Sigue el libro con el relato de las aventuras eróticas del protagonista, a veces fallidas.  La más extensa de tales aventuras constituye una adaptación de una comedia latina del siglo XII, el Panphilus de amore, muy conocida en toda Europa. su protagonistas en el libro son doña Endrina y don Melón de la Huerta, en quien se trasforma temporalmente el arcipreste, tal vez por que el episodio acaba en boda y ésta era incompatible con su condición de clérigo.  Entre las aventuras amorosas se hacen excursos o digresiones morales y satíricos. Y muchas veces se narran exempla o ejemplos de origen grecolatino y oriental.  Se incluyen igualmente poesías líricas, de tipo religioso (por ejemplo, la cantigas a la Virgen) o profano (como las dedicadas a las serranas). 1 En este poema se inspiraron numerosos poetas y dramaturgos posteriores que trataron de Rodrigo Díaz de Vivar, como Guillén de Castro y Lope de Vega, en el siglo XVII.
  • 3. Con tales materiales, Juan Ruiz compone una especie de arte de amar, un amplio repertorio de posibilidades amatorias que van desde la tosca serrana a la gran dama, de la soltera a la casada, de la mora a la monja. Y todo ello mezclado con una ambigua teoría sobre el amor, oraciones, conversaciones con Amor y Venus, fábulas y moralidades. Se cree que esta obra responde a una moda europea. Efectivamente, en el siglo XIV alcanzó enorme difusión el gran poeta latino Ovidio, cuyo Ars amandi (‘arte de amar’) fue muy leído e imitado en obras, algunas de las cuales tenían forma autobiográfica, donde se hacía contar al propio Ovidio supuestas experiencias amorosas. La obra del arcipreste pertenece a esta corriente pseudo-ovidiana. El poeta, con una jugosa imaginación, fue incorporando a su texto sus ocurrencias, sus lecturas, sus propias reflexiones, en una sorprendente amalgama. El Libro de buen amor es, pues, un gran mosaico de géneros medievales, ya que está constituido por obras narrativas, líricas y dramáticas (episodio de don Melón y doña Endrina). La obra ha sido considerada como una de las últimas manifestaciones de Mester de clerecía: emplea la cuaderna vía; sin embargo, en el poema no aparecen ni el espíritu ni la regularidad métrica característica del mester. Juan Ruiz utiliza en un 20% de los casos, versos de dieciséis sílabas, y hay veces en que los versos riman en asonante. Podemos hablar también de estilo juglaresco del arcipreste que se manifiesta en al presencia de algunos poemillas cortos, de inspiración lírica popular (alabanzas a la Virgen, serranas, cantigas de ciegos, de estudiantes…). El LBA es un verdadero monumento de la lengua castellana del XIV. Porque, junto con los recursos cultos propios de un clérigo, Juan Ruiz introduce en su obra el lenguaje de la calle, con su fuerte afectividad: diminutivos, comparaciones pintorescas, refranes, parodias, juramentos, maldiciones, frases de doble sentido, juegos de palabras… DON JUAN MANUEL: EL CONDE LUCANOR Fue nieto del rey Fernando III el Santo, y sobrino de Alfonso X el Sabio. Nació en Escalona en 1282. Desde muy joven participó en la Reconquista por tierras de Murcia, e intervino activamente en la agitada vida política de tu tiempo. Pero además fue uno de los hombres más cultivados de su época. No ocultó lo satisfecho que se sentía de su prosa, por eso quiso que los texto por él escritos no sufrieran alteración alguna por los copistas: depositó sus originales en el monasterio de Peñafiel donde, en caso de duda, pudieran ser consultados; pero, irónicamente, se destruyeron en un incendio. Sus obras están escritas en prosa, y casi todas poseen un carácter didáctico o moral. Así ocurre con el Libro del caballero y del escudero, en el cual, el primero aconseja al segundo acerca de la caballería y lo instruye en teología, astronomía… Pero la principal de todas es la titulada El conde Lucanor o Libro de Patronio. Esta obra es una colección de cincuenta cuentos o enxiemplos entrelazados por el siguiente artificio: el joven conde Lucanor consulta a su ayo Patronio sobre diversos conflictos que se le plantean o que conoce. Patronio, en vez de darle una respuesta directa, le narra un cuento apropiado para aquel conflicto, y resume la enseñanza en un pareado final. Tales cuentos no son originales; de conocen las fuente de todos ellos; en gran número, son relatos populares de amplia difusión internacional. Don Juan Manuel prolonga la obra de Alfonso X, su empeño por crear la prosa literaria castellana, pero lo hace de modo enteramente original: -Escribe personalmente sus obras (las compuestas en la corte alfonsí eran colectivas). Poseen, por tanto, mayor unidad lingüística y estilística. -Se inspira en obras latinas anteriores, pero no traduce (la mayor parte de la producción alfonsí consiste en traducciones). Elabora lo que lee, y lo expresa a su modo; y, frecuentemente, añade sus propias experiencias.
  • 4. -Si en la corte de Alfonso X se trabajo con obras de historia, derecho, astronomía…, don Juan Manuel se siente atraído por problemas morales. Nuestro autor introduce en sus obras abundantes reflexiones sobre el arte de escribir que él practica. De ellas se deduce que su ideal consistía en: -expresarse con claridad (que todos los conceptos sean entendidos); -evitar ambigüedades y decirlo todo de manera inequívoca; -y ser conciso (explicar todo los necesario de la forma más breve posible). Además procuró también dar una su prosa una total independencia respecto del latín, evitando los latinismos. TENDENCIAS Y GÉNEROS LITERARIOS EN EL SIGLO XV La crisis del XV se manifestó en la literatura. Son famosos tres poemas satíricos anónimos titulados Coplas del Providencial, Coplas de Mingo Revulgo y Coplas de ¡Ay, panadera!, donde se escarnecía a los más ilustres linajes de las cortes de Juan II y Enrique IV, incluso a los mismos monarcas. Pero la sátira social alcanza su mejor expresión en un género muy difundido por toda Europa: son las Danzas de la Muerte, una alegoría (que también se manifestó en la pintura), en la cual la Muerte va llamando sucesivamente a bailar con ella a representantes de las distintas clases sociales, desde el Papa al más humilde labrador, igualándonos a todos en el morir y recriminando a muchos su mala vida. Destaca igualmente el libro en prosa Corbacho o Reprobación del amor mundano, del Arcipreste de Talavera, que se burla de las costumbres contemporáneas. Con la concentración en este siglo de la nobleza en las cortes, y con la existencia de auténticas cortes aristocráticas en diversas ciudades, la lírica culta de este siglo es fundamentalmente palaciega. Allí los caballeros lucen su ingenio poético. Sus obras se han conservado en recopilaciones o cancioneros, como los de Baena y de Stúñiga; por eso se llama a estas composiciones poesía de Cancionero. Tres fueron los poetas que más destacaron:  Íñigo López de Mendoza, Marqués de Santillana. En su poesía alterna las tradiciones provenzal (Canciones; Decires; Serranillas 2) y alegórico-dantesca: Infierno de los enamorados y Comedieta de Ponza. Este autor también conoció la métrica italiana de Petrarca, y, a imitación suya, quiso escribir sonetos en versos endecasílabos (Sonetos fechos al itálico modo). No acertó en ello: su oído castellano, hecho al octosílabo, no logró plasmar el ritmo del verso italiano de once sílabas.  Juan de Mena: su Laberinto de Fortuna es de naturaleza alegórica: el poeta, guiado por al Providencia, contempla en el palacio de la Fortuna tres ruedas, dos inmóviles –la del pasado y el futuro-, y una móvil, la del presente. El poeta describe personajes y acciones que en ella ve, y realiza una especie de postración de la historia castellana.  Pero la obra poética culta más importante del siglo XV no puede adscribirse a estas tendencias, sino que muestra una fuerte originalidad (aunque desarrolle temas de gran tradición): es Coplas a la muerte de su padre, de Jorge Manrique. Castilla conoce también en el siglo XV el auge de la poesía lírica anónima, de incalculable belleza, y el Romancero viejo, que es uno de nuestros más importantes tesoros literarios. Durante el siglo XV fue muy leído el Amadís de Gaula, prototipo de los libros de caballerías3. Pero el género novelesco más característico de esa época fue la novela sentimental, de fuerte influjo italiano. Son historias lacrimosas de amantes aristocráticos, que ven continuamente amenazado o 2 Las Serranillas del Marqués son una imitación de las pastorelas provenzales, donde se narra el encuentro de un caballero con una pastora, a la que elegantemente corteja. 3 Publicada en Valencia en 1490, Tirant lo Blanc fue la primera novela de caballerías impresa en España, de Joanot Martorell. De esta obra afirmará más tarde Cervantes que era el mejor libro del mundo.
  • 5. entorpecido su amor y que, no pocas veces, acaban de modo trágico. El autor más sobresaliente fue Diego de San Pedro, autor de Cárcel de amor. Los orígenes de estas novelas sentimentales están en la narrativa italiana del siglo XIV, en especial en la Fiammetta, de Boccaccio, cuyo modelo a su vez fueron las Heroidas, de Ovidio, epístolas elegiacas de las heroínas abandonadas. A diferencia de sus fuentes, el narrador de la novela sentimental, que emplea la primera persona, es masculino. Respecto al teatro en Castilla4, hay que esperar hasta el siglo XV para hallar una modesta pieza teatral, de Gómez de Manrique, que no supone progreso alguno respecto al Auto de los Reyes Magos encontrado en la catedral de Toledo, escrita tres siglos antes. Sin embargo, a finales del XV despierta en la corte de los Reyes Católicos una gran afición al teatro. Y, de entre todos los autores teatrales, destaca Juan del Encina5. Su inspiración teatral es doble: por un lado, la que procede del drama sacro popular (autos de Navidad y Semana Santa); por otro la proveniente de Italia (las llamadas comedias humanísticas, escritas en latín). Esta influencia se observa en sus églogas religiosas (utiliza el dialecto sayagués de León) y en sus obras profanas de temática amorosa, respectivamente. Entre éstas últimas destaca Plácida y Victoriano. Tuvo un discípulo, Lucas Fernández, que es en muchos momentos superior a él, sobre todo en su Auto de la Pasión. El siglo XV – el del Romancero, el de Mena, Santillana, Manrique y Encina- acaba con un acontecimiento literario trascendental: la publicación de La Celestina en Burgos, en 1499. ROMANCERO Llamamos Romancero viejo al conjunto de los romances que se cantaban por los juglares y por el pueblo desde mediados o finales del siglo XIV. Muy enriquecido durante el siglo XV, siguió siendo cantado por el pueblo en los siglos siguientes. Todavía en el siglo XX se han recogido romances en diversos lugares de España y de Hispanoamérica y entre los judíos de los que fueron expulsados de España en 1492. Muchos de los romances viejos se han conservado en la tradición oral, transmitidos de padres a hijos, hasta hoy. Pero nos han llegado también en cancioneros manuscritos o impresos, recopilados a partir del XV, y en pliegos sueltos que, durante estos siglos, se vendían a muy bajo precio por ferias y ciudades. Este Romancero viejo debe distinguirse del Romancero nuevo, constituido por los romances escritos por los poetas cultos de los siglos XVI y XVII (Cervantes, Lope de Vega, Góngora y Quevedo, entre otros). No son, por tanto, tradicionales. Dos tesis principales tratan de explicar actualmente el origen de los romances:  Según la tesis tradicionalista de Menéndez Pidal, los romances fueron, en un principio, fragmentos de un cantar de gesta, que, por gustar especialmente, se cantaban como poemas autónomos. Los versos largos del cantar, con frecuencia de dieciséis sílabas, y rima asonante entre sí, se dividieron en versos de ocho sílabas, y, por tanto, con rima sólo en los pares. Más tarde, estos fragmentos constituyeron un género propio, el del romance, y los poetas lo cultivaron directamente, incluyendo, junto con los temas de las gestas antiguas (siglos XII, XIII), otros como los hechos contemporáneos de la Reconquista, asuntos novelescos, peripecias de los personajes épicos franceses, y hasta asuntos puramente líricos, bíblicos, religiosos…  Otros investigadores sostienen un tesis individualista: los romances no proceden de cantares de gesta, sino que fueron creados desde un primer momento como género independiente por algún desconocido poeta, cuya invención obtuvo un éxito fulminante. Como razón se aduce que los 4 Francia, desde el siglo XIII, despliega una creciente suntuosidad en sus espectáculos, celebrados al aire libre. Desarrolla así los misterios: piezas de larga duración que se representaban sobre carros en desfiles procesionales. Espectáculos parecidos, de naturaleza profana, tenían también lugar en los palacios y en las calles con ocasión de las fiestas. Todo ello fue imitado en el reino de Aragón, donde los misterios catalanes y valencianos alcanzan gran esplendor. 5 Su influencia en el teatro posterior alcanzó hasta Lope de Vega.
  • 6. romances más antiguos parecen tener carácter lírico o novelesco, no épico (como cabría esperar si procedieran de cantares de gesta). Ninguna de las dos tesis ha aportado pruebas definitivas. La temática de los romances es variada:  Romances de tema épico nacional. El ciclo más importante es el que describe las hazañas del Cid. Otro, por ejemplo, se refiere a la leyenda del siglo X de los infantes de Lara o de Salas.  Romances de tema fronterizo. Son temas propiamente contemporáneos. Narraban sucesos de la frontera.  Romances líricos y novelescos. JORGE MANRIQUE: COPLAS A LA MUERTE DE SU PADRE Hijo del famoso don Rodrigo Manrique, que fue un famoso político y caudillo militar de la época, defensor de los derechos de Isabel la Católica frente a la Beltraneja. Jorge Manrique acompañó a su padre en numerosas hazañas bélicas, muriendo en una de ellas, intentado sofocar un levantamiento contra la reina. La obra de Manrique es exclusivamente poética y breve, apenas dos mil cuatrocientos versos. Si no fuera por la Coplas, hubiera sido un poeta más de los muchísimos que por entonces cantaban a sus damas con los tópicos del amor cortés. La Coplas conforman una elegía a don Rodrigo Manrique que consta de cuarenta estrofas, llamadas coplas de pie quebrado o manriqueñas; cada una de ellas es una sextilla doble y tiene, por tanto, doce versos octosílabos, excepto el 3º, el 6º, el 9º y el 12º que son tetrasílabos. El ritmo producido por la secuencia de dos octosílabos seguidos de dos tetrasílabos es muy solemne; el tetrasílabo (pie quebrado) introduce rítmicamente una ruptura, un corte en el discurso, que se adecua muy bien al tono funeral del poema. El lenguaje utilizado por Manrique es de gran sobriedad, en contraste con el muy latinizante que constituía la moda del siglo XV, impulsada por Mena6 y Santillana. Nuestro poeta introduce cultismos (ficciones, deidad, atender ‘esperar’, diligencia…), pero, con tanto acierto, que casi todos ellos pertenecen hoy al habla común. Se observan en al Coplas vacilaciones idiomáticas típicas de su época; la lengua, aunque camina hacia su fijación, no está aún fijada; y así, Manrique escribe con f- inicial latina o con h- aspirada; dice non una veces, y otras, no; nin / ni; vos / os; e / y… Es fácil percibir en esta elegía dos partes: las veinticuatro primeras estrofas desarrollan ideas generales sobre la brevedad de la vida y la vanidad de las cosas mundanas, y en las dieciséis últimas se hace el elogio fúnebre de don Rodrigo. De esta manera, Manrique sigue una línea que va de lo general a lo particular; así la intensidad del poema va creciendo y el resultado artístico es superior. Se vislumbra, asimismo, el próximo Renacimiento en las coplas 35 y 36, cuando Manrique se refiere a la vida de la fama. En el Edad Media sólo se consideraban dos vidas: la terrenal (un valle de lágrimas) y la sobrenatural, tras la muerte. El Humanismo va imponiendo la idea de que también en este mundo hay un modo de perduración gloriosa: el valor, el sacrificio y la inteligencia. Puede asegurarse que ni una sola de las ideas en su elegía es original. Todas eran de circulación general en la Edad Media y aun antes; muchas tienen origen bíblico. Su originalidad está en la hondura y sinceridad con que el poeta se expresa, y en la perfecta utilización de los recursos lingüísticos. 6 Los escritores de la corte de Juan II (1ª/2 s.XV) consideraron demasiado tosco el idioma castellano conversacional. Juan de Mena declaraba que la lengua poética tenía que distanciarse del “rudo romance”. Él y otros escritores, como Santillana, se lanzaron a la empresa de forjar un idioma que fuera lo más vecino posible al latín.
  • 7. LA CELESTINA La Celestina, que sería la obra cumbre de la literatura española de no existir el Quijote, plantea importantes problemas en cuanto a texto y autor.  Primera edición: Burgos, 1499. Tiene 16 actos y por título Comedia de Calisto y Melibea.  1502: ediciones en Burgos, Salamanca y Sevilla. Se amplía el número de actos a 21 y el título será el de Tragicomedia de Calisto y Melibea. Los cinco nuevos actos se incluyen entre el 14 y el 15, denominada esta ampliación como “tratado de Centurio”.  1507: esta edición consta también de 21 actos, pero el título ya el es de Celestina. No son menores los problemas que afectan al autor de la obra. Como prólogo a la obra aparece una “carta del autor a un su amigo”. En ella dice que, estando en Salamanca, cayó en sus manos el primer acto de la obra, escrito por un desconocido; y que tanto le impresionó, que decidió continuarlo y rematarlo, cosa que hizo en quince días. De ese modo, el primer acto sería de autor anónimo, y los restantes, de alguien que no firmaba, pero que daba su nombre en los versos acrósticos que siguen a la carta: el bachiller Fernando de Rojas acabó la Comedia de Calisto y Melibea y fue nascido y la Puebla de Montalbán. ¿Es cierto lo que cuenta Rojas en esta carta? Actualmente, tras minuciosas investigaciones referidas al lenguaje y a las fuentes literarias, que varían del primer acto a los demás, se ha llegado a la conclusión de que lo que se cuenta en la carta es cierto. ¿Qué se sabe de Fernando de Rojas? Sabemos que nació en la Puebla de Montalbán; que estudió Derecho en Salamanca; se casó en Talavera de la Reina y fue alcalde mayor de esta ciudad durante un año; era descendiente de judíos conversos; que poseyó una notable biblioteca, con libros españoles y latinos. La Celestina está escrita en forma dialogada; a pesar de ello, no es obra representable, dada su gran extensión. Se considera que pertenece a un género medieval llamado comedia humanística, creado por Petrarca, que alcanzó gran difusión en Italia durante los siglos XIV y XV. Las comedias humanísticas estaban escritas normalmente en latín, y se distinguían por los siguientes rasgos:  Argumento simple y desarrollo lento.  Se reflejan ambientes y tipos contemporáneos.  Interés por los sectores humildes de la sociedad y por lo pintoresco de la vida cotidiana.  Variedad de diálogo: enérgico de la conversación cotidiana, unas veces; oratorio, cultísimo, otras.  Gusto por las frases sentenciosas y, al mismo tiempo, por la obscenidad.  Abundancia de citas de autores antiguos y alusiones mitológicas e históricas.  Cambios “no lógicos” de lugar y de tiempo, sin tener en cuenta la verosimilitud. Todos estos rasgos convienen perfectamente a La Celestina y la definen como cumbre de la comedia humanística. En líneas generales, la tragicomedia reproduce un viejo argumento medieval. Una comedia latina del siglo XII (con importantes ecos clásicos), el Pamphilus, relata el asedio de un galán a una dama, a la que conseguía rendir gracias a la mediación de una vieja. El Arcipreste de Hita hizo una versión personal de esta comedia latina (episodio de don Melón y doña Endrina, donde Trotacoventos es prototipo de las viejas astutas que se ponían al servicio de los mancebos para abatir la virtud de las doncellas). Si el Arcipreste presenta una anécdota divertida con un desenlace satisfactorio (boda), La Celestina es una verdadera tragicomedia: el ir y venir de Celestina, con su codicia y perversidad, va fraguando la ruina de todos. El que se le llamase “tragicomedia” se debe también a que se mezclan personajes típicos de la tragedia antigua (los ricos enamorados) y de la comedia (criados, rufianes, mujeres de mal vivir…). Se puede decir que La Celestina es una obra de transición entre la E.M. y el Renacimiento: mientras que las acciones se desarrollan en un plano estrictamente mundano (el teocentrismo “se tambalea”), al final todos los personajes pagan su locura o su perversidad, como si la mano de Dios hubiera castigado tanta rebeldía y error.
  • 8. Las fuentes para el tratamiento del amor en La Celestina son las siguientes:  La Fiammetta de Boccaccio: expresión de los sentimientos en boca de una mujer víctima de un amor prohibido.  LBA: personaje de Trotaconventos.  Amor cortés.  La novela sentimental Cárcel de amor: Rojas hace una parodia de este protagonista masculino. El personaje de Celestina encarna la pasión de la codicia. A ello se le une su falta de sentido moral, servida por una astucia, unas veces sutil, otras grosera y siempre despiadada. Es lúcida y perversa, porque los otros están cegados por las pasiones. Con cada uno utiliza una táctica distinta e infalible. Acude a la magia para que Calisto consiga a Melibea. La alcahueta hace uso de la philo-captio (hilo), práctica por la cual se creía que se podía provocar una pasión amorosa. Para ello, Celestina invoca al diablo. Apela también a la concupiscencia para gobernar a los criados y para manejar a las prostitutas. Calisto tiene concomitancias con los enamorados de la poesía culta de Cancionero y de la novela sentimental; es exaltado en el amor –Melibea es una diosa- y es hiperbólico y pedante para expresar sus arrebatos y melancolías de amante. Pero, en realidad, Rojas ha hecho de él un personaje poco idealizado: les cuenta sus relaciones con Melibea a los criados y a Celestina. Está dispuesto a todo para satisfacer su lujuria. Su actuación es una parodia del amor cortés. El amor de Melibea posee una espiritualidad de que carece el de Calisto. Sin embargo, no es una ingenua: ella acepta lo que le propone Calisto a través de Celestina. Melibea sufre locura amorosa, sentimiento que era considerado como uno de los tipos de locura. Esto la llevará al suicidio. Pleberio encarna plenamente el espíritu renacentista: no es un padre autoritario que impone su voluntad sin contar con la voluntad de su hija, sino que respeta al independencia de Melibea. El famoso “planto de Pleberio” cierra la obra. A los dos mundos que conviven en la obra corresponden estilos diferentes:  Los diálogos entre Calisto y Melibea son muy retóricos: abundan los cultismos, las antítesis, los juegos de palabras, las enumeraciones, los epítetos…  Los coloquios en que intervienen Celestina, los criados y las prostitutas son, en cambio, punzantes, vivos: brotan los refranes, los insultos, las frases cortas y entrecortadas del lenguaje popular. El éxito de La Celestina fue fulminante. En el siglo XVI se hicieron más de ochenta ediciones en España e Italia; y dentro de ese siglo fue traducida al inglés, al alemán, al francés, al italiano y al holandés. De La Celestina dijo Cervantes: “Libro, en mi opinión, divino, si encubriera más lo humano”.