Isaac Newton descubrió que el color no existe inherentemente en los objetos, sino que depende de la luz. Johann Wolfgang von Goethe se opuso a esta visión física del color propuesta por Newton, argumentando que el color también depende de la percepción humana y los mecanismos de la vista. Existen colores primarios, secundarios e intermedios, y el color afecta el estado de ánimo y la percepción a través de su tono, saturación y valor.