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UNIVERSIDAD CATÓLICA BOLIVIANA “SAN PABLO”
UNIDAD ACADEMICA REGIONAL COCHABAMBA
INSTITUTO SUPERIOR DE ESTUDIOS TEOLOGICOS
LOS HOMOSEXUALES
¿SON TAMBIEN NUESTROS PRÓJIMOS?
Apuntes para una pastoral con personas homosexuales.
TESIS DE LICENCIATURA ECLESIÁSTICA EN TEOLOGIA CON
ESPECIALIZACIÓN EN TEOLOGIA PASTORAL
MILTON XAVIER LEDEZMA ALMENDRAS
COCHABAMBA – BOLIVIA
2004
1
DEDICATORIA
Este trabajo lo dedico a mis padres: Sabino y Margarita, mis hermanos: Cristian
Alberto y José Luis. A todos mis amigos de camino entre los que destaco a los
sacerdotes Andrés de Roo y Julio César Aguilar que se encuentran ya en la gloria de
Dios y especialmente a todas aquellas personas que sin quererlo son “víctimas inocentes
de la Iglesia”.
2
AGRADECIMIENTOS
De modo particular agradezco a Dios en toda su
magnitud de AMOR, amigo y protector tan especial en la
vida, que me dió unos padres tan entregados como son
Sabino y Margarita, unos hermanos que nunca me dieron
la espalda: Cristian y José. Unos amigos de trabajo y
estudio irremplazables como son el Lic. Pedro Mamani,
Lic. Tania Avila, Frida Lara, Ademar Onofre, Lidia
Segovia, Lic. Ruth Flores, la Hna. Margarita y su
comunidad MISSAMI. Al P. Marcelo Bazán y su familia,
a las Hermanas de Bethania, a las Hermanas Capuchinas de
Oruro, los hermanos Franciscanos menores, las hermanas
Ursulinas de San Gerónimo de Somasca, las Misioneras
Franciscanas de la Inmaculada Concepción, por acogerme
y apoyarme desinteresadamente. No puedo olvidar de dar
las gracias a Dios por haberme dado tantos docentes que
contribuyeron en mi formación, tales como la Dra.
Antonieta Potente, Dr. Luis Jolicoeur, Dr, Hans van den
Berg, Lic. José Heresi, Dr. Jorge Herbas, a quienes debo
mi amor a la Teología. Y por último agradezco a Dios por
todos los que supieron dudar de mi trabajo y mi capacidad,
pues sin ellos ésta tesis nunca hubiera visto la luz. A ellos,
y a todos a los que por descuido no menciono, mis mas
sinceras muestras de gratitud por todo lo que hicieron en
mi vida.
3
INTRODUCCION
El tema de la sexualidad humana, desde siempre ha sido considerado como un
tabú y muchas veces como un dogma que no se puede alterar. La división entre macho y
hembra ha sido y es la única regla con la cual se puede medir el aspecto sexual de las
personas. Por lo general, las terceras opciones no son válidamente reconocidas dentro el
esquema de la sociedad, y personas que rompen con este esquema, son consideradas
como “raras”, “anormales” o incluso “fenómenos”.
Estas rarezas, fueron estudiadas por diversas ciencias, las cuales intentaron
comprenderlas, corregirlas o finalmente eliminarlas de la sociedad. Tanto la
antropología, la sociología, la biología y la psicología, son las ciencias humanas que más
tiempo han dedicado a la investigación de la temática homosexual, sin que ninguna de
ellas haya podido otorgar una conclusión definitiva para comprender el amplio mundo
de los homosexuales.
Actualmente aún no existe una propuesta definitiva sobre el tema, solo se puede
afirmar que muchas personas nacen con la tendencia homosexual y que otras muchas
van identificando su tendencia durante el transcurso de su vida, finalmente se ha
descubierto que solo en algunos casos la homosexualidad puede ser revertida, mientras
que en otros, la gran mayoría, es un estado en el cual la persona ha “decidido” vivir.
También la teología, y su trasfondo religioso, ha sido y es todavía una de las
instituciones destinadas a juzgar la homosexualidad, condenándola junto a cualquier
otro tipo de expresión sexual que no sea la establecida por Dios, vale decir la de macho
y hembra. Desde los comienzos de las comunidades cristianas, se tuvieron que enfrentar
a esta situación, llegándose incluso a extremos de condena que incluían la muerte de los
homosexuales.
4
Actualmente las denuncias respecto a sacerdotes homosexuales o pedófilos,
parecen haber motivado a que la postura de la Iglesia se convierta en una nueva forma
de reiniciar la Inquisición o casería de homosexuales, aislándoselos de las comunidades
de fe, privándoseles del mensaje de Salvación proclamado por Cristo, existiendo solo
algunas líneas de acción pastoral para ellos, se los considera como esos mínimos que
deben ser atendidos, cuando en realidad día a día, se van convirtiendo en una “mayoría”
que merece recibir el mensaje de esperanza y misericordia de Jesús-Cristo.
La Iglesia en su postura Magisterial, propone que se evite todo tipo de
discriminaciones injustas sobre estas personas y que por el contrario se les colabore a
desarrollar sus aptitudes en la sociedad, exhortándoles a vivir en la castidad como norma
única de madurez sexual. Avanza un poco más la doctrina cuando invita a que existan
lazos de amistad fraterna con estas personas para que así puedan salir adelante con su
situación y verdaderamente puedan alcanzar el estado de gracia deseado para ellos.
La carta a los Obispos de la Iglesia Católica sobre la atención pastoral a las
personas homosexuales, emitida en 1986 por la Congregación para la doctrina de la Fe,
intentando conciliar lo expuesto por el Magisterio y las necesidades del mundo moderno,
señala que urge desarrollar una acción pastoral para las personas homosexuales, a
quienes no considera como pecadoras en el sentido estricto de la palabra, pero que sí las
ve propensas a caer en pecado grave a causa de sus tendencias “desordenadas”.
Ante esta situación, el presente trabajo, pretende responder a algunas
interrogantes que surgen en torno a esta temática, tales como: ¿Puede proporcionar la
Iglesia un marco espiritual y doctrinal en el que la comunidad homosexual encuentre un
mejor desarrollo espiritual y moral?; ¿Cómo se puede vivir el Evangelio predicado por
Cristo sin tener que suprimir la inclinación homosexual?; ¿Es posible ser homosexual y
cristiano a la vez?
5
La hipótesis propuesta en este estudio, señala que la Iglesia, fiel discípula de
Cristo, puede y debe otorgar el apoyo espiritual y doctrinal a las personas homosexuales,
de tal modo que, ellos, sin la necesidad de forzarlos a cambiar sus inclinaciones
sexuales, puedan desarrollarse como personas auténticas en su integridad moral y sobre
todo espiritual. Para ello, solo es preciso generar un mayor ambiente de apertura y
acogida a estas personas que, siendo Hijos de Dios, merecen recibir una atención
Pastoral digna y apropiada, libre de prejuicios y de condenas muchas veces infundadas.
Para alcanzar la demostración de esta teoría, se persigue los siguientes objetivos
generales y específicos:
• Elaborar una propuesta bíblico - teológica de acción pastoral para la acogida y
acompañamiento de las personas homosexuales.
• Analizar los textos sagrados para comprobar una posible condena a la
homosexualidad así como para fundamentar la caridad y acogida que merecen
las personas homosexuales.
• Delimitar la doctrina moral sexual de la Iglesia respecto a este tema para así
identificar líneas directrices que puedan conducirnos a un proyecto pastoral
con estas personas.
• Identificar los argumentos y posiciones de las ciencias a lo lago de la
historia respecto a la homosexualidad.
En razón del tema; se utilizó el método cualitativo bibliográfico, en base al cual
nos aproximamos a los distintos textos, con una posición receptiva, pero sobre todo de
un modo hermenéutico - interpretativo, vale decir con un análisis interpretativo de los
textos, principalmente de la Sagrada Escritura. Esto no se trata de un simple análisis frío
de los textos, sino que se continuó con la posición crítica correspondiente, factor que
facilitó generar una nueva posición al respecto con deducciones y conclusiones propias.
6
Así mismo y por la necesidad que surge del tema, se utilizó el método
cuantitativo de la encuesta, realizada a los estudiantes del Instituto Superior de Estudios
teológicos, en vista de ser un trabajo que pretende evaluar y velar la perspectiva de la
atención pastoral a las personas homosexuales, muy bien expresada en la muestra
seleccionada.
El fin próximo de la presente investigación es el de poder proporcionar un
material de trabajo para quienes deseen realizar algún tipo de acción pastoral con las
personas homosexuales, o simplemente para quienes deseen obtener mayor información
sobre esta problemática y puedan así enfrentarse a esta realidad que puede estar muy
próxima a su círculo social.
Por otro lado, la presente investigación pretende colaborar con el trabajo de la
Iglesia, dando mayores luces sobre esta temática y demostrar que al interior de la misma
no están las puertas cerradas respecto a este tema y que por el contrario ella misma
busca constantemente la mejor forma de acoger a los homosexuales como verdaderos
prójimos, procurando quitar el temor existente a la hora de realizar un apoyo o iniciar
una amistad con estas personas que por lo general necesitan mayor ayuda psicológica
que una condenación moral.
En este sentido, el primer capítulo, ofrece una visión de los postulados de las
distintas ciencias, respecto a sus estudios. En él se enfoca las perspectivas de la
antropología y de la sociología y su análisis que realizan sobre la homosexualidad,
enfocando la importancia de los factores culturales en el fenómeno. La Biología muestra
las breves conclusiones a las que ha llegado para identificar a la homosexualidad como
algo innato de las personas, y la psicología continua realizando su análisis del fenómeno
para poder otorgar mayores luces de comprensión.
7
El segundo capítulo desarrolla un análisis de los diversos textos bíblicos y de la
tradición cristiana que abordan el tema de la homosexualidad. Así como realiza una
visión general de la influencia del cristianismo en las legislaciones civiles, para concluir
finalmente con una valoración moral de la homosexualidad.
El tercer capítulo, contiene un análisis de todos los documentos de la Iglesia
católica que abordan la temática homosexual, evaluando sus aportes y controversias
respecto a la pastoral que propone en este caso. A su vez muestra algunos documentos
del magisterio particular que sin desenmarcarse de los primeros, apoyan acciones que
protejan a la familia de la problemática homosexual.
El último capítulo aborda directamente la propuesta pastoral que ofrece este
estudio, a partir del análisis de la lectura de la mujer adúltera (Jn. 8, 1-11), definiendo las
posibilidades que tienen los homosexuales de vivir cristianamente sin tener que reprimir
sus sentimientos o al menos sin tener que sentirse despreciados por Dios y por la Iglesia.
8
CAPITULO 1
OPINIONES DE LA CIENCIA A LO LARGO DE LA HISTORIA
La homosexualidad y los homosexuales han estado presentes en la sociedad
desde tiempos antiguos. Esto debe dar la idea de que con el correr de los años, han sido
diferentes las “instituciones” que se han dedicado al estudio de la homosexualidad,
aunque las más influyentes en su valoración hayan sido la religión y la psicología.
La homosexualidad no es un fenómeno moderno, pertenece a todos los
tiempos y culturas. Siempre ha existido en la humanidad un problema
homosexual. Cada época y cada cultura lo ha vivido y situado de
distintas maneras: unas lo han perseguido y castigado incluso con la
muerte, en otras se ha tolerado y en algunas ha sido considerada
indiferente (ALBURQUERQUE 1998: 237).
1.1. La antropología.
La homosexualidad es un fenómeno sexual que existió al tiempo de surgir la
sociedad humana, razón suficiente para comprender que las primeras manifestaciones
homosexuales se dieron en contextos culturales específicos, esto mismo generó
diferentes posiciones de las mismas ante la situación (cf. LASSO 1981ª: 37 – 38).
1.1.1. Cultura y homosexualidad.
El ser humano, por su característica propia de vivir en sociedad, se ha visto
obligado a vivir según las determinaciones y “reglas” que genera dicho grupo humano,
de allí que la conducta humana no sea un estado individual o independiente, sino que es
el resultado de la influencia de la sociedad. Los elementos que esta aporta, tales como
las creencias, ideologías, leyes y costumbres sean quienes ayuden a formar y construir la
personalidad.
9
La conducta humana no es algo independiente y aislado, sino que está
enraizada en una cultura y construida con los ingredientes que cada
una de ellas aporta al individuo y que éste según sus tendencias
personales se apropiará en una medida u otra para construir su
personalidad (LASSO 1981ª: 36).
Respecto a la conducta sexual, cada cultura se ha visto en la necesidad de ir
delimitando las diversas posibilidades para que pueda darse el desahogo sexual, entre las
que se han permitido las relaciones homosexuales eventuales y las diversas variantes de
la heterosexualidad, tales como la poligamia, la prostitución, etc.
A razón de los estudios realizados por la antropología cultural, se constató que la
homosexualidad ha estado presente en diversas culturas, con grados de civilización
distintas, sin que ello quiera decir que en alguna se haya constituido como forma
dominante de la expresión sexual (MIFSUD 1988: 415).
En este sentido, Emiliano Jiménez Hernández, asegura que la homosexualidad se
encuentra en todas aquellas culturas decadentes, de modo especial en aquellas
sociedades permisivas y tolerantes (cf. JIMENEZ 1990: 153 – 154). Afirmación que
permitiría pensar que la homosexualidad solo se manifiesta en sociedades específicas y
sobre todo marginales, hecho que no sólo es ilógico sino hasta falso.
Ejemplo de esto es la cultura griega, misma que muchos admiran hasta nuestros
días, ya que en ella fue donde la homosexualidad alcanzó una amplia expansión, Niceto
Blázquez afirma incluso que, Grecia se hallaba dominada por la mentalidad homosexual
(BLÁZQUEZ 2000: 292).
El arte y la filosofía griega, que el mundo actual ha heredado, nos muestran la
postura de estos “sabios” ante la homosexualidad, fenómeno ampliamente difundido
entre los varones, de modo particular entre un hombre adulto y uno joven o niño,
Aunque algunos textos de la literatura griega, y también algunas obras de arte, aluden
a relaciones sexuales entre dos mujeres o dos hombres adultos, la mayoría de los
10
contactos homosexuales parecen darse entre adultos y jóvenes adolescentes (MASTERS
1987ª: 457), ya que de estas relaciones los griegos creían […] que el más joven podía
aprender mucho de la experiencia del anciano (STEINER 1969: 110).
Pero este no era el único argumento por el que la homosexualidad en Grecia
llegaba a desembocar en lo que hoy denominaríamos pederastía, influyeron también su
postura y valoración del cuerpo desnudo, teniendo al cuerpo del varón como obra
perfecta por encima del de la mujer; influyó también la religión, en la cual se permitía
los actos de prostitución sagrada; la inferioridad cultural de la mujer, la cual no recibía
ninguna instrucción y permanecía en casa, encerrada, aprendiendo los oficios propios de
su género; además estaba también presente el alto concepto de solidaridad militar, en el
que uno era capaz de todo por su compañero de armas, finalmente debemos considerar
los ambientes educativos, exclusivos para los varones, ambiente que facilitaba el
encuentro constante de los mismos.
Prueba de lo anterior es que Aristóteles nos habla del amor entre jóvenes de un
mismo sexo y el mismo Platón en sus obras hace un análisis de su entrega a Sócrates,
su maestro. Solón el gran legislador y poeta elegíaco ateniense, uno de los siete sabios
antiguos, fue homosexual (AZZI 1985: 248).
Pese a todo, los hombres griegos continuaban llevando una vida heterosexual, se
casaban y conformaban sus familias, aunque en algún momento y pese a estar casados,
era irremediable, que un niño – joven le fuera entregado como discípulo, hecho que
incluía la práctica de la homosexualidad, razón por la que no se la consideraba
pecaminosa y degradante (cf. MASTERS 1987ª: 457).
Es también, gracias a la cultura griega, que de ella deriva otra denominación para
la homosexualidad femenina, la cual se conoce con el nombre de Safismo o
Lesbianismo. Safo, era una poetisa griega, nacida en Lesbos, cantó infinidad de poemas
en los que relataba el amor entre mujeres. Poco después, en su tierra natal, fundó una
11
academia literaria donde instruyó a sus alumnas a ignorar a los hombres y prescindir de
ellos a tiempo de realizar sus manifestaciones amorosas entre ellas.
Lamentablemente, la escuela de Safo no recibió mayor atención, debido a ser una
escuela de mujeres, que como observamos anteriormente se encontraban en situación
inferior, en todo sentido, respecto al varón. Lo cierto es que gracias a ella, se pudo
denominar de modo particular y específico a las relaciones sexuales realizadas entre
mujeres.
Similar situación se vivió en Roma. Donde si bien no existen testimonios de que
se haya institucionalizado la homosexualidad como en Grecia, ella era practicada incluso
por los mismos emperadores, tales como: Julio César, Augusto, Tiberio, Calígula,
Claudio, Nerón, Galba, Domiciano, Nerva, Adriano y Heliogábalo (cf. AZZI 1985: 248).
Entre ellos resaltan la figura de Adriano quien mantuvo relaciones homosexuales
con su esclavo Antinoó. Otros de los emperadores merecedores de ser resaltados en este
tema son Heliogábalo, quien aparte de ser homosexual, era también travesti y César que
prácticamente era bisexual, este dato haría difícil su ubicación en el grupo de los
homosexuales, pudiendo ser simplemente un pervertido, aunque de él se dice que era un
hombre que cuidaba bastante su belleza física, hecho que podría facilitar su ubicación
dentro de la lista de homosexuales.
El amor de Adriano por su esclavo Antinóo es bien conocido;
Heliogábalo se entregaba, vestido de mujer, a quien lo solicitaba, y
César, que fue llamado “el marido de todas las mujeres y la mujer de
todos los maridos” era fiel cuidador de su belleza física, cual sucede en
la mayoría de los homosexuales (AZZI 1985: 248).
Antes de continuar se debe reconocer, que en aquellos tiempos clásicos, no
existió el término homosexual con las connotaciones que hoy conocemos, sin embargo,
existían otras denominaciones para quienes practicaban diversas actividades
12
homosexuales, tales como paiderastés, pallakós, kínaidos, arrenomanés y paidofeóros
(cf. Mc. NEILL 1979: 83-84).
Otras culturas, en las que la homosexualidad se vio instituida o al menos tolerada
son, por ejemplo1
: las tribus de Nueva Guinea en la que los jóvenes se ven “obligados” a
tener relaciones homosexuales hasta el momento del matrimonio, a partir del cual
deberán observar únicamente una conducta heterosexual (cf. MASTERS 1987b: 706).
También los esquimales, malasios e indios norteamericanos aceptaban sin
mayores contratiempos las relaciones homosexuales, estos últimos incluso llegaron a
tratar a los homosexuales como “chamanes” u “hombres sagrados”, pero nunca los
vieron como criminales o degenerados (cf. KOSNIK 1978: 212).
Dentro de la cultura andina se cuenta con la existencia de homosexuales, tal
como lo relata el cronista Garcilaso de la Vega. Este personaje, cuenta que los Incas en
sus avances se fueron encontrando con homosexuales, especialmente en la zona de los
llanos, a los cuales condenaron a la muerte, así como se destruyó todas sus pertenencias.
El Inca holgó mucho con la relación de la conquista y mucho más de
que se hubiese hecho son derramar sangre. Envió a mandar que,
dejando el orden acostumbrado para el gobierno, se volviesen al
Cuzco. Y en particular mandó con gran diligencia hiciesen pesquisa de
los sodomitas, y en pública plaza quemasen vivos los que hallasen, no
solamente culpados sino indiciados, por poco que fuese; asimismo
quemasen sus casas y las derribasen por tierra y quemasen los árboles
de sus heredades, arrancándoles de raíz, porque en ninguna manera
quedase memoria de cosa tan abominable, y pregonasen por ley
inviolable que de allí adelante se guardasen de caer en semejante
delito, so pena de que por el pecado de uno sería asolado todo su
pueblo y quemados sus moradores en general, como entonces lo eran
en particular. Lo cual todo se cumplió como el Inca lo mandó, con
grandísima admiración de los naturales de todos aquellos valles del
nuevo castigo que se hizo sobre el nefando; el cual fue tan aborrecido
1
Para tener mayor conocimiento sobre las culturas en las que la homosexualidad era tolerada, se
recomienda la lectura de KOSNIK 1978: 82 – 83.
13
de los Incas y de toda su generación, que aún el nombre solo les era tan
odioso que jamás lo tomaron en la boca, y cualquiera indio de los
naturales del Cuzco, aunque no fuera de los Incas, que con enojo,
riñendo con otro, se dijese por ofensa, quedaba el mismo ofensor por
infame, y por muchos días le miraban los demás indios como a cosa
vil y asquerosa, porque había tomado tal nombre en la boca. (Libro III,
Cap. XIII. p. 42 – 43)
Con admiración relata el cronista, que se encuentran homosexuales en las zonas
altas, esto desembocó en el desprecio total de los homosexuales, en situación similar a la
de Sodoma. Así, hablar del pueblo donde se halló homosexuales, era hablar directamente
de la homosexualidad.
Y en la provincia de Huaillas castigó severísimamente algunos
sométicos, que en mucho secreto usaban el abominable vicio de la
sodomía. Y porque hasta entonces no se había hallado ni sentido tal
pecado en los indios de la sierra, aunque en los llanos sí, como ya lo
dejamos dicho, escandalizó mucho el haberlos entre los Huaillas, del
cuál escándalo nació un refrán entre los indios de aquel tiempo, y vive
hasta hoy en oprobio de aquella nación, que dice: Astaya Huaillas,
que quiere decir “Apártate allá Huaillas”, como que hiedan por su
antiguo pecado, aunque usado entre pocos y en mucho secreto, y bien
castigado por el Inca Cápac Yupanqui. (Libro VI, Cap. XI p. 40)
Este odio no quitó que en muchos pueblos se considerara a los homosexuales
como personajes divinos o muy importantes dentro de la religión y la vida del pueblo.
Incluso algunos pueblos, ahora en la actualidad, toleran la presencia de homosexuales,
con tal de que se analice su conducta y su presencia en medio del pueblo, sin que esto
haya eliminado el hecho de que se continúen haciéndo la burla de ellos (cf.
SCHLESINGER 1987: 87).
Hubo sodomitas en algunas provincias, aunque no muy al descubierto
ni toda la nación en común, sino algunos particulares y en secreto. En
algunas partes los tuvieron en sus templos porque les persuadía el
demonio que sus dioses recibían mucho contento con ellos, y haríalo el
traidor por quitar el velo de la vergüenza que aquellos gentiles tenían
del delito y porque lo usaran todos en público y en común. (Libro I,
Cap. XIV. p. 98)
14
Uno de los pocos pueblos que en realidad condenó y persiguió la
homosexualidad es el pueblo judío, y por ende el cristiano, los mismos que apoyados en
sus legislaciones “reveladas” se negaron a aceptar la homosexualidad como una
manifestación más de la sexualidad humana. Otro caso interesante es el de la cultura
japonesa, la cual se caracterizó siempre por la exaltación de la virilidad y la superioridad
de los hombres, especialmente en las artes bélicas, sobre las mujeres, hecho que les llevó
a rechazar las acciones homosexuales, actitud idéntica se vivió en la cultura alemana del
gobierno Nazi2
.
Este rechazo y persecución cultural, sin embargo, no habría de eliminar a los
homosexuales dentro de estas culturas y sociedades, ya que de ambas, al menos, se
tienen datos de que la homosexualidad fue practicada pese a la persecución y condena
que sufría.
Era común en la cultura japonesa antes de la dinastía Meiji, a través de
la exaltación de una sociedad de hombres, donde el coraje militar y las
virtudes viriles desembocaban en una forma espontánea en la
homosexualidad. Algo parecido fue el conocido fenómeno de la
homosexualidad nazi (LASSO 1981ª: 39).
1.1.2. Conclusiones antropológicas.
Luego de haber realizado una observación rápida, respecto a las culturas y su
postura ante la homosexualidad, es momento de ir definiendo la opinión antropológica
sobre este tema.
• Para la antropología, la homosexualidad no es resultado de una elección
propia de la persona, y en vista de que la persona no la eligió, ella no es
responsable de sus actos y tendencias.
2
Para mayor información y detalle de la situación de los homosexuales durante la segunda guerra
mundial, recomendamos la lectura de MIRABET i MULLOL 1985.
15
• Al no ser responsable de sus tendencias y actos, no hay razón para
condenarlo y excluirlo del resto humano, pero al formar parte del mismo,
habrá que exigirle responsabilidad en el uso y dominio de sus tendencias.
• La homosexualidad definitiva es una conducta que aparece escasas veces en
las diferentes culturas, sean estas industrializadas o pre industrializadas,
aunque existen bastantes razones para pensar que es en las sociedades
industrializadas en las que puede impulsarse su apogeo.
• La homosexualidad transitoria es una conducta que aparece en todas las
culturas, aunque en unas sea totalmente rechazada y en otras, incluso, se las
haya institucionalizado (cf. MIFSUD 1988: 408).
• La homosexualidad masculina es la conducta que más se ha estudiado y
regulado, debido a la influencia “patriarcal-machista” de las culturas, siendo
la homosexualidad femenina una conducta que no ha llamado mucho la
atención en el interior de las culturas.
• En consecuencia, la homosexualidad masculina ha sido observada en base a
dos figuras, la del que penetra (homosexual activo) y la del que es penetrado
(homosexual pasivo). Este último es considerado como el elemento femenino
de la relación y es principalmente sobre él, donde recaen los prejuicios y
condenas culturales.
• En resumen, no se debe olvidar que, tanto en varones como en mujeres, la
homosexualidad y la heterosexualidad pueden convivir juntos sin excluirse
mutuamente. Hecho por el cual, homosexuales y heterosexuales se
desenvuelven al interior de sus sociedades sin mayores diferencias, pasando
inadvertidos unos y otros.
16
• Lo anterior nos hace recordar, sin embargo, que al ser cada cultura quien
determina los roles y características de macho y hembra (cf. NUGENT 1984:
167), cualquier resquebrajamiento de estas determinantes conllevará cierta
condena y por lo mismo un fuerte condicionamiento social para todos quienes
transgreden las normas (cf. GIUNCHEDI 1984: 464).
1.2. La sociología.
La Sociología, íntimamente relacionada con la antropología, otorgará mayores
luces respecto a la homosexualidad. No obstante, debe quedar claro que la sociología es
una ciencia que recientemente decidió abordar el tema, debido a que consideraba que la
vida sexual de los hombres no eran parte de sus objetivos científicos. La razón por la que
decidió estudiar el tema, se debe al amplio crecimiento y difusión de la homosexualidad
en la sociedad, lo que la llevó a buscar aquello que hiciese considerar a los
homosexuales como subgrupo social o incluso como una sociedad o cultura homosexual
(cf. POLAINO – LORENTE 1997: 1294).
La sociología, que en un principio no se había sentido en la obligación
de decir nada, por considerar que la vida sexual no era uno de sus
objetos principales de estudio ni que los homosexuales debían ser
curados, poco a poco se empezó a interesar por el tema buscando lo
que los homosexuales pudiesen tener de subgrupo social (LASSO
1981b: 71).
Un primer avance de la sociología, es el hecho de aceptar que, efectivamente, en
la mayoría de las sociedades no industrializadas se permite el comportamiento
homosexual con diversas connotaciones de rechazo y tolerancia, lo cual permite
comprender la existencia de un determinado porcentaje de homosexuales en todas las
sociedades, incluyendo la nuestra.
Las sociedades humanas históricas no parece que, en general, se hayan
librado de albergar en su seno el fenómeno homosexual. También,
como tesis, se afirma la existencia de una constante estadística
17
homosexual dentro de cifras porcentuales muy convergentes y nunca
excesivamente elevadas. Tampoco se atreve la sociología a presentar,
como conexión necesaria, el crecimiento homosexual con la
decadencia o el ocaso de la civilización o comunidad política de que se
trate: quizá mas bien al revés (HIGUERA 1981: 168-169).
Por otro lado, independientemente de lo visto en la perspectiva antropológica, la
sociología puede asegurar que las sociedades en las que la heterosexualidad se ha
convertido en la norma de expresión sexual, existe un miedo latente hacia los
comportamientos contrarios ha esta norma, siendo mas común el que la heterosexualidad
sea exaltada mientras la homosexualidad desalentada (cf. LOPEZ 1977: 153).
Bernhard Haring, quien trata duramente la homosexualidad, considerándola
como una aberración sexual, reconoce que en las sociedades en las que el sexo es
tomado como un artículo más de consumo, y las relaciones sexuales genitales se han
convertido en una practica descontrolada, es de esperar que la homosexualidad se
difunda mas ampliamente (cf. HARING 1986: 89) pese a ser un comportamiento
contrario al del resto social.
Otra seria la realidad, si la homosexualidad fuese considerada como uno de los
ideales de la sexualidad humana; ya que una sociedad en la que ella fuera la única
expresión existente o al menos en el mismo porcentaje que los heterosexuales no tendría
razones para rechazarla, por el contrario sería completamente permisible y hasta
deseable.
Si la homofilia fuera uno de los ideales de la sexualidad humana,
deberíamos admitir que una sociedad en la que sólo ella existiera, o en
la misma proporción que alcanzan los heterosexuales, sería plenamente
lógica y aceptable (LOPEZ 1992: 234).
La anterior afirmación, esta cada vez mas lejana a ser real en nuestra sociedad,
sin embargo, la sociología asegura que los “desajustes” o “problemas” sexuales
presentes en la sociedad, serán cada vez mas escasos en la medida en que sea la misma
18
sociedad quien otorgue mejores posibilidades de desarrollo y adaptación sexual a todas
las personas, facilitando de esta manera una expresión normal y transparente a través de
su propio sexo.
Retomando la problemática homosexual, se nota un cambio radical en la
mentalidad de las sociedades, aunque todavía existan una serie de actitudes negativas y
hasta discriminantes: Entre ellas se debe considerar el miedo, el rechazo, la burla y hasta
el desprecio, por lo tanto una mayor relación con las personas homosexuales, contribuirá
a que empiecen a disiparse, o al menos reducirse, estas “tradicionales” actitudes y
creencias, generando de este modo un clima de apertura, comprensión y relación con
quienes tienen esta orientación sexual.
En definitiva ésta mayor familiaridad con el universo gay determinaría
que comiencen a disiparse – o, al menos, a neutralizarse- las
inveteradas ficciones acerca de las personas homosexuales y que en un
creciente sector de la sociedad se vaya abriendo paso a una
consideración más comprensiva, cuando no decididamente positiva,
hacia esta orientación sexual (MARTIN 1998: 444).
Así mismo, la sociología puede asegurar que los homosexuales en ningún
momento se tornan como personas desviantes de las instituciones a las que pertenecen;
existen homosexuales religiosos mas decididos y comprometidos que otros
heterosexuales. Fenómeno similar ocurre en el mundo político, donde los homosexuales
por lo general pertenecen a la línea conservadora o al menos moderada. En lo que
respecta a la vida militar, exceptuando los casos, los homosexuales atraviesan por una
etapa de abstinencia.
De este modo, es preciso reconocer que; ninguno de los hombres o mujeres que
hasta el momento han pisado la faz de la tierra, ha nacido directamente como prostitut@,
drogadict@, alcohólic@, neurótic@, psicótic@, homosexual e incluso sant@. Cada
persona llega a estos “desenlaces” de su vida dependiendo de los diferentes momentos
que ha atravesado en su existencia, razón suficiente para concluir que entre estos tantos
19
casos de la vida, existen personas sanas, equilibradas y productivas, incluso entre los
homosexuales, a quienes, según José Fernández Martos y John Mc Neill, les ha tocado
jugar y desempeñar un papel muy duro dentro de la sociedad pero que no por ello deja
de ser importante.
Al homosexual le ha tocado en suerte un instrumento nada fácil de
dominar, pero yo creo que no por eso, menos valioso al conjunto. Su
mayor sensibilidad, su sangrar con la conflictividad de lo humano, su
indefensión, su capacidad para el matiz, etc., pueden sernos
valiosísimos de integrar en nuestra orquesta tan heterosexual, machista
y viril y que, a fuer de sinceros, no ha pasado todavía después de
siglos, de tocar una fanfarria más ruidosa que atrayente y melódica.
(FERNANDEZ – MARTOS 1981: 70)
Según los autores antes mencionados, una aceptación mayor, por parte de la
sociedad, permitiría a los homosexuales dejar de jugar su papel negativo de
reivindicación (cf. SNOEK 1991: 180) para pasar a una etapa de desarrollo en la que las
lesbianas y los homosexuales busquen su identidad personal y grupal y delimiten mejor
sus objetivos en medio de una sociedad dominantemente heterosexual, aportando a este
resto con sus cualidades y virtudes propias, tales como son la mayor sensibilidad que
poseen, capaces de “sangrar” con el dolor humano; su talento crítico e innovador; su
ideología profundamente abierta, tolerante y democrática que ayudarían positivamente
al desarrollo de una sociedad, sino más perfecta, sí mas humana (cf. FERNÁNDEZ –
MARTOS 1981: 70).
1.2.1. Cultura homosexual.
Mientras se llegue a la afinación total de todos los instrumentos que forman parte
de la sociedad, y de ese modo se pueda interpretar una sinfonía perfecta, aquellos
instrumentos que fueron desechados por su “imperfección” en la ejecución de las obras,
vieron la necesidad de agruparse y formar de ese modo un nuevo conjunto musical
destinado a mostrar sus cualidades artísticas.
20
Hacemos referencia de este modo, al nacimiento de una cultura homosexual, pero
antes, partamos definiendo, lo que entendemos por cultura. La cultura nace como
respuesta de cada grupo social, a las necesidades que se originan en el vivir común
(LASSO 1981ª: 38).
Así pues, los homosexuales se reconocen como un grupo social, que al no encajar
en el vivir común del resto de la sociedad, vieron la necesidad de agruparse y formar de
ese modo una “cultura homosexual”, hecho que les permitiría determinar sus valores,
definiendo lo bueno para ellos, desechar lo malo y forjar sus normas morales, en busca
del bien común de todos sus miembros (cf. VIDAL 1981: 371). De esta manera, como
indica John Cavanaugh, “es importante aceptar la idea de que la homosexualidad es
una forma de pensar y de sentir y no sólo una forma de actuar. En consecuencia, los
actos homosexuales no demuestran por sí solos homosexualidad” (Mc NEILL 1979:
68).
Este reconocimiento, de la existencia de una cultura homosexual, es un paso más
allá de la simple psicología grupal que intentó usarse con estas personas, por el mismo
hecho de que al tener relación y contacto con otros que comparten sus mismas
necesidades y sentimientos, les permite configurarse en un “colectivo cultural” capaz de
aportar al resto social.
El actual reconocimiento por algunos de la existencia de una “cultura
gay”, es algo que va mucho más lejos de la mera psicología grupal. En
efecto, la identidad del homosexual no sólo se fortalece al contacto con
el grupo, sino que se desarrolla y acrece al configurarse como
fenómeno cultural. Sólo entonces emergen nuevas actitudes que
contradicen a las anteriores y que tal vez por reacción se presentan
como señales de identidad del colectivo homosexual (POLAINO –
LORENTE 19978: 1294).
Surge entonces el grito libertario y configurador del “orgullo gay” que en un
primer momento se caracterizó por sus actitudes proselitistas y revolucionarias, tales
como las de Stonne Wall en 1969 (cf. MARTÍN 1998: 449), momento en el que se
21
pregonó el orgullo de ser homosexual, orgullo que debía ser mostrado a todos en sus
actos y presencias. En un segundo momento se observó un estado de asentamiento
cultural, en el que los homosexuales, crearon sus propias iglesias3
, clínicas, servicios de
asesoramiento, centros sociales, asociaciones profesionales, competencias deportivas,
revistas periódicas, novelas, cine, televisión, música, etc. (cf. COLEMAN 1984: 444 –
445), experiencias que manifestaron el potencial cultural de los homosexuales.
Finalmente y luego de esta etapa de asentamiento, se ha dado el inicio de una tercera
etapa, en la que los homosexuales, luego de haber logrado su acomodación en medio de
una sociedad heterosexual, desean iniciar una nueva etapa reivindicativa y
revolucionaria, con la búsqueda del reconocimiento legal y hasta religioso de sus
uniones, y sus derechos a la adopción en similitud a la estructura familiar tradicional,
etapa en la que actualmente continúan desenvolviéndose.
Con todo: la nueva cultura homosexual, a pesar de sus numerosas
ambigüedades morales y religiosas, promete liberación, dignidad y respeto por esta
minoría durante mucho tiempo oprimida (COLEMAN 1984: 448).
1.2.2. Conclusiones sociológicas.
Desde la exposición sociológica, se asumen las siguientes conclusiones,
retomadas la mayoría de Pablo Lasso, aunque algunas de ellas sean refutadas.
• El reconocer que cada persona configura su personalidad según las
influencias sociales, permite afirmar que no todos los niños afeminados se
convierten en homosexuales, ni que todos los homosexuales hayan sido
afeminados de niños.
3
Respecto a la fundación de una de estas Iglesias, hablamos de la Iglesia Metropolitana, recomiendo la
lectura de la novela de Thomas Swicegood donde se relata, bajo este género, las situaciones vivenciales de
quienes compusieron y organizaron dicha institución religiosa (cf. SWICEGOOD 1974).
22
• Es posible afirmar que al final de la adolescencia ya se encuentra madurada
una conciencia homosexual, misma que será ocultada debido a las presiones
sociales existentes.
• Los contactos homosexuales tenidos en la niñez, dejan huella en los
individuos, aunque ello no determine el asentamiento de una conducta
homosexual.
• Las prácticas o contactos homosexuales, no implican que se tenga conciencia
de ser homosexual, ya que muchas de ellas se realizan como simples “nuevas
experiencias”.
• Aunque existen discrepancias respecto al tema, con seguridad se puede
afirmar la existencia de una sociedad o cultura homosexual.
• La existencia de esta “institución” permite normar la conducta de los
homosexuales, entre los cuales, la misma prostitución es bastante criticada,
aunque se admite que las relaciones de pareja no sobrepasan los tres años de
convivencia y se tenga un tope de diez años como máximo.
• Así mismo, se constata que los homosexuales son más practicantes y
contribuyentes que desviantes de la sociedad religiosa, política, militar, etc.
• Finalmente, la sociología reconoce que, pese a existir miedo y rechazo hacia
los homosexuales, en la actualidad se va dando mayor apertura y
reconocimiento a estas personas, los mismos que tomando mayor conciencia
de su rol dentro de la sociedad otorgan sus aportes a la edificación de una
nueva humanidad.
23
1.3. La biología.
La fuerte influencia cultural, había propagado la teoría de que la homosexualidad
era simplemente un problema psicológico, sin embargo la lucha en busca de
reivindicación promovida por los homosexuales, motivó a la biología a dedicarse a
estudiar y buscar algunos elementos biológicos que contribuyeran al surgimiento de las
conductas homosexuales.
Una de las primeras conclusiones a las que arribó la biología, es que la
homosexualidad, no era una conducta exclusiva del ser humano, ya que sus
observaciones permitieron constatar que la homosexualidad se manifiesta también en las
otras especies animales sin poder determinarse, en qué medida puede hablarse de
homosexualidad transitoria y de homosexualidad permanente. En el estudio de la
homosexualidad debemos partir de una consideración general: La homosexualidad no
es exclusiva del ser humano, sino que es una forma de comportamiento que se
encuentra también entre las especies animales superiores (AZZI 1985: 247).
Estos estudios, permitieron determinar que, biológicamente hablando, los
homosexuales son tan normales, que no existen razones suficientes para considerarlos
anormales o no naturales, estas últimas conclusiones, de las que se sirvió la religión para
condenar la homosexualidad, han de deducirse simplemente de la estructura anatómica y
fisiológica del ser humano (cf. AARDWEG 1997: 1314), es decir que, cada cuerpo está
formado de órganos bastante definidos para su función dentro el organismo general,
especialmente en lo que se refiere a los órganos genitales. El uso indebido de estos, haría
suponer la antinaturalidad de las manifestaciones homosexuales.
Por otra parte, es bastante demostrado, que el ser humano, en los primeros
instantes de vida, no posee una diferenciación sexual completa, es decir que, en cada
cigoto se encuentran presentes, y en igual proporción, la realidad varón – mujer, las
mismas que irán clarificándose gradualmente hasta definir nítidamente si el nuevo ser ha
24
de ser varón o mujer. Tal como la ciencia ha verificado, no existe una indiferenciación
sexual en los primeros momentos de la vida, sino que la condición de varón-mujer está
presente desde la concepción, develándose gradual y cada vez más nítidamente
(PETRONI 1989: 181).
Esta conclusión llevó a los científicos ha estudiar la posible causa genética de la
homosexualidad. Para clarificar sus hipótesis, estudiaron el DNA de personas
homosexuales que poseyeran algún pariente homosexual. Los resultados manifestaron
cinco marcadores en el extremo distal del brazo largo del cromosoma X, a esta zona se
la denominó región Xq28 (ROMANO 2000: 1294).
Otras investigaciones, apuntan hacia una posible teoría hormonal de la
homosexualidad, indicando que la influencia de las hormonas masculinas o femeninas
durante la etapa prenatal afectarían en el desarrollo cerebral, específicamente del
hipotálamo, hecho que haría propenso a un individuo a adoptar posturas homosexuales
en su adolescencia o madurez. En este sentido y desde los estudios de Dórner y cols.
(1975), el cerebro de homosexuales varones estaría diferenciado como el de las mujeres
(HERRERO 1997: 1326).
En general, y con los datos aportados por esta ciencia, los científicos creen que
no existen pruebas suficientes para determinar la influencia de los genes en la
orientación sexual humana, así mismo, los múltiples estudios realizados sobre el
funcionamiento glandular y estructural no pudieron determinar si la homosexualidad es
un estado orgánicamente condicionado. Los resultados no pudieron determinar
diferencias precisas entre homosexuales y heterosexuales.
Hoy en día, muchos homosexuales aducen que su orientación sexual es el
resultado de fuerzas biológicas sobre las que no ejercen control y que no está en su
mano alterar (MASTERS 1987ª: 460). Pese a ello no se puede ceder ante estas
25
pretensiones precientíficas, en este sentido, ni la moral, ni la sociedad han de legitimar
las prácticas homosexuales (cf. BLÁZQUEZ 2000: 293).
Tanto Javier Gafo como otros autores reconocen que los tan esperados resultados
de la biología no han podido contribuir a la clarificación del origen biológico de la
homosexualidad, por el momento solo les queda reconocer que el comportamiento
sexual humano, depende fundamentalmente del influjo cultural y educativo, aunque aún
no deben cerrarse las posibilidades a encontrar influencias biológicas en el futuro.
Pese a los numerosos estudios que se han hecho sobre el
funcionamiento glandular y estructural a fin de determinar si la
homosexualidad es algo orgánicamente condicionado, no han podido
establecerse diferencias precisas entre el homosexual y el heterosexual.
Eso, sin embargo, no excluye la posibilidad de que un día, lleguen a
hallarse sutiles diferencias orgánicas (WINSKI 1967: 107).
1.3.1. Conclusiones biológicas.
• Para comprender las raíces orgánicas de la homosexualidad, la biología
realiza estudios en los factores hormonales, las estructuras cerebrales, la
función neuropsicológica y los factores genéticos.
• Las tesis y estudios realizados hasta el momento, no han podido clarificar el
origen de la homosexualidad, aunque se admiten las posibles influencias
hormonales, genéticas y hereditarias, no se descarta el origen psicosocial.
• El comportamiento sexual por lo general depende del cerebro.
• Aunque los conocimientos biológicos sean fragmentarios, no se excluye que
algunos factores biológicos incidan en el nacimiento de la homosexualidad.
26
1.4. La psicología.
Es evidente, y nadie podrá negar hasta el momento, que la psicología es la
ciencia que ha dedicado mayor tiempo y atención al estudio de la homosexualidad. Y es
ella, justamente, quien ha dirigido y condicionado la postura de la sociedad al respecto.
1.4.1. Teorías que explican el origen de la homosexualidad.
Sobre la etiología de la homosexualidad, muchos autores como Jaime Snoek,
Juan Filgueiras, Tony Mifsud, William Masters, Pedro Trevijano, Eduardo López y otros
(cf. CASTRO 1969c: 121-122), han postulado diversas teorías, algunas de las cuales
hemos observado en las anteriores acápites. Sin embargo, y para tener un panorama más
completo, observemos estas divisiones.
a. Factores Fisiológicos.
Teoría que se encuentra íntimamente relacionada con las ciencias biológicas. A su
vez, estos factores pueden dividirse en:
a.1. Genética. O llamada también somática, apoyada por los estudios de Kallmann,
realizados en 1952. Afirmando que la homosexualidad es producto de desórdenes
o anormalidades cromosómicas (cf. CASTRO 1969b: 119).
a.2. Hormonal. Teoría que señala el origen de la homosexualidad como resultado de
desniveles o desajustes en la proporción de estrógenos y testosterona.
a.3. Morfológica. Teoría que apoya la posición de que la homosexualidad surge
como producto de diversas transformaciones en el desarrollo del ser humano,
considerándola, incluso, presente en la vida embrional o fetal (cf. CURTIDOR
1989: 194).
27
Todas estas posturas, como se vio anteriormente, no han quedado completamente
demostradas pero continúan abiertas a nuevos descubrimientos esclarecedores.
b. Factores Familiares.
En este contexto, la mayoría de los autores afirman la responsabilidad de los
padres en el desarrollo homosexual de sus hijos, ya sea por la falta de control sobre sus
actividades y actitudes o por la excesiva presión que ejercen sobre ellos (cf. TORDJAM
1985b: 162 – 163).
Otras recomendaciones psicológicas para prevenir el surgimiento de las tendencias
homosexuales es, que los padres generen climas familiares en los que los niños puedan
identificarse y desarrollarse de acuerdo a su propio sexo. Es decir, la mayor prevención
entre el surgir de las tendencias homosexuales y la mayor garantía de ortodoxia sexual
es lograr que sea posible y fácil para los chicos identificarse con su padre y para las
chicas con su madre (TREVIJANO 1988: 125).
Con todo, no se descarta, y es dominante la teoría de que, las experiencias tenidas
en la infancia y en la adolescencia serán las que luego configuren la vida e identidad
sexual de las personas (cf. FERRER 1996:155).
Demetrio Barcia y Joaquín Nieto llegan incluso a indicar que los niños que
muestran mayor apego hacia sus hermanos mayores varones, tienen mayor propensión a
la homosexualidad, datos que confrontados con nuestra sociedad boliviana, por ejemplo,
podrían indicar un alto índice de homosexuales, debido a que culturalmente el hombre
debe relacionarse con hombres para aprender de ellos el desenvolvimiento normal y
natural de su sexo. Esto nos permite ver que al momento de “catalogar” a una persona
como homosexual, se ha de tener cuidado en la utilización de los parámetros.
Los factores ambientales que parecen estar más estrechamente
relacionados con la génesis de la homosexualidad son las experiencias
infantiles en el seno de la familia nuclear. Entre los varones la
28
homosexualidad muestra una distribución familiar, de modo que los
varones expresan una mayor preferencia hacia los hermanos varones,
con una frecuencia mayor que los varones heterosexuales hacia sus
hermanos (BARCIA – NIETO 1997: 1349).
b.1. Madre dominante. Se afirma que la existencia de una madre dominante y un
padre apagado en el hogar facilitarán el desarrollo de la homosexualidad, debido a
que los roles masculinos y femeninos quedan bastante confusos.
b.2. Súper madre. Estrechamente relacionada con la anterior, aunque en su caso se
tenga la ausencia total del padre, razón por la cual, la madre debe cumplir ambos
roles en la manutención del hogar.
b.3. Madre frustrada. Caso en el que la madre presenta un lesbianismo “apagado”
y al no sentirse realizada con su vida heterosexual proyecta sus tendencias hacia
sus hijos. No existen razones para no pensar en la existencia de padres frustrados.
b.4. Súper padre. Caso similar al de la súper madre, con un énfasis mayor en la
educación varonil de sus hijos, sean del sexo que sean.
b.5. Proyección de deseo. Este es uno de los casos más comunes, en el que los
padres deseaban tener un hijo de un sexo pero nace del sexo distinto. Ante esta
realidad, los padres se empeñan en educar y vestir a su hijo de acuerdo al sexo que
ellos desearon.
b.6. Hogares desechos. Un último fenómeno que puede considerarse como causal
del comportamiento homosexual, es la amarga experiencia de los niños al ver
continuamente a sus padres en disputas y riñas que hacen inllevables la vida
conyugal. Este hecho mueve a suponer que la pareja heterosexual es un “castigo”,
razón por la que ha de buscarse una pareja homosexual (cf. JIMÉNEZ 1990: 154).
29
c.Factores Sociales.
Al respecto, cabe indicar que se consideran también como causas de la
homosexualidad las diversas influencias sociales y culturales.
c.1. Unisexismo. Fenómeno social que puede observarse desde dos perspectivas.
o Por Segregación. De acuerdo a esta teoría, la homosexualidad sería efecto de
la agrupación prolongada de personas del mismo sexo, en un ambiente cerrado.
En este sentido, es fácil descubrir personas heterosexuales que pueden haberse
visto envueltos en relaciones homosexuales a causa de que sus relaciones
heterosexuales eran imposibles.
Estos lugares “cerrados”, fácilmente identificables son: Las prisiones, el
ejército o la vida en colegios exclusivos para personas del mismo sexo,
especialmente si son internados. No se ha de descartar entonces la presencia de
relaciones homosexuales en los seminarios y casas de formación religiosa,
aunque éstas solo sean transitorias.
o Por Igualitarismo. Fruto de un nuevo fenómeno social, en el que se concibe al
mundo como una sociedad unisex, en la que las relaciones sexuales se
corresponden mutuamente entre unos y otros. Este hecho es más frecuente en
las sociedades y comunidades homosexuales.
c.2. Anarquismo. Fenómeno común, especialmente en épocas de grandes
convulsiones sociales, en los que algunos grupos humanos desean manifestar
su rechazo al sistema en el que viven, y para ello se sirven de actos antisociales
entre los que puede incluirse la homosexualidad. Un fenómeno histórico en
este sentido, es el hecho manifiesto de Safo, la poetisa griega, la cual, en
medio de una cultura netamente patriarcal, desea exaltar las cualidades de la
mujer a través del arte, llegando a las expresiones amorosas entre mujeres.
30
c.3. Seducción. Un último hecho que se constata en esta clasificación, es el de la
seducción, generalmente realizada por personas mayores hacia niños o
adolescentes, llegándose incluso a la violación. Estos acontecimientos facilitarán el
desarrollo de actitudes homosexuales en la etapa adulta de la víctima (cf.
BARCELO 1997: 1354).
Luego de las etiologías observadas, se concluye que la homosexualidad es un
problema humano que ha estado presente en todas las etapas de la historia del hombre,
sin que se conozca claramente los orígenes de la misma, hecho que facilita acciones de
rechazo hacia esta conducta.
Los distintos debates entablados respecto a su origen, sea entre lo biológico,
genético, hereditario, hormonal, variaciones y problemas familiares, sociales,
ambientales, etc. (cf. VIDAL 1991b: 112), no han podido develar aportes suficientes
para su comprensión, de ahí se concluye que: respecto de la posible etiología de la
homosexualidad, es mucho más lo que ignoramos que lo que sabemos. Más aún que,
con los datos actuales disponibles, puede sostenerse que acerca de ella “ignoramos et
ignorabimus”, es decir, que esta casi todo por hacer (POLAINO – LORENTE 1997:
1279).
1.4.2. Etimología y significado de la homosexualidad.
Hasta el momento, se ha reconocido los diversos significados y explicaciones
que se atribuyen a la homosexualidad, pero no se ha detallado el significado, ni el origen
de éste término, así como sus nuevas transformaciones y connotaciones.
Etimológicamente la palabra homosexual, deriva de las voces griegas y latinas.
En las primeras, homo significa igual, mientras que en las segundas, homo significa
hombre, resultando un poco confuso el poder definirlas adecuadamente. En todo caso,
es preferible adoptar la derivación griega, ya que la homosexualidad entendida como
31
“igual sexo” es un término que engloba a varones y mujeres que tienen preferencias
sexuales hacia personas de su mismo sexo (cf. STEINER 1969: 6).
Derivante de esta raíz, el término homosexualidad, fue introducido, al
vocabulario científico, por el médico húngaro Ferenczi en el siglo XIX. Inicialmente
solo llevó una significación clínica y poco a poco llegó a identificar toda la realidad de
aquellas personas que se sienten atraídos hacia seres de su mismo sexo (cf.
FERNÁNDEZ – VIDAL 1981: 9). Con el correr de los años, esta palabra fue
adquiriendo connotaciones negativas lo que ha llevado a buscar otras palabras más libres
de significados peyorativos, tales como la de gay, homofilia, homotropía, homoerotismo,
homogenitalidad.
Para comprender mejor estos nuevos términos, conozcamos brevemente sus
significados.
a. Homogenitalidad. Término que encierra aquellas relaciones homosexuales,
en las que predomina lo genital y lo corpóreo, con una búsqueda compulsiva
de relación genital más que de una relación interpersonal. Resumiendo,
podríamos decir que la homogenitalidad solamente causa placer y desahogo
sexual.
b. Homoerotismo. Esta denominación se refiere a las relaciones homosexuales
donde predomina lo emotivo y lo afectivo, dentro de una relación que suele
tener altos niveles de egoísmo, por la “alegría” que produce en el
homosexual.
c. Homofilia. Relación homosexual caracterizada por la fuerte atracción hacia
personas de su propio sexo, pero sin tener en algún momento un contacto
homosexual (cf. HARING 1986a: 90).
32
Aunque este último término, la homofilia, suele rechazarse, los homosexuales lo
han adoptado como mejor clasificador de sus relaciones, ya que a través de esta
expresión, ellos denotan el conjunto de emociones que autodenominan como amor.
Además de la ternura, admiración, respeto y comprensión que los lleva a entablar
relaciones de sincera amistad, alejándolos de comportamientos indecentes y generando
ambientes de verdadera felicidad. Simplificando, la homosexualidad produce placer, el
homoerotismo, alegría y la homofilia, felicidad (MIFSUD 1988: 411).
1.4.3. Definición de términos. (Homosexualidad y homosexual).
Al respecto, son múltiples las definiciones que pueden darse, pero en lo que
respecta a la homosexualidad, una es la más ampliamente difundida, y compartida por
varios autores:
Por homosexualidad se entiende la condición humana de un ser
personal que en el nivel de la sexualidad se caracteriza por la
peculiaridad de sentirse constitutivamente instalado en la forma de
expresión exclusiva en la que el partener es del mismo sexo (AUBERT
1991: 359).
Existen otras definiciones más sencillas y no poco carentes de valor, tales como
esta: La homosexualidad consiste en una relación con personas del mismo sexo: hombre
con hombre o mujer con mujer, aunque en este tipo de relación uno hace más o menos
el papel masculino y otro el femenino (HORTELANO 1989: 202).
Otras definiciones más limitantes, restringen la homosexualidad a la etapa adulta
de la persona. Se consideran homosexuales a los individuos que, en la edad adulta,
experimentan y se sienten impulsados por una atracción sexual neta y preferencial por
las personas del mismo sexo y que tienen habitual, aunque no obligatoriamente,
relaciones sexuales con ellas (GARRONE 1980: 262).
33
Algunas definiciones, tal vez las más comunes dentro del ámbito eclesiástico,
responden a los aspectos negativos de estas relaciones, algunas la denominan como “un
desorden psicológico” (STEINER 1969: 42), otras como “una desdichada
inadaptación” (AZZI 1985: 253), otras como “desviación del instinto sexual” (AUBERT
1991: 359), incluso algunas llegan a sobrecargar lo negativo de estas relaciones,
definiendo la homosexualidad como:
La atracción erótica y sexual que experimenta un individuo hacia los
miembros del mismo sexo, una descripción más exacta incluiría
además la ausencia de atracción hacia los miembros del sexo opuesto,
en ocasiones hasta el extremo de sentir positivo disgusto ante la sola
idea de mantener relaciones sexuales con el sexo contrario (KOSNIK
1978: 237).
En este mismo sentido, existen definiciones más liberales y más abiertas al
contexto general que ayudan a comprender mejor estas manifestaciones.
De una forma genérica y sin otras matizaciones, podríamos definirla
como la tendencia sexuada que se experimenta hacia la persona del
propio sexo, de idéntico sabor y significado a la que se obtiene en la
relación heterosexual. Ello no implica el ejercicio necesario de la
sexualidad en su sentido estricto (LOPEZ 1977: 151).
Esta anterior definición, mas la que se añade a continuación, considero que son
las que mejor describen a la homosexualidad, sin necesidad de recargarle notas negativas
como tampoco el de exaltarla como manifestación plena de la humanidad.
La homosexualidad implica, pues, un sentido global del ser humano, es
la condición antropológica desde la que una persona se realiza
humanamente. Se caracteriza porque la persona se sabe instalada de
una manera exclusiva en la atracción hacia personas del mismo sexo.
Es parte integrante y constitutiva de la personalidad del individuo, no
simples acciones o comportamientos aislados (ALBURQUERQUE
1988: 238).
34
En resumen, la homosexualidad no puede ser considerada simplemente como una
“desviación” o como una “enfermedad”, ella es una forma de realización personal y
humanizada, de un hijo de Dios, que no solo se siente, sino que se sabe instalado en la
atracción hacia personas de su propio sexo. Esta toma de conciencia, es el factor
fundamental para comprender la homosexualidad que, como se dijo antes, no implica el
ejercicio de la sexualidad ni el rechazo hacia la heterosexualidad.
Para comprender mejor lo dicho hasta el momento, observemos algunas
definiciones del homosexual. Se llama homosexual a todo individuo que de manera
exclusiva o predominante desea un socio sexual de su mismo sexo, pero no a aquel que
sólo ha deseado o tenido estas relaciones de modo accidental y pasajero (TREVIJANO
1988: 122).
La connotación “comercial” de la anterior definición, no puede hacer más que
causarnos una risa simpática; pero la definición que se propone a continuación ha de
mostrarnos, irrisoriamente, el concepto general de la sociedad sobre los homosexuales.
El homosexual es un pervertido indeseable, sobre quien caen las mas
duras críticas y condenas, una especie de cáncer para la sociedad, que
debería defenderse por todos los medios de semejante peligro. Es algo
vergonzoso y terriblemente humillante para nuestra cultura. Son objeto
de chistes y burlas en la conversación y ambientes ordinarios, pues
hablar de ellos, al menos sin una sonrisa despectiva y lacerante, se
toma como indicio de una posible complicidad. Muchos experimentan
a lo sumo un sentimiento de compasión y lástima ante esos pobres
desgraciados que viven de forma clandestina, al margen de la sociedad,
como una secta de viciosos pervertidos (LOPEZ 1992: 220).
Pese a esta definición nos encontramos con otras perspectivas, más
esperanzadoras para definir a la persona homosexual. Definimos como homosexual a
aquellas personas que tienen conciencia de serlo, es decir, a los que así mismo se
califican como tales y además, su conducta sexual está orientada hacia personas del
mismo sexo (LASSO 1981b: 73).
35
Este último concepto es el que se encuentra perfectamente relacionado con el
concepto que consideré más apropiado para definir la homosexualidad. Nótese que se
hace un detalle, al referirse al homosexual como persona y no como un “degenerado”,
por esto mismo, junto con Marc Oraison me atrevo a admitir que los homosexuales son
seres humanos con plena conciencia de su orientación sexual y que por su misma
condición humana, tienen un destino “humano, humanizante y humanizable”
(FERNANDEZ – VIDAL 1981: 11).
En conclusión, se puede afirmar que la homosexualidad puede bien producir
notas y contrapuntos en el conjunto de la sinfonía humana que ningún otro grupo social
humano puede interpretar (FERNANDEZ – VIDAL 1981: 18).
1.4.4. Tipos de Homosexualidad.4
La tipología de la Homosexualidad es tan variada, que resultaría tema de otra
tesis el estudiarlas en su profundidad, por esta razón nos limitaremos a presentarlas con
su característica peculiar.
a. Homosexualidad ocasional. Aquella que se presenta episódicamente en las
personas, debido a ciertas influencias ambientales o motivadas por otros factores.
A su vez puede dividirse en:
a. Accidental. Producida generalmente en la adolescencia o bajo el influjo del
alcohol y las drogas.
b. Sustitutiva o ambiental. Producida entre personas que están en contacto con
los de su mismo sexo.
c. Motivadas. Se clasifica aquí las relaciones homosexuales realizadas por la
búsqueda de nuevos placeres o simplemente por necesidades económicas.
4
Para confrontar y profundizar las diversas tipologías de homosexualidad recomiendo la lectura de
SARMIENTO 1999: 705; FILGUEIRAS 2002: 157 – 158; SNOEK 1988: 181; HORTELANO 1989: 202
– 203, MIFSUD 1988: 411; GARRONE 1980: 266; AUBERT 1991: 360; FERNANDEZ – VIDAL 1981:
11 – 15; TREVIJANO 1988: 122.
36
b. Homosexualidad persistente. Es la homosexualidad que se ha instalado
“definitivamente” en el individuo.
a. Homoerotismo. Relación que solo busca la simple satisfacción sexual.
b. Homofilia. Relación donde se da la sublimación de sentimientos que
desembocan en verdadera amistad.
c. Homosexualismo nuclear. Caracterizado por su constitución congénita e
irreversible.
d. Homosexualismo periférico. Condición no instalada y que se manifiesta
levemente.
e. Homosexualismo exclusivo. En el que se descartan definitivamente las
relaciones heterosexuales (cf. SANCHEZ 1984: 228).
Otras clasificaciones hablan de:
a. Homosexualidad imaginaria. En la que la atracción homosexual se da de
un modo pasajero, sin que conlleve la realización de un acto.
b. Pseudo – homosexualidad. En la que la homosexualidad es solo fruto de
una dependencia afectiva y solo en un segundo momento la gratificación
sexual.
c. Homosexualidad manifiesta. Contraria a la anterior, ya que la gratificación
sexual es la primera en buscarse y satisfacerse en la relación.
Aún más, se puede clasificar la homosexualidad de la siguiente forma:
a. Según la edad. Que a su vez puede clasificarse en:
a. Paidofilia. Relaciones mantenidas por un adulto con niños y adolescentes.
b. Efebofilia. Relaciones mantenidas por un adulto con jóvenes.
c. Androfilia. Relaciones mantenidas de un joven con adultos.
d. Gerontofilia. Relaciones mantenidas de un joven o adulto con ancianos.
37
b. Según la forma de placer. Dividida a su vez en.
a. Manual. Por contactos manuales.
b. Bucal. Por contactos, generalmente labiales, con otras partes del cuerpo.
c. Femoral. Similar a la relación heterosexual, con juego de genitales.
d. Anal. Generalmente masculina, en el que se produce la penetración.
c. Según la actitud. Subdividida en:
a. Pasiva. Donde el homosexual hace el papel femenino o receptor.
b. Activa. En la que el homosexual es el que domina la relación y ejerce el
papel de varón.
c. Masculina. Por ser relaciones entre varones.
d. Femenina. Por ser relaciones entre mujeres.
Del mismo modo en que la homosexualidad es ampliamente clasificada, los
homosexuales suelen clasificarse en distintas variantes.
a. Afeminados. Aquellos que buscan hombres desde una psicología femenina,
manifestando acciones y gestos femeninos. Este tipo de homosexualidad
incluso suele dividirse de acuerdo a los diversos afeminamientos.
b. Varoniles. Aquellos que pueden pasar desapercibidos en medio de los demás
hombres por actuar de acuerdo a su sexo.
c. Militantes. Aquellos homosexuales que tomando conciencia de su situación,
tomaron una actitud comprometida con su grupo social.
d. Prosélitos. Son los homosexuales que han dejado de serlo por temor a la
sociedad o que viven en la clandestinidad.
e. Activos. Homosexuales que continuamente tienen relaciones genitales, por
otro lado son quienes ejercen el rol dominante de varón en la relación.
f. Pasivos. Son los homosexuales que han dejado de tener relaciones genitales o
también aquellos que cumplen el papel femenino en la relación.
g. Puros. Aquellos homosexuales que no tienen relaciones heterosexuales.
38
h. Bisexuales. Son los homosexuales que tienen relaciones homosexuales y
heterosexuales al mismo tiempo.
i. Exhibicionistas. Que generalmente son despreciados por los mismos
homosexuales debido a su conducta llamativa y escandalosa, que genera
mayor desprecio hacia toda la comunidad homosexual.
j. De pareja cerrada. Que viven una relación similar a la de un matrimonio
heterosexual y que por lo general poseen una sola pareja.
k. De pareja abierta. Que además de su pareja “oficial” poseen otras parejas.
l. Funcionales. No poseen pareja alguna, y tienen relaciones abiertas con
cualquier sujeto.
m. Disfuncionales. Similares a los anteriores, con la diferencia de que estos
llevan en su vida una serie de problemas psico-sexuales.
n. Asexuales. Homosexuales que no están emparejados y que tampoco tienen
una actividad sexual continua, por lo general, son más reservados que otros
homosexuales.
A fin de no continuar con la amplia extensión de esta clasificación, por ahora
solo mencionaremos que también el lesbianismo suele dividirse en clases distintas. Todo
este panorama nos mostró que al hablar de la homosexualidad, debemos hablar de una
diversidad tan grande, como la existente en la heterosexualidad, razón suficiente para
señalar que ningún homosexual es igual a otro, ni para hablar de una madurez
homosexual, sino que se debe hablar de “tal” o “cual” homosexual.
Aún dentro de la homosexualidad, hay que tener en cuenta que
cualquier homosexual es como cualquier otro homosexual, como algún
otro homosexual y totalmente distinto de todo otro homosexual: no se
puede hablar de la madurez homosexual, sino de “tal” homosexual
(FERNANDEZ – MARTOS 1981: 65).
39
1.4.5. Prejuicios y características de la homosexualidad.
Independientemente de todas las clasificaciones que realizó la psicología
respecto a la homosexualidad y a los homosexuales, no se puede dejar pasar de largo los
mitos y prejuicios que envolvieron a estas manifestaciones, durante un buen periodo de
tiempo.
Los continuos avances de la psicología en sus observaciones contribuyeron a
clarificar y diluir estos mitos y prejuicios existentes, que sin embargo, continúan
circulando en nuestros ambientes, donde no se ha clarificado el tema. Conozcamos
algunas de estas creencias (cf. CAULDWELL 1966: 41).
• Los homosexuales se sienten especialmente atraídos por niños.
• El homosexual es afeminado y la homosexual viriloide.
• Los homosexuales se reconocen entre sí.
• Los homosexuales ejercen profesiones específicas (maestros, artistas).
• Los homosexuales son libertinos, inestables y promiscuos.
• Los homosexuales se curan con mano dura.
• Los homosexuales se curan al tener relaciones heterosexuales.
• Los homosexuales son cobardes.
• Los homosexuales son infieles.
• Los homosexuales son enemigos de las mujeres y en el caso de éstas últimas
a la inversa.
• Los homosexuales son enfermos, anormales y pervertidos.
• Los homosexuales nacen así.
• Los homosexuales son incurables.
• Los homosexuales pueden distinguirse por su conducta y su modo de vestir.
• Los homosexuales son artistas e inteligentes.
• Los homosexuales son causantes de la mayor cantidad de crímenes.
40
Actualmente se procura eliminar estos antiguos prejuicios, muchos de los cuales
son causantes de estigmatizar a individuos que casualmente caen en algunas de estas
posibilidades sin ser homosexuales, hecho que causa daños y perjuicios muchas veces
irreversibles en este sujeto. El mero hecho de que un hombre se sienta atraído hacia
personas de su propio sexo no tiene relación alguna con sus otras cualidades. Sin
embargo el estigma sigue pesando sobre él; y quizás por razones válidas (STEINER
1969: 45). Los parámetros para poder reconocer a un sujeto como homosexual hoy son
muy distintos a los anteriores, aunque todavía conserven restos de estos (cf. LOPEZ
1977: 150 – 152).
• Los homosexuales tienen sueños y fantasías eróticas con personas de su
propio sexo.
• Los homosexuales sienten poca o nula atracción erótica hacia personas del
sexo contrario, incluyendo cierta aversión y repugnancia.
• Los homosexuales viven a gusto con su realidad y no encuentran causas para
abandonarla.
• Los homosexuales poseen una sensibilidad capaz de recuperar valores
pasados.
• Los homosexuales no poseen rasgos morfológicos que los diferencien de los
heterosexuales.
En resumen, la psicología asegura que existen homosexuales violentos, como
también pacíficos, artistas o rudos, egoístas o generosos, religiosos o indiferentes,
fuertes, débiles, promiscuos, fieles, etc. Sin que existan parámetros precisos para
catalogar a las personas como homosexuales o heterosexuales, razón suficiente para
eliminar todos aquellos prejuicios que oscurecen esta realidad.
41
1.4.6. Posturas Psicológicas.
Muchas han sido las hipótesis psicológicas que han abordado el tema de la
homosexualidad. Una de las primeras fue justamente la teoría psicoanalítica la cual
busca causas psicogenéticas para explicar estas actividades, surgió entonces el tan
conocido “complejo de Edipo” y el “Complejo de Electra”, algunos hablaron de los
“complejos de inferioridad” en cuanto a su sexo, o la identidad sexual “deficiente”.
Existe amplio consenso entre los actuales estudiosos de la psicogénesis
de la homosexualidad en que es inherente al desarrollo homosexual
una auto-actitud de masculinidad/feminidad frustrada, o, dicho de otra
forma, un complejo de inferioridad en cuanto a la propia
masculinidad/feminidad, o, en una terminología algo moderna, una
identidad sexual deficiente (AARDWEG 1997: 1317).
Otras teorías consideran a la homosexualidad como una detención en el
desarrollo psicosexual, lo cual hace considerar a los homosexuales como enfermos o
trastornados (cf. ROMANO 2000: 1293 – 1294). Esta teoría, propone unas etapas a
través de las cuales todos los hombres atravesamos para alcanzar la madurez sexual,
estas etapas son:
1. Fase narcisista o autoerótica. Común en la niñez.
2. Fase homosexual. Propio de la adolescencia (cf. TORDJMAN 1985ª: 178).
3. Fase adulta, normal y final. Entablándose las relaciones heterosexuales
definitivas (cf. LOPEZ – FUERTES 1989: 85).
Ante esta variedad de posibilidades, que evita una sola voz al respecto, el 15 de
diciembre de 1974, la Asociación Americana de Psiquiatras y la Asociación psicológica
americana retiró, casi por voto unánime, a la homosexualidad de su lista de trastornos o
enfermedades patológicas, hecho que la aisló del concepto de ser una “desviación
mental”, quedando catalogada simplemente como una “alteración de la identidad
42
sexual”. Dentro de la anterior lista quedó simplemente la homosexualidad egodistónica
como enfermedad tratable y curable.
Muchos psicólogos y psiquiatras no compartieron, ni comparten la decisión
tomada por su asociación, razón por lo que aún intentan “curar” a los homosexuales y
“transformarlos” en heterosexuales. Lamentablemente, este afán milagrero, ofrece
resultados descorazonadores. Los porcentajes de homosexuales que lograron
recuperarse, sólo alcanzaron el 27%5
, pudiendo hablarse del éxito total, cuando se ha
comprobado que efectivamente las personas tratadas, nunca más retomaron las
actividades homosexuales (cf. LADAME 1980: 271). Por otra parte estos porcentajes
solo reflejan, la media de los homosexuales que acudieron al especialista, porque tenían
desórdenes en su homosexualidad o que efectivamente no eran homosexuales instalados,
hecho que facilitó su “cura”, siendo mayor la cantidad de homosexuales que no padecen
ningún problema o enfermedad, razón suficiente para que no acudan al médico, pues no
se sienten “enfermos”.
Este afán curandero de los psiquiatras, llevó a desarrollar la psicoterapia6
como
vía de curación y transformación, así como otras terapias, tales como la de estimular el
sentimiento de culpa y auto desprecio del paciente, la terapia conductista, de castigo, de
hormonoterapia, etc. El fracaso obtenido por estas vías, llevó a aceptar que en el caso de
homosexuales instalados, la única terapia eficaz, será la de ayudarles a aceptar
sanamente su condición.
En el caso de los verdaderos homosexuales o invertidos, la terapia
profesional podrá servir para ayudarles a aceptar positivamente su
condición, pero nunca debería aconsejarse la terapia de forma que
5
Para ver mayores y más ampliados datos estadísticos de tratamientos de la homosexualidad recomiendo
leer CASTRO 1969c: 122.
6
La psicoterapia es el arte médico de cambiar síntomas por problemas: se cambia la represión por la
continencia, o sea que aquello que está reprimido se eleva a un nivel de continencia; sé que lo tengo pero
no lo ejerzo. Antes tenía un síntoma muy serio y ahora tengo un problema, pero ese problema es mi
problema, yo sabré cómo manejarlo, yo lo conduzco, yo lo manejo, yo lo tengo en la mano
(VETHENCOURT 1996: 110 – 111).
43
suscite falsas esperanzas de un remedio o modificación de la
homosexualidad (KOSNIK 1978: 239).
Una vez aceptada la noción de que existen “falsos” y “verdaderos”
homosexuales, queda dar el último paso, reconocer que tanto en unos como en otros
existen verdaderos problemas y enfermedades. Reconociendo, junto a Freud y otros, que
las tendencias homosexuales y heterosexuales están presentes en todos los individuos,
esperando elementos que la ayuden a despertarse. No puede negarse que en este proceso
de “salida del closet”7
pueden darse etapas de narcisismo o del espejo (cf. GARRONE
1980: 264) en las que el homosexual no ve a su pareja como un “otro” sino como un
“yo”, buscándose sólo así mismo. Existe también el problema de la homofobia en la que
suelen caer los mismos homosexuales, rechazando y despreciando a sus compañeros que
ya salieron del closet, aunque esta última se manifiesta más en los heterosexuales.
1.4.7. Conclusiones psicológicas.
Aunque la materia sea bastante amplia, existen algunas conclusiones a las que
puede llegarse desde esta ciencia.
• La psicología no ha encontrado respuestas científicas que ayuden a
comprender el variado tema de la homosexualidad, siendo mucho más lo que
se ignora que lo que se sabe.
• Una persona que no se sienta homosexual, “debe” optar por las relaciones
heterosexuales o por la continencia.
• Aunque muchos homosexuales, conlleven problemas y “enfermedades” (cf.
VIDAL 1989: 179) no ha de confundirse a los bisexuales, travestís,
transexuales, paidófilos, violadores y prostitutos pervertidos como
homosexuales, ya que estas expresiones de la sexualidad se hallen presentes
tanto en heterosexuales como en homosexuales (cf. FUCHS 1995: 194).
7
Expresión utilizada por los homosexuales para denotar su reconocimiento como homosexuales y su
inicio de vida en este sentido.
44
CAPITULO 2
SAGRADAS ESCRITURAS Y
TRADICIÓN MORAL DE LA IGLESIA
Un libro revelado, como es la Sagrada Biblia, se transforma en su contexto
religioso en un libro lleno de respuestas ante todas las circunstancias de la vida, o al
menos como referencia para poder tomar ciertas decisiones. Es lo que ocurre en el caso
de la homosexualidad, primero los judíos, y luego los cristianos se sirvieron, de la
“Revelación” para verter sus postulados y condenas sobre la homosexualidad y, por
ende, sobre los homosexuales.
2.1. La voz de las sagradas escrituras.
A la hora de releer los textos en su conjunto, uno puede encontrarse con una
condena taxativa de la homosexualidad. Tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento
hacen frente a estos actos que son resabios de religiosidades paganas que atentan a los
planes y designios de Dios. Los diversos textos, tomados en su conjunto, dan testimonio
de la lucha entablada primero por el pueblo israelita y después por la Iglesia apostólica
contra las tendencias paganas, que pretendían justificar el comportamiento homosexual
(JIMENEZ 1990: 157).
Esta condena, por lo mismo, intenta “purificar” al hombre y al pueblo escogido,
purificarlo de esa impureza que primordialmente retornaba al caos precreacionista donde
reinaba lo indiferenciado, este caos significaba el no ingresar al acto creador divino a
través de la heterosexualidad.
De ahí que la homosexualidad, que se ve como búsqueda de lo idéntico
y rechazo de la diferencia, constituye para la tradición bíblica una
concesión al caos, una negativa a entrar en el proyecto creador y
45
organizador de Dios y, evidentemente, un rechazo a asumir las
consecuencias procreadoras de la sexualidad (FUCHS 1995: 218).
Si la Escritura rechaza la homosexualidad es fundamentalmente por su trasfondo
cultural. Los judíos y el mismo Pablo, eran parte de una sociedad Patriarcal, en la que el
hombre, superior a la mujer, decía ser quien dominase y dirigiese a la familia, así pues,
la homosexualidad rompía con la “complementariedad” y el futuro del pueblo (cf.
PESCHKE 1997: 45 – 46).
Esta imagen heterotrópica de la Biblia, en la que hombre y mujer, iguales y
semejantes se complementan en la vida social y en el matrimonio, no responden a ese
contexto patriarcal observado. Este pensamiento dominantemente heterosexual posee
restos de la corriente estoica que, con la difusión de su doctrina, retocaron la
interpretación de los textos bíblicos y condenaron rápidamente, todo aquello que era
contrario a sus pretensiones (cf. VIDAL 1981: 135).
Al encontrarnos con pasajes donde se habla de los actos homosexuales, la
conclusión que se obtiene es que: Para la Biblia la homosexualidad es un crimen
merecedor de la muerte (Lv. 18, 22; 20, 13), es un pecado contra la naturaleza (Rm. 1,
26), su realización excluye a los que inciden en ella, del Reino de Dios (1Cor. 6, 10) y es
causante de la destrucción de los pueblos (Gn. 19, 1 – 29) (cf. KOSNIK 1978: 212).
Esta visión, no debe permitir sacar falsas conclusiones del tema, en primer lugar
porque en la época en que fue escrita la Biblia, es de pensar que no se hacía diferencia
entre la homosexualidad instalada y la homosexualidad transitoria, así como tampoco en
el acto o la simple condición homosexual (cf. RUIZ 1981: 110-111), por lo tanto la
Biblia no busca, originalmente, poner en la hoguera a todos los hombres que parecen
tener las características homosexuales.
No hay sin embargo que sacar falsas conclusiones del rigor con que la
Sagrada Escritura habla contra la práctica de la homosexualidad (Gn.
46
19, 4-9, Lev. 18, 22; 20,13, Rom. 1, 24-27). No lo hace para poner en
la picota a hombres que sin culpa suya son víctimas de esta anomalía,
sino que se refiere a gentes que se dejan contagiar de una moda,
extendida incluso entre muchos que podrían tener relaciones normales
con el otro sexo (TREVIJANO 1988: 132).
Recordemos que la Biblia, además de estar condicionada históricamente, está
también condicionada culturalmente, y tanto los judíos, autores del Antiguo Testamento,
como Pablo, responden con fidelidad a su propia tradición cultural, en la que el hombre
es la cabeza de la familia y por tanto de la sociedad, encargado principal de asegurar la
sobrevivencia del pueblo, a través de la descendencia.
Urge, entonces, hacer un nuevo trabajo hermenéutico, capaz de superar estos
limites históricos y culturales de la Biblia. Tomar los pocos textos8
en los que se habla
del tema y leerlos en conjunto, considerando sus propios contextos (cf. LOPEZ 1992:
237).
Los teólogos moralistas, que deben recurrir a la Biblia para emitir sus
comentarios sobre el tema, mostrarán la realidad de una interpretación correcta y definir
de esa manera si, efectivamente, la homosexualidad es una desviación de la conducta
heterosexual del hombre o al menos reconocer que no existen bastantes argumentos para
condenar o glorificar la homosexualidad.
Limitarse a citar unos versículos de la Biblia fuera de su contexto
histórico y aplicarlos alegremente hoy a los homosexuales no es hacer
justicia ni a la Biblia ni a unas personas que ya han tenido que sufrir
demasiado a causa de este travestismo de la interpretación bíblica
(KOSNIK 1978: 213).
Es importante reconocer en ese sentido, que la ética bíblica atiende otros
problemas como son la injusticia, la desatención al pobre, la idolatría y en los temas
8
Al respecto existen diferencias entre los que tratan la materia, para unos existen apenas unos cuantos
textos de condena de la homosexualidad, como para MIFSUD 1988: 422, mientras que para otros, los
textos son abundantes LOPEZ 1992: 157.
47
sexuales, el adulterio. Por lo mismo, el tema de la homosexualidad no es un tema ya
definitivo y su correcta atención aún continua abierta (cf. AWI 2001: 377 – 378).
Antes de realizar una lectura de todos los textos que en el Antiguo como en el
Nuevo Testamento hablan de la “homosexualidad”, recordemos que en el contexto
histórico en el que fue redactada la Biblia, no existía el término homosexual, ni el de
homosexualidad, el mismo que ingresó al vocabulario recientemente en el siglo XIX de
nuestra era, de ahí que ¿puede uno aceptar sin más que lo que se denomina en las
traducciones de la Biblia homosexualidad, representaba en el pensamiento de los
autores bíblicos lo que entendemos hoy por tal término? (Mc. NEILL 1979: 64).
2.1.1. Antiguo Testamento.
En este Primer Testamento, es donde se encuentra la mayor cantidad de
referencias sobre la homosexualidad. Recordando lo dicho anteriormente, el pueblo
judío en su asentamiento en la tierra prometida tuvo que enfrentarse a los restos cúlticos
de los otros pueblos, entre los que se encontraban principalmente los ritos de fertilidad,
donde la prostitución sagrada era una de sus principales actividades. Encontramos
referencia de ellos en Dt. 23, 17; 1R. 14, 24; 1R. 15,12; 1R. 22, 46 y Job 36, 14.
Otro dato curioso es que la mayor cantidad de textos, solo hacen referencia a la
homosexualidad masculina, pudiendo deberse esto a que no se contemplaba la
posibilidad de relaciones genitales entre mujeres o acaso por que en su cultura patriarcal
no se veía tan degradante estos actos debido a que no limitaban la procreación.
Lo poco que hay en el Antiguo Testamento contra la homosexualidad
es contra la masculina. Contra la femenina nada en absoluto. ¿Quiere
eso decir que ni la mera posibilidad de ello contemplaban? ¿O que
desde su machismo no consideraban degradante para la mujer lo que sí
lo era para el varón? (RUIZ 1981: 106).
48
2.1.1.1. Génesis 19, 1-20 (Sodoma y Gomorra)9
El relato de Sodoma y Gomorra es obra del autor Yahvista, escuela de redactores
del S. X a.C., quienes recogieron una leyenda anterior para servirse de ella como
etiología de la explicación de la desaparición de estas ciudades.
El relato no presenta mayores dificultades, la idea es simple, dos de los tres
“ángeles” que habían visitado a Abrahám, ahora llegan a Sodoma y Lot hace lo mismo
que su tío, los acoge en su casa. Esto produce malestar en los habitantes de la ciudad que
intentan “conocerlos” a la fuerza. Ante la intervención de Lot, la ira de los “dueños de
casa” se incrementa y forcejean con Lot, entonces los ángeles intervienen y enceguecen
a todos, finalmente Lot y su familia son puestos a salvo mientras la ciudad es destruida.
Todas las traducciones consultadas, aclaran que los visitantes son ángeles, y no
se dice específicamente su género. Curiosamente en el relato anterior, el autor indica que
estos visitantes son hombres (Gn. 18, 16). Por la secuencia de la historia suponemos que
estos hombres – ángeles son los mismos sujetos, pero ¿porqué este cambio de
naturalezas?, ¿No tendrán algún otro objetivo en la mentalidad del autor?.
Otro detalle interesante del relato es la diligencia de Lot para atender a sus
visitantes, prácticamente repite el ceremonial que hizo su tío (Gn. 18, 4 – 5), pero ahora
ocurre una diferencia. En el caso de Abrahám los “hombres” aceptan su invitación, en el
caso de Lot, los “ángeles” rechazan el ofrecimiento. Si en realidad, la homosexualidad
era el crimen “conocido” por estos sujetos (Gn. 18, 20 – 22) ¿porqué rechazar la oferta y
exponerse más gravemente al peligro?, además de ello ¿porqué el autor remarca dos
veces el detalle de la atención a extranjeros?.
9
Tanto para este, como para los demás pasajes bíblicos me serviré de cuatro diversas traducciones
bíblicas, las cuales son: La Biblia de Jerusalén, La Biblia del Peregrino, la Biblia Latinoamericana y la
Biblia Dios Habla Hoy.
49
Finalmente se llega al momento culminante, los jóvenes, ancianos y todo el
pueblo sin excepción fueron donde Lot y exigieron la entrega de los visitantes. Al
respecto, la Biblia de Jerusalén y la Latinoamericana señalan que ellos querían
“abusarlos”, mientras que la Biblia del Peregrino y la Dios Habla Hoy señalan que
querían “acostarse con ellos”. Ambas traducciones nos llevan a pensar
“obligatoriamente” en una situación de violencia sexual.
Esa interpretación podría ser correcta, pero no suficiente para pensar en
relaciones puramente homosexuales, ya que junto a los hombres acude también todo el
pueblo, y esta aclaración debe hacernos pensar en la presencia de las mujeres, a las
cuales no se las nombra por considerarlas fuera de la sociedad “oficial”, tal como se
observa más adelante en Mc. 6, 42 – 44.
A continuación, Lot aparece como el juez y abogado, incitando a sus
conciudadanos a no actuar mal, y a cambio ofrece a sus hijas, quienes no han conocido
varón. Esta oferta confirma lo dicho antes, el deseo de los sodomitas, parece ser de
carácter sexual, aunque nos queda la duda de que Lot haya hecho esta oferta solo para
aplacar la ira de esta gente. Sea cual fuere la opción, se nota que al autor no le interesa
este acto inmoral, tanto como el que efectivamente esta tratando.
La conducta de Lot, al ofrecer la entrega de sus hijas en lugar de los
extranjeros, suele interpretarse como una oferta de satisfacción
heterosexual en vez de homosexual, destinada a desviar la lujuria de
los sodomitas por canales menos insólitos. Pero este episodio, afirma
Bailey, puede explicarse razonablemente como el soborno más
tentador que Lot podía ofrecer, en la angustia del momento, para
aplacar a una multitud hostil (Mc NEILL 1979: 72).
Lo cierto es que esta oferta enfurece más a los sodomitas, se niegan a aceptar las
decisiones de un “extraño” y deciden hacer “peor” con él. El relato, sin embargo, solo
indica que forcejean con Lot, sin señalar algún acto sexual genital. El resto del relato es
conocido, sólo interesa resaltar el v. 24 “Entonces Yahvé hizo llover sobre Sodoma y
50
Gomorra azufre y fuego de parte de Yahvé”. Con esto se concluye la misión de estos
“hombres-ángeles”, constataron la maldad existente en estas ciudades y las destruyeron.
Ahora planteo una opción algo más arriesgada de interpretación: En Gn 6, 1 – 4
se relata la relación de ángeles con hombres que sirven de antesala para la destrucción
total de la tierra por medio del diluvio. En Gn. 19, nuevamente aparecen ángeles en
medio de la humanidad, admitiendo la interpretación sexual del relato, se repite la
historia, con la diferencia del elemento destructor, primero llovió agua, ahora llueve
fuego, y en ambos relatos existe un “justo” que se salva junto a su familia. ¿No es
entonces este relato una explicación “justa” del porque de la destrucción de estas
ciudades?. La interrogante parece seguir abierta.
Volviendo al estudio tradicional, observemos algunos otros detalles. Respecto a
la traducción “abusarlos”, “acostarnos” o “conocerlos”, se observa que en la versión
hebrea aparece el término “Yadha”, que en la Biblia significa conocimiento integral de
la persona que incluye las relaciones sexuales, aparece en el Antiguo Testamento 943
veces y solo en diez ocasiones tiene matices sexuales, en los otros casos solamente
puede interpretarse como un entablar conocimiento “con”.
El verbo real hebreo que tiene relación con la homosexualidad y la bestialidad es
el de “Shakhabh”, que se traduce como “yacer” o “acostarse” en pleno contexto coital, y
este verbo solamente aparece en el código de santidad del levítico, que analizaremos
más adelante.
Respecto a la actitud de Lot y la ira de los sodomitas, puede interpretarse como
una complicidad entre extranjeros, que pudieran tener alguna posición hostil contra el
pueblo, de allí que sea urgente para los sodomitas conocer a los visitantes y ver si no
serán perjudiciales para la ciudad. Recordemos también que en ese periodo “histórico”
los pueblos se encuentran en plenas guerras expansionistas, razón suficiente para
desconfiar de cualquier extraño que pudiese ser un espía enemigo.
51
Por otra parte, y en el resto del Antiguo Testamento, el pecado de Sodoma solo
es visto como un pecado de injusticia e inhospitalidad, así como el ejemplo de la
máxima expresión de maldad moral por su soberbia y por su olvido de Dios (cf.
KOSNIK 1978: 216-218). La tendencia a identificar el pecado de Sodoma con la
homosexualidad es muy tardía, aparece a finales del siglo I, por influencia y obra de
algunos escritos apócrifos. Apoyándose en estos escritos comenzó a hacerse luego un
uso exagerado y parcializado de los textos de la Biblia (FORCANO 1981: 373).
Observemos ahora las referencias del Antiguo Testamento al pecado de Sodoma
y con ello la eliminación del prejuicio homosexual existente.
Oíd una palabra de Yahvé, regidores de Sodoma. Escuchad una
instrucción de nuestro Dios, pueblo de Gomorra, [...]Vuestras manos
están llenas de sangre: lavaos, limpiaos, quitad vuestras fechorías de
delante de mi vista y desistid de hacer el mal, aprended a hacer el bien,
buscad lo justo, dad sus derechos al oprimido, haced justicia al
huérfano, abogad por la viuda [...] Si aceptáis obedecer, lo bueno de la
tierra comeréis. Pero si rehusando os oponéis, por la espada seréis
devorados, que ha hablado la boca de Yahvé (Is. 1, 10-20).
El profeta lanza un oráculo sobre dos ciudades aparentemente desaparecidas,
exhortándoles a apartarse del mal y que retomen el camino del bien; este camino
comprende el respeto de las viudas, los huérfanos y los oprimidos. En ningún momento
se hace referencia a las relaciones o las violaciones sexuales ni homosexuales. Caso
similar se observa en Is. 3,9 donde se señala que el pecado de Jerusalén se ha igualado al
de Sodoma. La expresión de sus rostros les denuncia, y sus pecados como Sodoma
manifiestan, no se ocultan. ¡Ay de ellos, por que han merecido su propio mal (Is. 3,9).
Babilonia, el Imperio dominante de la época, también se ha hecho igual a
Jerusalén y a Sodoma sobrepasando los límites del mal y se anuncia su destrucción. En
este caso, tampoco se tiene referencia a la actuación homosexual de los Babilonios.
52
Babilonia, la flor de los reinos, prez y orgullo de Caldea, será semejante a Sodoma y
Gomora, destruidos por Dios (Is. 13,19).
En Jr. 23, 14 contamos con un reclamo al grupo de profetas y al pueblo de
Jerusalén en su conjunto, cuyo crimen radica principalmente en el caminar junto a los
malvados, lo que implica una imitación de sus actos, que para el profeta viene a
significar un acto de fornicación. Más en los profetas de Jerusalén he observado una
monstruosidad: fornicar y proceder con falsía, dándose la mano con los malhechores,
sin volverse cada cual de su malicia. Se me han vuelto todos ellos cual Sodoma, y los
habitantes de la ciudad, cual Gomorra (Jr. 23,14). (cf. Además Jr. 49,18 y Jr. 50, 40).
El profeta Ezequiel señala la “inocencia” de Sodoma y Gomorra en comparación
a Jerusalén, cuyos pecados han sobrepasado a los de estas ciudades. El mismo profeta
hace la relación de pecados que cometieron Sodoma y Gomorra, tales como el orgullo,
el libertinaje, el desprecio del pobre y el indigente, actos que son considerados
“abominables”, merecedores de la muerte.
No has sido parca en imitar su conducta y en cometer abominaciones,
te has mostrado mas corrompida que ellas en toda tu conducta. Por mi
vida, oráculo del Señor Yahvé, que tu hermana Sodoma y sus hijas no
obraron como habéis obrado vosotras, tú y tus hijas. Este fue el crimen
de tu hermana Sodoma; orgullo, voracidad, indolencia de la vida dulce,
tuvieron ella y sus hijas; no socorrieron al pobre y al indigente, se
enorgullecieron y cometieron abominaciones ante mí; por eso las hice
desaparecer, como tú has visto (Ez. 16, 46 – 50).
El profeta Amós, también lanza un oráculo en el que habla de una destrucción
sufrida por Jerusalén, similar a la de Sodoma y Gomorra, hecho que no se constata en la
historia de Jerusalén, quedando la incógnita sobre este suceso. Además de ello, se insiste
en la dureza de corazón de Jerusalén, ya que pese al “castigo” recibido, ella no ha
retornado al buen camino. Os he destruido como la destrucción divina de Sodoma y
Gomorra, habéis quedado como un tizón sacado de un incendio; ¡Y no habéis vuelto a
mí! Oráculo de Yahvé (Am. 4,11).
53
El profeta Sofonías da una información distinta a la de los otros profetas, en este
caso, el crimen de Sodoma y Gomorra sería el de la explotación de otros pueblos y el
desprecio que manifestaban hacia ellos. He oído los insultos de Moab, los denuestos
lanzados por Amón, cuando insultaron a mi pueblo, y prosperaron a costa de su tierra.
Por eso, ¡y por mi vida – oráculo de Yahvé Sebaot, Dios de Israel – que Moab quedará
como Sodoma, los habitantes de Amón como Gomorra, cardizal y mina de sal,
desolación para siempre (Sof. 2, 8-9).
El texto de la sabiduría, realiza una narración histórica, repitiendo algunos
detalles del destino de Sodoma, incluyendo el mito de la estatua de sal. Para este texto,
el pecado de Sodoma consistió en su alejamiento del bien, hecho que la perpetró en la
historia por su insensatez.
De su maldad todavía quedan como testigos una tierra desolada y
humeante y unas plantas con frutos malogrados; y, como monumento
al alma incrédula, se levanta una estatua de sal. Pues, al apartarse de la
sabiduría, no sólo sufrieron la desgracia de ignorar el bien, sino que
además legaron a la historia un recuerdo de su insensatez, para que sus
faltas no quedaran ocultas (Sb. 10, 7-8).
El Libro del Eclesiástico contiene, a su vez, un relato sobre el castigo de los
impíos, donde se aclara que el pecado de Sodoma es su orgullo y no así sus inclinaciones
homosexuales. No perdonó a los vecinos de Lot, a los que aborreció por su orgullo
(Eclo. 16,8).
2.1.1.2. Jueces 19 (El crimen de Guibea)
Este relato es similar, por no decir idéntico, al del relato de Sodoma y Gomorra,
con algunas pequeñas diferencias. Nuevamente las traducciones consultadas nos ofrecen
variantes respecto a algunos términos: En el caso de la Biblia de Jerusalén, tanto para el
reclamo del extranjero como para los actos cometidos con la mujer se habla de
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“conocer”. La Biblia Dios habla Hoy, indica que estos hombres desean “acostarse” con
el extranjero, y para los actos con la mujer se indica que la violaron y abusaron. La
Biblia del Peregrino señala que se desea “aprovecharse” del hombre, mientras que a la
mujer se la maltrata. Por último, la Biblia Latinoamericana indica que los habitantes de
la ciudad deseaban “divertirse” con el extranjero, mientras que a la mujer la violaron y
maltrataron.
Las aclaraciones de estos términos ya se dieron en el caso de Sodoma, solo se
destaca nuevamente las coincidencias existentes en ambos relatos; por un lado se
observa que el único en brindar hospedaje al extranjero es también otro extranjero, este
acto despierta la ira de los habitantes que exigen “la devolución” del extraño. La única
solución es el trueque del varón por la mujer.
Entre sus diferencias fundamentales, están por ejemplo, que el extranjero de
Jueces busca alojamiento y nadie se lo brinda, mientras que en génesis, directamente Lot
ofrece el hospedaje. Por otro lado se habla de la presencia de todo el pueblo en el
reclamo sodomita, mientras que en Guibea solamente son los hombres quienes
componen la comitiva. Ante la oferta de cambio, solo en Guibea se la ejecuta, por último
se nota la diferencia radical en el final de la historia, en una la destrucción llega de
inmediato, en otra el castigo demorará un poco.
Para concluir esta visión, solamente abrir una nueva interrogante respecto al tema
de la homosexualidad; si las intenciones hubieran sido violentas desde el principio, no se
hubiera esperado que los extranjeros se albergaran en una casa, sino que al verlos
buscando refugio o al estar solos en la plaza, los habitantes de Guibea hubieran cometido
el acto. Allí se nota claramente la intención del autor de resaltar la importancia de la
hospitalidad, antes que mostrar las “desviaciones” sexuales de un pueblo entero.
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  • 1. UNIVERSIDAD CATÓLICA BOLIVIANA “SAN PABLO” UNIDAD ACADEMICA REGIONAL COCHABAMBA INSTITUTO SUPERIOR DE ESTUDIOS TEOLOGICOS LOS HOMOSEXUALES ¿SON TAMBIEN NUESTROS PRÓJIMOS? Apuntes para una pastoral con personas homosexuales. TESIS DE LICENCIATURA ECLESIÁSTICA EN TEOLOGIA CON ESPECIALIZACIÓN EN TEOLOGIA PASTORAL MILTON XAVIER LEDEZMA ALMENDRAS COCHABAMBA – BOLIVIA 2004 1
  • 2. DEDICATORIA Este trabajo lo dedico a mis padres: Sabino y Margarita, mis hermanos: Cristian Alberto y José Luis. A todos mis amigos de camino entre los que destaco a los sacerdotes Andrés de Roo y Julio César Aguilar que se encuentran ya en la gloria de Dios y especialmente a todas aquellas personas que sin quererlo son “víctimas inocentes de la Iglesia”. 2
  • 3. AGRADECIMIENTOS De modo particular agradezco a Dios en toda su magnitud de AMOR, amigo y protector tan especial en la vida, que me dió unos padres tan entregados como son Sabino y Margarita, unos hermanos que nunca me dieron la espalda: Cristian y José. Unos amigos de trabajo y estudio irremplazables como son el Lic. Pedro Mamani, Lic. Tania Avila, Frida Lara, Ademar Onofre, Lidia Segovia, Lic. Ruth Flores, la Hna. Margarita y su comunidad MISSAMI. Al P. Marcelo Bazán y su familia, a las Hermanas de Bethania, a las Hermanas Capuchinas de Oruro, los hermanos Franciscanos menores, las hermanas Ursulinas de San Gerónimo de Somasca, las Misioneras Franciscanas de la Inmaculada Concepción, por acogerme y apoyarme desinteresadamente. No puedo olvidar de dar las gracias a Dios por haberme dado tantos docentes que contribuyeron en mi formación, tales como la Dra. Antonieta Potente, Dr. Luis Jolicoeur, Dr, Hans van den Berg, Lic. José Heresi, Dr. Jorge Herbas, a quienes debo mi amor a la Teología. Y por último agradezco a Dios por todos los que supieron dudar de mi trabajo y mi capacidad, pues sin ellos ésta tesis nunca hubiera visto la luz. A ellos, y a todos a los que por descuido no menciono, mis mas sinceras muestras de gratitud por todo lo que hicieron en mi vida. 3
  • 4. INTRODUCCION El tema de la sexualidad humana, desde siempre ha sido considerado como un tabú y muchas veces como un dogma que no se puede alterar. La división entre macho y hembra ha sido y es la única regla con la cual se puede medir el aspecto sexual de las personas. Por lo general, las terceras opciones no son válidamente reconocidas dentro el esquema de la sociedad, y personas que rompen con este esquema, son consideradas como “raras”, “anormales” o incluso “fenómenos”. Estas rarezas, fueron estudiadas por diversas ciencias, las cuales intentaron comprenderlas, corregirlas o finalmente eliminarlas de la sociedad. Tanto la antropología, la sociología, la biología y la psicología, son las ciencias humanas que más tiempo han dedicado a la investigación de la temática homosexual, sin que ninguna de ellas haya podido otorgar una conclusión definitiva para comprender el amplio mundo de los homosexuales. Actualmente aún no existe una propuesta definitiva sobre el tema, solo se puede afirmar que muchas personas nacen con la tendencia homosexual y que otras muchas van identificando su tendencia durante el transcurso de su vida, finalmente se ha descubierto que solo en algunos casos la homosexualidad puede ser revertida, mientras que en otros, la gran mayoría, es un estado en el cual la persona ha “decidido” vivir. También la teología, y su trasfondo religioso, ha sido y es todavía una de las instituciones destinadas a juzgar la homosexualidad, condenándola junto a cualquier otro tipo de expresión sexual que no sea la establecida por Dios, vale decir la de macho y hembra. Desde los comienzos de las comunidades cristianas, se tuvieron que enfrentar a esta situación, llegándose incluso a extremos de condena que incluían la muerte de los homosexuales. 4
  • 5. Actualmente las denuncias respecto a sacerdotes homosexuales o pedófilos, parecen haber motivado a que la postura de la Iglesia se convierta en una nueva forma de reiniciar la Inquisición o casería de homosexuales, aislándoselos de las comunidades de fe, privándoseles del mensaje de Salvación proclamado por Cristo, existiendo solo algunas líneas de acción pastoral para ellos, se los considera como esos mínimos que deben ser atendidos, cuando en realidad día a día, se van convirtiendo en una “mayoría” que merece recibir el mensaje de esperanza y misericordia de Jesús-Cristo. La Iglesia en su postura Magisterial, propone que se evite todo tipo de discriminaciones injustas sobre estas personas y que por el contrario se les colabore a desarrollar sus aptitudes en la sociedad, exhortándoles a vivir en la castidad como norma única de madurez sexual. Avanza un poco más la doctrina cuando invita a que existan lazos de amistad fraterna con estas personas para que así puedan salir adelante con su situación y verdaderamente puedan alcanzar el estado de gracia deseado para ellos. La carta a los Obispos de la Iglesia Católica sobre la atención pastoral a las personas homosexuales, emitida en 1986 por la Congregación para la doctrina de la Fe, intentando conciliar lo expuesto por el Magisterio y las necesidades del mundo moderno, señala que urge desarrollar una acción pastoral para las personas homosexuales, a quienes no considera como pecadoras en el sentido estricto de la palabra, pero que sí las ve propensas a caer en pecado grave a causa de sus tendencias “desordenadas”. Ante esta situación, el presente trabajo, pretende responder a algunas interrogantes que surgen en torno a esta temática, tales como: ¿Puede proporcionar la Iglesia un marco espiritual y doctrinal en el que la comunidad homosexual encuentre un mejor desarrollo espiritual y moral?; ¿Cómo se puede vivir el Evangelio predicado por Cristo sin tener que suprimir la inclinación homosexual?; ¿Es posible ser homosexual y cristiano a la vez? 5
  • 6. La hipótesis propuesta en este estudio, señala que la Iglesia, fiel discípula de Cristo, puede y debe otorgar el apoyo espiritual y doctrinal a las personas homosexuales, de tal modo que, ellos, sin la necesidad de forzarlos a cambiar sus inclinaciones sexuales, puedan desarrollarse como personas auténticas en su integridad moral y sobre todo espiritual. Para ello, solo es preciso generar un mayor ambiente de apertura y acogida a estas personas que, siendo Hijos de Dios, merecen recibir una atención Pastoral digna y apropiada, libre de prejuicios y de condenas muchas veces infundadas. Para alcanzar la demostración de esta teoría, se persigue los siguientes objetivos generales y específicos: • Elaborar una propuesta bíblico - teológica de acción pastoral para la acogida y acompañamiento de las personas homosexuales. • Analizar los textos sagrados para comprobar una posible condena a la homosexualidad así como para fundamentar la caridad y acogida que merecen las personas homosexuales. • Delimitar la doctrina moral sexual de la Iglesia respecto a este tema para así identificar líneas directrices que puedan conducirnos a un proyecto pastoral con estas personas. • Identificar los argumentos y posiciones de las ciencias a lo lago de la historia respecto a la homosexualidad. En razón del tema; se utilizó el método cualitativo bibliográfico, en base al cual nos aproximamos a los distintos textos, con una posición receptiva, pero sobre todo de un modo hermenéutico - interpretativo, vale decir con un análisis interpretativo de los textos, principalmente de la Sagrada Escritura. Esto no se trata de un simple análisis frío de los textos, sino que se continuó con la posición crítica correspondiente, factor que facilitó generar una nueva posición al respecto con deducciones y conclusiones propias. 6
  • 7. Así mismo y por la necesidad que surge del tema, se utilizó el método cuantitativo de la encuesta, realizada a los estudiantes del Instituto Superior de Estudios teológicos, en vista de ser un trabajo que pretende evaluar y velar la perspectiva de la atención pastoral a las personas homosexuales, muy bien expresada en la muestra seleccionada. El fin próximo de la presente investigación es el de poder proporcionar un material de trabajo para quienes deseen realizar algún tipo de acción pastoral con las personas homosexuales, o simplemente para quienes deseen obtener mayor información sobre esta problemática y puedan así enfrentarse a esta realidad que puede estar muy próxima a su círculo social. Por otro lado, la presente investigación pretende colaborar con el trabajo de la Iglesia, dando mayores luces sobre esta temática y demostrar que al interior de la misma no están las puertas cerradas respecto a este tema y que por el contrario ella misma busca constantemente la mejor forma de acoger a los homosexuales como verdaderos prójimos, procurando quitar el temor existente a la hora de realizar un apoyo o iniciar una amistad con estas personas que por lo general necesitan mayor ayuda psicológica que una condenación moral. En este sentido, el primer capítulo, ofrece una visión de los postulados de las distintas ciencias, respecto a sus estudios. En él se enfoca las perspectivas de la antropología y de la sociología y su análisis que realizan sobre la homosexualidad, enfocando la importancia de los factores culturales en el fenómeno. La Biología muestra las breves conclusiones a las que ha llegado para identificar a la homosexualidad como algo innato de las personas, y la psicología continua realizando su análisis del fenómeno para poder otorgar mayores luces de comprensión. 7
  • 8. El segundo capítulo desarrolla un análisis de los diversos textos bíblicos y de la tradición cristiana que abordan el tema de la homosexualidad. Así como realiza una visión general de la influencia del cristianismo en las legislaciones civiles, para concluir finalmente con una valoración moral de la homosexualidad. El tercer capítulo, contiene un análisis de todos los documentos de la Iglesia católica que abordan la temática homosexual, evaluando sus aportes y controversias respecto a la pastoral que propone en este caso. A su vez muestra algunos documentos del magisterio particular que sin desenmarcarse de los primeros, apoyan acciones que protejan a la familia de la problemática homosexual. El último capítulo aborda directamente la propuesta pastoral que ofrece este estudio, a partir del análisis de la lectura de la mujer adúltera (Jn. 8, 1-11), definiendo las posibilidades que tienen los homosexuales de vivir cristianamente sin tener que reprimir sus sentimientos o al menos sin tener que sentirse despreciados por Dios y por la Iglesia. 8
  • 9. CAPITULO 1 OPINIONES DE LA CIENCIA A LO LARGO DE LA HISTORIA La homosexualidad y los homosexuales han estado presentes en la sociedad desde tiempos antiguos. Esto debe dar la idea de que con el correr de los años, han sido diferentes las “instituciones” que se han dedicado al estudio de la homosexualidad, aunque las más influyentes en su valoración hayan sido la religión y la psicología. La homosexualidad no es un fenómeno moderno, pertenece a todos los tiempos y culturas. Siempre ha existido en la humanidad un problema homosexual. Cada época y cada cultura lo ha vivido y situado de distintas maneras: unas lo han perseguido y castigado incluso con la muerte, en otras se ha tolerado y en algunas ha sido considerada indiferente (ALBURQUERQUE 1998: 237). 1.1. La antropología. La homosexualidad es un fenómeno sexual que existió al tiempo de surgir la sociedad humana, razón suficiente para comprender que las primeras manifestaciones homosexuales se dieron en contextos culturales específicos, esto mismo generó diferentes posiciones de las mismas ante la situación (cf. LASSO 1981ª: 37 – 38). 1.1.1. Cultura y homosexualidad. El ser humano, por su característica propia de vivir en sociedad, se ha visto obligado a vivir según las determinaciones y “reglas” que genera dicho grupo humano, de allí que la conducta humana no sea un estado individual o independiente, sino que es el resultado de la influencia de la sociedad. Los elementos que esta aporta, tales como las creencias, ideologías, leyes y costumbres sean quienes ayuden a formar y construir la personalidad. 9
  • 10. La conducta humana no es algo independiente y aislado, sino que está enraizada en una cultura y construida con los ingredientes que cada una de ellas aporta al individuo y que éste según sus tendencias personales se apropiará en una medida u otra para construir su personalidad (LASSO 1981ª: 36). Respecto a la conducta sexual, cada cultura se ha visto en la necesidad de ir delimitando las diversas posibilidades para que pueda darse el desahogo sexual, entre las que se han permitido las relaciones homosexuales eventuales y las diversas variantes de la heterosexualidad, tales como la poligamia, la prostitución, etc. A razón de los estudios realizados por la antropología cultural, se constató que la homosexualidad ha estado presente en diversas culturas, con grados de civilización distintas, sin que ello quiera decir que en alguna se haya constituido como forma dominante de la expresión sexual (MIFSUD 1988: 415). En este sentido, Emiliano Jiménez Hernández, asegura que la homosexualidad se encuentra en todas aquellas culturas decadentes, de modo especial en aquellas sociedades permisivas y tolerantes (cf. JIMENEZ 1990: 153 – 154). Afirmación que permitiría pensar que la homosexualidad solo se manifiesta en sociedades específicas y sobre todo marginales, hecho que no sólo es ilógico sino hasta falso. Ejemplo de esto es la cultura griega, misma que muchos admiran hasta nuestros días, ya que en ella fue donde la homosexualidad alcanzó una amplia expansión, Niceto Blázquez afirma incluso que, Grecia se hallaba dominada por la mentalidad homosexual (BLÁZQUEZ 2000: 292). El arte y la filosofía griega, que el mundo actual ha heredado, nos muestran la postura de estos “sabios” ante la homosexualidad, fenómeno ampliamente difundido entre los varones, de modo particular entre un hombre adulto y uno joven o niño, Aunque algunos textos de la literatura griega, y también algunas obras de arte, aluden a relaciones sexuales entre dos mujeres o dos hombres adultos, la mayoría de los 10
  • 11. contactos homosexuales parecen darse entre adultos y jóvenes adolescentes (MASTERS 1987ª: 457), ya que de estas relaciones los griegos creían […] que el más joven podía aprender mucho de la experiencia del anciano (STEINER 1969: 110). Pero este no era el único argumento por el que la homosexualidad en Grecia llegaba a desembocar en lo que hoy denominaríamos pederastía, influyeron también su postura y valoración del cuerpo desnudo, teniendo al cuerpo del varón como obra perfecta por encima del de la mujer; influyó también la religión, en la cual se permitía los actos de prostitución sagrada; la inferioridad cultural de la mujer, la cual no recibía ninguna instrucción y permanecía en casa, encerrada, aprendiendo los oficios propios de su género; además estaba también presente el alto concepto de solidaridad militar, en el que uno era capaz de todo por su compañero de armas, finalmente debemos considerar los ambientes educativos, exclusivos para los varones, ambiente que facilitaba el encuentro constante de los mismos. Prueba de lo anterior es que Aristóteles nos habla del amor entre jóvenes de un mismo sexo y el mismo Platón en sus obras hace un análisis de su entrega a Sócrates, su maestro. Solón el gran legislador y poeta elegíaco ateniense, uno de los siete sabios antiguos, fue homosexual (AZZI 1985: 248). Pese a todo, los hombres griegos continuaban llevando una vida heterosexual, se casaban y conformaban sus familias, aunque en algún momento y pese a estar casados, era irremediable, que un niño – joven le fuera entregado como discípulo, hecho que incluía la práctica de la homosexualidad, razón por la que no se la consideraba pecaminosa y degradante (cf. MASTERS 1987ª: 457). Es también, gracias a la cultura griega, que de ella deriva otra denominación para la homosexualidad femenina, la cual se conoce con el nombre de Safismo o Lesbianismo. Safo, era una poetisa griega, nacida en Lesbos, cantó infinidad de poemas en los que relataba el amor entre mujeres. Poco después, en su tierra natal, fundó una 11
  • 12. academia literaria donde instruyó a sus alumnas a ignorar a los hombres y prescindir de ellos a tiempo de realizar sus manifestaciones amorosas entre ellas. Lamentablemente, la escuela de Safo no recibió mayor atención, debido a ser una escuela de mujeres, que como observamos anteriormente se encontraban en situación inferior, en todo sentido, respecto al varón. Lo cierto es que gracias a ella, se pudo denominar de modo particular y específico a las relaciones sexuales realizadas entre mujeres. Similar situación se vivió en Roma. Donde si bien no existen testimonios de que se haya institucionalizado la homosexualidad como en Grecia, ella era practicada incluso por los mismos emperadores, tales como: Julio César, Augusto, Tiberio, Calígula, Claudio, Nerón, Galba, Domiciano, Nerva, Adriano y Heliogábalo (cf. AZZI 1985: 248). Entre ellos resaltan la figura de Adriano quien mantuvo relaciones homosexuales con su esclavo Antinoó. Otros de los emperadores merecedores de ser resaltados en este tema son Heliogábalo, quien aparte de ser homosexual, era también travesti y César que prácticamente era bisexual, este dato haría difícil su ubicación en el grupo de los homosexuales, pudiendo ser simplemente un pervertido, aunque de él se dice que era un hombre que cuidaba bastante su belleza física, hecho que podría facilitar su ubicación dentro de la lista de homosexuales. El amor de Adriano por su esclavo Antinóo es bien conocido; Heliogábalo se entregaba, vestido de mujer, a quien lo solicitaba, y César, que fue llamado “el marido de todas las mujeres y la mujer de todos los maridos” era fiel cuidador de su belleza física, cual sucede en la mayoría de los homosexuales (AZZI 1985: 248). Antes de continuar se debe reconocer, que en aquellos tiempos clásicos, no existió el término homosexual con las connotaciones que hoy conocemos, sin embargo, existían otras denominaciones para quienes practicaban diversas actividades 12
  • 13. homosexuales, tales como paiderastés, pallakós, kínaidos, arrenomanés y paidofeóros (cf. Mc. NEILL 1979: 83-84). Otras culturas, en las que la homosexualidad se vio instituida o al menos tolerada son, por ejemplo1 : las tribus de Nueva Guinea en la que los jóvenes se ven “obligados” a tener relaciones homosexuales hasta el momento del matrimonio, a partir del cual deberán observar únicamente una conducta heterosexual (cf. MASTERS 1987b: 706). También los esquimales, malasios e indios norteamericanos aceptaban sin mayores contratiempos las relaciones homosexuales, estos últimos incluso llegaron a tratar a los homosexuales como “chamanes” u “hombres sagrados”, pero nunca los vieron como criminales o degenerados (cf. KOSNIK 1978: 212). Dentro de la cultura andina se cuenta con la existencia de homosexuales, tal como lo relata el cronista Garcilaso de la Vega. Este personaje, cuenta que los Incas en sus avances se fueron encontrando con homosexuales, especialmente en la zona de los llanos, a los cuales condenaron a la muerte, así como se destruyó todas sus pertenencias. El Inca holgó mucho con la relación de la conquista y mucho más de que se hubiese hecho son derramar sangre. Envió a mandar que, dejando el orden acostumbrado para el gobierno, se volviesen al Cuzco. Y en particular mandó con gran diligencia hiciesen pesquisa de los sodomitas, y en pública plaza quemasen vivos los que hallasen, no solamente culpados sino indiciados, por poco que fuese; asimismo quemasen sus casas y las derribasen por tierra y quemasen los árboles de sus heredades, arrancándoles de raíz, porque en ninguna manera quedase memoria de cosa tan abominable, y pregonasen por ley inviolable que de allí adelante se guardasen de caer en semejante delito, so pena de que por el pecado de uno sería asolado todo su pueblo y quemados sus moradores en general, como entonces lo eran en particular. Lo cual todo se cumplió como el Inca lo mandó, con grandísima admiración de los naturales de todos aquellos valles del nuevo castigo que se hizo sobre el nefando; el cual fue tan aborrecido 1 Para tener mayor conocimiento sobre las culturas en las que la homosexualidad era tolerada, se recomienda la lectura de KOSNIK 1978: 82 – 83. 13
  • 14. de los Incas y de toda su generación, que aún el nombre solo les era tan odioso que jamás lo tomaron en la boca, y cualquiera indio de los naturales del Cuzco, aunque no fuera de los Incas, que con enojo, riñendo con otro, se dijese por ofensa, quedaba el mismo ofensor por infame, y por muchos días le miraban los demás indios como a cosa vil y asquerosa, porque había tomado tal nombre en la boca. (Libro III, Cap. XIII. p. 42 – 43) Con admiración relata el cronista, que se encuentran homosexuales en las zonas altas, esto desembocó en el desprecio total de los homosexuales, en situación similar a la de Sodoma. Así, hablar del pueblo donde se halló homosexuales, era hablar directamente de la homosexualidad. Y en la provincia de Huaillas castigó severísimamente algunos sométicos, que en mucho secreto usaban el abominable vicio de la sodomía. Y porque hasta entonces no se había hallado ni sentido tal pecado en los indios de la sierra, aunque en los llanos sí, como ya lo dejamos dicho, escandalizó mucho el haberlos entre los Huaillas, del cuál escándalo nació un refrán entre los indios de aquel tiempo, y vive hasta hoy en oprobio de aquella nación, que dice: Astaya Huaillas, que quiere decir “Apártate allá Huaillas”, como que hiedan por su antiguo pecado, aunque usado entre pocos y en mucho secreto, y bien castigado por el Inca Cápac Yupanqui. (Libro VI, Cap. XI p. 40) Este odio no quitó que en muchos pueblos se considerara a los homosexuales como personajes divinos o muy importantes dentro de la religión y la vida del pueblo. Incluso algunos pueblos, ahora en la actualidad, toleran la presencia de homosexuales, con tal de que se analice su conducta y su presencia en medio del pueblo, sin que esto haya eliminado el hecho de que se continúen haciéndo la burla de ellos (cf. SCHLESINGER 1987: 87). Hubo sodomitas en algunas provincias, aunque no muy al descubierto ni toda la nación en común, sino algunos particulares y en secreto. En algunas partes los tuvieron en sus templos porque les persuadía el demonio que sus dioses recibían mucho contento con ellos, y haríalo el traidor por quitar el velo de la vergüenza que aquellos gentiles tenían del delito y porque lo usaran todos en público y en común. (Libro I, Cap. XIV. p. 98) 14
  • 15. Uno de los pocos pueblos que en realidad condenó y persiguió la homosexualidad es el pueblo judío, y por ende el cristiano, los mismos que apoyados en sus legislaciones “reveladas” se negaron a aceptar la homosexualidad como una manifestación más de la sexualidad humana. Otro caso interesante es el de la cultura japonesa, la cual se caracterizó siempre por la exaltación de la virilidad y la superioridad de los hombres, especialmente en las artes bélicas, sobre las mujeres, hecho que les llevó a rechazar las acciones homosexuales, actitud idéntica se vivió en la cultura alemana del gobierno Nazi2 . Este rechazo y persecución cultural, sin embargo, no habría de eliminar a los homosexuales dentro de estas culturas y sociedades, ya que de ambas, al menos, se tienen datos de que la homosexualidad fue practicada pese a la persecución y condena que sufría. Era común en la cultura japonesa antes de la dinastía Meiji, a través de la exaltación de una sociedad de hombres, donde el coraje militar y las virtudes viriles desembocaban en una forma espontánea en la homosexualidad. Algo parecido fue el conocido fenómeno de la homosexualidad nazi (LASSO 1981ª: 39). 1.1.2. Conclusiones antropológicas. Luego de haber realizado una observación rápida, respecto a las culturas y su postura ante la homosexualidad, es momento de ir definiendo la opinión antropológica sobre este tema. • Para la antropología, la homosexualidad no es resultado de una elección propia de la persona, y en vista de que la persona no la eligió, ella no es responsable de sus actos y tendencias. 2 Para mayor información y detalle de la situación de los homosexuales durante la segunda guerra mundial, recomendamos la lectura de MIRABET i MULLOL 1985. 15
  • 16. • Al no ser responsable de sus tendencias y actos, no hay razón para condenarlo y excluirlo del resto humano, pero al formar parte del mismo, habrá que exigirle responsabilidad en el uso y dominio de sus tendencias. • La homosexualidad definitiva es una conducta que aparece escasas veces en las diferentes culturas, sean estas industrializadas o pre industrializadas, aunque existen bastantes razones para pensar que es en las sociedades industrializadas en las que puede impulsarse su apogeo. • La homosexualidad transitoria es una conducta que aparece en todas las culturas, aunque en unas sea totalmente rechazada y en otras, incluso, se las haya institucionalizado (cf. MIFSUD 1988: 408). • La homosexualidad masculina es la conducta que más se ha estudiado y regulado, debido a la influencia “patriarcal-machista” de las culturas, siendo la homosexualidad femenina una conducta que no ha llamado mucho la atención en el interior de las culturas. • En consecuencia, la homosexualidad masculina ha sido observada en base a dos figuras, la del que penetra (homosexual activo) y la del que es penetrado (homosexual pasivo). Este último es considerado como el elemento femenino de la relación y es principalmente sobre él, donde recaen los prejuicios y condenas culturales. • En resumen, no se debe olvidar que, tanto en varones como en mujeres, la homosexualidad y la heterosexualidad pueden convivir juntos sin excluirse mutuamente. Hecho por el cual, homosexuales y heterosexuales se desenvuelven al interior de sus sociedades sin mayores diferencias, pasando inadvertidos unos y otros. 16
  • 17. • Lo anterior nos hace recordar, sin embargo, que al ser cada cultura quien determina los roles y características de macho y hembra (cf. NUGENT 1984: 167), cualquier resquebrajamiento de estas determinantes conllevará cierta condena y por lo mismo un fuerte condicionamiento social para todos quienes transgreden las normas (cf. GIUNCHEDI 1984: 464). 1.2. La sociología. La Sociología, íntimamente relacionada con la antropología, otorgará mayores luces respecto a la homosexualidad. No obstante, debe quedar claro que la sociología es una ciencia que recientemente decidió abordar el tema, debido a que consideraba que la vida sexual de los hombres no eran parte de sus objetivos científicos. La razón por la que decidió estudiar el tema, se debe al amplio crecimiento y difusión de la homosexualidad en la sociedad, lo que la llevó a buscar aquello que hiciese considerar a los homosexuales como subgrupo social o incluso como una sociedad o cultura homosexual (cf. POLAINO – LORENTE 1997: 1294). La sociología, que en un principio no se había sentido en la obligación de decir nada, por considerar que la vida sexual no era uno de sus objetos principales de estudio ni que los homosexuales debían ser curados, poco a poco se empezó a interesar por el tema buscando lo que los homosexuales pudiesen tener de subgrupo social (LASSO 1981b: 71). Un primer avance de la sociología, es el hecho de aceptar que, efectivamente, en la mayoría de las sociedades no industrializadas se permite el comportamiento homosexual con diversas connotaciones de rechazo y tolerancia, lo cual permite comprender la existencia de un determinado porcentaje de homosexuales en todas las sociedades, incluyendo la nuestra. Las sociedades humanas históricas no parece que, en general, se hayan librado de albergar en su seno el fenómeno homosexual. También, como tesis, se afirma la existencia de una constante estadística 17
  • 18. homosexual dentro de cifras porcentuales muy convergentes y nunca excesivamente elevadas. Tampoco se atreve la sociología a presentar, como conexión necesaria, el crecimiento homosexual con la decadencia o el ocaso de la civilización o comunidad política de que se trate: quizá mas bien al revés (HIGUERA 1981: 168-169). Por otro lado, independientemente de lo visto en la perspectiva antropológica, la sociología puede asegurar que las sociedades en las que la heterosexualidad se ha convertido en la norma de expresión sexual, existe un miedo latente hacia los comportamientos contrarios ha esta norma, siendo mas común el que la heterosexualidad sea exaltada mientras la homosexualidad desalentada (cf. LOPEZ 1977: 153). Bernhard Haring, quien trata duramente la homosexualidad, considerándola como una aberración sexual, reconoce que en las sociedades en las que el sexo es tomado como un artículo más de consumo, y las relaciones sexuales genitales se han convertido en una practica descontrolada, es de esperar que la homosexualidad se difunda mas ampliamente (cf. HARING 1986: 89) pese a ser un comportamiento contrario al del resto social. Otra seria la realidad, si la homosexualidad fuese considerada como uno de los ideales de la sexualidad humana; ya que una sociedad en la que ella fuera la única expresión existente o al menos en el mismo porcentaje que los heterosexuales no tendría razones para rechazarla, por el contrario sería completamente permisible y hasta deseable. Si la homofilia fuera uno de los ideales de la sexualidad humana, deberíamos admitir que una sociedad en la que sólo ella existiera, o en la misma proporción que alcanzan los heterosexuales, sería plenamente lógica y aceptable (LOPEZ 1992: 234). La anterior afirmación, esta cada vez mas lejana a ser real en nuestra sociedad, sin embargo, la sociología asegura que los “desajustes” o “problemas” sexuales presentes en la sociedad, serán cada vez mas escasos en la medida en que sea la misma 18
  • 19. sociedad quien otorgue mejores posibilidades de desarrollo y adaptación sexual a todas las personas, facilitando de esta manera una expresión normal y transparente a través de su propio sexo. Retomando la problemática homosexual, se nota un cambio radical en la mentalidad de las sociedades, aunque todavía existan una serie de actitudes negativas y hasta discriminantes: Entre ellas se debe considerar el miedo, el rechazo, la burla y hasta el desprecio, por lo tanto una mayor relación con las personas homosexuales, contribuirá a que empiecen a disiparse, o al menos reducirse, estas “tradicionales” actitudes y creencias, generando de este modo un clima de apertura, comprensión y relación con quienes tienen esta orientación sexual. En definitiva ésta mayor familiaridad con el universo gay determinaría que comiencen a disiparse – o, al menos, a neutralizarse- las inveteradas ficciones acerca de las personas homosexuales y que en un creciente sector de la sociedad se vaya abriendo paso a una consideración más comprensiva, cuando no decididamente positiva, hacia esta orientación sexual (MARTIN 1998: 444). Así mismo, la sociología puede asegurar que los homosexuales en ningún momento se tornan como personas desviantes de las instituciones a las que pertenecen; existen homosexuales religiosos mas decididos y comprometidos que otros heterosexuales. Fenómeno similar ocurre en el mundo político, donde los homosexuales por lo general pertenecen a la línea conservadora o al menos moderada. En lo que respecta a la vida militar, exceptuando los casos, los homosexuales atraviesan por una etapa de abstinencia. De este modo, es preciso reconocer que; ninguno de los hombres o mujeres que hasta el momento han pisado la faz de la tierra, ha nacido directamente como prostitut@, drogadict@, alcohólic@, neurótic@, psicótic@, homosexual e incluso sant@. Cada persona llega a estos “desenlaces” de su vida dependiendo de los diferentes momentos que ha atravesado en su existencia, razón suficiente para concluir que entre estos tantos 19
  • 20. casos de la vida, existen personas sanas, equilibradas y productivas, incluso entre los homosexuales, a quienes, según José Fernández Martos y John Mc Neill, les ha tocado jugar y desempeñar un papel muy duro dentro de la sociedad pero que no por ello deja de ser importante. Al homosexual le ha tocado en suerte un instrumento nada fácil de dominar, pero yo creo que no por eso, menos valioso al conjunto. Su mayor sensibilidad, su sangrar con la conflictividad de lo humano, su indefensión, su capacidad para el matiz, etc., pueden sernos valiosísimos de integrar en nuestra orquesta tan heterosexual, machista y viril y que, a fuer de sinceros, no ha pasado todavía después de siglos, de tocar una fanfarria más ruidosa que atrayente y melódica. (FERNANDEZ – MARTOS 1981: 70) Según los autores antes mencionados, una aceptación mayor, por parte de la sociedad, permitiría a los homosexuales dejar de jugar su papel negativo de reivindicación (cf. SNOEK 1991: 180) para pasar a una etapa de desarrollo en la que las lesbianas y los homosexuales busquen su identidad personal y grupal y delimiten mejor sus objetivos en medio de una sociedad dominantemente heterosexual, aportando a este resto con sus cualidades y virtudes propias, tales como son la mayor sensibilidad que poseen, capaces de “sangrar” con el dolor humano; su talento crítico e innovador; su ideología profundamente abierta, tolerante y democrática que ayudarían positivamente al desarrollo de una sociedad, sino más perfecta, sí mas humana (cf. FERNÁNDEZ – MARTOS 1981: 70). 1.2.1. Cultura homosexual. Mientras se llegue a la afinación total de todos los instrumentos que forman parte de la sociedad, y de ese modo se pueda interpretar una sinfonía perfecta, aquellos instrumentos que fueron desechados por su “imperfección” en la ejecución de las obras, vieron la necesidad de agruparse y formar de ese modo un nuevo conjunto musical destinado a mostrar sus cualidades artísticas. 20
  • 21. Hacemos referencia de este modo, al nacimiento de una cultura homosexual, pero antes, partamos definiendo, lo que entendemos por cultura. La cultura nace como respuesta de cada grupo social, a las necesidades que se originan en el vivir común (LASSO 1981ª: 38). Así pues, los homosexuales se reconocen como un grupo social, que al no encajar en el vivir común del resto de la sociedad, vieron la necesidad de agruparse y formar de ese modo una “cultura homosexual”, hecho que les permitiría determinar sus valores, definiendo lo bueno para ellos, desechar lo malo y forjar sus normas morales, en busca del bien común de todos sus miembros (cf. VIDAL 1981: 371). De esta manera, como indica John Cavanaugh, “es importante aceptar la idea de que la homosexualidad es una forma de pensar y de sentir y no sólo una forma de actuar. En consecuencia, los actos homosexuales no demuestran por sí solos homosexualidad” (Mc NEILL 1979: 68). Este reconocimiento, de la existencia de una cultura homosexual, es un paso más allá de la simple psicología grupal que intentó usarse con estas personas, por el mismo hecho de que al tener relación y contacto con otros que comparten sus mismas necesidades y sentimientos, les permite configurarse en un “colectivo cultural” capaz de aportar al resto social. El actual reconocimiento por algunos de la existencia de una “cultura gay”, es algo que va mucho más lejos de la mera psicología grupal. En efecto, la identidad del homosexual no sólo se fortalece al contacto con el grupo, sino que se desarrolla y acrece al configurarse como fenómeno cultural. Sólo entonces emergen nuevas actitudes que contradicen a las anteriores y que tal vez por reacción se presentan como señales de identidad del colectivo homosexual (POLAINO – LORENTE 19978: 1294). Surge entonces el grito libertario y configurador del “orgullo gay” que en un primer momento se caracterizó por sus actitudes proselitistas y revolucionarias, tales como las de Stonne Wall en 1969 (cf. MARTÍN 1998: 449), momento en el que se 21
  • 22. pregonó el orgullo de ser homosexual, orgullo que debía ser mostrado a todos en sus actos y presencias. En un segundo momento se observó un estado de asentamiento cultural, en el que los homosexuales, crearon sus propias iglesias3 , clínicas, servicios de asesoramiento, centros sociales, asociaciones profesionales, competencias deportivas, revistas periódicas, novelas, cine, televisión, música, etc. (cf. COLEMAN 1984: 444 – 445), experiencias que manifestaron el potencial cultural de los homosexuales. Finalmente y luego de esta etapa de asentamiento, se ha dado el inicio de una tercera etapa, en la que los homosexuales, luego de haber logrado su acomodación en medio de una sociedad heterosexual, desean iniciar una nueva etapa reivindicativa y revolucionaria, con la búsqueda del reconocimiento legal y hasta religioso de sus uniones, y sus derechos a la adopción en similitud a la estructura familiar tradicional, etapa en la que actualmente continúan desenvolviéndose. Con todo: la nueva cultura homosexual, a pesar de sus numerosas ambigüedades morales y religiosas, promete liberación, dignidad y respeto por esta minoría durante mucho tiempo oprimida (COLEMAN 1984: 448). 1.2.2. Conclusiones sociológicas. Desde la exposición sociológica, se asumen las siguientes conclusiones, retomadas la mayoría de Pablo Lasso, aunque algunas de ellas sean refutadas. • El reconocer que cada persona configura su personalidad según las influencias sociales, permite afirmar que no todos los niños afeminados se convierten en homosexuales, ni que todos los homosexuales hayan sido afeminados de niños. 3 Respecto a la fundación de una de estas Iglesias, hablamos de la Iglesia Metropolitana, recomiendo la lectura de la novela de Thomas Swicegood donde se relata, bajo este género, las situaciones vivenciales de quienes compusieron y organizaron dicha institución religiosa (cf. SWICEGOOD 1974). 22
  • 23. • Es posible afirmar que al final de la adolescencia ya se encuentra madurada una conciencia homosexual, misma que será ocultada debido a las presiones sociales existentes. • Los contactos homosexuales tenidos en la niñez, dejan huella en los individuos, aunque ello no determine el asentamiento de una conducta homosexual. • Las prácticas o contactos homosexuales, no implican que se tenga conciencia de ser homosexual, ya que muchas de ellas se realizan como simples “nuevas experiencias”. • Aunque existen discrepancias respecto al tema, con seguridad se puede afirmar la existencia de una sociedad o cultura homosexual. • La existencia de esta “institución” permite normar la conducta de los homosexuales, entre los cuales, la misma prostitución es bastante criticada, aunque se admite que las relaciones de pareja no sobrepasan los tres años de convivencia y se tenga un tope de diez años como máximo. • Así mismo, se constata que los homosexuales son más practicantes y contribuyentes que desviantes de la sociedad religiosa, política, militar, etc. • Finalmente, la sociología reconoce que, pese a existir miedo y rechazo hacia los homosexuales, en la actualidad se va dando mayor apertura y reconocimiento a estas personas, los mismos que tomando mayor conciencia de su rol dentro de la sociedad otorgan sus aportes a la edificación de una nueva humanidad. 23
  • 24. 1.3. La biología. La fuerte influencia cultural, había propagado la teoría de que la homosexualidad era simplemente un problema psicológico, sin embargo la lucha en busca de reivindicación promovida por los homosexuales, motivó a la biología a dedicarse a estudiar y buscar algunos elementos biológicos que contribuyeran al surgimiento de las conductas homosexuales. Una de las primeras conclusiones a las que arribó la biología, es que la homosexualidad, no era una conducta exclusiva del ser humano, ya que sus observaciones permitieron constatar que la homosexualidad se manifiesta también en las otras especies animales sin poder determinarse, en qué medida puede hablarse de homosexualidad transitoria y de homosexualidad permanente. En el estudio de la homosexualidad debemos partir de una consideración general: La homosexualidad no es exclusiva del ser humano, sino que es una forma de comportamiento que se encuentra también entre las especies animales superiores (AZZI 1985: 247). Estos estudios, permitieron determinar que, biológicamente hablando, los homosexuales son tan normales, que no existen razones suficientes para considerarlos anormales o no naturales, estas últimas conclusiones, de las que se sirvió la religión para condenar la homosexualidad, han de deducirse simplemente de la estructura anatómica y fisiológica del ser humano (cf. AARDWEG 1997: 1314), es decir que, cada cuerpo está formado de órganos bastante definidos para su función dentro el organismo general, especialmente en lo que se refiere a los órganos genitales. El uso indebido de estos, haría suponer la antinaturalidad de las manifestaciones homosexuales. Por otra parte, es bastante demostrado, que el ser humano, en los primeros instantes de vida, no posee una diferenciación sexual completa, es decir que, en cada cigoto se encuentran presentes, y en igual proporción, la realidad varón – mujer, las mismas que irán clarificándose gradualmente hasta definir nítidamente si el nuevo ser ha 24
  • 25. de ser varón o mujer. Tal como la ciencia ha verificado, no existe una indiferenciación sexual en los primeros momentos de la vida, sino que la condición de varón-mujer está presente desde la concepción, develándose gradual y cada vez más nítidamente (PETRONI 1989: 181). Esta conclusión llevó a los científicos ha estudiar la posible causa genética de la homosexualidad. Para clarificar sus hipótesis, estudiaron el DNA de personas homosexuales que poseyeran algún pariente homosexual. Los resultados manifestaron cinco marcadores en el extremo distal del brazo largo del cromosoma X, a esta zona se la denominó región Xq28 (ROMANO 2000: 1294). Otras investigaciones, apuntan hacia una posible teoría hormonal de la homosexualidad, indicando que la influencia de las hormonas masculinas o femeninas durante la etapa prenatal afectarían en el desarrollo cerebral, específicamente del hipotálamo, hecho que haría propenso a un individuo a adoptar posturas homosexuales en su adolescencia o madurez. En este sentido y desde los estudios de Dórner y cols. (1975), el cerebro de homosexuales varones estaría diferenciado como el de las mujeres (HERRERO 1997: 1326). En general, y con los datos aportados por esta ciencia, los científicos creen que no existen pruebas suficientes para determinar la influencia de los genes en la orientación sexual humana, así mismo, los múltiples estudios realizados sobre el funcionamiento glandular y estructural no pudieron determinar si la homosexualidad es un estado orgánicamente condicionado. Los resultados no pudieron determinar diferencias precisas entre homosexuales y heterosexuales. Hoy en día, muchos homosexuales aducen que su orientación sexual es el resultado de fuerzas biológicas sobre las que no ejercen control y que no está en su mano alterar (MASTERS 1987ª: 460). Pese a ello no se puede ceder ante estas 25
  • 26. pretensiones precientíficas, en este sentido, ni la moral, ni la sociedad han de legitimar las prácticas homosexuales (cf. BLÁZQUEZ 2000: 293). Tanto Javier Gafo como otros autores reconocen que los tan esperados resultados de la biología no han podido contribuir a la clarificación del origen biológico de la homosexualidad, por el momento solo les queda reconocer que el comportamiento sexual humano, depende fundamentalmente del influjo cultural y educativo, aunque aún no deben cerrarse las posibilidades a encontrar influencias biológicas en el futuro. Pese a los numerosos estudios que se han hecho sobre el funcionamiento glandular y estructural a fin de determinar si la homosexualidad es algo orgánicamente condicionado, no han podido establecerse diferencias precisas entre el homosexual y el heterosexual. Eso, sin embargo, no excluye la posibilidad de que un día, lleguen a hallarse sutiles diferencias orgánicas (WINSKI 1967: 107). 1.3.1. Conclusiones biológicas. • Para comprender las raíces orgánicas de la homosexualidad, la biología realiza estudios en los factores hormonales, las estructuras cerebrales, la función neuropsicológica y los factores genéticos. • Las tesis y estudios realizados hasta el momento, no han podido clarificar el origen de la homosexualidad, aunque se admiten las posibles influencias hormonales, genéticas y hereditarias, no se descarta el origen psicosocial. • El comportamiento sexual por lo general depende del cerebro. • Aunque los conocimientos biológicos sean fragmentarios, no se excluye que algunos factores biológicos incidan en el nacimiento de la homosexualidad. 26
  • 27. 1.4. La psicología. Es evidente, y nadie podrá negar hasta el momento, que la psicología es la ciencia que ha dedicado mayor tiempo y atención al estudio de la homosexualidad. Y es ella, justamente, quien ha dirigido y condicionado la postura de la sociedad al respecto. 1.4.1. Teorías que explican el origen de la homosexualidad. Sobre la etiología de la homosexualidad, muchos autores como Jaime Snoek, Juan Filgueiras, Tony Mifsud, William Masters, Pedro Trevijano, Eduardo López y otros (cf. CASTRO 1969c: 121-122), han postulado diversas teorías, algunas de las cuales hemos observado en las anteriores acápites. Sin embargo, y para tener un panorama más completo, observemos estas divisiones. a. Factores Fisiológicos. Teoría que se encuentra íntimamente relacionada con las ciencias biológicas. A su vez, estos factores pueden dividirse en: a.1. Genética. O llamada también somática, apoyada por los estudios de Kallmann, realizados en 1952. Afirmando que la homosexualidad es producto de desórdenes o anormalidades cromosómicas (cf. CASTRO 1969b: 119). a.2. Hormonal. Teoría que señala el origen de la homosexualidad como resultado de desniveles o desajustes en la proporción de estrógenos y testosterona. a.3. Morfológica. Teoría que apoya la posición de que la homosexualidad surge como producto de diversas transformaciones en el desarrollo del ser humano, considerándola, incluso, presente en la vida embrional o fetal (cf. CURTIDOR 1989: 194). 27
  • 28. Todas estas posturas, como se vio anteriormente, no han quedado completamente demostradas pero continúan abiertas a nuevos descubrimientos esclarecedores. b. Factores Familiares. En este contexto, la mayoría de los autores afirman la responsabilidad de los padres en el desarrollo homosexual de sus hijos, ya sea por la falta de control sobre sus actividades y actitudes o por la excesiva presión que ejercen sobre ellos (cf. TORDJAM 1985b: 162 – 163). Otras recomendaciones psicológicas para prevenir el surgimiento de las tendencias homosexuales es, que los padres generen climas familiares en los que los niños puedan identificarse y desarrollarse de acuerdo a su propio sexo. Es decir, la mayor prevención entre el surgir de las tendencias homosexuales y la mayor garantía de ortodoxia sexual es lograr que sea posible y fácil para los chicos identificarse con su padre y para las chicas con su madre (TREVIJANO 1988: 125). Con todo, no se descarta, y es dominante la teoría de que, las experiencias tenidas en la infancia y en la adolescencia serán las que luego configuren la vida e identidad sexual de las personas (cf. FERRER 1996:155). Demetrio Barcia y Joaquín Nieto llegan incluso a indicar que los niños que muestran mayor apego hacia sus hermanos mayores varones, tienen mayor propensión a la homosexualidad, datos que confrontados con nuestra sociedad boliviana, por ejemplo, podrían indicar un alto índice de homosexuales, debido a que culturalmente el hombre debe relacionarse con hombres para aprender de ellos el desenvolvimiento normal y natural de su sexo. Esto nos permite ver que al momento de “catalogar” a una persona como homosexual, se ha de tener cuidado en la utilización de los parámetros. Los factores ambientales que parecen estar más estrechamente relacionados con la génesis de la homosexualidad son las experiencias infantiles en el seno de la familia nuclear. Entre los varones la 28
  • 29. homosexualidad muestra una distribución familiar, de modo que los varones expresan una mayor preferencia hacia los hermanos varones, con una frecuencia mayor que los varones heterosexuales hacia sus hermanos (BARCIA – NIETO 1997: 1349). b.1. Madre dominante. Se afirma que la existencia de una madre dominante y un padre apagado en el hogar facilitarán el desarrollo de la homosexualidad, debido a que los roles masculinos y femeninos quedan bastante confusos. b.2. Súper madre. Estrechamente relacionada con la anterior, aunque en su caso se tenga la ausencia total del padre, razón por la cual, la madre debe cumplir ambos roles en la manutención del hogar. b.3. Madre frustrada. Caso en el que la madre presenta un lesbianismo “apagado” y al no sentirse realizada con su vida heterosexual proyecta sus tendencias hacia sus hijos. No existen razones para no pensar en la existencia de padres frustrados. b.4. Súper padre. Caso similar al de la súper madre, con un énfasis mayor en la educación varonil de sus hijos, sean del sexo que sean. b.5. Proyección de deseo. Este es uno de los casos más comunes, en el que los padres deseaban tener un hijo de un sexo pero nace del sexo distinto. Ante esta realidad, los padres se empeñan en educar y vestir a su hijo de acuerdo al sexo que ellos desearon. b.6. Hogares desechos. Un último fenómeno que puede considerarse como causal del comportamiento homosexual, es la amarga experiencia de los niños al ver continuamente a sus padres en disputas y riñas que hacen inllevables la vida conyugal. Este hecho mueve a suponer que la pareja heterosexual es un “castigo”, razón por la que ha de buscarse una pareja homosexual (cf. JIMÉNEZ 1990: 154). 29
  • 30. c.Factores Sociales. Al respecto, cabe indicar que se consideran también como causas de la homosexualidad las diversas influencias sociales y culturales. c.1. Unisexismo. Fenómeno social que puede observarse desde dos perspectivas. o Por Segregación. De acuerdo a esta teoría, la homosexualidad sería efecto de la agrupación prolongada de personas del mismo sexo, en un ambiente cerrado. En este sentido, es fácil descubrir personas heterosexuales que pueden haberse visto envueltos en relaciones homosexuales a causa de que sus relaciones heterosexuales eran imposibles. Estos lugares “cerrados”, fácilmente identificables son: Las prisiones, el ejército o la vida en colegios exclusivos para personas del mismo sexo, especialmente si son internados. No se ha de descartar entonces la presencia de relaciones homosexuales en los seminarios y casas de formación religiosa, aunque éstas solo sean transitorias. o Por Igualitarismo. Fruto de un nuevo fenómeno social, en el que se concibe al mundo como una sociedad unisex, en la que las relaciones sexuales se corresponden mutuamente entre unos y otros. Este hecho es más frecuente en las sociedades y comunidades homosexuales. c.2. Anarquismo. Fenómeno común, especialmente en épocas de grandes convulsiones sociales, en los que algunos grupos humanos desean manifestar su rechazo al sistema en el que viven, y para ello se sirven de actos antisociales entre los que puede incluirse la homosexualidad. Un fenómeno histórico en este sentido, es el hecho manifiesto de Safo, la poetisa griega, la cual, en medio de una cultura netamente patriarcal, desea exaltar las cualidades de la mujer a través del arte, llegando a las expresiones amorosas entre mujeres. 30
  • 31. c.3. Seducción. Un último hecho que se constata en esta clasificación, es el de la seducción, generalmente realizada por personas mayores hacia niños o adolescentes, llegándose incluso a la violación. Estos acontecimientos facilitarán el desarrollo de actitudes homosexuales en la etapa adulta de la víctima (cf. BARCELO 1997: 1354). Luego de las etiologías observadas, se concluye que la homosexualidad es un problema humano que ha estado presente en todas las etapas de la historia del hombre, sin que se conozca claramente los orígenes de la misma, hecho que facilita acciones de rechazo hacia esta conducta. Los distintos debates entablados respecto a su origen, sea entre lo biológico, genético, hereditario, hormonal, variaciones y problemas familiares, sociales, ambientales, etc. (cf. VIDAL 1991b: 112), no han podido develar aportes suficientes para su comprensión, de ahí se concluye que: respecto de la posible etiología de la homosexualidad, es mucho más lo que ignoramos que lo que sabemos. Más aún que, con los datos actuales disponibles, puede sostenerse que acerca de ella “ignoramos et ignorabimus”, es decir, que esta casi todo por hacer (POLAINO – LORENTE 1997: 1279). 1.4.2. Etimología y significado de la homosexualidad. Hasta el momento, se ha reconocido los diversos significados y explicaciones que se atribuyen a la homosexualidad, pero no se ha detallado el significado, ni el origen de éste término, así como sus nuevas transformaciones y connotaciones. Etimológicamente la palabra homosexual, deriva de las voces griegas y latinas. En las primeras, homo significa igual, mientras que en las segundas, homo significa hombre, resultando un poco confuso el poder definirlas adecuadamente. En todo caso, es preferible adoptar la derivación griega, ya que la homosexualidad entendida como 31
  • 32. “igual sexo” es un término que engloba a varones y mujeres que tienen preferencias sexuales hacia personas de su mismo sexo (cf. STEINER 1969: 6). Derivante de esta raíz, el término homosexualidad, fue introducido, al vocabulario científico, por el médico húngaro Ferenczi en el siglo XIX. Inicialmente solo llevó una significación clínica y poco a poco llegó a identificar toda la realidad de aquellas personas que se sienten atraídos hacia seres de su mismo sexo (cf. FERNÁNDEZ – VIDAL 1981: 9). Con el correr de los años, esta palabra fue adquiriendo connotaciones negativas lo que ha llevado a buscar otras palabras más libres de significados peyorativos, tales como la de gay, homofilia, homotropía, homoerotismo, homogenitalidad. Para comprender mejor estos nuevos términos, conozcamos brevemente sus significados. a. Homogenitalidad. Término que encierra aquellas relaciones homosexuales, en las que predomina lo genital y lo corpóreo, con una búsqueda compulsiva de relación genital más que de una relación interpersonal. Resumiendo, podríamos decir que la homogenitalidad solamente causa placer y desahogo sexual. b. Homoerotismo. Esta denominación se refiere a las relaciones homosexuales donde predomina lo emotivo y lo afectivo, dentro de una relación que suele tener altos niveles de egoísmo, por la “alegría” que produce en el homosexual. c. Homofilia. Relación homosexual caracterizada por la fuerte atracción hacia personas de su propio sexo, pero sin tener en algún momento un contacto homosexual (cf. HARING 1986a: 90). 32
  • 33. Aunque este último término, la homofilia, suele rechazarse, los homosexuales lo han adoptado como mejor clasificador de sus relaciones, ya que a través de esta expresión, ellos denotan el conjunto de emociones que autodenominan como amor. Además de la ternura, admiración, respeto y comprensión que los lleva a entablar relaciones de sincera amistad, alejándolos de comportamientos indecentes y generando ambientes de verdadera felicidad. Simplificando, la homosexualidad produce placer, el homoerotismo, alegría y la homofilia, felicidad (MIFSUD 1988: 411). 1.4.3. Definición de términos. (Homosexualidad y homosexual). Al respecto, son múltiples las definiciones que pueden darse, pero en lo que respecta a la homosexualidad, una es la más ampliamente difundida, y compartida por varios autores: Por homosexualidad se entiende la condición humana de un ser personal que en el nivel de la sexualidad se caracteriza por la peculiaridad de sentirse constitutivamente instalado en la forma de expresión exclusiva en la que el partener es del mismo sexo (AUBERT 1991: 359). Existen otras definiciones más sencillas y no poco carentes de valor, tales como esta: La homosexualidad consiste en una relación con personas del mismo sexo: hombre con hombre o mujer con mujer, aunque en este tipo de relación uno hace más o menos el papel masculino y otro el femenino (HORTELANO 1989: 202). Otras definiciones más limitantes, restringen la homosexualidad a la etapa adulta de la persona. Se consideran homosexuales a los individuos que, en la edad adulta, experimentan y se sienten impulsados por una atracción sexual neta y preferencial por las personas del mismo sexo y que tienen habitual, aunque no obligatoriamente, relaciones sexuales con ellas (GARRONE 1980: 262). 33
  • 34. Algunas definiciones, tal vez las más comunes dentro del ámbito eclesiástico, responden a los aspectos negativos de estas relaciones, algunas la denominan como “un desorden psicológico” (STEINER 1969: 42), otras como “una desdichada inadaptación” (AZZI 1985: 253), otras como “desviación del instinto sexual” (AUBERT 1991: 359), incluso algunas llegan a sobrecargar lo negativo de estas relaciones, definiendo la homosexualidad como: La atracción erótica y sexual que experimenta un individuo hacia los miembros del mismo sexo, una descripción más exacta incluiría además la ausencia de atracción hacia los miembros del sexo opuesto, en ocasiones hasta el extremo de sentir positivo disgusto ante la sola idea de mantener relaciones sexuales con el sexo contrario (KOSNIK 1978: 237). En este mismo sentido, existen definiciones más liberales y más abiertas al contexto general que ayudan a comprender mejor estas manifestaciones. De una forma genérica y sin otras matizaciones, podríamos definirla como la tendencia sexuada que se experimenta hacia la persona del propio sexo, de idéntico sabor y significado a la que se obtiene en la relación heterosexual. Ello no implica el ejercicio necesario de la sexualidad en su sentido estricto (LOPEZ 1977: 151). Esta anterior definición, mas la que se añade a continuación, considero que son las que mejor describen a la homosexualidad, sin necesidad de recargarle notas negativas como tampoco el de exaltarla como manifestación plena de la humanidad. La homosexualidad implica, pues, un sentido global del ser humano, es la condición antropológica desde la que una persona se realiza humanamente. Se caracteriza porque la persona se sabe instalada de una manera exclusiva en la atracción hacia personas del mismo sexo. Es parte integrante y constitutiva de la personalidad del individuo, no simples acciones o comportamientos aislados (ALBURQUERQUE 1988: 238). 34
  • 35. En resumen, la homosexualidad no puede ser considerada simplemente como una “desviación” o como una “enfermedad”, ella es una forma de realización personal y humanizada, de un hijo de Dios, que no solo se siente, sino que se sabe instalado en la atracción hacia personas de su propio sexo. Esta toma de conciencia, es el factor fundamental para comprender la homosexualidad que, como se dijo antes, no implica el ejercicio de la sexualidad ni el rechazo hacia la heterosexualidad. Para comprender mejor lo dicho hasta el momento, observemos algunas definiciones del homosexual. Se llama homosexual a todo individuo que de manera exclusiva o predominante desea un socio sexual de su mismo sexo, pero no a aquel que sólo ha deseado o tenido estas relaciones de modo accidental y pasajero (TREVIJANO 1988: 122). La connotación “comercial” de la anterior definición, no puede hacer más que causarnos una risa simpática; pero la definición que se propone a continuación ha de mostrarnos, irrisoriamente, el concepto general de la sociedad sobre los homosexuales. El homosexual es un pervertido indeseable, sobre quien caen las mas duras críticas y condenas, una especie de cáncer para la sociedad, que debería defenderse por todos los medios de semejante peligro. Es algo vergonzoso y terriblemente humillante para nuestra cultura. Son objeto de chistes y burlas en la conversación y ambientes ordinarios, pues hablar de ellos, al menos sin una sonrisa despectiva y lacerante, se toma como indicio de una posible complicidad. Muchos experimentan a lo sumo un sentimiento de compasión y lástima ante esos pobres desgraciados que viven de forma clandestina, al margen de la sociedad, como una secta de viciosos pervertidos (LOPEZ 1992: 220). Pese a esta definición nos encontramos con otras perspectivas, más esperanzadoras para definir a la persona homosexual. Definimos como homosexual a aquellas personas que tienen conciencia de serlo, es decir, a los que así mismo se califican como tales y además, su conducta sexual está orientada hacia personas del mismo sexo (LASSO 1981b: 73). 35
  • 36. Este último concepto es el que se encuentra perfectamente relacionado con el concepto que consideré más apropiado para definir la homosexualidad. Nótese que se hace un detalle, al referirse al homosexual como persona y no como un “degenerado”, por esto mismo, junto con Marc Oraison me atrevo a admitir que los homosexuales son seres humanos con plena conciencia de su orientación sexual y que por su misma condición humana, tienen un destino “humano, humanizante y humanizable” (FERNANDEZ – VIDAL 1981: 11). En conclusión, se puede afirmar que la homosexualidad puede bien producir notas y contrapuntos en el conjunto de la sinfonía humana que ningún otro grupo social humano puede interpretar (FERNANDEZ – VIDAL 1981: 18). 1.4.4. Tipos de Homosexualidad.4 La tipología de la Homosexualidad es tan variada, que resultaría tema de otra tesis el estudiarlas en su profundidad, por esta razón nos limitaremos a presentarlas con su característica peculiar. a. Homosexualidad ocasional. Aquella que se presenta episódicamente en las personas, debido a ciertas influencias ambientales o motivadas por otros factores. A su vez puede dividirse en: a. Accidental. Producida generalmente en la adolescencia o bajo el influjo del alcohol y las drogas. b. Sustitutiva o ambiental. Producida entre personas que están en contacto con los de su mismo sexo. c. Motivadas. Se clasifica aquí las relaciones homosexuales realizadas por la búsqueda de nuevos placeres o simplemente por necesidades económicas. 4 Para confrontar y profundizar las diversas tipologías de homosexualidad recomiendo la lectura de SARMIENTO 1999: 705; FILGUEIRAS 2002: 157 – 158; SNOEK 1988: 181; HORTELANO 1989: 202 – 203, MIFSUD 1988: 411; GARRONE 1980: 266; AUBERT 1991: 360; FERNANDEZ – VIDAL 1981: 11 – 15; TREVIJANO 1988: 122. 36
  • 37. b. Homosexualidad persistente. Es la homosexualidad que se ha instalado “definitivamente” en el individuo. a. Homoerotismo. Relación que solo busca la simple satisfacción sexual. b. Homofilia. Relación donde se da la sublimación de sentimientos que desembocan en verdadera amistad. c. Homosexualismo nuclear. Caracterizado por su constitución congénita e irreversible. d. Homosexualismo periférico. Condición no instalada y que se manifiesta levemente. e. Homosexualismo exclusivo. En el que se descartan definitivamente las relaciones heterosexuales (cf. SANCHEZ 1984: 228). Otras clasificaciones hablan de: a. Homosexualidad imaginaria. En la que la atracción homosexual se da de un modo pasajero, sin que conlleve la realización de un acto. b. Pseudo – homosexualidad. En la que la homosexualidad es solo fruto de una dependencia afectiva y solo en un segundo momento la gratificación sexual. c. Homosexualidad manifiesta. Contraria a la anterior, ya que la gratificación sexual es la primera en buscarse y satisfacerse en la relación. Aún más, se puede clasificar la homosexualidad de la siguiente forma: a. Según la edad. Que a su vez puede clasificarse en: a. Paidofilia. Relaciones mantenidas por un adulto con niños y adolescentes. b. Efebofilia. Relaciones mantenidas por un adulto con jóvenes. c. Androfilia. Relaciones mantenidas de un joven con adultos. d. Gerontofilia. Relaciones mantenidas de un joven o adulto con ancianos. 37
  • 38. b. Según la forma de placer. Dividida a su vez en. a. Manual. Por contactos manuales. b. Bucal. Por contactos, generalmente labiales, con otras partes del cuerpo. c. Femoral. Similar a la relación heterosexual, con juego de genitales. d. Anal. Generalmente masculina, en el que se produce la penetración. c. Según la actitud. Subdividida en: a. Pasiva. Donde el homosexual hace el papel femenino o receptor. b. Activa. En la que el homosexual es el que domina la relación y ejerce el papel de varón. c. Masculina. Por ser relaciones entre varones. d. Femenina. Por ser relaciones entre mujeres. Del mismo modo en que la homosexualidad es ampliamente clasificada, los homosexuales suelen clasificarse en distintas variantes. a. Afeminados. Aquellos que buscan hombres desde una psicología femenina, manifestando acciones y gestos femeninos. Este tipo de homosexualidad incluso suele dividirse de acuerdo a los diversos afeminamientos. b. Varoniles. Aquellos que pueden pasar desapercibidos en medio de los demás hombres por actuar de acuerdo a su sexo. c. Militantes. Aquellos homosexuales que tomando conciencia de su situación, tomaron una actitud comprometida con su grupo social. d. Prosélitos. Son los homosexuales que han dejado de serlo por temor a la sociedad o que viven en la clandestinidad. e. Activos. Homosexuales que continuamente tienen relaciones genitales, por otro lado son quienes ejercen el rol dominante de varón en la relación. f. Pasivos. Son los homosexuales que han dejado de tener relaciones genitales o también aquellos que cumplen el papel femenino en la relación. g. Puros. Aquellos homosexuales que no tienen relaciones heterosexuales. 38
  • 39. h. Bisexuales. Son los homosexuales que tienen relaciones homosexuales y heterosexuales al mismo tiempo. i. Exhibicionistas. Que generalmente son despreciados por los mismos homosexuales debido a su conducta llamativa y escandalosa, que genera mayor desprecio hacia toda la comunidad homosexual. j. De pareja cerrada. Que viven una relación similar a la de un matrimonio heterosexual y que por lo general poseen una sola pareja. k. De pareja abierta. Que además de su pareja “oficial” poseen otras parejas. l. Funcionales. No poseen pareja alguna, y tienen relaciones abiertas con cualquier sujeto. m. Disfuncionales. Similares a los anteriores, con la diferencia de que estos llevan en su vida una serie de problemas psico-sexuales. n. Asexuales. Homosexuales que no están emparejados y que tampoco tienen una actividad sexual continua, por lo general, son más reservados que otros homosexuales. A fin de no continuar con la amplia extensión de esta clasificación, por ahora solo mencionaremos que también el lesbianismo suele dividirse en clases distintas. Todo este panorama nos mostró que al hablar de la homosexualidad, debemos hablar de una diversidad tan grande, como la existente en la heterosexualidad, razón suficiente para señalar que ningún homosexual es igual a otro, ni para hablar de una madurez homosexual, sino que se debe hablar de “tal” o “cual” homosexual. Aún dentro de la homosexualidad, hay que tener en cuenta que cualquier homosexual es como cualquier otro homosexual, como algún otro homosexual y totalmente distinto de todo otro homosexual: no se puede hablar de la madurez homosexual, sino de “tal” homosexual (FERNANDEZ – MARTOS 1981: 65). 39
  • 40. 1.4.5. Prejuicios y características de la homosexualidad. Independientemente de todas las clasificaciones que realizó la psicología respecto a la homosexualidad y a los homosexuales, no se puede dejar pasar de largo los mitos y prejuicios que envolvieron a estas manifestaciones, durante un buen periodo de tiempo. Los continuos avances de la psicología en sus observaciones contribuyeron a clarificar y diluir estos mitos y prejuicios existentes, que sin embargo, continúan circulando en nuestros ambientes, donde no se ha clarificado el tema. Conozcamos algunas de estas creencias (cf. CAULDWELL 1966: 41). • Los homosexuales se sienten especialmente atraídos por niños. • El homosexual es afeminado y la homosexual viriloide. • Los homosexuales se reconocen entre sí. • Los homosexuales ejercen profesiones específicas (maestros, artistas). • Los homosexuales son libertinos, inestables y promiscuos. • Los homosexuales se curan con mano dura. • Los homosexuales se curan al tener relaciones heterosexuales. • Los homosexuales son cobardes. • Los homosexuales son infieles. • Los homosexuales son enemigos de las mujeres y en el caso de éstas últimas a la inversa. • Los homosexuales son enfermos, anormales y pervertidos. • Los homosexuales nacen así. • Los homosexuales son incurables. • Los homosexuales pueden distinguirse por su conducta y su modo de vestir. • Los homosexuales son artistas e inteligentes. • Los homosexuales son causantes de la mayor cantidad de crímenes. 40
  • 41. Actualmente se procura eliminar estos antiguos prejuicios, muchos de los cuales son causantes de estigmatizar a individuos que casualmente caen en algunas de estas posibilidades sin ser homosexuales, hecho que causa daños y perjuicios muchas veces irreversibles en este sujeto. El mero hecho de que un hombre se sienta atraído hacia personas de su propio sexo no tiene relación alguna con sus otras cualidades. Sin embargo el estigma sigue pesando sobre él; y quizás por razones válidas (STEINER 1969: 45). Los parámetros para poder reconocer a un sujeto como homosexual hoy son muy distintos a los anteriores, aunque todavía conserven restos de estos (cf. LOPEZ 1977: 150 – 152). • Los homosexuales tienen sueños y fantasías eróticas con personas de su propio sexo. • Los homosexuales sienten poca o nula atracción erótica hacia personas del sexo contrario, incluyendo cierta aversión y repugnancia. • Los homosexuales viven a gusto con su realidad y no encuentran causas para abandonarla. • Los homosexuales poseen una sensibilidad capaz de recuperar valores pasados. • Los homosexuales no poseen rasgos morfológicos que los diferencien de los heterosexuales. En resumen, la psicología asegura que existen homosexuales violentos, como también pacíficos, artistas o rudos, egoístas o generosos, religiosos o indiferentes, fuertes, débiles, promiscuos, fieles, etc. Sin que existan parámetros precisos para catalogar a las personas como homosexuales o heterosexuales, razón suficiente para eliminar todos aquellos prejuicios que oscurecen esta realidad. 41
  • 42. 1.4.6. Posturas Psicológicas. Muchas han sido las hipótesis psicológicas que han abordado el tema de la homosexualidad. Una de las primeras fue justamente la teoría psicoanalítica la cual busca causas psicogenéticas para explicar estas actividades, surgió entonces el tan conocido “complejo de Edipo” y el “Complejo de Electra”, algunos hablaron de los “complejos de inferioridad” en cuanto a su sexo, o la identidad sexual “deficiente”. Existe amplio consenso entre los actuales estudiosos de la psicogénesis de la homosexualidad en que es inherente al desarrollo homosexual una auto-actitud de masculinidad/feminidad frustrada, o, dicho de otra forma, un complejo de inferioridad en cuanto a la propia masculinidad/feminidad, o, en una terminología algo moderna, una identidad sexual deficiente (AARDWEG 1997: 1317). Otras teorías consideran a la homosexualidad como una detención en el desarrollo psicosexual, lo cual hace considerar a los homosexuales como enfermos o trastornados (cf. ROMANO 2000: 1293 – 1294). Esta teoría, propone unas etapas a través de las cuales todos los hombres atravesamos para alcanzar la madurez sexual, estas etapas son: 1. Fase narcisista o autoerótica. Común en la niñez. 2. Fase homosexual. Propio de la adolescencia (cf. TORDJMAN 1985ª: 178). 3. Fase adulta, normal y final. Entablándose las relaciones heterosexuales definitivas (cf. LOPEZ – FUERTES 1989: 85). Ante esta variedad de posibilidades, que evita una sola voz al respecto, el 15 de diciembre de 1974, la Asociación Americana de Psiquiatras y la Asociación psicológica americana retiró, casi por voto unánime, a la homosexualidad de su lista de trastornos o enfermedades patológicas, hecho que la aisló del concepto de ser una “desviación mental”, quedando catalogada simplemente como una “alteración de la identidad 42
  • 43. sexual”. Dentro de la anterior lista quedó simplemente la homosexualidad egodistónica como enfermedad tratable y curable. Muchos psicólogos y psiquiatras no compartieron, ni comparten la decisión tomada por su asociación, razón por lo que aún intentan “curar” a los homosexuales y “transformarlos” en heterosexuales. Lamentablemente, este afán milagrero, ofrece resultados descorazonadores. Los porcentajes de homosexuales que lograron recuperarse, sólo alcanzaron el 27%5 , pudiendo hablarse del éxito total, cuando se ha comprobado que efectivamente las personas tratadas, nunca más retomaron las actividades homosexuales (cf. LADAME 1980: 271). Por otra parte estos porcentajes solo reflejan, la media de los homosexuales que acudieron al especialista, porque tenían desórdenes en su homosexualidad o que efectivamente no eran homosexuales instalados, hecho que facilitó su “cura”, siendo mayor la cantidad de homosexuales que no padecen ningún problema o enfermedad, razón suficiente para que no acudan al médico, pues no se sienten “enfermos”. Este afán curandero de los psiquiatras, llevó a desarrollar la psicoterapia6 como vía de curación y transformación, así como otras terapias, tales como la de estimular el sentimiento de culpa y auto desprecio del paciente, la terapia conductista, de castigo, de hormonoterapia, etc. El fracaso obtenido por estas vías, llevó a aceptar que en el caso de homosexuales instalados, la única terapia eficaz, será la de ayudarles a aceptar sanamente su condición. En el caso de los verdaderos homosexuales o invertidos, la terapia profesional podrá servir para ayudarles a aceptar positivamente su condición, pero nunca debería aconsejarse la terapia de forma que 5 Para ver mayores y más ampliados datos estadísticos de tratamientos de la homosexualidad recomiendo leer CASTRO 1969c: 122. 6 La psicoterapia es el arte médico de cambiar síntomas por problemas: se cambia la represión por la continencia, o sea que aquello que está reprimido se eleva a un nivel de continencia; sé que lo tengo pero no lo ejerzo. Antes tenía un síntoma muy serio y ahora tengo un problema, pero ese problema es mi problema, yo sabré cómo manejarlo, yo lo conduzco, yo lo manejo, yo lo tengo en la mano (VETHENCOURT 1996: 110 – 111). 43
  • 44. suscite falsas esperanzas de un remedio o modificación de la homosexualidad (KOSNIK 1978: 239). Una vez aceptada la noción de que existen “falsos” y “verdaderos” homosexuales, queda dar el último paso, reconocer que tanto en unos como en otros existen verdaderos problemas y enfermedades. Reconociendo, junto a Freud y otros, que las tendencias homosexuales y heterosexuales están presentes en todos los individuos, esperando elementos que la ayuden a despertarse. No puede negarse que en este proceso de “salida del closet”7 pueden darse etapas de narcisismo o del espejo (cf. GARRONE 1980: 264) en las que el homosexual no ve a su pareja como un “otro” sino como un “yo”, buscándose sólo así mismo. Existe también el problema de la homofobia en la que suelen caer los mismos homosexuales, rechazando y despreciando a sus compañeros que ya salieron del closet, aunque esta última se manifiesta más en los heterosexuales. 1.4.7. Conclusiones psicológicas. Aunque la materia sea bastante amplia, existen algunas conclusiones a las que puede llegarse desde esta ciencia. • La psicología no ha encontrado respuestas científicas que ayuden a comprender el variado tema de la homosexualidad, siendo mucho más lo que se ignora que lo que se sabe. • Una persona que no se sienta homosexual, “debe” optar por las relaciones heterosexuales o por la continencia. • Aunque muchos homosexuales, conlleven problemas y “enfermedades” (cf. VIDAL 1989: 179) no ha de confundirse a los bisexuales, travestís, transexuales, paidófilos, violadores y prostitutos pervertidos como homosexuales, ya que estas expresiones de la sexualidad se hallen presentes tanto en heterosexuales como en homosexuales (cf. FUCHS 1995: 194). 7 Expresión utilizada por los homosexuales para denotar su reconocimiento como homosexuales y su inicio de vida en este sentido. 44
  • 45. CAPITULO 2 SAGRADAS ESCRITURAS Y TRADICIÓN MORAL DE LA IGLESIA Un libro revelado, como es la Sagrada Biblia, se transforma en su contexto religioso en un libro lleno de respuestas ante todas las circunstancias de la vida, o al menos como referencia para poder tomar ciertas decisiones. Es lo que ocurre en el caso de la homosexualidad, primero los judíos, y luego los cristianos se sirvieron, de la “Revelación” para verter sus postulados y condenas sobre la homosexualidad y, por ende, sobre los homosexuales. 2.1. La voz de las sagradas escrituras. A la hora de releer los textos en su conjunto, uno puede encontrarse con una condena taxativa de la homosexualidad. Tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento hacen frente a estos actos que son resabios de religiosidades paganas que atentan a los planes y designios de Dios. Los diversos textos, tomados en su conjunto, dan testimonio de la lucha entablada primero por el pueblo israelita y después por la Iglesia apostólica contra las tendencias paganas, que pretendían justificar el comportamiento homosexual (JIMENEZ 1990: 157). Esta condena, por lo mismo, intenta “purificar” al hombre y al pueblo escogido, purificarlo de esa impureza que primordialmente retornaba al caos precreacionista donde reinaba lo indiferenciado, este caos significaba el no ingresar al acto creador divino a través de la heterosexualidad. De ahí que la homosexualidad, que se ve como búsqueda de lo idéntico y rechazo de la diferencia, constituye para la tradición bíblica una concesión al caos, una negativa a entrar en el proyecto creador y 45
  • 46. organizador de Dios y, evidentemente, un rechazo a asumir las consecuencias procreadoras de la sexualidad (FUCHS 1995: 218). Si la Escritura rechaza la homosexualidad es fundamentalmente por su trasfondo cultural. Los judíos y el mismo Pablo, eran parte de una sociedad Patriarcal, en la que el hombre, superior a la mujer, decía ser quien dominase y dirigiese a la familia, así pues, la homosexualidad rompía con la “complementariedad” y el futuro del pueblo (cf. PESCHKE 1997: 45 – 46). Esta imagen heterotrópica de la Biblia, en la que hombre y mujer, iguales y semejantes se complementan en la vida social y en el matrimonio, no responden a ese contexto patriarcal observado. Este pensamiento dominantemente heterosexual posee restos de la corriente estoica que, con la difusión de su doctrina, retocaron la interpretación de los textos bíblicos y condenaron rápidamente, todo aquello que era contrario a sus pretensiones (cf. VIDAL 1981: 135). Al encontrarnos con pasajes donde se habla de los actos homosexuales, la conclusión que se obtiene es que: Para la Biblia la homosexualidad es un crimen merecedor de la muerte (Lv. 18, 22; 20, 13), es un pecado contra la naturaleza (Rm. 1, 26), su realización excluye a los que inciden en ella, del Reino de Dios (1Cor. 6, 10) y es causante de la destrucción de los pueblos (Gn. 19, 1 – 29) (cf. KOSNIK 1978: 212). Esta visión, no debe permitir sacar falsas conclusiones del tema, en primer lugar porque en la época en que fue escrita la Biblia, es de pensar que no se hacía diferencia entre la homosexualidad instalada y la homosexualidad transitoria, así como tampoco en el acto o la simple condición homosexual (cf. RUIZ 1981: 110-111), por lo tanto la Biblia no busca, originalmente, poner en la hoguera a todos los hombres que parecen tener las características homosexuales. No hay sin embargo que sacar falsas conclusiones del rigor con que la Sagrada Escritura habla contra la práctica de la homosexualidad (Gn. 46
  • 47. 19, 4-9, Lev. 18, 22; 20,13, Rom. 1, 24-27). No lo hace para poner en la picota a hombres que sin culpa suya son víctimas de esta anomalía, sino que se refiere a gentes que se dejan contagiar de una moda, extendida incluso entre muchos que podrían tener relaciones normales con el otro sexo (TREVIJANO 1988: 132). Recordemos que la Biblia, además de estar condicionada históricamente, está también condicionada culturalmente, y tanto los judíos, autores del Antiguo Testamento, como Pablo, responden con fidelidad a su propia tradición cultural, en la que el hombre es la cabeza de la familia y por tanto de la sociedad, encargado principal de asegurar la sobrevivencia del pueblo, a través de la descendencia. Urge, entonces, hacer un nuevo trabajo hermenéutico, capaz de superar estos limites históricos y culturales de la Biblia. Tomar los pocos textos8 en los que se habla del tema y leerlos en conjunto, considerando sus propios contextos (cf. LOPEZ 1992: 237). Los teólogos moralistas, que deben recurrir a la Biblia para emitir sus comentarios sobre el tema, mostrarán la realidad de una interpretación correcta y definir de esa manera si, efectivamente, la homosexualidad es una desviación de la conducta heterosexual del hombre o al menos reconocer que no existen bastantes argumentos para condenar o glorificar la homosexualidad. Limitarse a citar unos versículos de la Biblia fuera de su contexto histórico y aplicarlos alegremente hoy a los homosexuales no es hacer justicia ni a la Biblia ni a unas personas que ya han tenido que sufrir demasiado a causa de este travestismo de la interpretación bíblica (KOSNIK 1978: 213). Es importante reconocer en ese sentido, que la ética bíblica atiende otros problemas como son la injusticia, la desatención al pobre, la idolatría y en los temas 8 Al respecto existen diferencias entre los que tratan la materia, para unos existen apenas unos cuantos textos de condena de la homosexualidad, como para MIFSUD 1988: 422, mientras que para otros, los textos son abundantes LOPEZ 1992: 157. 47
  • 48. sexuales, el adulterio. Por lo mismo, el tema de la homosexualidad no es un tema ya definitivo y su correcta atención aún continua abierta (cf. AWI 2001: 377 – 378). Antes de realizar una lectura de todos los textos que en el Antiguo como en el Nuevo Testamento hablan de la “homosexualidad”, recordemos que en el contexto histórico en el que fue redactada la Biblia, no existía el término homosexual, ni el de homosexualidad, el mismo que ingresó al vocabulario recientemente en el siglo XIX de nuestra era, de ahí que ¿puede uno aceptar sin más que lo que se denomina en las traducciones de la Biblia homosexualidad, representaba en el pensamiento de los autores bíblicos lo que entendemos hoy por tal término? (Mc. NEILL 1979: 64). 2.1.1. Antiguo Testamento. En este Primer Testamento, es donde se encuentra la mayor cantidad de referencias sobre la homosexualidad. Recordando lo dicho anteriormente, el pueblo judío en su asentamiento en la tierra prometida tuvo que enfrentarse a los restos cúlticos de los otros pueblos, entre los que se encontraban principalmente los ritos de fertilidad, donde la prostitución sagrada era una de sus principales actividades. Encontramos referencia de ellos en Dt. 23, 17; 1R. 14, 24; 1R. 15,12; 1R. 22, 46 y Job 36, 14. Otro dato curioso es que la mayor cantidad de textos, solo hacen referencia a la homosexualidad masculina, pudiendo deberse esto a que no se contemplaba la posibilidad de relaciones genitales entre mujeres o acaso por que en su cultura patriarcal no se veía tan degradante estos actos debido a que no limitaban la procreación. Lo poco que hay en el Antiguo Testamento contra la homosexualidad es contra la masculina. Contra la femenina nada en absoluto. ¿Quiere eso decir que ni la mera posibilidad de ello contemplaban? ¿O que desde su machismo no consideraban degradante para la mujer lo que sí lo era para el varón? (RUIZ 1981: 106). 48
  • 49. 2.1.1.1. Génesis 19, 1-20 (Sodoma y Gomorra)9 El relato de Sodoma y Gomorra es obra del autor Yahvista, escuela de redactores del S. X a.C., quienes recogieron una leyenda anterior para servirse de ella como etiología de la explicación de la desaparición de estas ciudades. El relato no presenta mayores dificultades, la idea es simple, dos de los tres “ángeles” que habían visitado a Abrahám, ahora llegan a Sodoma y Lot hace lo mismo que su tío, los acoge en su casa. Esto produce malestar en los habitantes de la ciudad que intentan “conocerlos” a la fuerza. Ante la intervención de Lot, la ira de los “dueños de casa” se incrementa y forcejean con Lot, entonces los ángeles intervienen y enceguecen a todos, finalmente Lot y su familia son puestos a salvo mientras la ciudad es destruida. Todas las traducciones consultadas, aclaran que los visitantes son ángeles, y no se dice específicamente su género. Curiosamente en el relato anterior, el autor indica que estos visitantes son hombres (Gn. 18, 16). Por la secuencia de la historia suponemos que estos hombres – ángeles son los mismos sujetos, pero ¿porqué este cambio de naturalezas?, ¿No tendrán algún otro objetivo en la mentalidad del autor?. Otro detalle interesante del relato es la diligencia de Lot para atender a sus visitantes, prácticamente repite el ceremonial que hizo su tío (Gn. 18, 4 – 5), pero ahora ocurre una diferencia. En el caso de Abrahám los “hombres” aceptan su invitación, en el caso de Lot, los “ángeles” rechazan el ofrecimiento. Si en realidad, la homosexualidad era el crimen “conocido” por estos sujetos (Gn. 18, 20 – 22) ¿porqué rechazar la oferta y exponerse más gravemente al peligro?, además de ello ¿porqué el autor remarca dos veces el detalle de la atención a extranjeros?. 9 Tanto para este, como para los demás pasajes bíblicos me serviré de cuatro diversas traducciones bíblicas, las cuales son: La Biblia de Jerusalén, La Biblia del Peregrino, la Biblia Latinoamericana y la Biblia Dios Habla Hoy. 49
  • 50. Finalmente se llega al momento culminante, los jóvenes, ancianos y todo el pueblo sin excepción fueron donde Lot y exigieron la entrega de los visitantes. Al respecto, la Biblia de Jerusalén y la Latinoamericana señalan que ellos querían “abusarlos”, mientras que la Biblia del Peregrino y la Dios Habla Hoy señalan que querían “acostarse con ellos”. Ambas traducciones nos llevan a pensar “obligatoriamente” en una situación de violencia sexual. Esa interpretación podría ser correcta, pero no suficiente para pensar en relaciones puramente homosexuales, ya que junto a los hombres acude también todo el pueblo, y esta aclaración debe hacernos pensar en la presencia de las mujeres, a las cuales no se las nombra por considerarlas fuera de la sociedad “oficial”, tal como se observa más adelante en Mc. 6, 42 – 44. A continuación, Lot aparece como el juez y abogado, incitando a sus conciudadanos a no actuar mal, y a cambio ofrece a sus hijas, quienes no han conocido varón. Esta oferta confirma lo dicho antes, el deseo de los sodomitas, parece ser de carácter sexual, aunque nos queda la duda de que Lot haya hecho esta oferta solo para aplacar la ira de esta gente. Sea cual fuere la opción, se nota que al autor no le interesa este acto inmoral, tanto como el que efectivamente esta tratando. La conducta de Lot, al ofrecer la entrega de sus hijas en lugar de los extranjeros, suele interpretarse como una oferta de satisfacción heterosexual en vez de homosexual, destinada a desviar la lujuria de los sodomitas por canales menos insólitos. Pero este episodio, afirma Bailey, puede explicarse razonablemente como el soborno más tentador que Lot podía ofrecer, en la angustia del momento, para aplacar a una multitud hostil (Mc NEILL 1979: 72). Lo cierto es que esta oferta enfurece más a los sodomitas, se niegan a aceptar las decisiones de un “extraño” y deciden hacer “peor” con él. El relato, sin embargo, solo indica que forcejean con Lot, sin señalar algún acto sexual genital. El resto del relato es conocido, sólo interesa resaltar el v. 24 “Entonces Yahvé hizo llover sobre Sodoma y 50
  • 51. Gomorra azufre y fuego de parte de Yahvé”. Con esto se concluye la misión de estos “hombres-ángeles”, constataron la maldad existente en estas ciudades y las destruyeron. Ahora planteo una opción algo más arriesgada de interpretación: En Gn 6, 1 – 4 se relata la relación de ángeles con hombres que sirven de antesala para la destrucción total de la tierra por medio del diluvio. En Gn. 19, nuevamente aparecen ángeles en medio de la humanidad, admitiendo la interpretación sexual del relato, se repite la historia, con la diferencia del elemento destructor, primero llovió agua, ahora llueve fuego, y en ambos relatos existe un “justo” que se salva junto a su familia. ¿No es entonces este relato una explicación “justa” del porque de la destrucción de estas ciudades?. La interrogante parece seguir abierta. Volviendo al estudio tradicional, observemos algunos otros detalles. Respecto a la traducción “abusarlos”, “acostarnos” o “conocerlos”, se observa que en la versión hebrea aparece el término “Yadha”, que en la Biblia significa conocimiento integral de la persona que incluye las relaciones sexuales, aparece en el Antiguo Testamento 943 veces y solo en diez ocasiones tiene matices sexuales, en los otros casos solamente puede interpretarse como un entablar conocimiento “con”. El verbo real hebreo que tiene relación con la homosexualidad y la bestialidad es el de “Shakhabh”, que se traduce como “yacer” o “acostarse” en pleno contexto coital, y este verbo solamente aparece en el código de santidad del levítico, que analizaremos más adelante. Respecto a la actitud de Lot y la ira de los sodomitas, puede interpretarse como una complicidad entre extranjeros, que pudieran tener alguna posición hostil contra el pueblo, de allí que sea urgente para los sodomitas conocer a los visitantes y ver si no serán perjudiciales para la ciudad. Recordemos también que en ese periodo “histórico” los pueblos se encuentran en plenas guerras expansionistas, razón suficiente para desconfiar de cualquier extraño que pudiese ser un espía enemigo. 51
  • 52. Por otra parte, y en el resto del Antiguo Testamento, el pecado de Sodoma solo es visto como un pecado de injusticia e inhospitalidad, así como el ejemplo de la máxima expresión de maldad moral por su soberbia y por su olvido de Dios (cf. KOSNIK 1978: 216-218). La tendencia a identificar el pecado de Sodoma con la homosexualidad es muy tardía, aparece a finales del siglo I, por influencia y obra de algunos escritos apócrifos. Apoyándose en estos escritos comenzó a hacerse luego un uso exagerado y parcializado de los textos de la Biblia (FORCANO 1981: 373). Observemos ahora las referencias del Antiguo Testamento al pecado de Sodoma y con ello la eliminación del prejuicio homosexual existente. Oíd una palabra de Yahvé, regidores de Sodoma. Escuchad una instrucción de nuestro Dios, pueblo de Gomorra, [...]Vuestras manos están llenas de sangre: lavaos, limpiaos, quitad vuestras fechorías de delante de mi vista y desistid de hacer el mal, aprended a hacer el bien, buscad lo justo, dad sus derechos al oprimido, haced justicia al huérfano, abogad por la viuda [...] Si aceptáis obedecer, lo bueno de la tierra comeréis. Pero si rehusando os oponéis, por la espada seréis devorados, que ha hablado la boca de Yahvé (Is. 1, 10-20). El profeta lanza un oráculo sobre dos ciudades aparentemente desaparecidas, exhortándoles a apartarse del mal y que retomen el camino del bien; este camino comprende el respeto de las viudas, los huérfanos y los oprimidos. En ningún momento se hace referencia a las relaciones o las violaciones sexuales ni homosexuales. Caso similar se observa en Is. 3,9 donde se señala que el pecado de Jerusalén se ha igualado al de Sodoma. La expresión de sus rostros les denuncia, y sus pecados como Sodoma manifiestan, no se ocultan. ¡Ay de ellos, por que han merecido su propio mal (Is. 3,9). Babilonia, el Imperio dominante de la época, también se ha hecho igual a Jerusalén y a Sodoma sobrepasando los límites del mal y se anuncia su destrucción. En este caso, tampoco se tiene referencia a la actuación homosexual de los Babilonios. 52
  • 53. Babilonia, la flor de los reinos, prez y orgullo de Caldea, será semejante a Sodoma y Gomora, destruidos por Dios (Is. 13,19). En Jr. 23, 14 contamos con un reclamo al grupo de profetas y al pueblo de Jerusalén en su conjunto, cuyo crimen radica principalmente en el caminar junto a los malvados, lo que implica una imitación de sus actos, que para el profeta viene a significar un acto de fornicación. Más en los profetas de Jerusalén he observado una monstruosidad: fornicar y proceder con falsía, dándose la mano con los malhechores, sin volverse cada cual de su malicia. Se me han vuelto todos ellos cual Sodoma, y los habitantes de la ciudad, cual Gomorra (Jr. 23,14). (cf. Además Jr. 49,18 y Jr. 50, 40). El profeta Ezequiel señala la “inocencia” de Sodoma y Gomorra en comparación a Jerusalén, cuyos pecados han sobrepasado a los de estas ciudades. El mismo profeta hace la relación de pecados que cometieron Sodoma y Gomorra, tales como el orgullo, el libertinaje, el desprecio del pobre y el indigente, actos que son considerados “abominables”, merecedores de la muerte. No has sido parca en imitar su conducta y en cometer abominaciones, te has mostrado mas corrompida que ellas en toda tu conducta. Por mi vida, oráculo del Señor Yahvé, que tu hermana Sodoma y sus hijas no obraron como habéis obrado vosotras, tú y tus hijas. Este fue el crimen de tu hermana Sodoma; orgullo, voracidad, indolencia de la vida dulce, tuvieron ella y sus hijas; no socorrieron al pobre y al indigente, se enorgullecieron y cometieron abominaciones ante mí; por eso las hice desaparecer, como tú has visto (Ez. 16, 46 – 50). El profeta Amós, también lanza un oráculo en el que habla de una destrucción sufrida por Jerusalén, similar a la de Sodoma y Gomorra, hecho que no se constata en la historia de Jerusalén, quedando la incógnita sobre este suceso. Además de ello, se insiste en la dureza de corazón de Jerusalén, ya que pese al “castigo” recibido, ella no ha retornado al buen camino. Os he destruido como la destrucción divina de Sodoma y Gomorra, habéis quedado como un tizón sacado de un incendio; ¡Y no habéis vuelto a mí! Oráculo de Yahvé (Am. 4,11). 53
  • 54. El profeta Sofonías da una información distinta a la de los otros profetas, en este caso, el crimen de Sodoma y Gomorra sería el de la explotación de otros pueblos y el desprecio que manifestaban hacia ellos. He oído los insultos de Moab, los denuestos lanzados por Amón, cuando insultaron a mi pueblo, y prosperaron a costa de su tierra. Por eso, ¡y por mi vida – oráculo de Yahvé Sebaot, Dios de Israel – que Moab quedará como Sodoma, los habitantes de Amón como Gomorra, cardizal y mina de sal, desolación para siempre (Sof. 2, 8-9). El texto de la sabiduría, realiza una narración histórica, repitiendo algunos detalles del destino de Sodoma, incluyendo el mito de la estatua de sal. Para este texto, el pecado de Sodoma consistió en su alejamiento del bien, hecho que la perpetró en la historia por su insensatez. De su maldad todavía quedan como testigos una tierra desolada y humeante y unas plantas con frutos malogrados; y, como monumento al alma incrédula, se levanta una estatua de sal. Pues, al apartarse de la sabiduría, no sólo sufrieron la desgracia de ignorar el bien, sino que además legaron a la historia un recuerdo de su insensatez, para que sus faltas no quedaran ocultas (Sb. 10, 7-8). El Libro del Eclesiástico contiene, a su vez, un relato sobre el castigo de los impíos, donde se aclara que el pecado de Sodoma es su orgullo y no así sus inclinaciones homosexuales. No perdonó a los vecinos de Lot, a los que aborreció por su orgullo (Eclo. 16,8). 2.1.1.2. Jueces 19 (El crimen de Guibea) Este relato es similar, por no decir idéntico, al del relato de Sodoma y Gomorra, con algunas pequeñas diferencias. Nuevamente las traducciones consultadas nos ofrecen variantes respecto a algunos términos: En el caso de la Biblia de Jerusalén, tanto para el reclamo del extranjero como para los actos cometidos con la mujer se habla de 54
  • 55. “conocer”. La Biblia Dios habla Hoy, indica que estos hombres desean “acostarse” con el extranjero, y para los actos con la mujer se indica que la violaron y abusaron. La Biblia del Peregrino señala que se desea “aprovecharse” del hombre, mientras que a la mujer se la maltrata. Por último, la Biblia Latinoamericana indica que los habitantes de la ciudad deseaban “divertirse” con el extranjero, mientras que a la mujer la violaron y maltrataron. Las aclaraciones de estos términos ya se dieron en el caso de Sodoma, solo se destaca nuevamente las coincidencias existentes en ambos relatos; por un lado se observa que el único en brindar hospedaje al extranjero es también otro extranjero, este acto despierta la ira de los habitantes que exigen “la devolución” del extraño. La única solución es el trueque del varón por la mujer. Entre sus diferencias fundamentales, están por ejemplo, que el extranjero de Jueces busca alojamiento y nadie se lo brinda, mientras que en génesis, directamente Lot ofrece el hospedaje. Por otro lado se habla de la presencia de todo el pueblo en el reclamo sodomita, mientras que en Guibea solamente son los hombres quienes componen la comitiva. Ante la oferta de cambio, solo en Guibea se la ejecuta, por último se nota la diferencia radical en el final de la historia, en una la destrucción llega de inmediato, en otra el castigo demorará un poco. Para concluir esta visión, solamente abrir una nueva interrogante respecto al tema de la homosexualidad; si las intenciones hubieran sido violentas desde el principio, no se hubiera esperado que los extranjeros se albergaran en una casa, sino que al verlos buscando refugio o al estar solos en la plaza, los habitantes de Guibea hubieran cometido el acto. Allí se nota claramente la intención del autor de resaltar la importancia de la hospitalidad, antes que mostrar las “desviaciones” sexuales de un pueblo entero. 55