El documento establece que en Argentina no hay privilegios de sangre o nacimiento, y que todos los habitantes son iguales ante la ley sin importar su origen. Nadie debe ser discriminado a la hora de buscar empleo por su raza, nacionalidad, religión u otras características. Aunque la discriminación ya no es tan común como antes, sigue siendo un problema, ya que todos los seres humanos son iguales y nadie debería ser rechazado por ser diferente. Para vivir en paz, la discriminación debe eliminarse porque todos merecen respeto.