Este estudio longitudinal investiga las dificultades emocionales, sociales y de comportamiento en individuos con un historial de trastorno del lenguaje específico (SLI) desde la infancia hasta la adolescencia. Se observó una disminución de problemas emocionales y de comportamiento a medida que los participantes crecían, mientras que los problemas sociales aumentaron. Los hallazgos sugieren que aunque hay mejoras en el comportamiento, aquellos con SLI experimentan resultados sociales y emocionales a largo plazo más pobres.