Durante los trescientos años de dominio español en Nueva España, hubo mejoras en la agricultura con la introducción de nuevos cultivos y técnicas, un gran desarrollo del comercio que facilitó el intercambio entre Asia, América y Europa, y un impulso a la minería, especialmente de oro y plata, que impulsó la economía. La Iglesia católica jugó un papel importante a través de la evangelización y la conversión de los indígenas, aunque también hubo procesos de sincretismo relig