Este documento resume las diferentes clases de tutela en el derecho romano antiguo. Había tres clases básicas: tutela testamentaria designada por el padre, tutela legítima determinada por la ley según la proximidad de parentesco, y tutela dativa asignada por un magistrado cuando faltaban los otros tipos. La tutela tenía el objetivo de proteger y asistir a aquellos que no podían gobernarse a sí mismos, regularmente menores de edad, a través de un tutor que cuidara de su persona y derechos.