El capítulo discute el llamado doble de la iglesia a vivir en el mundo pero no conformarse a él. Los cristianos deben desarrollar una "santa mundanalidad" que combine el involucramiento en el mundo con la separación de sus estándares. Las mayores tentaciones hoy son el conformismo y no el escapismo. También analiza las tendencias contemporáneas como el pluralismo, el materialismo y el relativismo moral que amenazan con influir en la iglesia si no mantiene su inconformidad y se asemeja a Cristo.