El vínculo afectivo entre una madre y su hijo se desarrolla a lo largo del tiempo a través de la comunicación entre ellos. Este vínculo comienza a formarse desde el embarazo y se fortalece con el nacimiento del bebé, a través del contacto físico, la lactancia, la mirada y otras interacciones. Aunque este vínculo puede ser más difícil de establecer con bebés que tienen síndrome de Down debido a menos conductas comunicativas, es importante que los padres continúen interactuando para no destruir