"Lo que tú quieras", biografía ilustrada de Montse Grases.
Venciendo al gigante de las deudas
1. Serie: Actitudes de Fe y confianza para el nuevo año
“Venciendo al gigante de las deudas”
Por Alexander Dorado Albán
Lectura para la meditación: 1 Samuel 17 – David vence a Goliat
Uno de los gigantes que tenemos todos es el gigante de la deudas, y según, la
realidad de cada uno, cada quien vive y enfrenta su propia realidad; para unos pagar
cinco millones, podría ser un gran gigante, mientras para otro puede ser cincuenta
millones o quinientos o cinco mil millones, esto según la situación que vive cada
persona, familia o empresa.
Goliat, quien podría simbolizar muchas aplicaciones, representaba para el pueblo de
Israel, un gran problema, un problema gigante. Goliat era un paladín, de
aproximadamente 3,5 mts. De estatura; un guerrero, un gladiador diestro para la
batalla, una especie de mercenario, un hombre armado, vestido, equipado, sino
entrenado para la guerra. Era un “tanque humano”. ¿Cuál era el problema? Que
hacia parte del ejercito de los filisteos, los eternos enemigos de Israel; y desafiaba a
los hijos de Israel y les provocaba diariamente, desafiando a que un hombre le
enfrentara, y nadie se atrevía, y así los humillaba cada día, menospreciándolos. Esto
hizo que los hijos de Israel se llenaran de miedo, temor, impotencia. El temor es
paralizante; y la situación se agravaba, en la medida en que Goliat aumentaba más
su hostigamiento, era un amedrentamiento, mañana, tarde y noche.
Si hacemos una comparación o analogía, entre esta situación que vivió el pueblo de
Israel, con la que viven millones de personas, podríamos decir que así como existió
un Goliat alguna vez, hoy en día, existen un problema gigante que tienen las
personas, llamado las deudas. Una situación financiera critica, grave, grande y que
tienen a las personas, familias y empresas “en jaque”; todavía no en “jaque mate”,
pero si en jaque. Aunque hoy en día, dada la problemática de violencia, muchos
están en jaque y amenazados de “mate” sino pagan a sus peligrosos acreedores.
Existe el sistema financiero; Usted le puede debe a un banco, y ¿cómo hace usted
para enfrentar a ese gigante? Los bancos están blindados no solo en sus cajas
fuertes sino en su sistema de cobro, cuentan con un sistema de comunicaciones, de
2. cobros jurídicos, etc. La DIAN, quienes deben sus impuestos, ¿Cómo enfrentarse a
ese gigante? El mismo Gobierno, quienes deben al Estado. Luego, una persona
puede tener deudas con los bancos, el Gobierno, con terceros (personas naturales),
algunas son personas de bien, otras son personas peligrosas, y estas últimas, son
otro gigante que tiene sus propias armas de guerra.
El asunto, es que sean los bancos, el gobierno, personales naturales o aquella
persona que un día fue un gran amigo, pero que debido a las deudas, esa relación
de amistad se ha visto comprometida. Si algo agobia a las personas, no solo es la
conciencia que se tiene una deuda sino el tormento del acoso y la hostigación, y
eso hace parte del juego financiero. La persona escucha repicar el teléfono todo el
día y sabe que es un banco o un acreedor, que está hostigando, en algunos casos
amenazando, amedrentando, poniendo ultimátum, generando temor y esto hace que
las personas estén mucho más angustiadas, preocupadas, estresadas.
Luego, cuando una persona se enfrenta al gigante de las deudas, no solo es la
carga de lo que debe, sino a lo que se ve expuesta, a la situación que eso genera;
el acoso, el hostigamiento, la provocación, la persecución, las amenazas, la guerra
psicológica. Y lo que vemos en Goliat, en que si en algo era experto, era en
hostigar, en infundir temor. Su más grande arma era la lengua. Se había
especializado en hostigar, en infundir temor, en amedrentar.
Cuando una persona asume una deuda tiene que en enfrentar esa situación; que el
sistema financiera, cualquiera que este sea, se le va a venir encima, aplicándole todo
su peso, para que usted pague; y la única manera de salir airoso es pagando y en
algunos casos excepcionales, una salida negociada, o incluso, algo que es un
verdadero milagro, como es condonaciones de deudas, hasta en ciento por ciento.
Bancos que condonan hasta el 50% cuando ven voluntad de pago, o que ofrecen
facilidades extraordinarias; esto también puede suceder.
El problema es cuando no se cuenta con la capacidad de pago; ese era el problema
de Israel, que no contaban con un hombre que se enfrentara al gigante y lo
venciera. Hoy en día, pasa lo mismo con las personas, no cuentan con la capacidad
de pago para enfrentar un deuda gigante, que sigue creciendo en la medida en que
el tiempo de pago se posterga. Para el caso de Israel, no había un soldado que
enfrentara a Goliat en la lucha, en el cuerpo a cuerpo; en el enfrentamiento con las
3. armas. Y como en el caso de Israel, el gigante se convierte no solo en un
asediador permanente sino en un completo tormento, porque hostiga mañana y tarde;
y así se comporta el sistema financiero, cualquiera que este sea, con sus
mecanismos de cobro y recaudo, principalmente, cuando hay deudas vencidas de
largo plazo.
Con lo que no contaba Goliat, es que apareciera un David. Lo que a veces
ignoramos, es que Dios se usa de sus ángeles, se sirve de sus instrumentos, de sus
métodos. David representa el método de Dios; no solo es una persona sino el
método; porque el método de Dios son los hombres; ¿Cuáles hombres? Aquellos que
le creen, le obedecen y se dejan usar por él. Cuando David, conoció de esta
situación, averiguo, que le sucedería al hombre que enfrentara a Goliat y en franca
lid lo venciera. Porque había una recompensa. ¿Cuál era? Al hombre que enfrentara
a Goliat y lo venciera, se casaría con la hija del rey, lo iban a enriquecer con
grandes riquezas, y a la casa de su padre, lo iban a eximir de por vida de impuestos
y tributos. Y en un futuro, un hijo de él, un rey, o el mismo.
¿Y que tiene que ver esto con nosotros? Si una persona quiere salir de deudas, debe
hacer un análisis entre su realidad actual o presente, y su realidad futura; a eso nos
debe llevar el estudio; hay dos escenarios, el que estoy viviendo y el que podría vivir;
y llenarme de fe y esperanza, creer, y entender, que el único impedimento entre mi
presente y mi futuro; el único obstáculo para disfrutar de esas promesas, es que hay
un gigante que debo vencer. Cuando descubro esto, debo enfocar todos mis
recursos, esfuerzos, oraciones, energía en vencer ese gigante; una vez que logro ese
gigante, ese escenario prometido, se hace posible.
Había una vida abundante para David, como la hay para nosotros hoy en día; un
mundo lleno de bendiciones y promesas, una vida de libertad de paz, de prosperidad,
pero hay algo que se está interponiendo; y lo que está estorbando es un gigantón
llamado Goliat que hay que sacarlo del paso. Esto nos debe llevar a tomar
conciencia. Solo hay dos opciones, o seguir viviendo con Goliat encima,
atormentando; o decidir sacar de una vez por todas a Goliat, y quitarse toda
humillación, todo escarnio, miedo; vivir escondido o huyendo; ya no más bajo el
régimen del temor, del miedo, del terrorismo; porque esa no es la promesa ni la
calidad de vida que el Señor nos ofrece. Pero cada uno debe elegir en qué
escenario se quiere quedar; si en ese escenario donde el gigante es el que reina o
4. en un escenario de bendición donde el que se reina es el Señor y nosotros somos
libres, prósperos y vivimos en paz.
David tomo una decisión; decide enfrentar al gigante; movido por un pensamiento
que es muy de los judíos, primero muerto que esclavos. Si hemos de morir, que sea
luchando por la libertad, pero no resignados a seguir sometidos y esclavizados. Y
decide enfrentar, encarar al gigante. Porque la única manera de vencer los
problemas es asumiéndolos, encarándolos. No como el caso de los hermanos de
David, que se quedaron en el “mero hablar”, hablan pero no resuelven nada. Al leer
este pasaje, uno identifica que hay personas así, que “no rajan ni prestan el hacha”;
Ni se lanzan a la pelea pero tampoco permiten que alguien lo haga. Y esto también
es parte de lo que uno debe aprender en la vida, a vivir o convivir con los que
critican, los que cuestionan la vida de fe; también es eso; la cuña que más aprieta
es la del mismo palo; no facilitan sino que critican. Cuando eso nos pase, lo que
debemos hacer es cerrar los oídos y hacer caso omiso.
David sabia, que en condición de pastor, él había desarrollado una serie de
habilidades; él decide enfrentar a Goliat haciendo uso de su fe y de sus habilidades,
de la confianza que él había desarrollado en Dios y en sí mismo. Muchas personas
quieren salir de la crisis financiera pero ni siquiera se han puesto a pensar en que
son hábiles, quieren salir de la crisis, pero no se han percatado, que su talento
natural o habilidad es lo que Dios quiere usar para sacarlos de la crisis. Aquello
que saben hacer bien es por lo que mejor pueden cobrar o vender. ¿Qué es aquello
que puedo cobrar o vender bien o mejor? ¿Qué es aquello por lo que puedo cobrar
mejor? Lo que se hacer bien. Lo que no se hacer bien, no me lo van a pagar bien.
Lo que se hacer bien, en lo que me destaco o distingo, en lo que demuestro un
habilidad o experticia es lo que la gente reconoce y paga bien. Lo que hace todo el
mundo, no marca la diferencia y por lo tanto no lo van a pagar bien.
David había adquirido una habilidad, por cuidar las ovejas se había enfrentado a
osos y leones, y los había desjarretado con sus propias manos; claro, el sabia, que
ante todo, era Dios quien lo había ayudado; y que ese mismo Dios que lo había
librado de las garras de los osos y leones, lo iba a librar de la espada de Goliat.
Su confianza estaba en Dios y en sí mismo como instrumento de Dios. Cuando él
decide enfrentar a Goliat, Saúl y sus hombres, viendo que no lo podían disuadir,
porque estaba convencido; quieren vestirlo como un soldado; darle escudo, espada,
5. pavés; pero él era un jovencito que nunca había usado ese tipo de armas, ni siquiera
era capaz de sobrellevarla, y pide que se lo quiten, pero hay una frase que usa
David: “quítenme esto, porque nunca lo practique”. El renuncio a improvisar, a
experimentar en aquello que él no conocía. Escogió la vida en la que se consideraba
experto; porque eso otro él nunca lo había practicado. Él sabía que su éxito
radicaba en una sola cosa, hacer aquello en lo que él era experto. El éxito, la
manera de vencer a Goliat estaba en hacer uso de su habilidad y experticia; aquello
en lo que se había especializado. Todos tenemos un don, talento, habilidad,
capacidad y eso es lo que Dios va a usar. La estrategia está en aplicar aquella
habilidad en la que somos expertos. Y lo que mejor sabemos hacer, es lo que nos
reporta los mejores dividendos. El renuncio a la espada, al escudo, a la lanza,
porque él no sabía manejar eso, pero si sabía manejar muy bien la honda y la
piedra. Tal vez de todo ese ejército, el único que sabía manejar la honda y la piedra
era el, y eso lo hacía exclusivo. Aun en el mundo de los negocios debo pensar en
que soy exclusivo, porque la exclusividad me otorga el liderazgo.
David va a encarar al gigante; como hay que encarar al acreedor; dicen que la “cara
del santo hace el milagro”; eso no se puede manejar a la distancia; y algo muy
importante que hizo David, “se apresuró a la línea de batalla”; le imprimió un
sentido de urgencia; a las deudas hay que darles celeridad. Abordarlas prontamente,
no dejarlas para después, porque luego puede ser tarde. El no actuó por emociones
ni impulsivamente; el actuó por celo; por defender el honor, el pundonor, el nombre
de Dios, la seguridad de su país, de su familia; él no iba a permitir que ese “filisteo
incircunciso”, siguiera amedrentando al ejercito del Dios Viviente. Era la reputación
de Dios la que estaba en juego; el futuro de Israel. No se dejó involucrar
emocionalmente en el juego sucio de provocación, no se dejó enganchar
emocionalmente por el filisteo. La única respuesta que dio David, para anticiparle
una declaración de victoria: “tu vienes a mí con espada, lanza y jabalina, pero yo
voy a ti en el nombre del Dios de los Ejércitos, el Dios de los escuadrones que tú
has provocado. Él te entregara hoy en mi mano, y yo te venceré, y te cortare la
cabeza…y toda la tierra sabrá que hay Dios en Israel… y sabrá toda esta
congregación que Dios no salva con espada y con lanza; porque de Dios es la
batalla y él os entregara en nuestras manos”. Solo abrió sus labios para declarar
victoria.
6. Fue rápido, ágil, habilidoso; sabía que no tenía tiempo, que no contaba con una
segunda oportunidad, que debía hacer uso de su mejor puntería, fue certero y dio en
el blanco. Le coloco la piedra bien puesta en la frente. Y una vez que el gigante
se desplomo; porque así es con las deudas, se van tumbando y venciendo de a
poco; se abalanzó hacia él, y usando su propia espada le corto la cabeza; porque a
la culebra hay que cortarle la cabeza, porque si no sigue viva, y lo mismo es con las
deudas. Donde está la información; que usted salga de cualquier sistema de
información, donde este reportado o sancionado. Cada uno debe pedirle al Señor
como será en su caso, pero vencer a un gigante es un proceso, es avanzar en la
línea de batalla. Hay algunas acciones que se deben hacer con mucha valentía,
encarar, apuntar, lanzar, disparar, cortar la cabeza, todo eso demanda valentía,
audacia, arrojo, fe, coraje; con un sentido de urgencia, las cosas hay que hacerlas
rápido.
Como hijos de Dios debemos cuidar, guardar nuestro testimonio, a través de la
forma como vivimos también estamos comprometiendo la reputación de Dios, usando
el nombre de Dios en vano; cuando uno permite, que el escarnio, la humillación, se
vuelvan el diario vivir, se pierde el respeto por uno mismo, y termina
acostumbrándose que lo maltraten, y se vuelve habitual, se acostumbra; y nada
resulta más degradante, cuando a una persona ya no le molesta, sino que le resulta
normal que lo humillen, lo pisoteen, lo ofendan, lo acosen, lo hostiguen, lo
manoseen, lo insulten; como si fueran gajes del oficio. Ese paladín se daba el lujo
de humillar y de mantener atemorizado y amedrentado a todo un ejército; que si
todos se le hubieran ido encima, lo habrían vencido, pero estaban muertos del
miedo. Goliat no contaba con un hombre como David; todos ese “David” dentro, a
quien Dios quiere usar; no hay que hacerle caso a la guerra psicológica; Dios quiere
hacer uso de su habilidad, fe, valor; y con su respaldo vamos a vencer, no solo a
uno sino a muchos filisteos a lo largo de la vida.
David, por supuesto, recibió la recompensa prometida, pero no solo fue la
recompensa lo que lo movió a él, sino que en juego estaba el nombre de Dios; fue
el celo por el Señor lo movió. Saber que el nombre de Dios estaba siendo
vilipendiado, llevo a David a riesgo de su propia vida, a tomar una acción definitiva,
que significó para Israel una gran victoria, y para David, el paso hacia un futuro lleno
de desafíos y bendiciones de parte de Dios para él.