1. Un día un cojo le dijo a un ciego :”¿que se siente no
poder mirar las estrellas?”,el ciego le respondió:”¿las
estrellas ? por ellas no siento nada, para mi es igual”
El cojo se sorprendió de la respuesta de su amigo, y
pregunto:”¿en realidad no te importa el que no puedas
ver?
El ciego le replico:”hey , yo dije que no me importaba
ver las estrellas, pero………no poder ver a tus hijos
crecer, o no poder decirle a tu esposa “que bonitos
ojos tienes ”, no poder ver la sonrisa del que ríe, no
poder ver el llanto del que llora, no poder ver el rostro
del amado, ni tampoco el dolor del que sufre; ni
tampoco poder ver la cruz el la que el señor
padeció, ,…………….eso……………..es lo que sí
extraño, puedes apostarlo amigo”.
2. El cojo guardo silencio ante la
respuesta, comprendió, compadeció, y sufrió el dolor que
su amigo sentía.
Después de un rato, el ciego le pregunto:” y dime
tu, ¿Qué se siente no poder jugar con tus hijos del modo
que quisieras, o no poder hacer deporte con tus amigos
, no poder acompañar a tu familia de excursión, o no
poder pararte cuando estas en misa?
El cojo respondió :” amigo, tu mejor que nadie deberías
saber esa respuesta,……sí…….me siento mal…….es algo
frustrante e insoportable, incluso pensé que Diós me
odiaba, que yo era inútil, que debía morir……….pero
luego te conocí…….comprendí tu dolor, tus anhelos ,tu
3. tonto,………sí……..perdí mucho, pero eso no
significa que era inútil, es más, gané
mucho, de no ser por mi falta no te abría
conocido,…de no ser por mi falta, no hubiese
adquirido esta nueva forma de ver la vida, de
amarla, de sentirla.
4. Amigo, te doy gracias, aún si no me puedes ver, quiero
que sepas que estoy agradecido contigo, no solo porque
con esta simple charla me has cambiado, sino porque me
has enseñado el valor de lo que tengo, que si no es
mucho es algo: también te doy gracias por que me has
enseñado a amar la vida, a respirar mas
profundamente, a dejar de compadecerme de mi mismo
y empezar a compadecerme del prójimo.
¡Amigo…Gracias!
También me enseñaste amar otra ves a Diós, Diós ,me
hiso todo esto a través de ti. ¡GRACIAS DIOS!
5. Después de esto, el cojo le dio un abrazo al ciego, y se
fue a casa.
Poco después, el ciego miro a donde creía estar el
cielo, y exclamo en alta voz:”DIÓS, GRACIAS PORQUE
ME QUITASTE LA VISTA,PORQUE PODIA VER,PERO ERA
CIEGO AL MISMIO TIEMPO,Y GRACIAS PORQUE ME
DISTE EL DON DE LA PALABRA, PARA ASI CAMBIAR
CORAZONES DESDE MI CEGUERA EN TU
NOMBRE………..GRACIAS …….DIÓS !
Luego ,se dio vuelta, y se dirigió lentamente a
casa, dispuesto a ver……..dispuesto a ver corazones.
6. Si eres como el cojo, recuerda, el amigo Ciego
que te espera, es Jesús desde su cruz, dispuesto a
ayudarte.
Y si eres como el Ciego, recuerda siempre darle
gracias a DIÓS por lo mucho o por lo poco que te
haya dado, porque de ti espera algo grande.
¡QUE VIVA LA VIDA!
Por Gabriel C.C