11. JvlioLondoño
9
E
l arte enseña a ver el mundo y las cosas desde lo inesperado, los ar-
tistas contagian de entusiasmo el amor por la belleza. Los creadores
avivan la imaginación, esparcen sensibilidad. Cada vez se precisa
acercar más el arte a la gente, con el fin de que no sea un privilegio de
pocos, sino de todos.
Las obras de arte tienen vida propia, trascienden el tiempo y se hacen
perdurables en las exposiciones y en los libros. Siempre a los artistas,
en Colombia, les es difícil sobrevivir de su profesión. Hay que derribar
los muros que no dejan que la cultura sea una estrategia de desarrollo
para el país, y para eso se necesita que la gente consuma más cultura.
El arte es el maestro que todos los días enseña cosas distintas, pero si
sigue la hostilidad con el arte los nuevos artistas no van a poder flo-
recer. Ante la falta de oportunidades de los artistas para publicar sus
libros, la Editorial del Departamento les abre puertas mediante esta
admirable colección, bellamente editada, para que nuestros creadores
sean conocidos, se vuelvan más competitivos y puedan compartir su
obra, en grande, con el resto del mundo.
Somos los libros que leemos y que nos cambian la acostumbrada vi-
sión de la realidad. Publicar los libros de nuestros artistas se convierte,
a su vez, en una obra original; del mismo modo que una pintura o una
escultura.
Con Vivan los Creadores resurge el proyecto que como Alcalde de
Medellín, puse en marcha: crear y mantener una publicación en la cual
hablen nuestros artistas y sus obras. En esta ocasión se recupera esa
memoria cultural, revivida en el compromiso de la Gobernación con los
autores antioqueños, para que sigan habitando en sus obras. Cada título
es una comunicación del artista plástico con el público, con el fin de
promover una nueva conciencia del valor del arte, cuya lectura y rego-
cijo invitan a vivir una experiencia espiritual y sensorial plena de imáge-
nes, de signos y sentidos. Vivan los Creadores es expresión del respeto y
admiración por los artistas y sus obras; la evidente certeza sobre el im-
prescindible papel que la cultura está llamada a jugar en toda sociedad.
Este libro es un tributo al maestro Jvlio Londoño en el que queda plas-
mado su estilo, se compendia su original aproximación al mundo del
arte y se presenta su itinerario estético; es un homenaje a su quehacer
artístico que se hace más visible en esta publicación para Antioquia,
Colombia y el mundo.
Vivan los creadores
Luis Pérez Gutiérrez
Gobernador de Antioquia
13. JvlioLondoño
11
Isabel Cristina Carvajal Zapata
Directora Instituto de Cultura y
Patrimonio de Antioquia
L
a cultura es lo que distingue y diferencia a las civilizaciones; la cul-
tura y el patrimonio es lo único que permanece en la historia de los
pueblos. Sólo la cultura que es pensamiento, reflexión, poesía, arte,
tiene la capacidad de convertir la vida humana en una bella aventura.
Las manifestaciones artísticas estimulan la creatividad y la sensibilidad,
enseñan a pensar. A su vez, los libros cumplen ingentes tareas: iluminan,
liberan, convocan; sin ellos ninguna cultura sería posible.
El Instituto de Cultura y Patrimonio de Antioquia tiene entre sus objeti-
vos fomentar la cultura en todos sus ámbitos, en especial las artes y las
letras. Acorde con este propósito ha establecido el Fondo Editorial, de
carácter departamental, que posibilita la publicación de obras artísticas
y culturales en todos los géneros. El Fondo editorial se constituye con el
fin de construir memoria y dejarla activa para las próximas generaciones.
El impulso principal al establecer la colección Vivan los Creadores es el
interés del Instituto por preservar y poner al alcance de todos, la difu-
sión de libros de artistas que contribuyan al desarrollo cultural y artísti-
co del país. Este es un hito editorial que revela la importancia del libro
artístico para la sociedad. Los libros de artistas permiten a los pintores,
escultores, dibujantes, y demás cultores de las artes visuales darse a
conocer y llegar al corazón de públicos más amplios.
Una editorial pública debe dejar de lado la rentabilidad económica para
centrarse en la rentabilidad social y cultural que, sin duda, debe marcar
la política cultural, y este es un propósito misional del Instituto.
Presentamos quince libros de artistas publicados con el sello editorial
de la Gobernación y el Instituto de Cultura y Patrimonio de Antioquia
—este título es uno de ellos— que cumplen un servicio público que
pocos realizan: apostarle a una línea editorial sobre la vida y obra de
quienes irradian belleza en el mundo cotidiano de la gente.
El lector encontrará reproducciones de las obras y aproximaciones al
ideario de cada autor. Son libros para ser leídos y deleitados que aporta-
rán a la difusión del arte antioqueño, en los que se percibe la evolución
de las expresiones plásticas.
Todo libro que aporte a la educación y a la cultura es un gesto sensible
que contribuye al progreso moral de la humanidad.
El libro artístico
15. JvlioLondoño
13
No es solo de los saltimbanquis ni los ágiles maromeros que jue-
gan con el peligro. El arte del equilibrio, es también de los escul-
tores que saben como poner a jugar en la misma pieza artística
la alegría y el dolor, los pesos de las figuras que la conforman y
que proponen una escena, para embellecer un espacio. Este ar-
tista, Jvlio Londoño, realiza esculturas que esconden en su interior
una alegría desbordante, pero en el fondo, una verdad que duele
como la vida misma. Pese al color que aparentemente las ilumina.
Germán A. Ossa E
Crítico de arte y curador
16. 14
Cómo poner a jugar en la misma
pieza artística la alegría y
que la conforman y que proponen
una escena, para embellecer un
espacio. Jvlio Londoño hace unas
esculturas que esconden en su
interior una alegría desbordante,
pero en el fondo, una verdad
que duele como la vida misma.
EL ARTE DEL
EQUILIBRIO
18. 16
A
ñoro el taller de escultura con las obras puestas donde el artista acaba
de terminarlas, sin pretensión de exponerlas como en los museos. Esos
talleres llenos de penumbra y formas que huelen a yeso, a herramientas
vibrantes, a mármol tallado y a sudor de los creadores. Las esculturas exhi-
biéndose sin acabados inútiles, pero libres con sus demonios por dentro. Por
eso me gusta el taller de Jvlio Londoño. Es una casa inmensa, misteriosa, allí se
refugia con sus obras, se debate con éstas en un diálogo interminable, azaroso
pero bello, su casa, su taller es el altar de sus divagaciones, es la coraza que lo
guarda, es su campo de batalla con el carnaval de sus mimos, de sus ángeles y
torsos mutilados.
Siento como mías las angustias de Jvlio, sus obras son el fruto del sufrimiento
que se instaló en su ser desde que decidió ser escultor. Con todas las dificul-
tades que tiene un artista sin respaldo. Lo he visto soportar las carencias, las
incomprensiones, la desidia y el olvido de quienes pueden apoyar su trabajo.
Su suerte de creador siempre al azar de pequeños milagros, pero él sigue allí,
en la penumbra, taladrándole a las reflexiones para encontrar el sentido de
sus mensajes, deleitándose en las formas que lo comprometen como gran
escultor y con el regalo maravilloso de su talento y energía que la vida le dio.
Jvlio, alegre y triste, gira inagotable entre la cuadratura del círculo y desde ese
vientre rema, rema, sangre arriba hasta que por sus labios y manos aparecen ju-
bilosas sus esculturas llenas de pasión y gracia. Miro sus mármoles aun vírgenes,
incitadores, tienen la historia que todavía no se cuenta, de lo que sigue callado
dentro de la cabeza de este tremendo escultor. Héroe venciendo la hostilidad,
no soporto cuando hay quienes se hacen llamar artistas, maestros, pero con
un taller que solo funciona en las redes sociales. Desde allí se auto idolatran y
engañan a incautos pavoneándose de una gloria inmerecida y sólo ganada con
el asombro y el aplauso de quienes no saben que los escultores se forman con
sudor y lágrimas.
Conozco a muchos con el taller solamente en redes sociales y no en el lugar
en donde la creatividad aflora. Por eso añoro el taller, donde perplejas, esperan
las promesas incontables aún, donde tiemblan los íntimos secretos del artista,
donde escultores como Jvlio viven gozosos en el juego impecable de sus obras
armoniosas y bellas.
María Elena Quintero de Arenas Betancourt
Héroe venciendo
la hostilidad
24. 22
L
as manos de escultor Jvlio Londoño no solo son artífices de su obra,
también le han hecho hacerse a sí mismo como una obra de sus
creaciones. Igualmente han enseñado a moldear los sueños de
otras personas en la Academia Sócrates del barrio Prado, fundada en la
casa que antes fue su taller personal. Jvlio es el dueño de una gran fuer-
za que está constantemente al servicio de su obra creadora. «Uno nace
artista y tiene la responsabilidad de convertirse en un buen artista y así
tendría que convertirse en un gran ser humano. Sin embargo, hay exce-
lentes seres humanos y que no son artistas y hay inmejorables artistas
pero no son buenos seres humanos» en palabras de Jvlio.
Los acontecimientos en la historia de este hombre de vitalidad desbor-
dante, fueron los cinceles que poco a poco fueron sacando a flote al
escultor; allí lo vemos en los días de su niñez, a finales de los sesenta, en
el barrio Aranjuez saltando de solar en solar en busca de la fruta prohi-
bida, jugando fútbol, descalzo con sus amigos del barrio, aprendiendo
las primeras letras en la escuela José Eusebio Caro, tallando un pedazo
de madera solo por el placer de crear. Ese niño es el loco adolescente
estudiante del Liceo Antioqueño, que camina diariamente desde allí en
los alrededores del Cerro El Volador hasta su casa ¿qué pensamientos
acompañaban a ese joven en su jornada de retorno al hogar? Algo es se-
guro, sus pasos eran los golpes del tiempo que tallaban silenciosamente
su espíritu de muchacho querido que no terminaba de conocerse, y por
lo tanto no sabía direccionar su vida.
Años después, ese mismo joven, es el artesano en el parque de Bolívar
con pinta de rockero, que trabajaba el cuero y talla en madera, ya co-
noce el enorme potencial que le dan sus manos, con ellas no pasará
más hambre, con ellas quitará con un infalible golpe, los obstáculos de
su vida. Sin embargo, su corazón ya no es el de un muchacho y algo
muy profundo le sigue tallando el pensamiento y su espíritu ¿qué voces
profundas acosaban el alma de ese hombre joven? También allí algo
era certero: el gran artista que estuvo gestando en su interior, buscaba
la luz, una inquietud espiritual acompañaba desde entonces su cora-
zón indómito. A principios de la década de los ochenta, Jvlio empieza a
Tallando el
pensamiento
y el espíritu
25. JvlioLondoño
23
tomar clases de cerámica y talla de madera, quizás en
esa época que empezó a pensarse en sí mismo como
su propia obra; algo había dado inicio en su vida y
nada sería igual. Fueron también tiempos de dificul-
tades en los que una vieja bicicleta se convirtió en
su mejor aliada; luego vinieron los viajes a Venezuela
y Ecuador en busca de mercancía para negociar en
Colombia. Incansable, Jvlio era conocedor de sus do-
nes, pero como quien descubre un tesoro en una isla
desierta: no sabe que hacer aún con su fortuna, que
en él era su don, la voz tenue de artista no controla-
ba todavía su guarida en su dinámico cuerpo de gla-
diador romano, decide tomar clases de inglés, pero
termina negociando la sede con el director. Luego
empaca sus maletas para irse para Popayán, Cali y
Buenaventura en busca de nuevos horizontes, no
obstante, el barco en el cual pensaba irse de polizón
no llega, y su dinero termina en una espera sin fin
en el puerto. Regresa de nuevo a Medellín y reanu-
da sus viajes a Venezuela, entonces una paliza que
le propina la policía lo trae de retorno a Medellín sin
la mercancía, con el cuerpo y el corazón adoloridos.
A mediados de los ochenta la ciudad se viste de vio-
lencia en todos los rincones, eran los tiempos de las
bandas, y en Aranjuez los de la banda del parque no
dejaban subir a los del sector de San Cayetano; decidió
conseguirse entonces un carrito de papitas y tener un
puesto de comidas rápidas. Una noche de diciembre,
en aquellos aciagos años, una bala sin nombre se in-
crusta en su pierna, de nuevo herido; el último cas-
carón del hombre común se desprende, entonces, en
medio de su reflexiva convalecencia, sobreviene por
fin el artista. Aquel duro golpe escultor de la vida, le
devela como un hombre joven cuyo destino está asig-
nado por la fuerza creadora de sus manos. El espíritu
tenue y sensible pero poderoso del artista, toma po-
sesión del cuerpo duro de este guerrero; desde enton-
ces vivirá solo para su familia y el arte. Posesionado
íntegramente de sí, buscando su propio perfecciona-
miento, Jvlio Londoño, el escultor, viaja a Italia «em-
pecé a frecuentar de forma más asidua las galerías y
talleres de esculturas; hice otros cursos de esculturas
en Bellas Artes, recibí clases con el maestro Miguel
Ángel Betancur, y allí mismo, en Aranjuez comencé un
proceso de educación e investigación» comenta Jvlio.
En Carrara – Italia, Jvlio Londoño se inscribe en la aca-
demia de Carlo Nicoli, a principios de los años noventa
y en su retorno a Colombia es contratado de manera
exclusiva por la galería Duque Arango. Su trabajo se
hace más prolífico y maduro; de igual manera el es-
cultor no da tregua en su afán investigativo y prueba
con nuevos materiales «en la fundición de Armando
Arango logramos mediante el manejo de los elemen-
tos realizar una obra de gran calidad que compite
tranquilamente con las mejores del medio». En no-
viembre de 2008 salió la primera promoción de escul-
tores de la Academia Sócrates: «En Colombia apenas
somos aprendices, el camino hacia la escultura aún es
largo. La investigación y la práctica deben ser conti-
nuas de manera que quien se quiera expresar de una
forma conceptual no caiga en facilismos; eso se hace
difícil teniendo en cuenta que en este país el apoyo
estatal al artista continua siendo marginal». Sin pa-
ciencias absurdas para esperar ayudas, Jvlio Londoño
con sus bríos de gladiador, toma cada día en sus ma-
nos las herramientas de trabajo que son en forma pa-
ralela, las riendas de su vida, las riendas del tiempo.
Juan Fernando Hernández
Libro Colombia y el Arte, Tomo I
28. 26
Añoro el taller de escultura con
las obras puestas donde el artista
acaba de terminarlas, sin pretensión
de exponerlas como en los museos.
Por eso me gusta el taller de Jvlio Londoño.
Una casa inmensa, misteriosa, allí se
refugia con sus obras y se debate con
éstas en un diálogo interminable, azaroso
pero bello, su casa, su taller, es el altar
de sus divagaciones, es la coraza que
lo guarda, es su campo de batalla con
el carnaval de sus mimos, de sus ángeles
y torsos mutilados. Siento como mías
las angustias de Jvlio.
María Elena Quintero de Arenas Betancourt
30. 28
La escultura de Jvlio es mejor
tocarla que mirarla, no de otra
manera se puede sentir la fuerza
y la tenacidad simultáneas
a la ternura que contiene.
Estos contrastes dibujan al mismo
tiempo al hombre y al maestro,
cuando el primero expresa
su inconformidad con la injusticia;
el segundo con humildad, espera
con paciencia el veredicto sincero
y transparente de los que amamos
su obra.
MATERIA Y CREACIÓN
34. 32
C
uando mi entrañable amigo profesor de escul-
tura me solicitó que escribiera unas notas para
presentar algunas de sus obras, pensé: ¡estoy
en problemas! Pero afortunadamente, el panorama
se despejó fácilmente al pensar primero en el ser hu-
mano y luego en el artista.
Cuando conocí al maestro Jvlio me impresionaron
dos cosas de su personalidad: su tenacidad para ter-
minar siempre lo que iniciaba y su convencimiento
del difícil camino que lo esperaba. Poco a poco fui
descubriendo rasgos de un corazón al que solo le
cabe amor por sus semejantes, especialmente por
aquellos más vulnerables, necesitados de una voz de
aliento, de un abrazo sincero, con la absoluta certeza
que en él lo encontrarían.
He sido testigo presencial de lo imposible. Una son-
risa permanente acompaña su rostro como si su vida
estuviera ausente de problemas, tristezas o desven-
turas. Con esa sonrisa como escudo dialoga con el
alcalde, el principiante o el ilustrado, para Jvlio todos
somos iguales.
Observando su obra, sentimos la fuerza, elemento
determinante de su estilo que marca la diferencia
con otros maestros. Esa fuerza que no intimida sino
que engrandece, acerca y produce bellos mensajes a
nuestra capacidad de asombro.
Jvlio Londoño,
alumno de la vida
y maestro de arte
¡Tanto puedo decir de éste, mi amigo!... y de su capa-
cidad para utilizar el color apartándose con rebeldía
de los cánones instituidos por la academia. Para él las
reglas no existen, él crea las suyas.
La tenacidad del ser humano se reconoce por su ca-
pacidad de adaptarse al cambio, cualidad que es hija
de la persistencia. Una y otra hacen parte de la obra
del maestro, de no ser así no trabajaría el mármol con
la experiencia y facilidad con que lo hace.
De igual manera como lo hace con el mármol, así mis-
mo utiliza otros materiales, el bronce o la plastilina, la
piedra o el barro, unos y otros son para él medios para
expresar —más que sus obras— su propia óptica del
mundo y el arte; siempre impregnada de un sentido
crítico, pero constructor de un mejor futuro.
La escultura de Jvlio es mejor tocarla que mirarla, no
de otra manera se puede sentir la fuerza y la tenacidad
simultáneas a la ternura que contiene. Estos contras-
tes dibujan al mismo tiempo al hombre y al maestro,
cuando el primero expresa con firmeza —quizás con
dureza— su inconformidad con la injusticia; el segun-
do con humildad, espera con paciencia el veredicto
sincero y transparente de los que amamos su obra.
Jorge Castrillón Naranjo
Libro Colombia y el arte, Tomo 3
42. 40
Escultor del
alma humana
Q
uién habría de pensar que con base en pre-
guntasymartillazos,unhombrecomoRicardo
Ochoa hubiera abandonado su destino de
gamín, que parecía inexorable. Tanto las preguntas
como los martillazos se los ha propinado Sócrates.
Dirán que el filósofo griego está muerto hace 2410
años y, por tanto resultaría imposible que ese hom-
bre hubiera llegado hasta nuestra ciudad y nuestro
tiempo con su mayéutica, es decir, su método de pre-
guntas para conseguir que el mismo Ricardo encon-
trara dentro de sí las respuestas de su vida. Pero sí es
posible: el pensamiento del genio de la época clásica
sigue vivo en el Centro Artístico y Cultural Sócrates.
Su líder Jvlio Londoño, el artista plástico, considera
que ese es el método indicado para restaurar las re-
laciones entre los seres humanos y de éstos con la
naturaleza, como decía su inspirador. Y ese método
se complementa con los martillazos del oficio de es-
cultor que practicaba el padre del filósofo, Sofronisco
—bueno, algunos historiadores lo rebajan al humilde
pero no menos noble de picapedrero de una cantera,
aunque si se piensa bien, ambas labores están empa-
rentadas—. Dando martillazos al mármol se martilla
sobre las preguntas básicas de la existencia: quién
soy yo y para qué estoy en el mundo, porque «más
que tallar la piedra, se van tallando las personas», es
algo de lo cual está convencido Jvlio.
En cuanto a Ricardo, él nació hace 28 años en el seno
de una familia de Blanquizal, formada por un hombre
de 79 años, quien ya hacía tiempos había termina-
do de criar a sus hijos en otro hogar, y una chica de
veinte años, inexperta. Ese hombre murió y la mujer
enloqueció, tal vez al verse sola y con cuatro bocas
qué alimentar, además de la suya. Así, Ricardo optó
por irse de casa antes de los siete años. Se arrojó a la
aventura y a la soledad y fue a estrenar sus pasos en el
sector de Cuatro Bocas, cerca al Jardín Botánico. Pero
la suerte tenía otras cosas guardadas para Ricardo.
Conoció a una hermana media suya, Amantina, quien
entonces tenía más de sesenta años: hacía parte de
ese hogar que había levantado su padre hacía tiem-
pos. «Me llevó a Superarse y allí me recuperé». Por
fortuna, considera Ricardo, nunca incurrió en vicios.
Tal vez eso haya hecho un poco menos complicado
organizar su vida. Estando en Superarse, le sugirieron
que aprovechara el talento artístico y encontrara un
maestro en artes. Ricardo ya estaba dibujando y pin-
tando por su cuenta. Vivía de sus pinturas.
Caminaba todos los días por el barrio Prado, en su ca-
mino hacia el metro, pues vive en Palos Verdes. Pasaba
invariablemente por la carrera sobre la cual queda
Sócrates, sin saber que dentro de esa casa estaba el
mundo feliz que él imaginaba. Cuando golpeó la puer-
ta, ante sus ojos aparecieron personas pintado sobre
lienzos; otras, esculpiendo en piedra; las demás, dibu-
jando sobre papeles; también las había modelando
en arcilla figuras de humanos o animales. «¡Esto sí es
una escuela de artes! », exclamó. Y decidió quedarse.
Después habría de darse cuenta de que la obra que
Jvlio y los demás profesores le enseñarían a crear se-
ría la de su propia persona. «No sólo aprendí que para
formar el color de la piel de ese desnudo debía mezclar
rojo, violeta, azules, amarillo y más colores en mi pale-
ta, sino que encontré la libertad de ser yo. Me encontré
con el ser humano, la persona que soy». Ya su vida no
es la del trashumante de las calles. Su trashumancia
está entre su casa, Sócrates y la escuela de Presencia
Colombo Suiza, donde enseña lo que aprende.
John Saldarriaga
El Colombiano
6 de noviembre de 2011
52. 50
Londoño emprendió el camino
hacia lo que realmente amaba,
descubrió a través de la escultura
que cada golpe con su martillo
y cincel sobre el mármol,
era un golpe de vida, de voluntad,
de inteligencia. El mármol
es para el maestro Jvlio Londoño
el material preferido para esculpir
sus sueños.
LA DUREZA
DE LA CALIZA
54. 52
Cinceladas
del corazón
D
esde su llegada al aeropuerto de Bogotá el maestro Jvlio Londoño no paró de hablar
un segundo. Y a medida que sus palabras traspasaban la fría mañana, fui conocien-
do al artista, al hombre, que ama la vida con tanta pasión como a la escultura. Amar
la vida con ese sentido, es el resultado de haber regresado de la muerte hace muchos años
y darse cuenta que no quería partir con el arrepentimiento de no haber sido escultor. Por
esta razón Londoño emprendió el camino hacia lo que realmente amaba, descubrió a tra-
vés de la escultura que cada golpe con su martillo y cincel sobre el mármol, era un golpe
de vida, de voluntad, de inteligencia.
El mármol es para el maestro Jvlio Londoño el material preferido para esculpir sus sueños.
Sus temas de Mujer, Gloria al Creador, Mediterráneo, Altamira, Alfonsina y el Mar, Caín y el
Artista y la Musa las ha realizado en mármol de Carrara, en mármol Risaralda o en mármol
Verde. En sus obras, como lo dice él mismo, «busco traspasar la piel, busco que mis escul-
turas expresen espiritualidad»; por ejemplo en Gloria al Creador comenta: «me vi como ese
creador de un ángel, le coloqué a la obra alas de libertad». El mármol, blanco, duro, inerte,
tiene para el maestro varios elementos: la magia que consiste en que sus ojos puedan ver
más que un pedazo de piedra, una obra de arte en la que el mármol fue el material pre-
ferido por los griegos como Fideas y Miguel Ángel para sus excelentes esculturas; además,
tiene para el tallador carácter y la voluntad. «El mármol me hace sentir vivo, porque es una
lucha de la voluntad del hombre, de la mente del hombre, contra un elemento inerte».
Pasada la mano mágica del artista, doblega la voluntad de las personas y las incita a acari-
ciar la escultura. «Es una magia. Somos la mano extensiva de Dios. Cada golpe que yo doy
es un golpe del corazón, de estar vivo, porque no es escultor todo el mundo, se necesita
carácter, no se puede rendir pero no puede pelear». «Al mármol hay que tratarlo con amor,
con respeto; el se insinúa, se ablanda, se endurece porque el mármol tiene savia».
Su deseo de conocer, de ser exponente del arte de su país, lo ha impulsado, por volun-
tad propia, a representar a Colombia en varios concursos internacionales en Argentina,
Uruguay, Italia y otros países, mereciendo galardones como el Premio de los Niños en
Uruguay o el Sexto Premio en el Encuentro de Escultura en Uruguay. Su propuesta, es la
libertad enfocada en diversos temas, con elasticidad mezclada con mito y realidad, su ca-
rácter para doblegar el mármol y para emprender empresas difíciles, su lucha y optimismo
por seguir representando al país en el exterior, su técnica directa, la talla sobre la piedra,
o indirecta con modelos de yesos, finalmente su deseo diario de sentir que está vivo, su
trabajo habla por sí mismo.
Ingrid T. Bautista R.
60. 58
C
on la dureza de la caliza, pero con la posibilidad de un hermoso
pulimiento, así se fraguó la personalidad de Jvlio Londoño, un ex
vendedor de papitas fritas en el estadio y hoy un excelente es-
cultor antioqueño, que ha llamado la atención de varios conocedores
en la materia. Sus esculturas realizadas en mármol de Carrara, pode-
roso material de exquisita blancura y sin fracturas, utilizado desde la
antigüedad por los escultores griegos e italianos en bloques de gran
tamaño que permitían la realización de la escultura monumental. Tras
la permanencia de seis meses en la pequeña provincia de Carrara, Jvlio
Londoño convivió con cerca de 30 artistas, de distintas nacionalidades,
que compartieron con él la pasión por la escultura. Así fue como en el
taller de Carlo Nicoli, laboratorio artístico de escultura clásica, conocie-
ron la intimidad y los vaivenes de este tipo de trabajo. Fue allí también,
y por sugerencia de sus maestros y compañeros, que Jvlio Londoño dio
un notorio giro de la escultura inspirada en los temas clásicos de la
mitología europea, a los que motivaron nuestra propia historia. Surge
entonces su versión de la Catalina 500 años, de apariencia acorde con
nuestro fenotipo, esclavizada, y con símbolos españoles, uno por cada
siglo de presencia europea en nuestra memoria.
La escultura de Jvlio Londoño lleva inscrita una huella que la identifica
tácitamente. Es una especie de fisura en algún lugar. Si se trata de la
figura humana, la ruptura está en la piel, resquebrajándola. De alguna
manera esta herida es una firma del trabajo que se integra con los vo-
lúmenes y profundidades de la escultura. Su trabajo es tan meticuloso
que en un año apenas realiza quince obras.
El artista primero sueña la obra, luego toma su libreta de apuntes y es-
boza con celo la idea para que no se le olvide. «Hay que recordar que
hay meses en los cuales uno tiene ideas diariamente y otros en los que
la inspiración resulta esquiva. Yo tomo nota de lo que imaginé con su
respectiva descripción; luego la llevo a la primera realización haciendo
un boceto con mi plumilla, y las que me van gustando las paso al már-
mol y realizo una previa maqueta en cerámica o plastilina».
Con la determinación
del mármol
61. 59
Llevado por su admiración hacia los escultores clási-
cos, como Leonardo DaVinci o Miguel Ángel, acudió a
Italia para ahondar en el estudio de la escultura, fre-
cuentó el taller que ha estado por seis generaciones
en cabeza de la familia Nicoli, allí conoció al mexica-
no Ernesto Durán, su mejor amigo, quien se encon-
traba estudiando la licenciatura en artes plásticas, en
Carrara. Sobre su experiencia en Italia dice: «Allí se
respeta a la persona por su trabajo, se exige progreso
diario y disciplina. Tuvimos muy buen compañeris-
mo, lo que hizo que esos días fueran inolvidables».
Ha sido un sobreviviente de muchas violencias ani-
dadas en su barrio Aranjuez. Vendedor de chuzos y
papitas para poder vivir, eran épocas en las que la
mayoría de chicos de estos barrios no encontraban
en sus padres un ejemplo para emular. Nunca fue
buen estudiante, pero amaba la cultura. «Perdí seis
años de mi vida en una esquina oyendo salsa y rum-
beando, en este tiempo las peleas eran a puños, los
de San Cayetano no podíamos ir al parque, era hijo
de un hogar fragmentado como muchos y las frustra-
ciones cotidianas me llevaron a fumar marihuana y a
no esperar mucho de la vida. Pero una herida que me
hicieron en la femoral de la cual casi me muero, me
hizo reflexionar. En ese momento decidí dar un viraje
a mi vida y a buscar un sentido más trascendente
en el arte» comenta Jvlio. Hace doce años, entre los
chuzos y las esquinas conoció a su esposa, Ivonne
Ramírez, una mujer inteligente y con muchas capaci-
dades, pero que en ese tiempo tenía problemas con
la droga. Hoy, tras haber pasado por los más exigen-
tes crisoles para comprender su sitio y entender su
vida al lado del arte, son una pareja fortalecida y ma-
dura. Sus hijas Karla Melissa y Sara han sido gran par-
te de su fundamento. Es consciente de que surgió de
la pobreza y que debe luchar duro para superarse. ¡Ya
lo ha demostrado! Hace 18 años dejó atrás todos sus
vicios y está concentrado en su carrera y su familia,
ahora comprende que su vida fue hecha para el arte
y que de éste, la escultura del mármol más bella del
mundo, la esconde en secreto como un verdadero
cambio hacia un mejor porvenir.
Luz Adriana Gutiérrez de A.
80. 78
En una antigua casa tradicional
barrio Prado de Medellín, está
ubicado la academia Sócrates una
institución cultural y artística que
viene realizando un trabajo social
maravilloso, ejemplo de compromiso
y amor por la comunidad y el arte.
En Sócrates, Atelier donde cohabitan
las acuarelas, el mármol y los lápices
en perfecta sincronía con el espíritu,
lejos de la cotidianidad de la ciudad,
donde el amor y la sensibilidad
tienen su propio espacio, se da cita
un grupo de soldados de la patria
que han sufrido lesiones en batalla,
con Jvlio Londoño, creador,
director y alma de esta institución.
ESCULTOR DE VIDAS
82. 80
De la guerra al arte
E
n una antigua casa tradicional barrio Prado de
Medellín, está ubicado el colegio Sócrates una
institución cultural y artística que viene reali-
zando un trabajo social maravilloso y que quiero des-
tacar como un ejemplo de compromiso y amor por la
comunidad y el arte.
En Sócrates, Atelier donde cohabitan las acuarelas, el
mármol y los lápices en perfecta sincronía con el es-
píritu, lejos de la cotidianidad de la ciudad, donde el
amor y la sensibilidad tienen su propio espacio, se da
cita un grupo de soldados de la patria que han sufri-
do lesiones en batalla, con Jvlio Londoño, creador, di-
rector y alma de esta institución. Apoyado por el ejér-
cito de Colombia y con base en su extensa y exitosa
carrera como artista del mundo, Jvlio se ha impuesto
una labor magnífica que pretende convertir todos
aquellos impulsos y secuelas negativas que deja la
guerra de nuestro país, en artes, cambiando así de
forma contundente los proyectos de vida e impac-
tando todo el entorno familiar y social de nuestros
héroes nacionales. «Para mí es más importante cómo
se siente cada uno, para poder hacer un trabajo ar-
tístico, a partir del dibujo rítmico, es decir, desde el
pulso de cada uno y desde su ritmo de vida», agregó
el maestro Jvlio Londoño. Allí nuestros soldados ini-
cian su trabajo desde su propia creatividad, desde su
imaginación, para llegar a realizar sus propias obras, a
partir de sus vivencias, sueños y de lo que han queri-
do hacer, con su propia línea y su propia huella.
Desde su propio pensamiento Jvlio siempre ha tenido
muy claro que a través de las artes se podía transfor-
mar al ser humano. Sentados en una pequeña sala
de su taller escuela, Jvlio nos cuenta sobre una visita
que realizó a la brigada, donde vio a un grupo de sol-
dados heridos en combate dibujando, cuenta que se
llenó de emoción pero también de nostalgia al ver
que no tenían ningún acompañamiento. En vista de
esto entregó algunas becas, y de ahí se originó un es-
pectacular resultado, de sensibles obras de arte, esto
llegó a oídos de los señores Hernán Giraldo, Manuel
Guzmán y el general Martínez, orientados por el ca-
pitán Roosevelt, quienes se dieron cuenta que el arte
puede amainar la dura carga de tener limitaciones fí-
sicas producidas por el combate, y entonces optaron
por apoyarlos, llegando hoy a 95 soldados.
Con base en el amor y en la responsabilidad como
artista y ciudadano Jvlio y su equipo de trabajo se han
comprometido con este proceso, pues son los gue-
rreros quienes saben de paz, y eso es precisamente lo
que se quiere producir en las vidas de estos héroes y
sus familiares. El legado de Jvlio Londoño es grande,
es importante, pues las enseñanzas que adquieren y
las herramientas que aprenden a utilizar allá, les sir-
ven para toda su vida, independientemente a que
disciplina se van a dedicar en un futuro, pues será el
arte lo que van a aplicar, compartir y convivir, con sus
familias y la sociedad en general. Paradójicamente
esa cercanía que ellos han tenido con la muerte
los hace también mucho más reflexivos frente a la
vida, lo cual los lleva a un proceso interior que pue-
den mostrar a través del arte. Se sienten orgullos de
compartir con quienes han arriesgado todo por los
colombianos, en una ciudad agitada acelerada y ago-
biada por la violencia, Jvlio Londoño en su academia
de Artes Sócrates, ha creado un oasis de arte, sensi-
bilidad y cultura que sumerge a soldados, amigos y
colaboradores en el atemporamiento que viven los
artistas alentados por la energía del arte.
Gustavo Santamaría
Medellín, junio de 2013
92. 90
A golpe
de cincel
E
l escultor Jvlio Londoño ha creado un espacio para quienes quieren
hacer arte. Este artista paisa, que creció en medio de la violencia
de las comunas de Medellín, decidió dedicarse a enseñar a quienes
estén interesados en crear según su propio interés e iniciativa.
Del mismo modo como el cincel va dando forma a la piedra o al metal
hasta sacar una obra de arte, Jvlio Londoño se ha hecho a golpes y es-
fuerzo. Nació en Aranjuez, uno de los barrios de la comuna nororiental
de Medellín, y creció cuando éste era el asiento predilecto de grupos
violentos vinculados al narcotráfico del cartel de la ciudad. Por las vuel-
tas de la vida, un día se vio vendiendo papas fritas en una esquina del
barrio San Cayetano, un sector que desborda vitalidad y del cual perio-
distas y escritores como Juan José Hoyos han hecho incluso novelas. En
esa esquina, Julio se fue fraguando su espacio, ganándose el respeto
de todos, incluso de los pillos, que advertían su empeño cuando por
las noches estudiaba pintura y artesanías en un taller que abrió el Sena
en el centro de salud. En esa jornada nocturna que era una dicha para
él, en la que no había cansancio ni frustración, fue formando el espíritu
artístico que lo ha acompañado. El mismo del que tuvo noticias cuando
un «bacán» del barrio en un delirio le disparó, y al sentirse desfallecer
se dijo a sí mismo: «No me puedo morir ahora....quiero ser escultor».
Siguiendo esta ruta transitó por varios maestros e instituciones: Miguel
Ángel Betancur, el Taller Rincón del Arte, Bellas Artes.
Finalmente, su suerte lo llevó a Italia, donde pasó algunos meses estu-
diado en el Laboratorio Artístico de Escultura en Mármol de Carlo Nicoli,
en Carrara, de más de 300 años de antigüedad y uno de los más pres-
tigiosos de ese país. Allí adquirió todo el conocimiento sobre el trabajo
en mármol de Carrara, casi único en las montañas de la Toscana y uno
de los materiales que fascinó e inspiró en su tiempo al maestro Miguel
Ángel Buonarroti, el escultor más grande de todos los tiempos. Pero fue
en Nueva York donde Londoño se encantó con la Liga de Artes Plásticas.
Un espacio, en su concepto, ideal para los artistas pues encuentran a
su alcance, sin tener que seguir pénsums rígidos y preestablecidos, las
herramientas que necesitan para seguir su propio camino del arte. «Uno
solo paga el curso que quiera tomar. Dibujo, pintura, talla, óleo. Todo está
dispuesto para que el artista sea totalmente libre y cree de acuerdo con
Prometeo libertador
93. JvlioLondoño
91
su propio interés e iniciativa», comenta. Fue tan bue-
na la impresión de esta metodología, que basándose
en esta experiencia se decidió abrir en su casona del
barrio Prado de Medellín (una de las pocas joyas de la
sociedad cultora de la arquitectura de la ciudad), un
centro cultural que acoge a artistas que están en su
búsqueda personal y no se acoplan a las metodolo-
gías de los institutos existentes para la enseñanza de
artes plásticas.
Funcionando como un magneto, Jvlio viene desde
hace años atrayendo a los artistas para que asistan a
este taller, y con el intercambio generoso de unos y
otros se geste el aprendizaje colectivo. Varios de sus
estudiantes están becados por Jvlio, que les abre sus
brazos y les da el tiempo y los materiales para que
puedan ser lo que quieran. «Hemos querido llamar a
este centro cultural Sócrates, porque no somos na-
die, somos democracia. Todo tiene un punto de par-
tida y buscamos ponernos en contacto con el talento
y su gusto», dice Julio. En el centro del solar, un joven
de 16 años está concentrado en pulir una cabeza he-
cha en barro.
Jvlio le va mostrando cómo retirar con suavidad pe-
dazos de éste para ir sacando la expresión humana
del material gris. En sus ojos se ve el embeleso que
siente frente a su obra. Alexander y Johnatan son dos
de los muchachos que Jvlio rescató de una escuelita
donde fue a enseñar y Jvlio se ha convertido en su
mecenas. Pese a que tiene que «guerriar» para po-
der pagar las cuentas que cada mes le llegan, Jvlio
no claudica, ha encontrado una verdadera e íntima
satisfacción enseñando. «A medida que enseño me
doy cuenta de que aprendo más y realizo más mis
sueños», dice. Esta hermandad no es invento exclusi-
vo de Jvlio Londoño, pero la ha alimentado con altas
dosis de generosidad y ha logrado una cofradía pues-
ta al servicio de las artes y de las ciencias humanas.
Él, que conoció de cerca el punto de degradación al
que puede llegar el hombre, sabe de la capacidad cu-
rativa que tiene para el espíritu ese «don luminoso
y casi divino que se llama arte», y por eso lo pone
disposición de quien quiera usarlo.
Revista Semana
Marzo 21 de 2004
100. 98
Jvlio LondoñoMedellín – Colombia, 1959
ESTUDIOS
Especialización de talla directa en mármol de carrara, en Italia
con Carlos Nicoli`s Art Laboratory.
Estudios de pintura y anatomía en la liga de artes plásticas de New York.
Membership National Sculpture Society New York.
Estudios de Diseño Artístico en Milán – Italia.
Bellas Artes de Medellín.
Profesional del Arte.
Profesional Periodista del Ciprec Círculo de la Prensa y la Cultura.
Licenciado en Artes Plásticas de la Universidad de Antioquia.
EXPOSICIONES DESTACADAS
Montevideo – Uruguay.
Rosario – Argentina.
Exposiciones en países como Italia y New York, entre otros.
Inauguración de los Juegos Olímpicos Corea, obra itinerante
alrededor del mundo.
Invitado encuentro mundial de escultores noviembre de 2007
en Argentina.
Ha expuesto sus obras en diferentes galerías de Miami y New York.
Noviembre de 2012 expone obra Toro Monumental una Huella por la Paz,
Congreso Nacional de Alcaldes en Bogotá.
Exposición Casa de la Cultura La Barquereña, Municipio de Sabaneta.
Enero de 2013.
101. JvlioLondoño
99
DISTINCIONES
Quinto puesto en el Concurso de Uruguay 1999.
Designado para diseñar el Premio «Girasol» del Latin American Festival, New York.
Tercer puesto en el décimo encuentro mundial de escultura, Rosario – Argentina, 2002.
Primer puesto escultura Guatapé proyecto Compromiso de Todos, 2004.
Medalla de Oro Maestro Pedro Nel Gómez, 2001.
Distinción Juan del Corral. Categoría Oro, entregada por el concejo de Medellín, 2006.
Primer Premio XV Encuentro Internacional de Escultura. Rosario – Argentina, 2007.
Mención de honor Fundación Más por la Paz, trabajo social con la comunidad a través
de la escultura por la paz. Noviembre 22 de 2012.
Reconocimiento al mérito Democrático en Sabaneta. Enero 2013.
Mellada de Honor Mayor General Manuel Guzmán. Ejército Nacional de Colombia.
Condecoración Cuarta Brigada, por su Labor Social. General Nicacio Martínez Espinel.
24 de Octubre 2013
Mención de Honor y Reconocimiento Asociación de la Prensa y la Cultura CIPREC 2012.
Reconocimiento cultural Orden Democrático, Concejo de Sabaneta. 2 de enero de 2013.
CERTÁMENES
En Montevideo – Uruguay 5° Puesto.
Primer Festival de Escultores ECO Parque Cerro El Volador (Creador y organizador).
Tercer Encuentro Internacional de Escultores, Argentina.
Cuarto Encuentro Internacional de Escultores, Rosario – Argentina.
Primero y Segundo Simposio Internacional de Escultura, Barichara – Santander.
Participante tres veces en el Simposio de Escultura, Corea del Sur.
II Simposio Internacional de Escultura Mercosur en Bento Goncalves. Talla directa en Basalto.
TRABAJO SOCIAL
Fundador y docente artístico y cultural Sócrates. Resolución 07663 del 2009 y 07664 del 2009.
Fundador y Director de la Fundación Arte por la vida y Vida por el arte.
Presidente del movimiento universal para la afirmación de la cultura bajo la bandera de la Paz.
Pacto de Roerich, sede principal Sócrates Centro Artístico y Cultural, Prado Centro Medellín 2013.
102. Una publicación del Fondo Editorial del Instituto de Cultura y Patrimonio de Antioquia
comiteeditorial@culturantioquia.gov.co | www.culturantioquia.gov.co
Palacio de la Cultura Rafael Uribe Uribe | Carrera 51 No. 52-03
Medellín – Colombia
2019
103. Nelson Agustín Agudelo
Olga Inés Arango
Javier Bedoya
José Horacio Betancur
Dorian Flórez
Édgar Gamboa
Cristóbal Gaviria
Jvlio Londoño
Óscar López
Luis Pala
Leobardo Pérez
Yolanda Pérez
Pascual Ruiz
Ramón Vásquez
Gustavo Vélez
Jorge Vélez
104. Jvlio Londoño realiza una obra escultórica que esconde en
su interior una alegría desbordante; pero en el fondo verda-
des que duelen como la vida misma, a pesar del color que
las ilumina. Sus esculturas es mejor tocarlas que mirarlas,
no de otra manera se puede sentir la fuerza y la ternura que
contienen. El mármol es el material preferido para esculpir
sus sueños. Es uno de los escultores que saben cómo
poner a jugar en la misma pieza artística, los pesos de las
-
quis y personajes circenses. Ha puesto a disposición, para
quienes quieren hacer arte, el Centro Artístico y Cultural
Sócrates una sede donde el arte sana, restituye esperanzas
y sueños.