La realidad virtual crea un entorno simulado que hace que el usuario sienta que está inmerso en él, mientras que la realidad aumentada superpone información digital sobre el mundo real. Ambas tecnologías están relacionadas con Internet de las Cosas, y juntas forman la realidad mixta, donde el mundo real interactúa con entornos artificiales. La fusión de estas tecnologías tiene un gran potencial.