El maestro les pidió a sus alumnos llevar papas en una bolsa por cada persona a la que guardaban resentimiento como ejercicio para mostrarles el peso del resentimiento. El ejercicio le enseñó al narrador sobre el precio de no perdonar y cómo esto afecta negativamente la vida y la salud. El perdón libera de ataduras que amargan el alma y enferman el cuerpo, no significa aprobar lo sucedido sino dejar de lado pensamientos negativos.