El documento argumenta que la solidaridad requiere más que actos caritativos ocasionales, sino una coherencia personal que va más allá. Define el bien común como algo que tiene valor solo en relación a los fines últimos de las personas y de toda la creación, no como un fin en sí mismo. Afirma que nada debe negarse a un ser humano que desee impartir un bien del cual se juzga poseedor.
1. 48260114935<br /> Actualmente es común que se relacione el concepto de solidaridad con algunas prácticas0 caritativas como puede ser la participación en algún tipo de voluntariado o la donación de algún bien propio a otras personas o entes. Ciertamente estas son actitudes loables; sin embargo, desde Cristo la dimensión de solidaridad exige una coherencia personal que va mas allá de simples actos solidarios.<br />El bien común de la sociedad no es un fin autárquico; tiene valor solo en relación al logro de los fines últimos de la persona y al bien común de toda la creación. Dios es el fin último de sus criaturas y por ningún motivo puede privarse al bien común de su dimensión trascendente, que excede y, al mismo tiempo, da cumplimiento a la dimensión histórica.<br /> “Nada debe negarse a un ser humano que desee impartir un bien del cual se juzga poseedor. El bien no es un ente abstracto, es bien concreto”<br />Podemos entender la solidaridad como sinónimo de igualdad, fraternidad y ayuda mutua, tenerla por muy cercana a las nociones de responsabilidad, generosidad, desprendimiento, cooperación y participación.<br />NOMBRESEDADSEXOSARAGURO GRACIELA MARIBEL22FEMENINOTAPIA WILSON GEOVANNY23MASCULINOROHODEN PABLO ANDRES24MASCULINOVACA YADIRA SOLEADAD22FEMENINO<br />lefttop<br />u3+m54-2*u2dydx/22/ 6*u3<br />