3. Tratar bien a los hijos, pedirles algo de una
manera tal que ellos la interpreten y obedezcan,
no es algo sencillo.
Pero todo parte, muchas veces, de errores que
cometen los adultos en el momento de dirigirse
hacia ellos. Entablar una relación de respeto
mutuo es fundamental en estos casos.
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5. Tener una buena relación con los hijos no es nada
fácil. Y mucho más si son pequeños. Usualmente
comienzan a interpretar la vida a su manera,
además de la educación que van recibiendo, y es
lógico que no sepan captar algunas cuestiones
socialmente establecidas en el momento en que te
diriges hacia ellos.
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7. Los niños, por ser niños, tienen sentimientos profundos
y fácilmente estimulables. Cualquier cosa que les digas
puede llegar a ser mal interpretada y causar una mala
impresión en ellos. Por eso mismo, hablarles desde el
respeto y la consideración es fundamental para que
puedan tener una relación satisfactoria.
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9. Cuando estés con ellos y necesites que respeten, por
ejemplo, las normas de convivencia del hogar, lo ideal es
que se los digas amablemente, marcando el camino con
tus acciones como algo ejemplificador y en tono de
sugerencia, no de orden.
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11. Sufrir humillaciones, gritos u órdenes severas puede
llegar a afectarlos y causar rebeldía. En cambio, si
ven que tú les hablas bien y les haces entender que lo
que les estás pidiendo es para el bien de todos, lo más
probable es que se tomen mucho mejor lo que estás
requiriendo.