2. El fracasado alzamiento de julio de 1936 catapultó a las mujeres de la España republicana hacia nuevas actividades en el mundo político y social. Si bien las reformas emprendidas tras la proclamación de la República eliminaron parte de las trabas que el colectivo femenino debía superar para obtener igualdad de derechos, fue la guerra civil la que le otorgó un nuevo rol dentro de la sociedad, actuando de catalizador de la movilización femenina. En el verano de 1936 la figura heroica de la miliciana se convirtió rápidamente en el símbolo de la movilización del pueblo contra el fascismo. En los carteles de guerra predominaban las imágenes de heroínas combatientes enfundadas en sus monos azules como representación del sentir obrero de un pueblo enfrascado en una lucha por la libertad. Evidentemente estas imágenes rompían con la tradicional subordinación de la mujer y les reivindicaba portadoras del derecho a la igualdad de condición. Durante las primeras semanas de guerra, aunque la mayoría de mujeres coincidieron en canalizar su energía al esfuerzo bélico en la retaguardia, unas pocas se unieron a sus compañeros varones y se enrolaron en la milicia. Algunas se dirigieron a los frentes de Aragón, de Guadalajara, del País Vasco, de la sierra madrileña etc. Su decisión de participar en el combate armado venía motivada por el deseo de defender los derechos políticos y sociales que habían adquirido durante la Segunda República y a demostrar su repulsa al fascismo. Fue el momento de famosas milicianas como Lina Odena, Rosario Sánchez "La Dinamitera", la vasca Casilda Méndez y muchas más. No obstante, incluso en los frentes, existía un marcado grado de división sexual del trabajo ya que normalmente las mujeres realizaban las labores de cocina, de lavandería, sanitarias, correo, de enlace etc. si bien es cierto que muchas lucharon como soldados emprendiendo a menudo acciones de combate.
3. Pasados, sin embargo, esos primeros meses de euforia revolucionaria, el papel de la mujer fue reorientado de otra manera. La imagen militarista de la miliciana desapareció de los carteles y empezaron a aparecer mujeres en imágenes más tradicionales, dedicadas a las tareas típicas de asistencia social. A partir de ahora, las mujeres fueron las heroínas de la retaguardia, modelo a imitar por todas ellas. Esta imagen llegó a ser un factor importante en las estrategias para movilizar a las mujeres hacia las causas antifascista y revolucionaria. En este ámbito no beligerante, miles de mujeres se lanzaron a esfuerzos bélicos que iban desde trabajar en fábricas de municiones al voluntariado en servicios sociales, campañas educativas, proyectos culturales y actividades de apoyo a los combatientes. Las mujeres pues, desempeñaron un papel decisivo en la resistencia civil al fascismo. Frente a las instituciones oficiales que, salvo honrosas excepciones, siempre habían ignorado a la mujeres surge durante la guerra un interés oficial para que ocupen cargos de responsabilidad, sobre todo en la asistencia social. La dirigente anarquista Federica Montseny fue la primera mujer ministra en España. Entre noviembre de 1936 y mayo de 1937 tuvo a su cargo el Ministerio de Sanidad y Asistencia Social en el gobierno de Largo Caballero y a ella se deben numerosas iniciativas en el ámbito de la asistencia social, la ayuda a los refugiados y la sanidad pública. También se debe en gran parte a ella el proceso definitivo de legalización del aborto que la Generalitat de Cataluña promulgó en diciembre de 1936. La nueva situación de la mujer dentro de la España republicana alcanzó a tratar incluso al milenario problema de la prostitución y de las enfermedades venéreas iniciando propuestas innovadoras que condujeran a cambiar la mentalidad, la conducta de género y los patrones sexuales de los hombres.
4. No podemos tampoco olvidar el papel movilizador que siempre detentó la dirigente comunista Dolores Ibárruri "La Pasionaria". En efecto, la figura más bien maternal que exhibía, iba a simbolizar a las madres de la clase obrera en la tragedia de la guerra civil. Su carisma captaron la atención internacional mientras en España era una figura recurrente no solo del papel de la mujer republicana en el conflicto sino de la lucha contra el fascismo. Llegó a ser comandante honorario del 5º Regimiento y, como diputada y vicepresidenta del Parlamento, fue una de las políticas más conocidas y célebres simbolizando la lucha popular contra el fascismo y la opresión. Federica Montseny y Dolores Ibárruri constituyen pues, símbolos notables del extraordinario papel de las mujeres republicanas en la resistencia al fascismo. Otras mujeres algo menos famosas desempeñarían papeles notorios e importantes en la guerra. Entre ellas figuran Margarita Nelken, socialista que se convirtió al comunismo durante la guerra,la socialista Matilde Huici, la republicana Victoria Kent, la republicana de Esquerra Catalana Dolors Bargalló y la anarquista Lucía Sánchez Saornil. La movilización popular femenina englobaba a miles de mujeres españolas hasta entonces marginadas de la sociedad y cultura española, que se comprometieron en el empeño colectivo de combatir el fascismo. Evidentemente todo este deseo de renovar los roles de género necesitaba de una serie de organizaciones femeninas que canalizaran el esfuerzo del colectivo de mujeres. Entre las distintas organizaciones surgidas existía una serie de intereses comunes tales como el acceso a la educación, el trabajo remunerado y el compromiso con el esfuerzo bélico. Después se vería que las distintas tendencias políticas existentes en el bando republicano bloquearon en gran medida este esfuerzo. En un principio se formó un frente unido entre la Agrupación de Mujeres Antifascistas (AMA), su homónima catalana, la Unió de Dones de Catalunya (UDC), y las organizaciones juveniles Unión de Muchachas (UM) y la catalana Aliança Nacional de la Dona Jove (ANDJ). La AMA, de orientación comunista, existía antes del alzamiento militar, pero fue durante la guerra cuando adquirió su definitivo impulso. Para el verano tenía más de 50.000 afiliados. Su objetivo era integrar a las mujeres en la causa antifascista y al mismo tiempo promocionar al Partido Comunista de España. Su secretaria general, Encarnación Fuyola, promovía la unión de todas las mujeres como garantía de igualdad de derechos y aunque lo negaba categóricamente, en realidad buscaba formar un Frente Popular femenino bajo control comunista. La AMA estaba integrada por mujeres comunistas, socialistas y republicanas así como por republicanas católicas vascas. Junto a la Unió de Dones de Catalunya (UDC) y los organismos juveniles, la AMA se convirtió en la organización más importante del momento. La Unió de Dones de Catalunya (UDC) creada en noviembre de 1937 era la organización de mujeres antifascistas de Cataluña era un movimiento similar al de la AMA, pero a diferencia de éste, no fue creado siguiendo la línea comunista del PSUC catalán sino que se desarrolló de una manera autónoma con el apoyo de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC). La presidenta fue María Dolors Bargalló, de ERC. No obstante, a medida que fue en aumento la hegemonía política del PSUC también fue creciendo la hegemonía comunista sobre la UDC. Realmente aunque la presidencia estuviera en manos de una republicana, las comunistas eran mayoría en el Comité Presidencial. Tanto el programa de la UDC como de la AMA era muy parecido en líneas generales, se centraba en la incorporación de las mujeres a la lucha antifascista, la igualdad laboral, la defensa de la retaguardia, la protección de la salud de las madres y de los niños, la mejora de la educación, la cultura, la formación profesional y la asistencia social y la eliminación de la prostitución. La influencia de los partidos comunistas en los movimientos juveniles también era patente. La Unión de Muchachas (UM) y la Aliança Nacional de la Dona Jove (ANDJ) impulsaron las demandas de acceso al trabajo, formación, educación, puestos de trabajo e igualdad de trato con los hombres.
5. Otro movimiento de importancia femenino durante la guerra civil fue la organización de ideología anarquista Mujeres Libres. Fundada en abril de 1936, el estallido del conflicto extendió el número de afiliadas por toda la España republicana (unas 20.000). Su núcleo inicial estaba formado por Lucía Sánchez Saornil, Amparo Poch i Gascón y Mercedes Comaposada. Su programa era esencialmente cultural y educativo ayudando a proporcionar a las mujeres una educación básica y cierta formación política que les permitiera tomar parte en las actividades anarquistas. Al contrario que AMA, que rechazaba todo programa de cambio revolucionario, Mujeres Libres consideraba la guerra como una oportunidad para realizar la revolución de las mujeres. Al igual que en el caso de la AMA, las exigencias de la guerra acabaron difuminando sus demandas feministas y, en la práctica, se obligó a todas las organizaciones femeninas a ajustar sus actividades a la supervivencia y a la lucha contra el fascismo. El Secretariado Femenino del POUM (SFPOUM) fue otra de las organizaciones en el amplio espectro político de la España Republicana. Creado en septiembre de 1936 y teniendo como secretaria general a María Teresa Andrade. El SFPOUM daba una prioridad evidente a la preparación política de las mujeres para que desempeñaran su papel en la lucha revolucionaria. Se basaba en programas de educación política e incorporación de las mujeres al trabajo lo que favorecería el aumento de la producción y la emancipación femenina. Las relaciones entre las distintas organizaciones políticas acabaron generando una intensa rivalidad política. Precisamente era su marcada politización la que impedía un movimiento femenino unido. Evidentemente, sucesos como los de mayo de 1937 revertían también en dichas organizaciones. Mujeres Libres, anarquista, defendía públicamente al SFPOUM frente a la AMA, comunista, lo que era motivo de fricción entre ellas. No existía, pues una cohesión y una unidad del feminismo con respecto a las cuestiones social y de género. La polarización política obstaculizó la realización de un proyecto común social entre las mujeres republicanas. Posteriormente, fue la total derrota republicana en la guerra la que acabó definitivamente con el ideal emancipador de las mujeres.
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7. Dolores Ibárruri “La Pasionaria Dolores Ibárruri había manifestado qué no se consideraba feminista y sus reservas sobre cuestiones como la libertad sexual y el aborto. Es quizá por lo que ninguna tendencia del feminismo la ha adoptado como una de sus pioneras a pesar de su prestigio.
9. Teresa Mañé, conocida en los medios libertarios como “Soledad Gustavo”, fue una de las grandes feministas de principios de siglo XIX pese a no haber utilizado nunca ese apelativo.
10. Frederica Montseny Aboga por un feminismo "racional y humanista" en una disyuntiva que plantea en los siguientes términos: "Igualdad absoluta en todos los aspectos para los dos: independencia para los dos; capacitación para los dos; camino libre, amplio y universal para la especie toda. Lo demás es reformismo, relativista, condicional y traidor en unos; reaccionario, cerril, intransigente y dañino en otro ...¿Feminismo? ¡Jamás! ¡Humanismo siempre! Propagar un masculinismo es crear una lucha inmoral y absurda entre los dos sexos, que ninguna ley natural toleraría". En otra ocasión, subraya dos elementos de superación para el problema "humano", el primero es el amor que "ha de ser siempre superior a nosotros, porque es la superioridad y superación de la vida futura y de todas las futuras vidas. y toda mujer y todo hombre habría de rechazar, ha de rechazar, todo amor que no representa en sí mismo y en sus frutos, superación". No admite por lo tanto el amor libre que considera grosero y materialista, porque el sexo sin amor resulta "deleznable". Sin amor "la vida se empobrece". El amor es igualmente perjudicado por la incorporación de la mujer al trabajo. El segundo es el problema de la maternidad. Federica repite una y otra vez que una mujer sin hijo es "como un árbol sin frutos". Entiende que "la maternidad tendría que ser considerada como una de las Bellas Artes, la madre ha de ser una artista, una poetisa de la forma y de los sentimientos, y el hijo, la culminación artística, la obra legada a la posteridad, concepto verdaderamente augusto de la madre, que la colocaría en un plano sublime". No existe por lo tanto ningún problema específico que requiera mediaciones organizativas o reivindicativas. Ella ha deseado "para la mujer la libertad que deseaba para el hombre en general (...) Cuando el hombre fuera liberado lo sería la mujer".
11. Lucía Sánchez Saornil Su posición feminista se va reafirmando a lo largo de los años, como se puede apreciar en sus artículos publicados en este tiempo en “Tierra y Libertad”, “La Revista Blanco” y “Solidaridad Obrera”, donde defiende abiertamente que la lucha de la mujer no debe estar supeditada a la lucha de clases y donde insta a los anarquistas para que empiecen a liberar a las mujeres de sus prejuicios en sus propias casas. Pero igual que las diferencias ideológicas entre falangistas y republicanos los separan, los prejuicios machistas los acercan. El descrédito y la descalificación es lo que recibe Lucia Sánchez Saornil de los jefes de la CNT y la FAI. Era consciente que el problema de la mujer proletaria en la sociedad burguesa era específico y diferente del problema del hombre proletario y por lo tanto requería soluciones específicas al margen de las resoluciones del problema de clase y que era necesario la creación de MUJERES LIBRES como una fuerza femenina consciente y responsable que actuara como vanguardia de progreso, con la finalidad de emancipar a la mujer de la triple esclavitud a la que estaba sometida : esclavitud de ignorancia, de mujer y de productora, como dicen sus estatutos de septiembre de 1937. En agosto del 1937 se celebró en Valencia el Congreso de Mujeres Libres donde se constituyó la Federación Nacional de Mujeres Libres. Mujeres Libres plantearon el concepto de doble lucha : "La mujer debe, por un lado, luchar por una sociedad libertaria, es decir, lograr la abolición del sistema capitalista. Esta revolución debe ser llevada a cabo juntamente con el hombre. Pero por otra parte, la mujer está obligada a lograr su libertad interior, a alcanzar el reconocimiento de su igual valor y su igual derecho. A este concepto de doble lucha, corresponde la de la doble militancia, ya que solían estar en las dos organizaciones, Mujeres Libres y los sindicatos de la CNT.
12. REPRODUCCION, PRODUCCION: El matrimonio clásico lo compone la unión heterosexual hombre-mujer, para entender esa unión hay que tener en cuenta componentes más profundos ya que aunque la finalidad de esa unión sea la reproducción en las familias extensas, esa unión tiene un componente de intereses y valores productivos. La dote, sería un ejemplo de cómo una familia entrega a uno de sus miembros a cambio de algo que pueda sustituir el valor productivo de esa persona. En estas uniones hay más que componentes instintivos, detrás de ellos lo que hay son ventajas sociales y económicas en la práctica de la exogamia y este es un ejemplo de los intereses corporativos de los grupos domésticos. Normalmente en la organización social predominan los grupos patriarcales, una de las razones posibles es que entre la mayoría de las sociedades, las actividades relacionadas con el comercio, la caza y la guerra las desarrollaban los hombres. El principio patrilineal se arrastraba hasta la esfera de lo doméstico dando lugar a sociedades educadas en el patriarcado. También han existido sociedades matriarcales pero estás suelen ser excepciones u organizaciones intermedias en momentos clave en la historia, como guerras hasta las que los hombres se desplazaban y dejaban la organización social y económica a las mujeres y a las madres, la falta y búsqueda de recursos energéticos y alimenticios, etc. El género, al igual que la jerarquía de clases y las diferencias sociales está dividido entre los hombres y las mujeres. El hombre casi siempre se ha considerado física y moralmente superior a la mujer, y las religiones, sobre todo en occidente, han servido, precisamente para que se asienten esas diferencias y esa superioridad. Hay ejemplos escalofriantes como en Bangladesh y las mujeres Foré que ven cómo sus hijas y ellas mismas tienen una tasa de mortalidad y enfermedad doblemente superior a los hombres debido a las distinciones de género y a su organización patriarcal, pues son los hombres los que tienen los privilegios sobre la comida y las mujeres sólo pueden comer sus restos. En las sociedades cazador-recolectoras ambos géneros eran igualitarios como ocurría y ocurre entre los Kung, Naskapi y Mbuji. Existe un ejemplo de cómo las diferentes formas de recolección y cultivo de los alimentos han derivado en agravar o disminuir las diferencias entre la esfera de lo público y lo privado, entre los hombres y las mujeres. En el África occidental las mujeres utilizan la azada para trabajar el campo con la misma eficacia que los hombres; esta igualación las permite controlar la oferta de alimentos y la producción, el comercio, ejercer un papel importante en lo doméstico y contar en la vida pública. Sin embargo, las mujeres de la india no pueden arar la tierra con arados tirados por bueyes, siendo el marido o el hombre quien realiza esta actividad y la mujer pasa a quedarse relegada a lo privado, la crianza de los hijos y asá hasta derivar en la existencia de dotes, el infanticidio en las niñas, los malos tratos a las viudas, etc. En Europa, el control de los animales y el arado le ha pertenecido al hombre y éste ha sido el que se ha dedicado al comercio, a la contabilidad, a las matemáticas, se les ha enseñado con preferencia a leer, escribir etc. Podríamos afirmar que la reproducción es una forma de producción, siendo el producto el propio ser humano reproducido. La producción alimenticia tiende a crecer hasta el nivel que demanda el crecimiento de la población. La reproducción genera presión demográfica, esta presión crea la intensificación y por lo tanto genera una mayor demanda de producción dando lugar a rendimientos decrecientes e irreversibles agotamientos medioambientales que generan la búsqueda de nuevas tecnologías y formas de producción. LA VISIÓN ANARQUISTA.
13. Dentro de la Historia de las mujeres, ha habido figuras luchadoras y feministas como: Vera Finger que creó en Zúrich un círculo de mujeres que tuviesen como objetivo el protegerse, defenderse y aprender mutuamente. Adelaida Popp , obrera austriaca y una de las primeras en participar en una reunión política del Partido Socialista Austriaco, reunión en la que manifestó su sufrimiento por no escuchar la palabra de las obreras. Emma Goldman, militante anarquista de Estados Unidos tuvo un amante, Edmond Barry, quien harto de la vida comprometida de su compañera intentó disuadirla de su dedicación simulando incluso su suicidio para: “precisamente para asustarte y curarte de tu manía de los mítines que nada puede detener, ni siquiera la pasión del hombre al que pretendes amar”, Esto es una clara evidencia de que el pensamiento de algunos obreros apenas se diferenciaba de la moral Burguesa. Aunque también han existido y existen mujeres feministas que entienden el feminismo como la feminidad de la mujer en la esfera de lo privado, en el hogar, en la cocina, en la familia y desde ahí es desde donde reclaman lo “verdaderamente femenino”. Las rebeliones de las mujeres no son un hechos que haya ocurrido en los últimos años, lo peculiar en estos últimos tiempos ha sido que la lucha por la liberación de la mujer se haya enfrentado de manera colectiva con estrategias de movilización que diesen como resultado un cambio social y psicológico. Más cercano a la actualidad nos resulta, por ejemplo, el movimiento feminista de los setenta, herederas de la lucha por el sufragismo, ya no hablaban las mujeres de desigualdad, sino que mantenían la opinión de que las mujeres estaban oprimidas y explotadas y que las relaciones que los hombres establecían para con las mujeres eran relaciones de poder sustentadas en la jerarquía. Y para denominar este sistema de poder utilizaron el concepto de patriarcado. La primera autora que utilizó el concepto de patriarcado como fuente de opresión hacia la mujer fue la feminista Kate Millet, para ella, la sociedad patriarcal es aquella que se organiza según dos principios, el primero, señala que los hombres deben dominar a las mujeres y el segundo que los hombres viejos deben dominar a los más jóvenes. Millet también tiene una teoría sobre la política sexual, en la cual establecía que el sexo es una categoría social impregnada de política, política y conducta que están profundamente arraigadas en nuestra cultura y que pone de manifiesto el aspecto más elemental de poder. A partir de Millet, tres corrientes ideológicas predominaron en la esfera feminista: El feminismo liberal, el radical y el socialista.
14. Amparo Poch Uno de las posturas más importantes en lucha por la libertad del ser humano ha sido el anarquismo, cuyas aspiraciones por la destrucción del estado, la explotación, las jerarquías y la autoridad, planteaban la posibilidad de una vida autoorganizada por individuos libres. Desde diferentes frentes de lucha y unidos por una aspiración común los/as anarquistas se han organizado a lo largo de la historia mediante sindicatos, colectivos, organizaciones, barrios etc. Y en este movimiento no fueron menos las mujeres, quienes respondiendo mediante la palabra y la acción a sus compañeros de lucha, hombres que tan sólo contaban con ellas en la teoría y casi nunca en la práctica, impulsaron la emancipación de la mujer en todos los ámbitos, la educación la sexualidad, el trabajo etc. Mujeres como Lucía Sánchez Saornil, escritora, Mercedes Camposada, abogada y Amparo Posch y Gascon, médica y otras muchas más fundaron el colectivo y la revista de Mujeres Libres en 1936. Tras la segunda Guerra Mundial y con el surgimiento de la economía de información y los servicios, las mujeres se incorporaron en gran número el mercado laboral hecho que ha producido ciertos, pequeños e insignificantes cambios en la esfera de lo doméstico, los roles y las jerarquías de género. Pero no por estos cambios hemos las mujeres de occidente pensar que hemos alcanzado la emancipación o la igualdad frente al género masculino, pues las igualdades políticas conseguidas como poder formar parte de un ejército, ser jefa, miembro de la Guardia Civil o la Policía Nacional, empresarias, ingenieras, bomberas, medicas, etc. Forman parte del “gran cambio social” de las mujeres progresistas y liberales, ésta ha sido su revolución: la Revolución de la Mariquita Pérez, quien en vez de vestir faldas y vestiditos se cambió a la moda de los tejanos, los uniformes militares y los trajes de chaqueta clásicos de directivos y burgueses, propulsoras y sustentadoras con su actitud del mismo capital patriarcal y opresor contra el que en un tiempo pasado se manifestaron y desde el que ahora se sienten tan cómodas, tan masculinas por haber accedido a la esfera de lo público, por haber decidido por todas las mujeres del mundo y haber contribuido a la conformación de leyes Estatales para protegerlas, satisfechas en su reformismo por haber conseguido disminuir las listas del paro y la precariedad femeninas, por haber conseguido compaginar la maternidad con la explotación laboral y asá, sentadas desde sus sillones contentas de que sus maridos sepan diferenciar el detergente del suavizante y de que se preocupen por cuidarse la piel tanto como ellas, respiran su paz, encubriendo y generado el mensaje de que a través de tantos siglos de opresión hoy sí, por fin, en esta democracia del siglo XXI las mujeres viven en plena igualdad. Pero éstas tan sólo son conquistas superficiales en la esfera pública ya que en el terreno de lo íntimo y lo privado subyace la misma represión y seguimos siendo las mujeres las que mantenemos por nuestra cultura y educación esos aspectos del patriarcado que tanto han impedido nuestro libre desarrollo y crecimiento personal a lo largo de la historia. Aspectos que transmitimos y permitimos que por medio de la educación, los valores machistas y reaccionarios sigan prevaleciendo muchas veces camuflados entre una supuesta igualdad fruto de esta era de posmodernidad.
15. Sara Berenguer La Revolución de la mujer, no es necesaria, es imprescindible y toma mayor importancia dentro del movimiento libertario, ya que en el camino por la conquista de nuestras utopías no se debe dar por sentado el hecho de que viviremos en igualdad como seres humanos libres, porque mucho me sospecho de que sin una lucha paralela que abarque la conquista de todas las libertades, algunas de ellas se quedarán detrás y nosotras las mujeres anarquistas no estamos dispuestas de que nuestra lucha se quede relegada o hipotecada a un sueño, a una simple utopía. Y aunque la conquista debe empezar por nosotras mismas tiene que continuar con la lucha de los propios hombres, muchas veces víctimas también de su propio patriarcado. Nuestros compañeros son una de las piezas clave en la lucha por la igualdad pues son ellos mismos los que deben empezar a desprenderse de las conductas conscientes e inconscientes que el patriarcado ha ido depositando de forma indirecta en su género y desde el que han disfrutado de tantas ventajas y beneficios de los que lógicamente les cuesta desprenderse por su histórica superioridad.
68. Rosario Sánchez La Dinamitera ROSARIO, DINAMITERA por Miguel Hernández Rosario, dinamitera, sobre tu mano bonita celaba la dinamita sus atributos de fiera. Nadie al mirarla creyera que había en su corazón una desesperación, de cristales, de metralla ansiosa de una batalla, sedienta de una explosión. Era tu mano derecha, capaz de fundir leones, la flor de las municiones y el anhelo de la mecha. Rosario, buena cosecha, alta como un campanario sembrabas al adversario de dinamita furiosa y era tu mano una rosa enfurecida, Rosario. Buitrago ha sido testigo de la condición de rayo de las hazañas que callo y de la mano que digo. ¡Bien conoció el enemigo la mano de esta doncella, que hoy no es mano porque de ella, que ni un solo dedo agita, se prendó la dinamita y la convirtió en estrella! Rosario, dinamitera, puedes ser varón y eres la nata de las mujeres, la espuma de la trinchera. Digna como una bandera de triunfos y resplandores, dinamiteros pastores, vedla agitando su aliento y dad las bombas al viento del alma de los traidores.