El documento habla sobre la necesidad de más obreros para la cosecha espiritual. Jesús vio la gran mies pero pocos obreros, por lo que pidió oraciones para que Dios envíe más obreros. Aunque no todos pueden predicar a multitudes, todos pueden dar testimonios sencillos e invitar a otros al salvador. Los obreros deben dejarse guiar por el Espíritu Santo para llevar a cabo su trabajo.
2. “Y les decía: La mies a la verdad es mucha, mas
los obreros pocos; por tanto, rogad al Señor de la
mies que envíe obreros a su mies” (Lucas 10:2)
Al mirar a las multitudes que le rodeaban, Jesús vio cómo
germinaba la semilla del Evangelio plantada en sus corazones.
Pero, ¿dónde estaban aquellos que les guiarían al Salvador?
Se necesitan obreros (pastores o laicos) que trabajen para
cosechar la preciosa semilla.
3. “Nuestras iglesias están
languideciendo por falta de
obreros fervorosos y abnegados.
Nuestras iglesias más pequeñas
están perdiendo su vitalidad
porque los miembros no están
trabajando por aquellos que los
rodean. Dios puede trabajar con
pocos obreros o con muchos;
pero lo importante es
comprender la responsabilidad
personal que tiene cada
miembro. Dios no puede
bendecir una iglesia que es
indolente y egoísta”E.G.W. (Review and Herald, 16 de junio de 1891)
“Y les decía: La mies a la verdad es mucha, mas los obreros pocos; por
tanto, rogad al Señor de la mies que envíe obreros a su mies” (Lucas 10:2)
4. “Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará
en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará
todo lo que yo os he dicho” (Juan 14:26)
El testimonio de humildes
pecadores arrepentidos,
auxiliados y guiados por el
poder del Espíritu Santo,
puede convencer a otros
pecadores de un modo que
ningún ángel podría hacer.
¿Por qué quiere Dios usar a hombres y
mujeres para proclamar el Evangelio?
¿Acaso el Espíritu Santo no tiene
suficiente poder para hacerlo Él solo?
¿No podrían hacerlo mucho mejor los
ángeles que nosotros?
5. No todos estamos llamados a realizar
multitudinarias obras de evangelización.
El ejemplo de Andrés, de Felipe, o el de la
mujer samaritana, nos demuestran el poder de
testimonios sencillos e invitaciones fervorosas.
Todos somos llamados a hacer lo mismo.
“Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará
en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará
todo lo que yo os he dicho” (Juan 14:26)
6. Un buen obrero debe dejarse
guiar por Aquel que lo contrató.
El Espírito arrebató a Felipe y lo
llevó a Azoto (Hechos 8:39-40)
A Pablo, el Espíritu le prohibió
hablar en Asia y lo guió a predicar
en Europa (Hechos 16:6-10)
“No podemos nosotros emplear el Espíritu
Santo; el Espíritu es quien nos ha de emplear
a nosotros… Únicamente a aquellos que
esperan humildemente en Dios, que esperan
su dirección y gracia, se da el Espíritu”
(E.G.W., La maravillosa gracia de Dios, 23 de julio)
“He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre
vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén,
hasta que seáis investidos de poder desde lo alto” (Lucas 24:49)
7. “Entonces Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros. Como me envió el Padre,
así también yo os envío. Y habiendo dicho esto, sopló, y les dijo: Recibid el
Espíritu Santo. A quienes remitiereis los pecados, les son remitidos; y a
quienes se los retuviereis, les son retenidos” (Juan 20:21-23)
Como el Padre comisionó a Jesús,
Cristo comisiona a sus discípulos.
Por medio del Espíritu, el Padre
invistió a Cristo con poder divino.
Por medio del Espíritu, Jesús inviste
a sus discípulos con poder divino
para sus tareas terrenales. Él da
cada habilidad, fortaleza, capacidad
y talento que sean necesarios.
La autoridad delegada recibida de
Jesús nos enseña también que es
necesario que nosotros, a su vez, la
deleguemos en otros. Nadie está
capacitado para realizar él solo toda
la obra.
8. “Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar
lo que se había perdido” (Lucas 19:10)
Los hombres se salieron del camino recto y
no saben cómo regresar. Jesús vino a buscar
a los perdidos y llevarnos de vuelta al hogar.
Él quiere que nosotros
seamos “halladores”
de los perdidos.
Quiere que amemos y
alcancemos a los
perdidos, sin importar
el tipo de personas
que son o la clase de
vida que lleven.
9. “Todos los ángeles del cielo están
dispuestos a cooperar en esta obra.
Todos los recursos del cielo están a
disposición de los que tratan de salvar a
los perdidos. Los ángeles os ayudarán a
llegar hasta los más descuidados y
endurecidos. Y cuando uno se vuelve a
Dios, se alegra todo el cielo; los serafines
y los querubines tañen sus arpas de oro,
y cantan alabanzas a Dios y al Cordero
por su misericordia y bondad amante
hacia los hijos de los hombres”
E.G.W. (Palabras de vida del gran Maestro, cp. 15, pg. 155)