Papa Francisco, audiencia general, catequesis; año de la fe 2012/2013, Power point Emilio Perucha Herrnaz
Los vínculos entre presentaciones y con Slideshare.net no funcionan; cuando lo consiga se emitirá nuevo índice
Papa.fancisco añofe.26.el espíritu santo guía a la iglesia y a nosotros a la verdad
1. PAPA FRANCISCO
AUDIENCIA GENERAL
Plaza de San Pedro
Miércoles 15 de mayo de 2013
El Espíritu Santo guía a la Iglesia y a cada uno de nosotros a la
Verdad
Nota: El color amarillo, es el texto oficial de la catequesis en esta dirección:
http://www.vatican.va/holy_father/francesco/audiences/2013/documents/papa-francesco_20130515_udienza-
generale_sp.html
Las imágenes, normalmente, hacen referencia a las frases resaltadas con negritas.
Las frases y numeraciones añadidas, al fragmentar el texto del Papa, se reconocen por estar entre corchetes [ ].
Vinculo con restantes presentaciones del Año de la fe a través del: Índice Catequesis. Año de la fe. Octubre
2012/13
Diseño diapositivas, 14 de junio de 2013. Emilio Perucha Herranz.
2. Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!:
Hoy quisiera reflexionar sobre la acción que
realiza el Espíritu Santo al guiar a la Iglesia y a
cada uno de nosotros a la Verdad.
Jesús mismo dice a los discípulos:
el Espíritu Santo «os guiará hasta la verdad» (Jn
16, 13), siendo Él mismo «el Espíritu de la
Verdad» (cf. Jn 14, 17; 15, 26; 16, 13).
3. Vivimos en una época en la que se es más bien
escéptico respecto a la verdad.
Benedicto XVI habló muchas veces de relativismo,
es decir, de la tendencia a considerar que no existe
nada definitivo y a pensar que la verdad deriva del
consenso o de lo que nosotros queremos.
Surge la pregunta: ¿existe realmente «la» verdad?
¿Qué es «la» verdad? ¿Podemos conocerla?
¿Podemos encontrarla?
Aquí me viene a la mente la pregunta del
Procurador romano Poncio Pilato cuando Jesús le
revela el sentido profundo de su misión: «¿Qué
es la verdad?» (Jn 18, 38).
4. Pilato no logra entender que «la» Verdad está ante él, no logra ver en Jesús el rostro de la verdad,
que es el rostro de Dios.
Sin embargo, Jesús es precisamente esto:
la Verdad, que, en la plenitud de los tiempos, «se hizo carne» (Jn 1, 1.14), vino en medio de
nosotros para que la conociéramos.
La verdad no se aferra como una cosa, la verdad se encuentra.
No es una posesión, es un encuentro con una Persona.
5. Jesús define al Espíritu Santo como el «Paráclito», es decir, «aquel que viene a ayudar». Así ayudó a san José:
el ángel del Señor se le apareció en
sueños:
y le dijo: «José, hijo de David, no
temas tomar contigo a María tu
mujer porque lo engendrado en ella
es del Espíritu Santo. Despertado
José del sueño, hizo como el Angel
del Señor le había mandado, y tomó
consigo a su mujer.“
(Mat. 1:19-20, 24).
San José escuchó el mensaje de
Dios transmitido por un
ángel: «Levántate, toma
contigo al niño y a su madre y
huye a Egipto; y estate allí
hasta que yo te diga. Porque
Herodes va a buscar al niño
para matarle.» Mateo 2:13.
el ángel del Señor, supo de la
muerte de Herodes:
"«Levántate, toma contigo al
niño y a su madre, y ponte en
camino de la tierra de Israel;
pues ya han muerto los que
buscaban la vida del niño.» El
se levantó, tomó consigo al
niño y a su madre, y entró en
tierra de Israel.
Pero al enterarse de que
Arquelao reinaba en Judea en
lugar de su padre Herodes, tuvo
miedo de ir allí; y avisado en
sueños, se retiró a la región de
Galilea". Mateo 2:22.
/
Los diferentes estudiosos del tema no se ponen de acuerdo en cuantificar el tiempo que permaneció la Sagrada Familia en Egipto. Según unos
el periodo fue de 4 meses; según otros, siete años; aunque la opinión generalizada es que Jesús estuvo con sus padres en Egipto cuatro años.
Ver http://manueljosedelgado.wordpress.com/tag/sagrada-familia-en-egipto
Pero, ¿quién nos hace reconocer que Jesús es
«la» Palabra de verdad, el Hijo unigénito de
Dios Padre?
San Pablo enseña que «nadie puede decir:
“¡Jesús es Señor!”, sino por el Espíritu Santo»
(1 Co 12, 3).
Jesús lo define el «Paráclito», es decir, «aquel
que viene a ayudar».
Es precisamente el Espíritu Santo, el don de
Cristo Resucitado, quien nos hace reconocer la
Verdad, que está a nuestro lado para
sostenernos en este camino de conocimiento;
y, durante la última Cena, Jesús asegura a los
discípulos que el Espíritu Santo enseñará todo,
recordándoles sus palabras (cf. Jn 14, 26).
6. Cuál es, entonces, la acción del Espíritu Santo en nuestra vida y en la vida de la Iglesia para guiarnos a la verdad?
Ante todo, recuerda e imprime en el corazón de los creyentes las palabras que dijo Jesús, y, precisamente a través de tales palabras, la ley de
Dios —como habían anunciado los profetas del Antiguo Testamento— se inscribe en nuestro corazón y se convierte en nosotros en principio de
valoración en las opciones y de guía en las acciones cotidianas; se convierte en principio de vida.
Exponemos la inspiración del Espíritu Santo según la TEORÍA PSICOLÓGICA O TOMISTA, defendida por Santo Tomás de
Aquino, y más tarde recogida por León XIII (Encíclica "Providentissimus Deus" 1893) y por Lagrange y Benoit.
Más en: http://cristojusticia.blogspot.com.es/2012/01/la-inspiracion-biblica.html
La inspiración bíblica
La inspiración consiste en el hecho de que Dios como causa principal
mueve sobrenaturalmente al hombre como causa instrumental para
concebir el libro, querer ese libro y escribirlo de hecho.
Para escribir el libro bíblico, el autor humano procede exactamente igual
que cualquier otro escritor: busca, imagina, indaga, ordena materiales,
piensa, escribe...
El Espíritu Santo NO ANULA NI SUSTITUYE está acción del autor humano,
que conserva la plenitud de facultades. El autor humano no cae en una
especie de "éxtasis", perdiendo su conciencia, a la hora de escribir. No es
un "muñeco" en manos de Dios.
La acción del Espíritu Santo se dirige a "elevar" las potencias naturales al
orden sobrenatural de tal forma que el resultado de la obra escrita sea
también toda de Dios.
¿Cuáles son las "potencias naturales" del autor humano que son "elevadas" por el Espíritu Santo? La escolástica habla de la inteligencia, la
voluntad y la sensibilidad artística, de acuerdo con el esquema psicológico propio del tomismo. De tal forma que: *Ilumina la inteligencia.
Mueve la voluntad. Asiste la sensibilidad artística.
7. Se realiza así la gran profecía de Ezequiel: «os purificaré de todas vuestras inmundicias e idolatrías, y os daré un corazón nuevo, y os infundiré un
espíritu nuevo... Os infundiré mi espíritu, y haré que caminéis según mis preceptos, y que guardéis y cumpláis mis mandatos» (36, 25-27).
En efecto, es del interior de nosotros mismos de donde nacen nuestras acciones: es precisamente el corazón lo que debe convertirse a Dios, y
el Espíritu Santo lo transforma si nosotros nos abrimos a Él.
De las homilías de san Gregorio Magno, papa, sobre los evangelios
Homilia 26, 7-9
--- si Tomás vio y palpó, ¿cómo es que le dice el Señor: Porque me has visto has creído?
Pero es que lo que creyó superaba a lo que vio. En efecto, un hombre mortal no puede ver
la divinidad. Por esto, lo que él vio fue la humanidad de Jesús, pero confesó su divinidad al
decir: ¡Señor mío y Dios mío!
Él, pues, creyó, con todo y que vio, ya que, teniendo ante sus ojos a un hombre verdadero,
lo proclamó Dios, cosa que escapaba a su mirada.
Y es para nosotros motivo de alegría lo que sigue a continuación: Dichosos los que crean
sin haber visto.
En esta sentencia el Señor nos designa especialmente a nosotros, que lo guardamos en
nuestra mente sin haberlo visto corporalmente. Nos designa a nosotros, con tal de que las
obras acompañen nuestra fe, porque el que cree de verdad es el que obra según su fe.
Por el contrario, respecto de aquellos que creen sólo de palabra, dice Pablo: Hacen
profesión de conocer a Dios, pero con sus acciones lo desmienten. Y Santiago dice: La fe sin
obras es un cadáver…
8. El Espíritu Santo, luego, como promete Jesús, nos guía «hasta la verdad plena» (Jn 16, 13); nos guía no sólo al encuentro con Jesús, plenitud de la
Verdad, sino que nos guía incluso «dentro» de la Verdad, es decir, nos hace entrar en una comunión cada vez más profunda con Jesús,
donándonos la inteligencia de las cosas de Dios.
Y esto no lo podemos alcanzar con nuestras fuerzas. Si Dios no nos ilumina interiormente, nuestro ser cristianos será superficial.
La Tradición de la Iglesia afirma que el Espíritu de la Verdad actúa en nuestro corazón suscitando el «sentido de la fe» (sensus fidei) a través del
cual, como afirma el Concilio Vaticano II, el Pueblo de Dios, bajo la guía del Magisterio, se adhiere indefectiblemente a la fe transmitida, la
profundiza con recto juicio y la aplica más plenamente en la vida (cf. Const. dogm. Lumen gentium, 12).
9. Preguntémonos: ¿estoy abierto a la acción del Espíritu Santo, le pido que me
dé luz, me haga más sensible a las cosas de Dios?
Esta es una oración que debemos hacer todos los días: «Espíritu Santo haz
que mi corazón se abra a la Palabra de Dios, que mi corazón se abra al bien,
que mi corazón se abra a la belleza de Dios todos los días».
Quisiera hacer una pregunta a todos: ¿cuántos de vosotros rezan todos los
días al Espíritu Santo?
Serán pocos, pero nosotros debemos satisfacer este deseo de Jesús y rezar
todos los días al Espíritu Santo, para que nos abra el corazón hacia Jesús.
Porque sino rezamos para que el Espíritu Santo nos abra el corazón, estará
en nosotros en alguna de las situaciones negativas que nos describe San
Juan de la Cruz, en Llama de amor viva 4, 14:
…maneras en las que Dios mora según las disposiciones [de cada uno]:
en unas mora solo, en otras no;
en unas agradado, en otras con desagrado;
en unas como en su casa, manándolo y rigiéndolo todo;
en otras mora como en cada ajena, donde no le dejan mandar ni hacer
nada…
10. Pensemos en María, que «conservaba todas estas cosas meditándolas en su corazón» (Lc 2, 19.51).
La acogida de las palabras y de las verdades de la fe, para que se conviertan en vida, se realiza y crece bajo la acción del Espíritu Santo.
En este sentido es necesario aprender de María, revivir su «sí», su disponibilidad total a recibir al Hijo de Dios en su vida, que quedó
transformada desde ese momento.
A través del Espíritu Santo, el Padre y el Hijo habitan junto a nosotros: nosotros vivimos en Dios y de Dios. Pero, nuestra vida ¿está
verdaderamente animada por Dios? ¿Cuántas cosas antepongo a Dios?
Y no podemos objetar nuestra debilidad porque san Pablo nos escribe lo que le dijo Cristo en
2Corintios 12, 7-10:
…tengo una espina clavada en mi carne, un ángel de Satanás que me hiere.
Tres veces pedí al Señor que me librara, pero él me respondió: «Te basta mi gracia, porque mi
poder triunfa en la debilidad».
Más bien, me gloriaré de todo corazón en mi debilidad, para que resida en mí el poder de
Cristo.
Por eso, me complazco en mis debilidades, en los oprobios, en las privaciones, en las
persecuciones y en las angustias soportadas por amor de Cristo; porque cuando soy débil,
entonces soy fuerte.
11. Queridos hermanos y hermanas, necesitamos dejarnos
inundar por la luz del Espíritu Santo, para que Él nos
introduzca en la Verdad de Dios, que es el único Señor
de nuestra vida.
En este Año de la fe preguntémonos si hemos dado
concretamente algún paso para conocer más a Cristo y
las verdades de la fe, leyendo y meditando la Sagrada
Escritura, estudiando el Catecismo, acercándonos con
constancia a los Sacramentos.
Preguntémonos al mismo tiempo qué pasos estamos
dando para que la fe oriente toda nuestra existencia.
San Juan de la Cruz, Llama de amor viva 4, 14
…El alma donde menos apetitos y gustos
propios moran es donde Él más solo y más
agradado y más como en casa propia mora,
rigiéndola y gobernándola, y tanto más
secreto mora cuanto más solo….
Las pinturas murales del Oratorio de San Juan de la
Cruz de Úbeda
Llama de amor viva: el ángulo superior izquierdo
está presidido por la representación de la Santísima
Trinidad: Dios Padre sosteniendo a Cristo muerto en
la cruz, acompañado por los ángeles y con la
paloma del Espíritu Santo.
En la parte inferior, entre rocas y árboles, aparece un
libro abierto [Llama de amor viva] con la cruz de
gloria, ubicándose a la derecha el Santo en éxtasis,
ascendiendo en oblicuo hacia la Trinidad.
http://jmalmansa.blogspot.com.es/2012/05/las-
pinturas-murales-del-oratorio-de.html
12. La verdad de Cristo, que el Espíritu Santo nos
enseña y nos dona, atañe para siempre y
totalmente nuestra vida cotidiana.
Invoquémosle con más frecuencia para que nos
guíe por el camino de los discípulos de Cristo.
Invoquémosle todos los días.
Os hago esta propuesta:
invoquemos todos los días al Espíritu Santo, así
el Espíritu Santo nos acercará a Jesucristo.
No se es cristiano a «tiempo parcial», sólo en algunos momentos, en algunas circunstancias, en algunas opciones.
No se puede ser cristianos de este modo, se es cristiano en todo momento. ¡Totalmente!
13. Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España, México, Honduras, Paraguay, Chile,
Argentina y los demás países latinoamericanos.
Pidamos a la Virgen María que nos haga dóciles a la acción del Espíritu Santo, para que como Ella, con disponibilidad total, digamos “sí” a los
designios de Dios en nuestra vida.
Muchas gracias.
14. Un pensamiento especial dirijo a los obispos, a los sacerdotes
y a los fieles procedentes de Cerdeña; queridos amigos, os
doy las gracias por vuestra presencia y de corazón os
encomiendo a vosotros y a vuestras comunidades a la
materna intercesión de la Virgen Santa, a quien veneráis con
el título de «Madonna di Bonaria».
Al respecto os quiero anunciar que deseo visitar el Santuario
de Cágliari —prácticamente con seguridad en el mes de
septiembre— porque entre la ciudad de Buenos Aires y
Cágliari existe una fraternidad por una historia antigua.
Precisamente en el momento de la fundación de la ciudad de
Buenos Aires, su fundador quería llamarla «Ciudad de la
Santísima Trinidad», pero los marineros que le habían llevado
allí eran sardos y querían que se llamara «Ciudad de la Virgen
de Bonaria».
Disputaron entre sí y al final llegaron a un acuerdo, de forma
que el nombre de la ciudad resultó largo: «Ciudad de la
Santísima Trinidad y Puerto de Nuestra Señora de Buen
Aire».
Al ser tan largo, sólo permanecieron las dos últimas palabras,
Buen Aire, Buenos Aires, en recuerdo de vuestra imagen de
la Madonna di Bonaria.
'Madonna di Bonaria‘ y
Santuario de Bonaria de Cerdeña