1. Entre Las Eternidades En la película del oeste para la televisión, Broken Trail (El Sendero Roto), el vaquero Prentice Ritter debe ofrecer palabras de consuelo en el funeral de un amigo. Sintiéndose incómodo en la situación, dice en voz baja, "Todos somos viajeros en este mundo. Desde el dulce pasto hasta el frigorífico, viajamos entre las eternidades“. En un sentido, él tenía razón. Somos viajeros -peregrinos- en un mundo que no ofrece paz o descanso duraderos. Y, si bien sólo hay una eternidad, viajamos entre el pasado eterno y el futuro eterno, esperando las promesas de un hogar y una esperanza que dure para siempre -promesas aún por cumplirse. Lectura: Hebreos 11: 8−16 Conforme a la fe murieron todos éstos sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos, y creyéndolo. — Hebreos 11: 13
2. Estamos encerrados en los momentos, las horas, y los días de la vida, pero miramos hacia el futuro por la fe en Cristo. Un día, experimentaremos las promesas de la eternidad cuando la fe aparezca y le veamos a Él. Esa esperanza es la que nos eleva más allá de la vida y entre las eternidades hacia un gozo que es eterno. En esas épocas de lucha y desesperación, cuando nuestro peregrinaje por la vida es difícil, ayuda recordar que aunque somos peregrinos que viajamos entre las eternidades, tenemos un Salvador que es el Señor y Amo de la eternidad. Él nos ha ofrecido la promesa de la vida con Él para siempre y ha garantizado esa promesa con Su propio sacrificio. Ésta fue la promesa de la que habló el autor del libro de Hebreos, en el capítulo 11, versículo 13.
3. Para el tiempo y la eternidad, Jesús es todo lo que necesitamos.
4. Lectura Bíblica: Hebreos 11 La fe 8 Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba. 9 Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena, morando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa; 10 porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios. 11 Por la fe también la misma Sara, siendo estéril, recibió fuerza para concebir; y dio a luz aun fuera del tiempo de la edad, porque creyó que era fiel quien lo había prometido. 12 Por lo cual también, de uno, y ése ya casi muerto, salieron como las estrellas del cielo en multitud, y como la arena innumerable que está a la orilla del mar. 13 Conforme a la fe murieron todos éstos sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos, y creyéndolo, y saludándolo, y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra. 14 Porque los que esto dicen, claramente dan a entender que buscan una patria; 15 pues si hubiesen estado pensando en aquella de donde salieron, ciertamente tenían tiempo de volver. 16 Pero anhelaban una mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque les ha preparado una ciudad. Reina Valera Revisada (1960) . 1998 (electronic ed.) . Sociedades Biblicas Unidas: Miami
5. Biblia del diario vivir . 11.8–10 Abraham era un hombre de fe. Al mandato de Dios, dejó su hogar y se fue a otra tierra; obedeció sin discutir ( Génesis 12 .1ss). Creyó en el pacto que hizo Dios con Él ( Génesis 12.2 , 3 , 13.14–16 ; 15.1–6 ). En obediencia a Dios, Abraham estuvo incluso dispuesto a sacrificar a su hijo Isaac ( Génesis 22.1–19 ). No se sorprenda si Dios le pide que renuncie a su ambiente conocido y seguro a fin de cumplir su voluntad. Para mayor información sobre Abraham, véase Génesis 18 . 11.11 , 12 Sara era la esposa de Abraham. No pudieron tener hijos después de muchos años de matrimonio. Dios le prometió un hijo a Abraham, pero Sara dudó de que pudiera quedar encinta ya que era de edad avanzada. Al comienzo ella se rió, pero más tarde creyó ( Génesis 18 ). Para mayores detalles sobre Sara, véase Génesis 19 . 11.13 Podemos llegar a darnos cuenta de que somos «extranjeros y peregrinos» gracias a las circunstancias. Podemos comprenderlo tarde en la vida o como resultado de tiempos difíciles; pero este mundo no es nuestro hogar. No podemos vivir aquí por siempre (véase también 1 Pedro 1.1 ). Para poder actuar cuando Dios nos habla, es conveniente que no estemos tan apegados a los deseos y a los bienes de este mundo. 11.13–16 Las personas de fe que se mencionan aquí murieron sin haber recibido todo lo que Dios les había prometido, pero nunca perdieron su visión del cielo (una patria «mejor», «celestial»). Muchos cristianos se sienten frustrados y derrotados porque sus necesidades, deseos, expectativas y demandas no son satisfechas de inmediato cuando creen en Cristo. Llegan a impacientarse y quieren rendirse. ¿Se siente usted desalentado porque el logro de sus objetivos parecieran estar muy lejos? Reciba valor de estos héroes de la fe que vivieron y murieron sin ver el fruto de su fe en la tierra y aun así siguieron creyendo (véase 11.36–39 ).