1.
2014.
TEORIA IV – CRÍTICA
RECORRIENDO MI CIUDAD
UN ENCUENTRO CON LA IDENTIDAD
Wendy Agudelo Vélez
2.
¿Cómo se aprende arquitectura?, con ésta
pregunta se inicia un proceso de investigación
que encamina al autor del ensayo a estudiar
particularmente una obra y cómo el arquitecto
encargado refleja en ella su conocimiento en
el campo de la arquitectura.
Como inicio a este planteamiento se presenta
un mapa de intereses en el cual se muestran a
tres arquitectos cuyo aprendizaje fue
realizado de diferentes maneras; Tadao Ando,
arquitecto empírico, cuyo aprendizaje se hizo
a partir de estudios autodidactas, empieza su
pasión a partir de viajes y conociendo obras
de otros arquitectos, aunque para él la falta
de estudios formales es una desventaja.
Santiago Calatrava, quien fortaleció su
profesión con estudios complementarios, como
la ingeniería civil, en ello se ve reflejado
la complejidad estructural de sus edificios. Y
por último Rogelio Salmona, quien decide
realizar una educación basada en trabajo y la
experiencia, y desde su visión tomo como
referentes formas y materiales que pudiera
acomodarse más al entorno del que era
originario, como el uso del ladrillo, por
ejemplo. Salmona adquiere también
conocimientos e ideas a partir de viajes,
especialmente uno que realizó en el Sur de
Europa y Norte de África.
Mirando pues, estos tres arquitectos con sus
maneras de estudiar la arquitectura y con base
en la experiencia personal, creo que la
universidad, la academia como tal, es una base
que se debe fortalecer desde otros campos,
desde la búsqueda personal, desde la propia
investigación. Leí en una oportunidad el
siguiente título en una página de arquitectura
y capto de inmediato mi atención, el título
decía “Opinión: ¿Dónde se enseña, dónde se
aprende arquitectura?” a lo cual el autor
decía: “A mi parecer la formación
universitaria debe ser complementada con 4
variables que son muchas veces indispensables:
trabajar, estudiar, visitar, escuchar” “El
trabajo en una oficina profesional que permite
estar rodeado en un ambiente de constantes
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preguntas y discusiones”. “El estudiar no en
el sentido universitario, sino que ir más allá
del mínimo, encausado en inquietudes y
búsquedas de a acuerdo a los intereses
personales”. “El visitar arquitectura es a mí
pareces un aspecto fundamental. Encontrase con
una obra real y recorrerla es probablemente la
fuente de aprendizaje más completa que se
pueda tener” y finalmente “El escuchar,
asistir a charlas, seminarios o simplemente
conversar con arquitectos es una de las
mejores maneras de aprender”. (J., 2012)
Al leer esto recordé lo que me han dicho
muchos de mis profesores a lo largo de mi
formación; “hay que leer”, “hay que ver
arquitectura”, “se aprende arquitectura viendo
arquitectura”, “Hay que investigar”, “Hay que
reflexionar”. Hay en fin, muchas cosas por
hacer que ayudan a reforzar nuestro
aprendizaje, sin duda alguna el conocimiento
es infinito, y puede encontrarse hasta en las
cosas más sencillas, aprendiendo a observar
por ejemplo, lo que está a nuestro alrededor.
Ahora, Teniendo como base éstos tres
arquitectos, con sus formas de aprender la
arquitectura. Retomo a Rogelio Salmona con su
Obra; Centro de Desarrollo Cultural de Moravia
en Medellín como objeto de estudio, para
mostrar la fuerte influencia que hay en él, de
la cultura colombiana.
¿Cómo el Centro Cultural de Moravia refleja
los conocimientos adquiridos desde el ámbito
local por Rogelio Salmona?
Indudablemente la característica que más
define a Salmona en su arquitectura es el uso
del ladrillo, y El Centro Cultural de Moravia
no sería la excepción, pues incluso él decía
“A mí me gusta el ladrillo, que se hace con
barro y da trabajo a mucha gente. El ladrillo
es el mismo elemento con el cual los pobres
construyen sus viviendas, y ello constituye
algo notable. No hay razón para que la ciudad
de los pobres sea de ladrillo y la de los
ricos de mármol importado”, Y encaja en el
contexto que bien es conocido como una zona de
4.
Medellín que está en rehabilitación, una zona
popular donde abunda el crecimiento espontáneo
de vivienda, donde la base de construcción de
estas familias es, entre otros materiales, el
ladrillo. “El ladrillo es un material que usan
con habilidad los albañiles. Saben emplearlo y
son los albañiles los verdaderos levantadores
de ciudades. Hay mucho que aprender de ellos,
aprender lo que han sabido y experimentado por
años y años” Rogelio Salmona.
Con los edificios de Salmona, las ciudades
vuelven a tener sus tradicionales relojes
solares. Un color y una sombra para cada hora,
en un juego estético que también reconoce las
relaciones de la tierra con el cielo. Hablando
de color Rogelio Salmona decía “El color es
importante, pero no el de la pintura. Para el
material, el color es del cielo, del tiempo,
de la hora. Porque cada hora tiene su color y
la arquitectura debe permitir que ese color se
haga visible, que haya contrastes entre luz y
la penumbra, entre lo oscuro y lo claro. El
sol es uno de esos elementos fundamentales, lo
mismo que la lluvia”. Y en el caso de la luz
en Medellín, brillante, directa, opuesto a lo
que es la luz en Bogotá, “opaca y filtrada”
donde están la mayoría de obras de Salmona, en
Medellín gracias al Centro Cultural de
Moravia, se vuelve a tener conciencia de la
salida y la puesta del sol.
Salmona recrea en El Centro de desarrollo
cultural de Moravia, la tradición en las casas
colombianas del patio central, éste gran
patio, este gran recibidor con el que nos
encontramos al entrar al edificio es el gran
articulador del mismo, y desde mi punto de
vista el lugar de mayor apropiación por parte
de los visitantes, especialmente de los niños,
estando allí, me devolví a mi infancia, tuve
la oportunidad de crecer en una casa con
patio, y era donde más pasaba el tiempo, es
esa libertad de poder estar afuera, pero con
la seguridad de estar dentro.
Éste patio de forma cuadrada, cuyo diseño de
piso, que parte inicialmente de unas
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diagonales, inconscientemente invita a los
niños a recorrer en este sentido, a realizar
juegos según la geometría plasmada. Antes de
ver esta escena, haciendo el recorrido, había
leído un afiche, uno de varios que hay por
todo el lugar contando lo que para mí son, las
características principales en las obras de
Salmona, en este caso de El Centro Cultural de
Moravia. Éste afiche decía; “Salmona pone los
pisos en un primer lugar, los integra a su
propuesta total y con ellos termina de darles
unidad y coherencia a sus edificios. Los pisos
también son construidos con ladrillos en
inéditos juegos de texturas, que se extienden
hasta las paredes y los techos, adaptándose a
desniveles, curvaturas y escaleras para
elaborar una textura total”, “En todos los
casos, no hay un solo pedazo de suelo que se
quede sin tratar, que no module el lenguaje
que Salmona construyó a partir de
repeticiones, tramas, disposiciones y
colores”, trama que continúa en el caso del
patio, subiendo por las graderías que lo
enmarcan y continúan por el pasillo.
Existe una rampa que se encuentra a mano
derecha del patio central, es un recorrido de
dos tramos, que sobresale por delante de la
fachada del edificio, y donde está un descanso
que se convierte en un pequeño mirador, donde
se puede observar el entorno inmediato en que
se encuentra el edificio y es justo ahí,
cuando sentí estar más sumergida en el sector.
Esta rampa que invita fuertemente a subir por
ella, desplazando incluso el uso de las
escalas, que probablemente, con doble
intención, se encuentra en un lugar menos
vistoso, puesto que Rogelio opinaba que las
rampas, conforman uno de los elementos
centrales de esta propuesta arquitectónica
interesada en el trascurrir, el caminar, en la
posibilidad de sentir corporal y
vivencialmente el flujo del tiempo. Esto es
posible caminando por ellas, como lo es
también el encuentro con el otro. Las rampas
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permiten rodear y apropiarse de los espacios
interiores sin perder la percepción del
espacio exterior. Arquitectura sin obstáculos,
accesible, para recorrer. Así pues, al caminar
por ésta única rampa del edificio, nos
encontramos con tres escenarios, de lado
derecho, tenemos el gran patio central, de
lado izquierdo un jardín alargado en el mismo
sentido de la rampa, y al frente, la visual
hacía una parte del barrio.
EL Jardín que se encuentra del lado izquierdo
de la rampa, refleja la cualidad de Rogelio
Salmona en sus edificios de relacionar con la
naturaleza exterior, pero que también se
introducen. Él plantea un juego interior de
jardinería con vegetación local. Especies
vegetales muy de la región, árboles que se
vuelven emblemáticos para cada edificio.
Centros vivos, árboles que a medida que crecen
extienden su sombra y marcan el paso del
tiempo. Por eso no solo encontramos vegetación
en esta parte del edificio, también existe
otro patio, de menor tamaño que el principal,
en el lado opuesto a la rampa, en cuyo centro
crece un pequeño árbol, de tallos esbeltos,
pocas hojas, sobre un alcorque que deja ver
además unas flores pequeñas de color rojo, que
contrastan con el revestimiento azulado del
espejo de agua que rodea el alcorque. Lo que
es también muy importante para Salmona en sus
edificios, utilizar elementos que contengan
agua, como los estanques que se encuentran en
la plaza de antesala al Centro Cultural.