Este poema describe la diversidad de estudiantes en una escuela, incluyendo aquellos con discapacidades físicas o de aprendizaje. Celebra que a pesar de sus diferencias, todos contribuyen y son valiosos miembros de la comunidad escolar. Alienta a apreciar la belleza en los demás sin importar su origen o capacidades.

3. Cada quién allá en mi escuela,
Es igual y diferente,
Cada cuál a su manera
anda y nadie lo detiene.

5. Hay uno que no tiene brazo,
que sólo juega de portero.
Hay otro que no escucha
Pero baila como roquero.
Algunos no pueden
hablar,
pero con gestos y
ademanes
Enamoran a las niñas
Como lobos de los
mares.

6. Con sus sillas de ruedas
los que no pueden andar
juegan vóley, bailan ballet
y a la moda les gusta
estar.

7. Tiene síndrome de Down
un amigo de la escuela,
pero es él quién más ayuda
Cuando surge algún problema.

8. Hay también un niño autista: le gusta
la soledad; pero cuando es hora del
recreo, de su almuerzo siempre da.

9. Ella de lejos no ve, pero canta
como nadie porque su voz ilumina
como estrella de la tarde.

10. Niños gordos y delgados, altos, bajos, ricos y pobres.
Mejores y más valiosos que medallas de oro y cobre.

11. Unos aprenden de prisa, otros se tardan un
poco pero eso no nos importa porque uno le
enseña al otro.

12. Hay un profe algo viejito, pero que juega y no
se cansa, pues el tiempo le enseñó que si es
bueno siempre avanza.

13. Indígenas, blancos, negros, japoneses no
hay ninguna diferencia, la importancia
que tenemos no nos llega por la
herencia.
Niños del norte y del sur, de las
costas y del centro, unos nacieron
aquí, otros en el extranjero.

14. En mi escuela ya sabemos que no
existe lo perfecto y que todos
necesitamos cuidado, atención y
afecto.
Ojalá que todo el
mundo de una vez
comprendiera, que
para vivir sin
prejuicios debemos
apreciar lo lindo en
donde fuera.