El documento describe un proyecto de investigación de la Universidad de Essex para desarrollar una sangre artificial de tercera generación que pueda almacenarse a temperatura ambiente durante dos años y sea adecuada para todos los pacientes independientemente de su grupo sanguíneo. El equipo está trabajando en una versión artificial de la hemoglobina que transporta oxígeno y podría usarse como sustituto de la sangre perdida durante operaciones o heridas graves. Si se valida correctamente, esta sangre artificial tendría un gran impacto en la sanidad mundial al permit
2. Cada día, miles de personas en el mundo logran salvar o mejorar sus vidas gracias a
que alguien ha donado sangre.
Pero imagine cuántas vidas más se podrían salvar si se encontrara un sustituto de la
sangre que pudiera ser almacenado fácilmente a temperatura ambiente durante
mucho tiempo, y que fuera adecuado para todos los pacientes, independientemente
de su grupo sanguíneo.
Este es el reto que un equipo de científicos de la Universidad de Essex en el Reino
Unido espera superar con su proyecto Haem02 para desarrollar un sustituto artificial
de la sangre de tercera generación que sea adecuado para todos.
Chris Cooper y sus colaboradores están desarrollando un sucedáneo artificial de la
sangre que representa una prometedora alternativa a las actuales transfusiones de
sangre, ya que es seguro, duradero y libre de virus, está disponible para cualquier país
y puede ser de acceso inmediato en los escenarios de catástrofes naturales.
3. La hemoglobina es la proteína fundamental en los glóbulos rojos que transporta el
oxígeno por el cuerpo. El equipo de Haem02 trabaja en la elaboración de una versión
artificial que podría ser usada para reemplazar la sangre perdida en una operación
quirúrgica o por una herida grave.
Hasta ahora, sin embargo, los intentos de crear un sucedáneo seguro y eficaz de ese
tipo han resultado ser problemáticos, ya que la hemoglobina puede ser tóxica fuera
del ambiente protector del glóbulo rojo. La gran baza del producto que se está
diseñando en la Universidad de Essex es que las propias defensas del organismo
pueden eliminar el efecto tóxico.
4. Si no surge ningún contratiempo, y una vez se haya validado todo debidamente, las
repercusiones que para la sanidad mundial tendrá la creación definitiva de la nueva
sangre artificial serán enormes.
Por su carácter artificial, así como por poder almacenarla a temperatura ambiente
durante un periodo de hasta dos años, la disponibilidad de esta sangre para hacer
transfusiones será muy superior a la de las reservas tradicionales actuales.
Ante catástrofes con muchas víctimas hospitalizadas, habrá sangre para todas ellas sin
depender de que se hagan a tiempo las suficientes donaciones. Esta sangre artificial
también podría ser usada para transfusiones rutinarias en ambulancias o en lugares
remotos de difícil acceso.
julio 21/2014 (NCYT)