3. Entre sus partes encontramos
el plato giradiscos, que se
compone por el rotor, en el
cual se coloca el disco; y el
motor, que proporciona la
energía necesaria para que el
rotor gire. Es importante
destacar que la velocidad de
dicho giro debe ser la
adecuada para que la aguja lea
la pista grabada. Suele ser de
33, 45 o 78 rpm (revoluciones
por minuto) y se mantiene
constante durante la lectura.
4. Los tocadiscos surgieron con la idea de
reproducir los discos (y los de
acetano también), de forma eléctrica y
no mecánica. La reproducción eléctrica
de los discos traía muchas ventajas:
control de volumen de la reproducción,
el tocadiscos se encuentra dotado con
un motor eléctrico que hacía que el
plato giradiscos rotara a una velocidad
constante de 78 RPM, 45 RPM o 33
RPM, logrando así más fidelidad en el
sonido. La disminución del peso del
brazo traía también menor desgaste del
disco por el peso del mismo, entre otros
beneficios
5. El plato giradiscos es en donde el disco
gira para ser reproducido,
normalmente es de unas 12 o más
pulgadas. No obstante, el rotor no es la
única parte del plato giradiscos, pues
éste también engloba al motor
encargado de proporcionarle la
energía al rotor. La velocidad con la
que el motor haga girar el rotor ha de
ser ajustada, para permitir el
rozamiento preciso de la aguja con el
surco del disco. Si esta velocidad no se
corresponde, el sonido no será
correctamente reproducido
6. Más tarde aparecieron tocadiscos más
sofisticados, los semiautomáticos:
cuando se terminaba el disco eran
capaces de retornar el brazo fonocaptor
automáticamente a su lugar y apagar el
motor y la corriente del aparato. Los
automáticos eran capaces de mover el
brazo por sí mismos para reproducir el
disco, así también si se ponían varios
discos a la vez se podía reproducir varios
discos (sólo una cara), y terminar
automáticamente la reproducción de
todos.