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Dalinians
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momento en el cual el padre le expulsa por haber blasfemado
contra su madre muerta en 1921; y empieza una relación con
una mujer casada, Gala, de origen ruso, diez años mayor que él
y madre de Cécile, hija fruto del matrimonio con el poeta Paul
Éluard.
A pesar de esta expulsión del núcleo familiar, Dalí no quiere
abandonar el entorno de Cadaqués y se traslada a Portlligat,
situado más al norte en dirección al Cap de Creus, donde cuatro
barracas de pescadores constituyen un pequeño núcleo.
Durante el período 1929‐1932, justo cuando Dalí pinta La
persistencia de la memoria, las estancias en Portlligat se combinan
con temporadas en el piso que la pareja tiene en París y con
estancias en casa de amigos y conocidos, tanto en París como en
España. Es pues en este contexto de gran tensión y cambios que
Dalí pinta una de las obras más enigmáticas de su producción:
La persistencia de la memoria.
La vida y obra de Dalí en esta época se pueden contextualizar
recordando que es en 1930 cuando finaliza la dictadura de
Primo de Rivera instaurada en 1923 y que el 14 de abril de 1931
se instaura la II República en España. Artísticamente hablando,
los años que duró la República (1931‐1936), se pueden definir
como un período de grandes inquietudes, ansiedades e ilusión,
pero también resultó un momento demasiado breve para que
las iniciativas en marcha dieran sus frutos y se llevaran a cabo
proyectos nuevos.
Barcelona se convierte en el centro de manifestaciones artísticas
de vanguardia; aparecen grupos que revolucionan el panorama
cultural: GATCPAC (Grupo de Arquitectos y Técnicos
Catalanes por el Progreso de la Arquitectura Contemporánea),
se constituye como asociación en 1930 y se definen como
arquitectos racionalistas que tienen como objetivo contribuir al
progreso de la nueva arquitectura para que se adapte a los
nuevos tiempos; es decir, defienden una modernización de la
arquitectura. También hay ADLAN (Amigos del Arte Nuevo),
asociación formada en 1932 con inquietudes espirituales y de
soporte al arte más de vanguardia. El grupo se disuelve al
principio de la Guerra Civil.
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Salvador Dalí delante su casa de Portlligat, c. 1931
En este entorno artístico‐socio‐político‐cultural Salvador Dalí
crea La persistencia de la memoria.
Sobre la obra podemos decir con mucha certeza que el paisaje
que vemos es el de Portlligat y por extensión el de Cadaqués y
Cap de Creus. La fuerte unión y la vinculación de Dalí con el
entorno es una constante en su obra; ello se manifiesta a lo largo
de su trayectoria artística y conforma una de las continuidades
dalinianas. El artista siente admiración y respeto
incondicionales por Portlligat y lo plasma tanto pictóricamente
como también, en palabras propias:
“Me he hecho en estas piedras, aquí he forjado mi personalidad,
he descubierto mi amor, he pintado mi obra, he construido mi
casa. No me puedo separar de este cielo, de este mar, de estas
rocas, estoy unido para siempre a Portlligat donde he definido
todas mis verdades más sinceras y mis raíces. Sólo en este lugar
me siento como en casa; en cualquier otro estoy de paso. No es
únicamente un sentimiento, sinó una realidad psíquica,
biológica‐surrealista. Me siento atado por un verdadero cordón
umbilical a la totalidad que vive en esta tierra”. 1
1
DALÍ, S. (2003). Obra completa. Barcelona; [Figueres] : Ediciones Destino ; Fundació Gala‐
Salvador Dalí, Volumen I, Textos Autobiográficos 2, p. 462.
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En 1931, cuando Salvador Dalí pinta La persistencia de la
memoria, el tema del paisaje ya ha adquirido una importancia
capital en su obra. Los óleos entre los años 1930 y 1931
incorporan gradualmente horizontes elevados, rocas del Cap de
Creus y esta luz tan especial del Empordà.
La persistencia de la memoria se caracteriza pues por ser un
paisaje de horizonte alto coronado por el mar, con un cielo de
atardecer y acantilados agrestes en la parte derecha. Dalí ofrece
una visión simple y austera de la naturaleza, un paisaje con un
punto estático que transmite cierta esterilidad. La sensación de
inmortalidad queda reflejada por la inexistencia del mismo
tiempo y por una cierta congelación del instante.
La persistencia de la memoria, 1931
Óleo sobre tela. 24,1 x 33 cm. The Museum of Modern Art, New York
Este paisaje se ve interrumpido por tres relojes blandos y uno
rígido que dan múltiples significados a la obra. Uno de los
relojes blandos cuelga de una rama de olivo; otro, también
deformado, reposa sobre la figura amorfa, aparentemente
dormida, que ocupa el centro de la obra. El rostro podría muy
bien ser un autorretrato de Dalí, ya que evidencia un gran
parecido con otros rostros de esta misma época como el que
aparece en el óleo El gran masturbador (1929), donde Dalí se
auto‐representa y se identifica con las facciones de rocas del
Cap de Creus. El último reloj blando está recostado en el
mueble situado al lado izquierdo. Además, descansando sobre
su esfera encontramos una mosca que nos invita a juegos de
palabras como “el tiempo vuela”. Cada uno de estos relojes
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blandos marca una hora diferente (parece ser que entre las 6 y
las 7 de la tarde, hora del atardecer) insinuando la relatividad
del concepto tiempo. En contraste con los relojes blandos hay
un cuarto reloj rígido, que en lugar de mostrar la hora está
cubierto de hormigas y colocado boca abajo.
El gran masturbador, 1929
Óleo sobre tela, 110 x 150 cm. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía,
Madrid. Legado Dalí
Es evidente que Dalí muestra aquí una de las preocupaciones
más artificiales y abstractas inventadas por el hombre: la
angustia de controlar el tiempo según las horas que marca el
reloj. El paso del tiempo, su relatividad y fluidez son conceptos
planteados y ampliamente interpretados por los autores que
han escrito sobre esta pintura. Dalí deforma los mismos
instrumentos que nos han de informar sobre el tiempo y anula
su función. Todos los relojes marcan una hora diferente, y el
único que mantiene su rigidez inicial está pintado boca abajo e
infestado de hormigas.
La inutilidad del tiempo se evidencia en el mismo momento en
que el símbolo, el reloj, queda destruido. Hay más interés en
conservar la memoria y a encallarse en el pasado que no en
avanzar hacia un presente y un futuro. Dalí reivindica la
ausencia de tiempo, sin el cual saboreamos mucho más su
presencia eterna. Contrapone, con elegancia, una escena tan
infinita como es el paisaje con unos objetos que nos recuerdan a
cada momento la fugacidad de los instantes y de las cosas; todo
es efímero y escurridizo. Esta voluntad de permanencia en el
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Historia de un cuadro: la Persistencia de la memoria ‐ Anna Otero ‐ Centre d’Estudis
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blandos, uno de los cuales colgaba lastimosamente de la rama
de olivo. A pesar de que mi dolor de cabeza se había acentuado
mucho, preparé ávidamente la paleta y me puse manos a la
obra. Cuando Gala volvió del cine, dos horas más tarde, la
pintura, que habría de ser una de las más famosas, ya estaba a
punto. Le hice sentar delante, con los ojos cerrados: “A la una, a
las dos, a las tres, abre los ojos!”. Yo miraba fijamente el rostro
de Gala y vi en él la contracción inconfundible de la maravilla y
la sorpresa. Eso me convenció de la eficacia de mi nueva
imagen, porque Gala no se equivoca nunca en juzgar la
autenticidad de un enigma. Le pregunté: Crees que dentro de
tres años habrás olvidado esta imagen? Nadie podrá olvidarla
después de verla” 2
Las dimensiones de La persistencia de la memoria son 24 x 33 cm.;
estas dimensiones tan reducidas dan fe de la técnica tan
depurada y minuciosa utilizada por Dalí. Podemos decir que la
técnica pictórica es excelente y que existe una gran voluntad de
emular la destreza de los pintores clásicos tan admirados por
Dalí. En las obras de los años 30‐32 vemos pintados
repetidamente los elementos del mar, las rocas del Cap de
Creus, la piedrecita blanca con la sombra alargada, el cielo
ampurdanés, el paisaje árido y el uso de los colores tierra.
Todo ello plasmado también en La persistencia de la memoria.
Durante esta época Dalí usa principalmente telas de pequeño
formato que ya están preparadas industrialmente; es decir, las
adquiere montadas sobre un bastidor de madera con una capa
de preparación blanca sobre la cual aplica la pintura.
El proceso pictórico de Dalí a la hora de pintar La persistencia de
la memoria se podría resumir de la siguiente manera: empieza
ejecutando un dibujo preparatorio a lápiz sobre la capa blanca
para delimitar las formas y la composición. Encima, Dalí
extiende la primera capa de pintura del fondo, de manera fluida
y uniforme: el mar, el suelo, la mesa, etc. Después va pintando
sucesivamente los diversos objetos y elementos, a base de
2
DALÍ, S. (2003). Obra completa. Barcelona; [Figueres] : Ediciones Destino ; Fundació Gala‐
Salvador Dalí, Volumen I, Textos Autobiográficos 1, p. 760‐761.
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pinceladas pequeñas y finas configurando así los volúmenes y
las sombras. Al final, las últimas pinceladas son para los
detalles más pequeños como la mosca, las hormigas y las
pestañas de la cabeza blanda. La firma la realiza aplicando
pintura negra con un pincel finísimo. Cabe destacar que es una
de las primeras veces que escribe la palabra “Olive” en lugar de
Gala; antes incluso que su propio nombre. “Olive” es un
sobrenombre afectuoso que usa para nombrar a su musa y
esposa en clara referencia a su piel olivácea.
La composición de La persistencia de la memoria se puede definir
como una “ascendente en diagonal de izquierda a derecha”.
Esta organización proporciona un equilibrio perfecto entre la
zona de los relojes blandos y el foco de luz dorada de las rocas.
A pesar del peso de los elementos representados en el primer
plano izquierdo de la obra: relojes blandos, cabeza blanda,
mueble, olivo, la escena queda compensada con la luz dorada
de la rocas del fondo a la derecha. Además, las diagonales
ascendentes que forman la perspectiva de la mesa, nos ayudan
a conducir la mirada hacia aquél punto lejano iluminado por el
sol del atardecer. Probablemente la pintura todavía conserva su
marco original que consiste en una vitrina de madera con el
fondo en terciopelo verde y con protección de cristal; muy visto
en otras obras de Dalí de la época.
Composición de La persistencia de la memoria, 1931
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El 24 de octubre de 1929 se produce una espectacular caída de
la bolsa a causa de un aumento de la deuda y de un inflado
mercado de valores. Este período de los años 30 se conoce como
la Gran Depresión y la crisis económica que se desencadena
perdura hasta el inicio de la II Guerra Mundial. En noviembre
del mismo 1929 se inaugura el Museum of Modern Art de
Nueva York (MoMA).
En el terreno artístico, los años 30 son años de activismo social y
de pintura de corte “realista”. Es el momento álgido del
llamado Movimiento Regionalista que fue representado por
Grant Wood (1892‐1942), John Steuart Curry (1897‐1946) y
Thomas Hart Benton (1889‐1975). Sus pinturas reflejan una
cierta nostalgia del mundo rural y un amor hacia su tierra. De
hecho, el regionalismo fue una revuelta en contra de la
centralización que comportó la Revolución Industrial: fábricas
que centralizaban la producción a bajo precio provocando el
consumo de masas y reduciendo el papel del individuo en el
proceso de producción. En una sociedad todavía fuertemente
dominada por la agricultura, con pequeños focos industriales
como Chicago y Nueva York, el Regionalismo reivindica una
imagen autóctona y realista de América. Este Regionalismo
define una América conservadora enfrente de la Modernidad
europea que va llegando.
Grant Wood, American Gothic, 1930
Óleo sobre madera 74.3 x 62.4 cm. The Art Institute of Chicago
En este contexto poco vanguardista y poco “moderno”, el
galerista Julien Levy (1906‐1981) introduce tanto La persistencia
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Historia de un cuadro: la Persistencia de la memoria ‐ Anna Otero ‐ Centre d’Estudis
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de la memoria como al artista Salvador Dalí en los Estados
Unidos. Levy es considerado uno de los coleccionistas más
intrépidos y pioneros a la hora de introducir el arte moderno en
los Estados Unidos, sobre todo en un momento en que el
mercado artístico todavía está dominado por París y América se
mantiene anclada en el pasado. Sus propuestas son vistas como
atrevidas e innovadoras.
A pesar de que la llegada de La persistencia de la memoria a los
Estados Unidos se debe a Julien Levy, de hecho es A. Everett
(Chick) Austin Jr., Director del Wadsworth Atheneum Museum
of Art de Hartford Connecticut, quien expone el cuadro en
América por primera vez. La amistad entre Levy y Austin hace
que el galerista neoyorquino deje La persistencia de la memoria en
préstamo para la exposición que, durante el mes de noviembre
del mismo 1931 organiza en el Wadsworth Atheneum. El
surrealismo y Salvador Dalí se presentan en los Estados Unidos
precisamente con esta exposición.
Con la aparición pública de la obra, La persistencia de la memoria
no tarda en aparecer en la prensa local provocando un gran
revuelo acerca de su controvertida temática.
Los periódicos de la época se preguntan:
“[…] Por qué relojes blandos? [...] Cuando uno de estos relojes,
flácido y blando como un trapo de cocina mojado, se usa como
silla de montar sobre alguna cosa que podría ser un caballo, el
objetivo es que el espectador experimente una sensación de
poder y deje de sentirse coartado por la rigidez de las cosas
materiales. Qué universo tan seductor, éste, en el cual un reloj
puede hacer de silla de montar! Y después, armado con las
nuevas normas y con este nuevo poder, el observador pueda
vagar a su aire por la amplia llanura y explorar los acantilados
que se alzan al fondo. Hay uno, de acantilado, que es de oro. Se
tiene la libertad plena de satisfacer sus deseos más ocultos” 5
5
“Hay un método en la locura de los superrealistas franceses, las sorprendentes obras de los
cuales se exponen en nuestras instalaciones” The Hartford Courant, 22 de noviembre de 1931.
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Historia de un cuadro: la Persistencia de la memoria ‐ Anna Otero ‐ Centre d’Estudis
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Artículo de un diario de Norwich, 23.04.1932
Con la exposición en el Wadsworth Atheneum, La persistencia de
la memoria inaugura su periplo por diversas ciudades
americanas. Levy, todavía propietario de la obra, deja que
recorra durante unos años Nueva York (1932), Cambridge
(1932), Norwich (1932), Hartford (1933), otra vez Nueva York
(1933) y, finalmente, Chicago (1934), ciudad donde todavía
aparece en el catálogo como obra “en venta”.
En 1934, Alfred H. Barr Jr., historiador del arte y primer
director del Museum of Modern Art de Nueva York
(inaugurado en 1929), ofrece 250 dólares a Levy por La
persistencia de la memoria. Levy sin embargo, pide 400. Barr, que
en este momento tiene un presupuesto de sólo 1.000 dólares
para comprar obra durante los seis primeros años de apertura
del museo, garantiza a Levy que encontrará a alguien dispuesto
a comprar el óleo y a hacer donación al museo. Y así sucede: en
agosto de 1934, Barr convence a Helen Resor, magnate de la
publicidad y futura patrona del MoMA, que asuma la compra
de La persistencia de la memoria y la done al Museum of Modern
Art. A pesar de que la cesión es anónima, en noviembre de 1934
el nombre de la Sra. de Stanley Resor ya sale documentado en
la prensa del momento como compradora del cuadro:
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Historia de un cuadro: la Persistencia de la memoria ‐ Anna Otero ‐ Centre d’Estudis
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que se podía transformar en cualquier cosa, incluso en sillas de
montar sobre las cuales cabalgar hacia la victoria entre las
lejanas montañas.»7
Viñeta de Collin Allen a Click, 1942 Viñeta de John Art Sibley a Collier’s, 1946
Relación de los viajes de La persistencia de la memoria:
1931 PARIS, Francia
Galerie Pierre Colle
1931 HARTFORD, USA
Wadsworth Atheneum Museum of Art
1932 NEW YORK, USA
Julien Levy Gallery
1932 CAMBRIDGE, USA
Harvard Society for Contemporary Art
1932 NORWICH, USA
Converse Art Gallery at the Slater Memorial Museum
1933 HARTFORD, USA
Wadsworth Atheneum Museum of Art
1933 NOVA YORK, USA
Julien Levy Gallery
1934 CHICAGO, USA
Art Institute of Chicago
1934 NOVA YORK, USA
Museum of Modern Art
En este momento, el cuadro pasa a formar parte de la colección permanente del MoMA
1939 BUFFALO, USA
Albright Art Gallery
1955 POUGHKEEPSIE, USA
7
“La psicología freudiana hace su aparición en la primera exposición surrealista en América”
The Art Digest, 15 de gener de 1932.
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Vassar College
1963‐1964 WASHINGTON, D.C., USA
National Gallery of Art
1977 PARIS, Francia
Musée National d’Art Moderne
1979‐1980 PARIS, França
Musée National d’Art Moderne
1980 LONDRES, Reino Unido
Tate Gallery
1994 NEW YORK, USA
The Metropolitan Museum of Art
2001‐2002 TOKYO, Japón
Ueno Royal Museum
2002 ST. PETERSBURG, USA
The Salvador Dalí Museum
2003‐2004 HOUSTON, USA
The Museum of Fine Arts
2004 BERLIN, Alemaña
Neue Nationalgalerie
2007‐2008 LONDRES, Reino Unido
Tate Modern
2008 LOS ANGELES, USA
Los Angeles County Museum of Art
2008 ST. PETERSBURG, USA
The Salvador Dalí Museum
2009 FIGUERES, Cataluña
Teatre‐Museu Dalí
Desintegración de la persistencia de la memoria, 1952‐1954
Óleo sobre tela, 25,4 x 33 cm. The Salvador Dalí Museum.
Veintiún años después de haber pintado La persistencia de la
memoria, Dalí crea otra obra en la que se inspira: La
desintegración de la persistencia de la memoria (1952‐1954),