5. Sentado en una cómoda hamaca en la galería de la casa de mi amigo Carlos y con
los pies descansando en la balaustrada, me pasaba largo tiempo relajándome
contemplando esta hermosa montaña..
Esto ocurría siempre que nos acercábamos a Proaza a practicar nuestro deporte
favorito que no era otro que la pesca de la trucha
Aquí comenzó mi afición por la pesca, a mediados de los 70, pero lo que siempre
perduró grabado a fuego en mi memoria fue la primera vez que vi esta montaña que
tan poderosamente me impresionó y ello sería para siempre.
Desde aquel primer momento una y otra vez rondó por mi cabeza subirla pero se me
antojaba una labor titánica llegar hasta tan alto. Años más tarde comenzaría mi
actividad montañera y a pesar de conquistar cumbres más importantes en cuanto a
altura, ésta siempre seguía pendiente en la mochila..
Hasta que llego el día y la compañía adecuada para poder subir este pico que para
mí era....¡mi Pico! .
El conquistar ESTA CUMBRE TAN ESPECIAL al lado de Carmen mi “MOCUSHLA”
la dueña de mi corazón, mi amiga y fiel compañera de andanzas montañeras y de la
vida hizo que ese día se convirtiera en inolvidable,viéndose así realizado un deseo
tanto tiempo anhelado
7. Esta ruta se puede calificar de difícil solo por el pequeño e insignificante detalle
de encontrar aparcamiento. Aunque la suerte nos sonrió y encontramos sitio a la vera de
La Casona-Palacio del siglo XVII de los Garcia-Rendueles....
8. blasonada por este magnífico escudo labrado en piedra donde en su parte derecha se puede
ver el emblema de las 10 rosas de la muy conocida y extendida familia” Valdés” fuertemente
emparentada con los “Caso de los Cobos” de Campo de Caso
9. Fuimos al lavadero a hacernos la foto de rigor y de paso conocer un poco
el pueblo de Villamejín
10.
11. ¡¡¡Que me áspen si no son
los de...
AL FILO DE LA NAVAJA DE
TARAMUNDI!!!
12. Desde el lavadero atajamos por recomendación de unos lugareños
por este verde prado
13. Para coger la pista que en suave y tendida subida nos llevara
despues de unos 2,3 km a la collada de Aciera
22. Llegamos a lo que otrora fuera la Ermita del abandonado pueblo de Llinde la Faya
donde parece ser que la peste tuvo algo que ver con dicho abandono