2. Relájese 2
Aunque dicen que los caballeros no tenemos memoria, no he podido borrar de mi
cabeza ciertos encuentros, en otros tiempos…muy muy lejanos, cuando el vértigo y el
riesgo perdían su confusión mientras hacía el amor en el interior de un automóvil.
Hace pocos días volví a sentir ese vértigo y ese riesgo de antañísimo…pero esta vez
gracias a la confesión que me hizo un amigo…más bien pidiéndome consejo (eso
creo) este amigo, felizmente casado, nunca imaginó –dijo- tener un “romántico desliz”
en el interior de su automóvil, al filo de una carretera, con una mujer sensacional y
mucho más joven que él.
Parafraseando a mi amigo “ella me sedujo con su mirada (ojos café claro), me cautivó
con su cuerpo…piernas perfectas (no demasiado largas), caderas anchas (sin
demasiada cintura), pechos generosos (suaves y veinteañeros)… - la imaginación
quiso volar demasiado cuando mi amigo comenzó a hablar de la sexy lencería de su
“lolita”…entonces tuve que interrumpir su detallada descripción para pedirle que vaya
al grano.
- lo tomé como un inocente coqueteo…no pensé que la cosa se pusiera tan intensa –
dijo mi amigo- aunque ahora que lo pienso todo indica que ella ¡lo urdió todo!
- Siii claro –le respondí- y tu caíste directo!
- ¡Sí! –me respondió sin dudar
Me predispuse a escuchar el típico relato del “macho” que hace gala de sus
conquistas, muchas veces solo existentes en su activa imaginación.
- De vuelta a la ciudad –continuó- pero ya a solas en el auto los coqueteos se hicieron
más agudos. Ella rozaba insistentemente mis muslos con sus dedos. Me miraba cada
vez con más pasión. Nos detuvimos a un lado de la vía. Nos besamos…!nos
tocamos!, la ropa comenzó a estorbar.
Mi atención se vio brevemente distraída por una gota de sudor que rodo por mi frente,
acalorado por el relato de mi héroe…digo mi amigo…
- ¡Pasó lo que tenía que pasar! –concluyó- pero al siguiente día de esa noche que por
poco me hace perder la cabeza y dejarlo TODO por ella! La “lolita desapareció…
- ¿DESAPARECIO? –pregunté-
- ¡Sí…simplemente desapareció!
Un silencio de incertidumbre llenó el ambiente.
Y agregó en voz baja, como hablando consigo mismo.
- Y sé que nunca la encontraré…porque no pienso buscarla.