1. EL CAMINO DE LAS VENTAS DE EL ESCORIAL
A pocos metros del puente del Herreño, en Collado Villalba, se inicia una ruta histórica muy
frecuentada por la población villalbina y escurialense. Se trata del denominado Camino de las
Ventas de El Escorial, un pequeño
tesoro, fragmento de historia y
patrimonio que aun tenemos la suerte
de contemplar, pasear y disfrutar en su
plenitud, pues ofrece una incomparable
estampa de la sierra de Guadarrama y
una gran riqueza natural.
Aunque no existen pruebas concluyentes, no parece descabellado afirmar que este camino
iniciase su singladura con Aníbal, que bien pudo recorrer este tramo con sus elefantes en su
marcha hacia Salamanca, e incluso puede que constituyese parte de la vía que unía Segovia
con Titulcia (Itinerario de Antonino). Lo que sí es seguro es que en la Edad Media era una ruta
de comunicación agropecuaria entre colonos
establecidos en las actuales fincas de
Campillo y Monesterio. De este periodo
sabemos que hubo un monasterio mozárabe,
reformado en época Trastámara y en el que
reposó la reina Isabel en sus idas y venidas
castellanas previas a la consecución de su
trono junto a Fernando. Sólo queda de este
periodo una portada exenta de 1503 con
arco de medio punto y alfiz que anuncia el
final del gótico y el inicio del renacimiento.
Puede contemplarse frente a la construcción escurialense, de la cual hablaremos más
adelante.
La historia de esta ruta cambió de dueño en época de Felipe II. El rey español concibió un
novedoso concepto de espacio natural: la Cerca de El Escorial, construida por Pedro Villamor y
Cristóbal Rodríguez en un periodo cuyo inicio coincide con la obra del monasterio y termina en
la última década del siglo (1562-1596) y que constituía un espacio natural de alto valor
ecológico y cinegético (ya utilizado por para su disfrute y de la comunidad jerónima, con un
perímetro de 55 kms., albergando una superficie de 120 millones de metros cuadrados. Su
riqueza de construcciones e infraestructuras es uno de los grandes legados patrimoniales que
nos ha dejado su reinado. Se trata de un gran vallado de piedra que se ha conservado hasta
nuestros días y que alberga cuatro grandes fincas: Fresneda, Herrería, Campillo y Monesterio.
Dentro de éstas últimas, pertenecientes al Duque de Maqueda, quedaba incluida nuestra ruta,
definida como Camino Real en el reinado de Carlos V. El rey compró los terrenos al duque con
toda su estructura y vecinal, ofertando al campesinado unas buenas condiciones para que
abandonasen el terreno y permitiesen al rey disfrutar de estas dehesas de caza.
2. El camino nos ha legado los siguientes elementos
constructivos históricos, siguiendo la ruta desde el puente del
Herreño hasta el actual camping:
La vía.- El empedrado
que aflora en buena parte
de su recorrido presenta
diversas fisonomías, que
corres-
ponden a los diferentes
usos y reformas desde sus
orígenes hasta nuestros
días. Alberga tres puentes
para salvar los dos arroyos
Guateles y el río Gua-
darrama (que sirve de linde
natural para ambas fincas).
Estos puentes recibieron
numerosos actos vandálicos,
pero en 2015 se acometió
una importante y completa
restauración, recuperando
machones y pretiles. Desde
uno de ellos (el segundo) se
3. pueden contemplar dos embalses artificiales de la época que hoy constituyen sendos espacios
de uso ganadero. A lo largo del recorrido es inagotable el paisaje que constituyen una bella
dehesa de pasto y ramoneo de reses, muchas de ellas, bravas (como la las ganadería Iban, S.L.,
del limítrofe cortijo Wellington).
Los edificios.- Son dos los núcleos destacables: el llamado monasterio antiguo y el que
alberga la finca El Campillo. Las ruinas que podemos contemplar del primero corresponden a la
reforma que se llevó a cabo sobre el
primitivo monasterio medieval para
albergar una estancia de oficios y recreo
del rey; la primera, realizada
seguramente por Francisco de Mora
(arquitecto de la iglesia de San Bernabé,
en El Escorial, y el Palacio Ducal de
Lerma, entre otras) y la segunda, con
seguridad, por Juan Gómez de Mora
(arquitecto de la Plaza Mayor, cárcel de
Corte y Ayuntamiento de Madrid
o la Clerecía de Salamanca, entre
sus muchas realizaciones),
realizada entre 1611 y 1613 y
dentro del más estricto estilo
escurialense. De este último
periodo son las ruinas que nos
han quedado, debidas al
desmantelamiento del edificio en 1839 para aprovechar sus materiales (todo el edificio estaba
construido con piedra de granito). Hoy podemos contemplar sus numerosas chimeneas
habitadas por innumerables cigüeñas, sus actuales moradoras, que en primavera envuelven la
dehesa con una sonora percusión.
El otro núcleo, sin libre acceso y que dejaremos a nuestra derecha, alberga el conjunto de El
Campillo, finca dedicada en la actualidad a la
celebración de eventos y en su origen pequeña villa
agropecuaria. En su
recinto destacan
tres construcciones:
la torre-fortaleza, un
abrevadero y la
iglesia. El primero
tiene su origen
funcional como
torreón de caza de época Trastámara (posiblemente en
el siglo XV, bajo Enrique IV), modificado igualmente por
los Mora. Se trata de un austero edificio de
mampostería de granito compuesto por la torre de
cinco alturas y una edificación lateral de dos. La reforma
4. responde al estilo escurialense, pero mantiene aun su pórtico gótico tardío. En esta edificación
moraron D. Rodrigo Manrique (Conde de Paredes de Nava y padre de Jorge Manrique, que le
inmortalizó con las famosas coplas a su muerte) y la propia reina Isabel.
La iglesia, advocada
a la Santísima Trinidad
(aunque también se la
conoce como ermita
de Santa Filomena), es
una construcción del
siglo XVI de planta
basilical, tres naves
con testero cuadrado, torre espadaña y portada con arco
de medio punto y alfiz, buen exponente serrano de la
transición del gótico al renacimiento.
Por último, puede destacarse un abrevadero de
granito con frontón fechado en el siglo XVII, de gran
semejanza con otros existentes en la ruta imperial
madrileña, como el de Torrelodones.
El camino discurre hasta el camping, y si
nos aventuramos algo más entre cigüeñas,
reses, caballos, algún que otro zorro y bellas
dehesas, podremos llegar hasta El Escorial. En
nuestro paseo nos cruzaremos con un buen
número de paseantes, ciclistas, pocos coches
y otros semejantes que obtienen la misma
satisfacción que nosotros. Merece la pena
respetar y mantener este patrimonio común, postura que sustento desde este modesto
artículo a la vista de posibles (y ya expresados) intentos de urbanizar uno de los enclaves
históricos y naturales que alberga nuestra Comunidad.
Fotografías: Realización propia y tomadas de las siguientes direcciones web:
http://es.wikipedia.org/wiki/Casa-fuerte_de_El_Campillo_(El_Escorial)
http://www.archimadrid.es/sanbernaes/fincas.htm
http://realsitiodelescorial.wordpress.com/la-cerca-de-felipe-ii-la-pared-real-de-piedra-en-
seco-con-que-juan-bautista-de-toledo-protegio-la-intimidad-de-felipe-ii/
Libro recomendado:
RAMÍREZ ALTOZANO, J. J., Historia de los bosques reales de San Lorenzo de El Escorial.
Madrid, Visión Libros, 2009.