En la década que he dedicado a descubrir lo que realmente significa el amor, he tenido la oportunidad de escuchar cientos de historias de recuperación. Historias de personas que tras perder algo, mucho o todo, ganaron el más maravilloso de todos los premios: se conquistaron a sí mismos.
Sus historias han dejado huellas indelebles en mí. De hecho, una vez en mi mente y en mi corazón, estás historias comenzaron a contarme los cuentos que he decidido compilar bajo el nombre Cuentos de Recuperación.
Los Cuentos de Recuperación son el resultado del impacto que generaron en mí las historias de personas que han sobrevivido y superado situaciones difíciles tales como adicciones, severas disfunciones familiares, separaciones, cáncer, pensamientos limitativos, y trastornos psiquiátricos.
A pesar de su carácter dramático, los Cuentos de Recuperación son historias de éxito y superación. Sus protagonistas nos recuerdan que a pesar de todas las vicisitudes que la vida nos depara, bien vale la pena vivir. También nos recuerdan que tenemos más razones para ser felices de las que nos imaginamos. Es sólo que a veces se nos olvidan. Quizás este sea el propósito que me impulsó a escribir los Cuentos de Recuperación. Recordar que, aun cuando a veces no tenga tiempo para darme cuenta, me sobran excusas para ser feliz y
sentirme agradecida.
Es mi oración que encuentres en estos cuentos y en sus protagonistas pedacitos de ti y de tu historia. Y que tras identificarte con malabares y malabarista, te abraces con fuerza a lo que es verdaderamente importante para ti.
1. Ella, La Nenita by Sonia Echezuria is licensed under a Creative Commons
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2. INTRODUCCIÓN
En la década que he dedicado a
descubrir lo que realmente significa el
amor, he tenido la oportunidad de escuchar
cientos de historias de recuperación.
Historias de personas que tras perder
algo, mucho o todo, ganaron el más
maravilloso de todos los premios: se
conquistaron a sí mismos.
Sus historias han dejado huellas indelebles
en mí. De hecho, una vez en mi mente y en mi
corazón, estás historias comenzaron a contarme
los cuentos que he decidido compilar bajo el
nombre Cuentos de Recuperación.
Los Cuentos de Recuperación son el resultado del
impacto que generaron en mí las historias de personas
que han sobrevivido y superado situaciones difíciles
tales como adicciones, severas disfunciones
familiares, separaciones, cáncer, pensamientos
limitativos, y trastornos psiquiátricos.
A pesar de su carácter dramático, los
Cuentos de Recuperación son historias de
éxito y superación. Sus protagonistas
nos recuerdan que a pesar de todas las
vicisitudes que la vida nos depara, bien
vale la pena vivir. También nos
recuerdan que tenemos más razones para
ser felices de las que nos imaginamos.
Es sólo que a veces se nos olvidan.
Quizás este sea el propósito que me
impulsó a escribir los Cuentos de
Recuperación. Recordar que, aun cuando a
veces no tenga tiempo para darme cuenta,
me sobran excusas para ser feliz y
sentirme agradecida.
Es mi oración que encuentres en estos
cuentos y en sus protagonistas pedacitos
de ti y de tu historia. Y que tras
identificarte con malabares y malabarista,
te abraces con fuerza a lo que es
verdaderamente importante para ti.
3. Ella, la
Nenita
E lla, la nenita, tenía como seis años. Estaba en
casa, jugando, con deseos de seguir jugando. Mami
tenía otros planes para ella. Mami siempre quiso ser
una gran bailarina de tap. Sin embargo, nunca pudo
cumplir su sueño. Así es que cuando nació ella, la
nenita, mami se prometió a sí misma que la convertiría
en un as del tap. Cuando mami la vino a buscar, ella,
la nenita, se negó rotundamente. Mami no tuvo otra
alternativa que vestirla a la fuerza y llevarla
prácticamente a empujones al carro. Cuando mami
arrancó, ella, la nenita, le dijo una vez más que no
quería ir a esa clase de tap. Que no le gustaba el tap.
Mami, muy contrariada, le dijo que si ella no se
callaba y la obedecía, la llevaría al orfelinato de la
esquina y la dejaría allí con los niños sin padres del
vecindario. Ella, la nenita, no dejó de patalear, así es
que mami cumplió su palabra. Detuvo el carro frente
al orfelinato, dejó a la niña frente a la puerta de
entrada, se subió a su carro y se fue.
4. Ella, la nenita, entre anonadada y atemorizada, comenzó a
gritar y a buscar a mami por todas partes. Sintió pánico de que
alguien abriera esa gran puerta y la llevara adentro juntos a los
niños sin padres. Sintió terror de no volver a ver a mami y a papi.
Años después, contaba mami muy sonriente que, cuando se
devolvió a buscar a su hija, a levantar el merecido castigo que le
había impuesto por no querer obedecerla, la encontró bailando
tap desesperadamente frente al portón del orfanato, sudando
copiosamente. Así fue como ella, de nenita, aprendió que para ser
amada y para no ser abandonada debía bailar al ritmo que otros
pautaran. Le tomó toda una vida -y muchas horas de vuelo en
grupos de apoyo- descubrir que siempre tuvo el derecho a ser ella
misma y a tener sus propios gustos, aunque estos no sean del
agrado de los otros, incluyendo a papá y a mamá. Le tomó una
vida entera descubrir que su color preferido era el azul y no el
rojo… o el rosa.
5. Desde una Silla de Ruedas by Sonia Echezuria is licensed under a Creative
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6. Desde
una
Silla
de
Ruedas
El tenía todos los sueños del
mundo. Y una ambición ambiciosa.
Medía un metro ochenta. Era un
hombre muy atractivo y muy
inteligente. Tenía todo lo que se
requiere para ser el protagonista de
la más entretenida y dinámica de
todas las historias. Había sólo un
pequeño detalle: Él era
cuadrapléjico y estaba postrado en
una silla de ruedas.
7. Por muchos días de muchos años, él no podía hacer las
pases con su condición. “¿Qué pasó?”, se preguntaba. “¿Cómo
terminé postrado en esta silla de ruedas?” Todo había comenzado
tan bien. Muchos éxitos académicos. Grandes amigos, grandes
conquistas. El mundo comenzaba a quedarle pequeño cuando a
penas era un adolescente y, entonces, repentinamente, todo cambió.
Una enfermedad le arrebató prácticamente toda la fuerza de sus
piernas y de sus brazos. Por muchos años, la ironía sustituyó a la
ambición y la amargura a la esperanza. Y junto a estas dos
compañeras de vida, la ironía y la amargura, su alma se opacó. Pero
nunca se apagó. Así es que el soñador que habitaba en él comenzó
a rodearse de otros soñadores. Y entre soñadores se atrevió a soñar
otra vez. Un sueño llevó a otro sueño y nuestro amigo logró todo lo
que se propuso: conoció el amor, viajó a Europa, escribió libros,
trabajó en empresas trasnacionales, fue profesor universitario,
manejó el carro rojo que un día visualizó, en fin, nada se interpuso
entre sus sueños y él, ni siquiera ninguna de sus sillas de ruedas.
Una noche él recordó los tiempos en los que no había hecho las
pases con su condición, tiempos en los que soñar casi que dolía.
Surgió una respuesta a esas interrogantes que lo atormentaron por
tanto tiempo. Todo sucedió como sucedió porque el había venido al
mundo para recordarnos lo que un soñador puede hacer desde una
silla de ruedas.
8. Quieto y en Silencio by Sonia Echezuria is licensed under a Creative Commons
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9. U n anciano maestro conversaba
con su joven discípulo. Ambos
Quieto El joven retomó su relato:
acababan de terminar su meditación y - En el alcohol, maestro, ahogado
en alcohol yo buscaba un poquitito de
vespertina. Disfrutaban y compartían
la paz y la dicha que meditar les en esto. Y lo obtenía, maestro, lo obtenía...
Pero duraba un minuto y medio. Una
Silencio
genera.
copa tras otra, yo apresuraba mi beber
- Esto era maestro, esto era lo para perderme, maestro, para perder de
que yo estaba buscando -musitó el vista todo lo que parecía ser importante
joven discípulo. Detrás de todos mis para todo el mundo pero que nunca tuvo
excesos, yo buscaba un poquitito de ninguna relevancia para mí. Las nauseas,
esto. la resaca, la culpa, la vergüenza, la
próxima copa. Mi vida se redujo a nada...
Tras una pausa, el maestro
A reunir las fuerzas para levantarme del
sonrió. Luego dijo:
suelo.
- ¿Has notado las rosas del
Tras un breve silencio, el maestro
jardín?
acotó:
Completamente absorto en su
- Has notado las rosas del jardín?
pensamiento, el discípulo continuó su
Parece que sonríen mirando al cielo.
reflexión:
Danzan dichosas, erguidas y armónicas.
- Sexo, maestro, detrás de cada
Siguió su historia el discípulo:
orgasmo yo buscaba un poquitito de
esto... Y lo obtenía, maestro, lo - Luego vinieron las drogas
obtenía... Pero duraba un minuto y maestro. Primero la hierba y luego polvos
medio. Después quedaba tendido, y cristales. Y las inyecciones, maestro, las
maestro, más vacío que lleno, mirando agujas entrando en mis brazos, en mis
el suelo. piernas, en mi cuello... Cuánto dolor,
maestro, cuánta sangre y dolor
El maestro interrumpió para
derramados para experimentar un
agregar:
poquitito de esto que sólo duraba un
- ¿Has notado las rosas del minuto y medio. La calle se convirtió en
jardín? Parece que sonríen mirando el mi morada y el suelo en mi cama,
cielo. maestro.
10. El anciano sonrió nuevamente. Esta vez sus
miradas se cruzaron. Los ojos del discípulo estaban
llenos de lagrimas. La mirada del maestro irradiaba
luz.
- Has notado las rosas del jardín? Parece que
sonríen mirando al cielo. Danzan dichosas, erguidas
y armónicas. Parecen un grupo de hermanas o de
amigas que van de una fiesta a otra.
El joven comenzó a sollozar con
desesperación. Casi a gritos, exclamó:
- Es que no me escuchas anciano. Limpié el
piso con la lengua y tú lo único que tienes para
decirme es que mire las rosas del jardín. Ya las vi.
No son más que rosas con espinas y tallos y pétalos y
algo de color...
El maestro asintió con la cabeza y volvió a
sonreír.
- Veo que has notado las rosas del jardín.
Parece que sonríen mirando al cielo. Sin moverse,
danzan dichosas, erguidas y armónicas. Parecen un
grupo de hermanas o amigas que, gozosas pero en
silencio, van de una fiesta a otra a plena luz del día.
Las rosas apuntan hacia el suelo sólo para marchitar
y morir.
Repentinamente, el rostro del joven discípulo
se iluminó. Se secó las lágrimas y esbozó una dulce
sonrisa.
- Sí maestro, como siempre, tus palabras nutren mi
corazón. Quietas y en silencio, las rosas acarician el
cielo. Dediqué mucho tiempo a marchitar y a morir.
Hoy mis hermanas y amigas esperan por mi en la
rosaleda para ir de fiesta en fiesta a plena luz del
día... Quietas y en silencio, maestro. Quieto y en
silencio.
11. Música: Kevin MacLeod
Ilustrador: Ricardo Gómez
Corrector de Estilo y Redacción: Sergio Sáez
Director de Arte: Juan Pablo Marín Correa
Web Gurús: Mauricio Echezuría y Ángel León
Director de Mercadeo: Ángel León
Escrito, narrado, producido,
musicalizado y dirigido por Sonia Echezuría
12. ¿Quieres escuchar el resto del audio libro
Cuentos de Recuperación?
Descuélgalos de:
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ref=sr_1_2?ie=UTF8&qid=1322420516&sr=8-2
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Para mayor información sobre los Cuentos de Recuperación
o sobre su autora, la Rev. Sonia Echezuría,
por favor, envía un e-mail a info@cuentosderecuperacion.com
o visita el sitio www.soniaechezuria.com