Artículo escrito por Iker Seisdedos y publicado en El País el 16 de septiembre de 2013 sobre la exposición 'De El Bosco a Tiziano. Arte y Maravilla en El Escorial' que organizamos junto con Patrimonio Nacional en el Palacio Real.
Artículo sobre la exposición 'De El Bosco a Tiziano. Arte y Maravilla en El Escorial'
1. EL PAÍS, lunes 16 de septiembre de 2013 vida & artes 39
cultura
Conformarse con las palabras
de Jehan Lhermite, un belga en
la corte del rey Felipe II, sobre la
pasión arquitectónica del mo-
narca y su “natural inclinación
por todos los asuntos relaciona-
dos con las construcciones” se-
ría quedarse trágicamente cor-
tos. Ahí sigue el monasterio de
El Escorial, adusto e impasible
450 años después de la coloca-
ción de la primera piedra del edi-
ficio el 23 de abril de 1563, como
gigantesca prueba de sus ambi-
ciones sin medida de proyectis-
ta. La efeméride se celebrará
con algo de retraso a partir de
mañana en el Palacio Real de
Madrid con la exposición De El
Bosco a Tiziano. Arte y maravilla
en El Escorial.
De todas las lecturas posibles
sobre el inagotable monumento
y sus tesoros, los enigmas que le
rodean y las variadas exégesis
de las intenciones con las que se
construyó, el comisario Fernan-
do Checa ha optado por una de
las menos obvias, que arranca
precisamente con una sala en la
que la arquitectura se coloca en
primer plano. Reciben al visitan-
te las láminas efectuadas por Pe-
dro Perret a partir de los dise-
ños de Juan de Herrera, hombre
de grandes dotes como dibujan-
te técnico pero escasa experien-
cia práctica cuando Felipe II lo
escogió como sucesor de Juan
Bautista de Toledo, autor de la
traza original, al frente de una
construcción que se prolongaría
durante 21 años. Una asombro-
samente corta cantidad de tiem-
po en vista de los resultados.
Una serie de recreaciones digita-
les llama en este espacio la aten-
ción sobre la combinación de
perfectas formas prismáticas y
circulares que se reiteran en los
11 diseños sucesivos.
Lo que sigue después es la
reunión de 155 obras de una co-
lección tan superlativa como el
lugar que la alberga, con sus
2.675 ventanas, 1.200 puertas,
88 fuentes, 16 patios y 89 escale-
ras. Checa ha adoptado para la
selección por un triple punto de
vista, al considerar El Escorial
como “una manifestación más,
aunque muy importante, del
concepto renacentista de mara-
villa y cámara de maravillas”, co-
mo la sublimación de la “sabidu-
ría divina”, “ya que todo el edifi-
cio fue visto entonces como tra-
sunto de la misma” y, por últi-
mo, como “un archivo sacro”.
El propio Felipe II aspiró a
hacer del conjunto lo que hoy se
conocería algo pomposamente
como un edificio multiusos (pro-
bablemente porque lo sigue sien-
do): convento jerónimo (y des-
pués agustino), lugar para el en-
terramiento de la dinastía de los
Habsburgo, colegio y escolanía,
además de monumento (que re-
cibe medio millón de visitas
anuales), resumen de las virtu-
des austeras de la contrarrefor-
ma y depósito tallado en piedra
de granito del Guadarrama de
las pasiones coleccionistas del
monarca.
Más allá de la pintura, una de
sus más desarrolladas aficiones
fueron los relicarios, según seña-
la Carmen García Frías, conser-
vadora de pintura de Patrimo-
nio Nacional y una de las más
atentas estudiosas del monaste-
rio. “En tiempos de novedad pro-
testante, muchos conventos de
Alemania y otros países se des-
hacían de sus reliquias”, expli-
ca. Y ahí estaba Felipe II para
rescatarlas y, de paso, aumentar
su leyenda... negra. En la exposi-
ción se muestran algunos de los
más bellos e inquietantes ejem-
plos, como esos bustos milane-
ses de las once mil vírgenes con
el pescuezo rebanado. Muchos
de ellos no se muestran al públi-
co en El Escorial, como tampoco
son accesibles las Auténticas
que los acompañan, algo así co-
mo los certificados de proceden-
cia —santa, claro— de las piezas,
guardados en condiciones ópti-
mas de conservación en la bi-
blioteca del monasterio por su
director, el agustino José Luis
del Valle.
No son los únicos entresijos
que salen a la luz en una mues-
tra, patrocinada por la Funda-
ción Banco Santander y que tie-
ne algo de vistazo a la trastien-
da: los bocetos de decoraciones
para la basílica, los enormes can-
torales, las glorias heráldicas
(como esa genealogía de los Aus-
trias en pergamino miniado de
30 metros prestada por la Biblio-
teca Nacional) o los ternos, bor-
dados en el obrador de El Esco-
rial, se suceden durante el reco-
rrido. Lo que uno esperaría del
título de la muestra llega en el
último tramo, cuando el visitan-
te ya ha tomado plena concien-
cia de que esta no es otra exposi-
ción sobre los tesoros pictóricos
en tiempos de Felipe II.
Y no es porque falten precisa-
mente: la sala dedicada a Tizia-
no, favorito del rey, que sin em-
bargo nunca se avino a mudarse
desde Venecia a la corte madrile-
ña, es todo un acontecimiento, y
no solo estético. Cristo camino
del Calvario (1560) se reúne por
primera vez desde que saliera
en 1845 del Oratorio Privado de
Felipe II camino del Prado con
viejas compañeras de monaste-
rio como La Adoración de los Re-
yes, San Jerónimo o Cristo crucifi-
cado, todas de Tiziano. El pintor
será, con motivo de la exposi-
ción, tema de un congreso mun-
dial de especialistas encamina-
do a aventurar hipótesis sobre
las circunstancias de su estilo
tardío; dónde empezaba su ta-
ller lo que el longevo artista se
veía obligado a dejar. La ocasión
se aprovechará también para
editar los libros de entregas de
El Escorial, “base científica de la
muestra”, donde se inventaria-
ron las obras adquiridas por Feli-
pe II durante su construcción.
Las salas dedicadas a la pintu-
ra sirven de somero tributo a las
manías del monarca como mece-
nas: su gusto por Michel Coxcie,
flamenco, aunque “imitador de
los valientes de Ita-
lia”, según el Pa-
dre Sigüenza; su fe
en Juan Fernán-
dez de Navarrete
el Mudo, truncada
por la muerte de
este; sus frustran-
tes desencuentros
con El Greco, y la
devoción por Pati-
nir o El Bosco, que
aporta la insupera-
ble pareja forma-
da por Cristo coro-
nado de espinas y
Cristo camino del
Calvario.
Aunque para
hacerse con el cua-
dro completo, lo
mejor será continuar la visita en
el museo de pinturas, la basílica
y las salas capitulares del monas-
terio, que, lejos de languidecer
estos días menguadas por los
préstamos, siguen luciendo lle-
nas de tesoros. Para ello, Patri-
monio Nacional ha establecido
un régimen que facilita a los que
compren una entrada a la mues-
tra del Palacio Real la visita el
monumento… y viceversa.
El Escorial y otros enigmas de Felipe II
Una muestra en el Palacio Real de Madrid reúne tesoros de la colección del
monasterio con motivo del 450º aniversario de la colocación de su primera piedra
De arriba abajo, Felipe II
retratado por Antonio Moro.
Cristo coronado de espinas,
de El Bosco, y la primera
piedra del monasterio.
/ carlos rosillo
IKER SEISDEDOS
Madrid
La propuesta
del comisario
Fernando Checa
suma 155 piezas
Las salas de pintura
cuentan con joyas
de Tiziano, Patinir
o El Bosco
O.J.D.:
E.G.M.:
Tarifa:
Área:
Fecha:
Sección:
Páginas:
276380
1851000
41220 €
1017 cm2 - 90%
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