2. Sus orígenes eran humildes, pero tenía el íntimo convencimiento de que la partida daría un cambio a su vida. Sus piernas anhelaban caminar, sus brazos querían trabajar, la fatiga no lo atemorizaba.
3. Así se fue, con su maleta más llena de sueños y esperanzas que de ropa, con una pizca de temprana nostalgia asomando en su corazón.
4. La ciudad le pareció tan grande y tantas las dificultades iniciales, pero aún mayor era ese optimismo mezclado con inconsciencia, típico de la juventud, que lo impulsaba a mirar el futuro con confianza.
5. Encontró trabajo como camarero en un restaurante, y para aumentar su magro introito comenzó a dibujar retratos: era sumamente hábil con el lápiz y los colores. A corto plazo lo que parecía un recurso se volvió su principal fuente de ingresos.
6. Dibujaba y pintaba en forma instintiva, pero sus obras comenzaron a asumir un estilo artístico reconocible y apreciado. Comenzaron entonces a cotizarse los cuadros del “extranjero”, así llamado por ser su nombre difícil de pronunciar en occidente.
7. Su notoriedad creció a través del tiempo y era convocado por las principales galerías de varios países, aunque él a menudo pensaba que era todo un sueño del que en algún momento despertaría.
8. Cuando durante las entrevistas le preguntaban por el secreto de su arte, respondía simplemente, “no hago sino trasladar a la tela lo que veo”, porque en realidad era lo que hacía como artista, sin saber por qué.
9. Pero la nostalgia por su pueblo natal no disminuía, de modo que decidió volver para una breve visita. Habían pasado muchos años, y la emoción del regreso, al ver las primeras casas, casi le impedía respirar.
10. Sin embargo no logró encontrar, entre las personas que lo aclamaban, ni un solo rostro conocido. Sabía que sus padres habían fallecido, pero ¿dónde estaban sus parientes y amigos?
11. También se habían marchado, le explicaron. Los jóvenes habían emigrado, como lo había hecho él, en busca de mejores perspectivas de futuro. El villorrio estaba habitado sólo por ancianos y por algunos pobladores a quienes no conocía.
12. Lógicamente, era imposible pensar que habría encontrado todo tal cual lo había dejado, pero se sintió desconcertado. Más tarde, una vez terminados los festejos de rigor, se dio cuenta de que en su propio pueblo era tratado como un extraño venido de fuera. Se sintió dolido, y apenas pudo se marchó.
13. Llevaba en el corazón una mezcla de tristeza y añoranza. En otros países lo consideraban extranjero porque lo era, pese a haberse integrado a las costumbres y hábitos occidentales. Pero sentirse extranjero en su país natal…
14. Sin embargo, al volver a su vida habitual y poniendo por medio muchos kilómetros de distancia, pudo reflexionar. Era tratado como extraño porque era un pintor, y pintar no era considerado un trabajo por sus conciudadanos.
15. Comprendió entonces la actitud de los mismos y comprendió también, finalmente, que no era un hombre común sino un artista.
16. Su pintura lo elevó a los primeros planos, y sus cuadros fueron expuestos en todo el mundo. Era bien recibido donde quiera que viajara, y dejó de ser “extranjero” para ser visto como “internacional”.
17. Su casa era el mundo, que le había dado un futuro, notoriedad y éxito. Después de muchos años, se sintió entonces un ciudadano del mundo.
18. La nostalgia por sus seres queridos, los viejos amigos y el pueblo natal surgía cada tanto. Custodiaba esa nostalgia con la caricia del recuerdo, sintiéndola con emoción: pero no volvió nunca más.
19. Texto y Gráfica: GiEffebis@alice.it Español: mussonor@gmail.com Dedicado especialmente a todos los emigrantes, ciudadanos del mundo, que en su maleta llevaron consigo no sólo nostalgia sino una profunda humanidad. El tema comentado no se refiere al artista Liu Mao Shan, autor de las pinturas que ilustran admirablemente este trabajo.