2. Este es Pedro…
Un chico de 1º ESO,
en un instituto de
Córdoba, al que le
gusta el deporte, salir
con sus amigos y jugar
a la PS3.
3. A Pedro le pasan miles de historias
todos los días: en casa, en el instituto,
con sus amigos, con su familia…
4. La semana pasada, por ejemplo, Pedro
pasó un mal rato. Había suspendido un
examen para el que había estudiado toda la
semana. Cuando miró la nota pensó: “Soy
un inútil, jamás lograré nada como
estudiante”. Pensar eso le hizo sentir TRISTEZA
5. Luego, camino a casa pensó… “Ya
verás mis padres. Me van a regañar y
los profesores seguro que les dicen
que no sirvo para esto cuando vengan
a hablar con ellos…” Pedro se puso
nervioso y empezó a sentir ANSIEDAD
6. Pedro se sentía demasiado nervioso, así que pensó que lo
mejor era tranquilizarse antes de llegar a casa… Empezó a
respirar profundamente y a pensar más positivamente. Se
dijo: “Aunque estudié mucho, el examen tipo test no se
me da bien. A lo mejor lo único que tengo que hacer es
practicar más ese tipo de examen; ¡¡así seguro que
apruebo la próxima vez!!” Pedro entró en casa por fin con
bastante TRANQUILIDAD
7. Al final, no fue para tanto. Sus padres pensaban
lo mismo que él. Le habían visto estudiar y
esforzarse así que le animaron y le dijeron que
seguro que si practicaba más al final aprobaba.
“Si lo llego a saber”, pensó, “no lo habría pasado
tan mal”.
8. Otro día Pedro tenía que ir a una fiesta donde no
conocía a casi nadie y tenía que conocer a gente
nueva. Pedro no paraba de pensar en lo mismo:
«¿Quién habrá en la fiesta? ¿Será una fiesta
divertida? ¿Lo pasaremos bien?»… Sentía bastante
expectación
9. Más tarde al volver a pensar en el
tema y ver que realmente no conocía
a nadie se agobió y pensó: «Seguro
que no sabré con quién hablar, haré el
ridículo y lo pasaré mal». Sintió
NERVIOSISMO
10. Pedro pasó unos días con dolor de estómago y
apenas probaba bocado. Un día se encontró con
Ana, que muy sonriente, le dijo: “¡Pedro! ¡Me he
enterado de que vas a la fiesta! ¡Nos vemos allí!”
Pedro empezó a pensar de modo diferente:
“Habrá mucha gente, seguro que conozco a
alguien interesante y puedo pasar un buen rato.
Además, estará Ana…” Así empezó a sentir
ALEGRIA E ILUSIÓN
11. Al final, Pedro fue a la fiesta y se lo pasó genial.
Como ya estaba contento y con ganas de pasar un
buen rato, estuvo todo el tiempo sonriendo. Ya no
tenía que hacer ningún esfuerzo para conocer a
nadie porque ahora eran todos ellos los que
querían conocer a ese chico tan simpático y
alegre. Pero él ya sólo tenía ojos para… Ana.