El monje le enseña al visitante sobre la importancia del silencio para conocerse a sí mismo. Al principio, el hombre no ve nada en el fondo del pozo, pero después de que el monje se queda en silencio, el hombre puede verse reflejado en el agua tranquila, al igual que el silencio permite vernos a nosotros mismos. El documento también enfatiza que vivir desde el interior requiere una actitud de constante descubrimiento de uno mismo a través del silencio y la reflexión.