Este documento discute la naturaleza del infierno como un estado y un lugar. Explica que el infierno es un estado de eterna separación de Dios y sufrimiento, pero también será un lugar real al que las almas irán después del Juicio Final. Describe las penas del infierno como incluyendo la pérdida de la visión de Dios y tormentos externos causados por un fuego sobrenatural pero material. También menciona que las penas variarán en gravedad dependiendo de los pecados de cada persona.
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El infierno como lugar y estado
1. 28/4/2015 El infierno como lugar y estado UnCatolico.com
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El infierno como lugar y estado
julio 6th, 2014
UnCatolico
La realidad del infierno es un estado de eterna desdicha,
pero además ha de ser un lugar cuando resucitemos en el
juicio final. Descubra las características del infierno tanto
como estado como lugar.
La motivación inicial de este artículo surge en medio de
un debate sobre si Dios castiga o no. Es evidente que
Dios castiga (pueden saber más en este artículo de
José Miguel Arraíz en Infocatólica) pero la persona con
la cual debatía me sugería que Dios no había creado el
infierno como realidad sino que este era simplemente
el alejamiento de Dios. Es por eso que he querido
resaltar la característica de lugar y estado que tiene el
infierno.
« Entonces dirá también a los de su izquierda:
“Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno
preparado para el diablo y sus ángeles» Mateo 25,41
« No teman a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. Teman más bien a aquel
que puede arrojar el alma y el cuerpo a la Gehena» Mateo 10,28
« Jesús amenaza a los pecadores con el castigo del infierno. Le llama gehenna (Mt 5, 29 s ;
10, 28; 23, 15 y 33; Mc 9, 43, 45 y 47 [G] ; originariamente significa el valle Ennom), gehenna de
fuego (Mt 5, 22; 18, 9), gehenna donde el gusano no muere ni el fuego se extingue (Mc 9, 46 s
[G 47 s]), fuego eterno (Mt 25, 41), fuego inextinguible (Mt 3, 12; Mc 9, 42 [G 43]), horno de
fuego (Mt 13, 42 y 50), suplicio eterno (Mt 25, 46). Allí hay tinieblas (Mt 8, 12; 22, 13; 25, 30),
aullidos y rechinar de dientes (Mt 13, 42 y 50; 24, 51; Lc 13, 28). San Pablo da el siguiente
testimonio: «Esos [los que no conocen a Dios ni obedecen el Evangelio] serán castigados a
eterna ruina, lejos de la faz del Señor y de la gloria de su poder» (2 Thes 1, 9) ; cf. Rom 2, 69;
Hebr 10, 2631. Según Apoc 21, 8, los impíos «tendrán su parte en el estanque que arde con
fuego y azufre» ; allí serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos» (20, 10) ; cf. 2
Petr 2, 6; Iud 7.
Los padres dan testimonio unánime de la realidad del infierno. Según SAN IGNACIO DE
ANTIOQUÍA, todo aquel que «por su pésima doctrina corrompiere la fe de Dios por la cual fue
crucificado Jesucristo, irá al fuego inextinguible, él y Ios que le escuchan» (Eph. 16, 2). SAN