3. Una fachada es, por extensión, cualquier paramento exterior de un
edificio; aunque por defecto, cuando se habla de fachada, se hace alusión
a la delantera o principal, indicándose más datos en caso contrario
(fachada trasera, fachada norte, etc.)
4. La fachada es objeto de especial cuidado en el diseño arquitectónico, pues al ser la única
parte del edificio percibida desde el exterior, muchas veces es prácticamente el único recurso
disponible para expresar o caracterizar la construcción. La componente expresiva está tan
arraigada en el concepto de fachada, que en ocasiones se hace referencia a la cubierta como
la «quinta fachada» cuando ésta posee una intención estética.
6. La fachada ha experimentado multitud de
transformaciones a lo largo de la historia por su condición
de soporte o lienzo para los distintos estilos
arquitectónicos. Sin embargo, los cambios más profundos
han sido consecuencia de la evolución de las técnicas
constructivas.
Tradicionalmente, la fachada ha sido al mismo tiempo la
estructura y el cerramiento del edificio, y por tanto la
capacidad de abrir huecos para iluminar, ventilar, o
disponer de vistas al exterior ha sido limitada. El
desarrollo histórico de la fachada ha sido pues una carrera
tecnológica en pos de ampliar estos necesarios huecos.
El tamaño y disposición de los huecos ha estado
condicionado fundamentalmente por dos limitaciones: la
capacidad para abrirlos (evolución del muro de carga), y la
capacidad de protegerlos (evolución del vidrio).
7. Aunque la existencia del vidrio está documentada desde hace más de 5.000 años en Mesopotamia y
Egipto, y a pesar de que el imperio romano lo difundiera por Europa ya en el 300 a. C., no se puede hablar
de una utilización relevante de este material en la construcción hasta el siglo VII y la expansión árabe. A
partir de entonces, la posibilidad de realizar aperturas de huecos en fachada empezó a generar un interés
creciente.
En la antigua roma, antes de la popularización del vidrio, se empleaba como acristalamiento el
lapisspecularis; un tipo de roca traslúcida de yeso del tipo de la selenita.
La incapacidad para fabricar vidrios de grandes dimensiones se resolvió subdividiendo las hojas de
ventana en cuadrados más pequeños, capaces de ser tapados con una única pieza de vidrio más
pequeña. La costumbre actual de subdividir los paños de ventana en cuadrados más pequeños es una
reminiscencia estética que ha perdurado desde entonces.
En el empleo del vidrio en fachadas, cabe detenerse en el capítulo de las catedrales, especialmente las
góticas. Éstas supieron convertir el problema del tamaño de las piezas en una virtud: "dibujando" con un
armazón de plomo diferentes figuras sobre las aperturas de fachada, y rellenando los huecos resultantes
con vidrios tintados, crearon magníficas vidrieras.
La tecnología del vidrio
8.
9. Una vez superado el problema de proteger el hueco Para aumentar el tamaño del vano, en edificios
con vidrio, las limitaciones se debieron al carácter singulares se empleó el arco de medio punto y
estructural de la fachada. La apertura de un hueco posteriormente el arco apuntado. Sin embargo, el
obligaba a su pieza superior, el dintel, a soportar la primer gran avance en la fachada se produjo en
carga del edificio. Esto impedía practicar huecos las catedrales góticas, cuando se eliminó el
demasiado anchos, por lo que las aperturas problema de los huecos al despojar de función
adoptaron formas verticales para aumentar en lo estructural a la fachada.
posible la superficie de iluminación. También era
necesario disponer los huecos alineados unos La revolución consistió en la sustitución del
encima de otros, de manera que se facilitase la concepto tradicional de muro de carga por el de
trasmisión de la carga del edificio por el resto del pilares puntuales, desviando la carga de la
muro. Al igual que con el vidrio, y a pesar de no ser cubierta mediante arbotantes a unos contrafuertes
ya necesaria, esta composición de fachada con exteriores. De esa manera la fachada, liberada del
ventanas verticales y regulares ha sobrevivido hasta peso, podía cerrarse ahora con grandes vidrieras.
nuestros días como una herencia cultural.
La evolución del muro
10. El último paso conceptual quizás lo ejecutara No menos importantes son las consecuencias
Mies van derRohe en 1946, al diseñar la Casa de la aparición de la informática y los
Farnsworth, donde la vivienda disuelve ordenadores, que con sus aplicaciones de CAD
definitivamente la fachada, culminándose así el y su capacidad de cálculo han posibilitado
largo proceso evolutivo del hueco. abandonar la clásica concepción plana de la
fachada, permitiendo un tratamiento más
La fachada contemporánea se distingue por una volumétrico de la misma. Edificios como el
composición irregular de huecos que atiende a las Guggenheim de Bilbao son un ejemplo ya
necesidades de iluminación interiores, en lugar de clásico de esta nueva revolución.
estar motivada por consideraciones estructurales.
También se está explorando con distintas formas
y materiales (plásticos, titanio, textiles).
11. Las fachadas, además de la función estética, deben
satisfacer otros requisitos: deben ser impermeables al agua,
y aislar el interior térmica y acústicamente. La sección tipo de
una fachada convencional se compone de dos hojas: una
exterior, normalmente de ladrillo, y otra interior, que puede
ser de ladrillo o de otros materiales como el cartón-yeso.
Entre esas dos hojas se coloca un aislante térmico, para lo
que usualmente se utilizan materiales como el poliuretano, la
fibra de vidrio o la lana de roca.
Para evitar condensaciones intersticiales, además, se coloca
en el lado caliente del aislante una barrera de vapor. Por
último, es necesaria una pequeña separación de uno o dos
centímetros para permitir que ventile el vapor de agua y no
empape el aislamiento, inutilizándolo.
El grosor de un muro de fachada no obedece tanto a
necesidades de estabilidad o resistencia como a la necesidad
de masa para el aislamiento acústico y de espacio para alojar
el aislante y su cámara de aire.
Funcionamiento
12. Las fachadas ligeras funcionan como una piel colgada del edificio. Como su propio nombre indica, son ligeras, y no contribuyen a
la estabilidad de la estructura.[4] Debido a su poca masa, son malas aislantes del ruido, por lo que no son aplicables para edificios
que requieran ambientes silenciosos, como por ejemplo el uso residencial. Tampoco suelen funcionar bien como aislantes
térmicos, exigiendo generalmente un gasto extra en calefacción o aire acondicionado. Sin embargo, su reducido peso, su gran
capacidad para permitir la entrada de luz, y su rapidez de montaje las hacen idóneas para rascacielos y una gran variedad de
espacios públicos.
Se componen de tres elementos:
* Montantes: elementos de sujección verticales que se anclan a la estructura del edificio.
* Travesaños o perfiles secundarios: elementos horizontales anclados a los montantes, y que terminan de conformar el
armazón.
* Cerramiento: puede ser de vidrio o paneles ligeros (madera, aluminio). Éstos pueden ser fijos o practicables.
Fachada ligera