1. Parado en el hueco de la escalera del hogar de Magnus, Alec observó el
nombre debajo del timbre de la pared. BANE. El nombre realmente no
parecía encajar con Magnus, reflexionó, al menos no ahora que lo conocía.
Si tú realmente pudieras decir que conoces a alguien cuando asistes a una
de sus fiestas, una vez, y después ellos salvan tu vida pero no estás
consciente para agradecerle. Pero el nombre de Magnus Bane le hizo pensar
en una especie de figura imponente, con grandes hombros y una túnica
morada formal de brujos, invocando al fuego y al relámpago. No a ese
Magnus, qué era más bien una mezcla entre pantera y un elfo loco.
Alec respiró hondo y dejo salir el aire. Bueno, el había llegado tan lejos, que
tal vez podría seguir adelante. En lo alto la bombilla descubierta colgando
como sombras barridas, mientras él se aproximaba hacia delante y
presionaba el timbre.
Un momento después una voz hizo eco a través del hueco de la escalera.
"¿QUIÉN INVOCA AL GRAN BRUJO?"
"Emm" dijo Alec. "Soy yo. Que diga, Alec. Alec Lightwood"
Hubo una clase de silencio, como si incluso el mismo pasillo se hubiera
sorprendido. Después un sonido metálico, y la segunda puerta se abrió,
dejándolo fuera de la escalera. Se dirigió hacia las tambaleantes escaleras
dentro de la oscuridad, las cuáles olían como a pizza y polvo. El descenso en
el segundo piso era brillante, la puerta al otro extremo abierta. Magnus
Bane estaba apoyado en la entrada.
Comparado con la primera vez que Alec lo vio, lucía bastante normal. Su
cabello negro todavía estaba en picos, y lucía adormilado; su cara, incluso
con esos ojos de gato, muy juvenil. Usaba una camiseta negra con las
palabras UN MILLON DE DOLARES colocada a través del pecho en
lentejuelas, y jeans que colgaban bajo en sus caderas, tan bajo que Alec
apartó la mirada, mirando hacia sus propios zapatos. Los cuáles eran
aburridos.
"Alexander Lightwood" dijo Magnus. Tenía el leve rastro de un acento, uno
en el que Alec no podía poner sus dedos en la pronunciación de las vocales.
"¿A qué debo el placer?"
2. Alec miro detrás de Magnus- "Tienes- compañía?"
Magnus cruzó sus brazos, lo que hizo lucir bien a sus bíceps, y se apoyo
contra el lado de la puerta. "¿Por qué quieres saberlo?"
"Esperaba poder tener una charla contigo."
"Hum" Los ojos de Magnus lo miraban de arriba a abajo. Ellos realmente
brillaban en la oscuridad, como el de los gatos. "Bien, entonces." Se volteó
abruptamente y desapareció dentro del departamento; después de un
momento de sorpresa, Alec lo siguió.
El desván lucía diferente sin cientos de cuerpos mezclándose en el. Era -
bueno, no común, pero la clase de espacio en el que alguien tal vez viviría.
Como la mayoría de los desvanes, tenía una enorme habitación central
divida en "cuartos" por un grupo de muebles. Había una colección de
cuadros de sofás y mesas ubicadas a la derecha, hacia donde el cuál
Magnus hizo un gesto a Alec. Alec se sentó sobre un sofá de terciopelo
dorado con elegantes volutas de madera en los brazos.
"¿Te apetece un poco de té?" preguntó Magnus. El no estaba sentado en una
silla, pero se había tendido sobre una otomana con mechones sus largas
piernas estiradas frente a él.
Alec asintió. Se sentía incapaz de decir algo. Algo que fuera interesante o
inteligente. Era siempre Jace el quién decía las cosas inteligentes e
interesantes. Él era el parabatai de Jace y esa era toda la gloria que
necesitaba o quería: ser la estrella oscura de una supernova. Pero este era
un lugar donde Jace no podía acompañarlo, algo con lo que Jace no podía
ayudarlo. "Seguro."
Su mano derecha sintió calor de repente. Miró hacia abajo, y se dio cuenta
de que sostenía una taza de papel encerado de Joe, el Arte del Café. Olía
como a Chai. Saltó, y apenas escapó de derramárselo sobre sí mismo. "Por el
ángel -"
"Me ENCANTA esa expresión" dijo Magnus. "Es tan original."
3. Alec lo miró. "¿Robaste este té?"
Magnus ignoró su pregunta. "Así que" dijo "¿Por qué estás aquí?"
Alec tomo un trago del té robado. "Quería agradecerte," dijo, cuando tomo
algo de aire. "Por salvar mi vida."
Magnus se inclinó hacia atrás sobre sus manos. Su camiseta rodó sobre su
estómago plano, y esta vez Alec no tenía hacia dónde mirar. "Tú quieres
agradecerme."
"Salvaste mi vida," dijo Alec, de nuevo. "Pero yo estaba delirando, y no creo
que realmente te haya dado las gracias. Sé que no tenías que hacerlo. Así
que gracias."
Las cejas de Magnus desaparecieron en su línea de cabello. "¿De... nada?"
Alec colocó su té abajo. "Tal vez debería irme."
Magnus se levantó. "¿Después de haber llegado tan lejos? ¿Todo el camino
hacia Brooklyn solo para agradecerme?" El estaba sonriendo. "Eso si que
sería una pérdida de esfuerzo." El se acercó y puso su mano sobre la mejilla
de Alec, su pulgar acariciando su pómulo. Su toque se sentía como fuego,
formando chispas a su paso. Alec se paralizó sorprendido - sorprendido del
gesto, y sorprendido del efecto que está teniendo de él. Los ojos de Magnus
se redujeron, y el retiró su mano. "Huh" se dijo a sí mismo.
"¿Qué?" Alec repentinamente se preocupó sobre si había hecho algo mal.
"¿Qué es?"
"Es tan sólo que..." Una sombra se movió detrás de Magnus; con fluida
agilidad, el Brujo miró alrededor y recogió del suelo a un pequeño y atigrado
gato de color gris y blanco. El gato se enredó misteriosamente en su brazo y
miraba a Alec con sospecha. Ahora dos pares de ojos dorado-verde lo
observaban. "No era lo que esperaba"
"¿De un Cazador de Sombras?"
4. "De un Lightwood."
"No sabía que conocieras tan bien a mi familia."
"He conocido a tu familia desde hace cientos de años." Los ojos de Magnus
buscaban su rostro. "Ahora tu hermana, ella es una Lightwood. Tu -"
"Ella dijo que yo te gustaba".
"¿Qué?"
"Izzy. Mi hermana. Me dijo que yo te gustaba. Te gustaba. Te gustaba."
"Me gustabas, ¿Me gustabas?" Magnus enterró su sonrisa en la piel del gato.
"Perdona. ¿Tenemos doce años? Yo no recuerdo haber dicho nada a
Isabelle..."
"Jace lo dijo también." Alec fue contundente; era la única manera que
conocía como ser. "Que yo te gustaba. Que cuando él subió aquí arriba, tú
pensabas que era yo y te decepcionaste al ver que era él. Eso nunca sucede."
"¿No sucede? Bueno, debería."
Alec se sobresaltó. "No - me refiero a Jace, él es.... Jace."
"Él trae problemas," dijo Magnus. "Pero tú no tienes malicia. Lo cuál en un
Lightwood, es una adivinanza. Vosotros siempre habéis sido una familia
trazada, como unos Borgia de renta baja. Pero no hay mentiras en tu cara.
Tengo el sentimiento que todo lo que dices es sincero."
Alec se inclinó hacia delante. "¿Quieres salir conmigo?"
Magnus parpadeó. "Ves, eso es a lo que me refiero. Sincero."
Alec mordió su labio y no dijo nada.
5. "¿Por qué quieres salir conmigo?" inquirió Magnus. Estaba frotando la
cabeza de Chairman Meow, sus dedos largos doblaban las orejas del gato
hacia abajo. "No es que no sea altamente deseable, pero la manera en qué lo
has pedido, parecía como si pidieras algún tipo de ajuste -"
"Lo hago," dijo Alec. "Y pensaba que yo te gustaba, y dirías que sí, y podría
intentar - quiero decir, podríamos intentar -" Puso su cara entre las manos.
"A lo mejor fue un error."
La voz de Magnus fue suave. "¿Sabe alguien que eres gay?"
Alec sacudió la cabeza; se encontró respirando un poco fuerte, como si
hubiera corrido una carrera. Pero que podía hacer, ¿negarlo? ¿Cuando vino
aquí a hacer exactamente lo contrario? "Clary," dijo, con voz ronca."Lo que
fue... Fue un accidente. E Izzy, pero ella nunca dirá nada."
"No a tus padres. ¿No a Jace?"
Alec pensó sobre Jace sabiéndolo, y alejó el pensamiento, fuerte y rápido.
"No. No, y no quiero que ellos lo sepan, especialmente Jace."
"Pienso que podrías decírselo." Magnus frotó la barbilla de Chairman Meow.
"Se rompió en pedazos como un puzzle jigsaw cuando pensó que ibas a
morir. Se preocupa -"
"Pienso que mejor no." Alec seguía respirando rápidamente. Se frotó las
rodillas de sus vaqueros con sus puños. "Nunca he tenido una cita," dijo en
voz baja. "Nunca he besado a nadie. Nunca. Izzy dijo que yo te gustaba y
pensé -"
"No soy indiferente. ¿Pero te gusto? Porque este tema de ser gay no significa
que debas arrojarte a cualquier tío y estará bien porque no sea una chica.
Hay gente que te gusta y gente que no."
Alec pensó en su habitación en el Instituto, estando en un dolor delirante y
veneno cuando Magnus entró. Apenas le había reconocido. Estaba casi
seguro que había estado gritando por sus padres, por Jace, por Izzy, pero su
6. voz solo podía salir en un susurro. Recordó las manos de Magnus sobre él,
sus dedos frescos y suaves. Recordó el fuerte agarre que mantuvo en el
pecho de Magnus, por horas y horas, incluso después que el dolor se fuera y
sabía que estaría bien. Se recordó mirando la cara de Magnus en la luz del
amanecer, el oro del amanecer brillando como oro en sus ojos, y pensando
lo extrañamente precioso que era, con su mirada y gracia de gato.
"Sí," dijo Alec. "Me gustas."
Se encontró con la mirada de Magnus de frente. El brujo le estaba
mirando con una especie de mezcla de curiosidad, afecto y asombro. "Es
tan extraño," dijo Magnus. "Genérico. Tus ojos, ese color - "Se paró y
sacudió la cabeza.
"Los Lightwood, ¿sabías que nunca tuvimos ojos azules?"
"Monstruos de ojos verdes," dijo Magnus, y sonrió. Depositó a Chairman
Meow en el suelo, y el gato se movió hacia Alec, y se frotó contra su
pierna. "A Chairman le gustas."
"¿Es eso bueno?"
"Nunca salgo con alguien que no le guste a mi gato," dijo Magnus
fácilmente, y se levantó.
"Así que digamos ¿Viernes en la noche?".
Una gran ola de alivio llegó a Alec. "¿De verdad? ¿Quieres salir
conmigo?"
Magnus sacudió su cabeza. "Tienes que parar de jugar al difícil de
conseguir, Alexander. Hace las cosas difíciles." Sonrió. Tenía una
sonrisa como la de Jace - no era como si ellos se parecieran, pero el tipo
de sonrisa que ilumina todo su rostro. "Vamos, te acompaño fuera."
Alec se dirigió después de Magnus hacia la puerta principal, sintiendo
como si el peso se hubiera ido de sus hombros, uno que ni él sabía que
estaba llevando. Por supuesto que tendría que sacar una excusa sobre
dónde iba a ir el viernes en la noche, algo en lo que Jace no quisiera
7. participar, algo que necesitara hacer solo. O podría pretender que
estaba enfermo y escaparse. Estaba tan perdido en sus pensamientos
que casi tropezó con la puerta principal, contra la que Magnus estaba
apoyado, mirándolo con ojos entrecerrados como medias lunas.
"¿Qué sucede? dijo Alec.
"¿Nunca has besado a nadie?" dijo Magnus. "¿Nadie en absoluto?"
"No," dijo Alec, esperando que eso no le descalificara por salir con él. "No
un beso de verdad."
"Ven aquí." Magnus lo tomo por los codos y lo acercó más. Por un
momento Alec estaba totalmente desorientado por la sensación de estar
tan cerca de otra persona, la clase de persona de la que él quería estar
cerca tanto tiempo. Magnus era alto y delgado, pero no flaco. Su cuerpo
era duro. Sus brazos ligeramente musculosos, pero fuertes. Era
centímetros más alto que Alec, lo cual era raro, y se complementaban a
la perfección. Los dedos de Magnus estaban debajo de su barbilla,
llevando su cabeza ligeramente hacia arriba, y entonces se besaron. Alec
escuchó un sonido saliendo de su propia garganta y luego sus bocas se
fundieron con una urgencia descontrolada. Magnus, Alec pensó
encantado, realmente sabía lo que hacía. Sus labios eran suaves, y
superaba a Alec en experiencia, explorando su boca: una sinfonía de
labios, dientes, lengua, cada momento despertando sensaciones que él
ni sabía que tenía.
Encontró la cintura de Magnus con sus dedos, tocando su piel desnuda,
la cual había estado evitando mirar hasta el momento, y deslizó su
mano bajo la camiseta. Magnus se tensó por la sorpresa, pero luego se
relajó. Dejó correr sus manos por los brazos de Alec, por su pecho, su
cintura, encontrando las tiras del cinturón de Alec, estirando de ellas y
acercándolo más. Su boca dejó la de Alec y Alec sintió la presión caliente
de sus labios por la garganta, donde la piel era tan sensible que parecía
estar conectada con los huesos de sus piernas, las cuales estaban a
punto de desfallecer. Justo antes de caerse al suelo, Magnus lo soltó.
Sus ojos brillaban y también lo hacía su boca.
8. "Ahora ya has sido besado," dijo, pasando por detrás de él y abriendo la
puerta. "¿Nos vemos el Viernes?"
Alec aclaró su garganta. Se sentía mareado, pero también aliviado. La
sangre corría por sus venas como un coche de fórmula uno, todos los
colores parecían brillar. Mientras salía por la puerta, se giró y miró a
Magnus, quién le miraba con gracia. Dio un paso adelante y estiró al
brujo hacia él. Magnus cayó sobre él, y Alec le besó. Fuerte, rápido,
confuso, sin practica, pero con todo lo que tenía dentro. Trajo a Magnus
más cerca de él, su propia mano entre los dos, y sintió el corazón de
Magnus dar un brinco en su pecho.
Dejó de besarle y se apartó.
"El Viernes." dijo, y dejó que Magnus se marchara. Se dio vuelta y se
alejó por el pasillo, Magnus mirándole. El Brujo cruzó los brazos y se
acomodó la camiseta donde Alec lo había agarrado, y sacudió la cabeza,
sonriendo.
"Lightwoods," dijo Magnus. "Siempre tienen que tener la última
palabra."
Cerró la puerta detrás de él, y Alec corrió bajando las escaleras de dos
en dos, la sangre palpitando en sus oídos como si fuera música.
*_*
Fuente: Cassandra Clare