7. bajo la luz de las candelas. Restauración 1888 1941
La conversación y el principio de cooperación. teoría de grice
1. Seminario Mayor Filosofado San Agustín
Materia: Medios de Comunicación
Profesora: Lina Marcela Cedeño
Postulantes: Walter Albrecht
Javier Daza
William Mendieta
Miguel Pérez
LA CONVERSACIÓN Y EL PRINCIPIO DE COOPERACIÓN
La conversación es una realidad, un hecho cotidiano, en el cual nos vemos continuamente
involucrados, por medio del cual interactuamos con las personas que nos rodean y que nos
va permitiendo hacer comunidad. Esto nos lleva a preguntar cómo es que funciona la
conversación, cómo es posible que generalmente cuando conversamos nos entendemos y
avanzamos en el intercambio comunicativo como guiados por una dirección invisible que
nos marca el norte de la conversación.
Ésta pareciera muchas veces ser imprecisa, ambigua, no regida por la lógica, que es precisa,
pero aun así las conversaciones mantienen por lo general un sentido, es comprensible y
llegan a cumplir con las expectativas de los que se ven involucrados en ella.
Es Grice, el que viene a dar su aporte en la comprensión de cómo se logra una conversación
con sentido, por lo que él plantea una teoría desde el campo de la pragmática, es decir, de la
disciplina que estudia la praxis o usos del lenguaje.
La teoría que plantea no es normativa o prescriptita, es decir, que en primera instancia su
teoría no tiene el propósito de regir, organizar y dar leyes a la conversación para que esta
pueda realizarse, sino que principalmente es descriptiva, pues lo que hace es partir de la
conversación (que como dijimos es un hecho cotidiano), explicándola y describiéndola,
dando a conocer la lógica propia que se maneja en los intercambios comunicativos, la cual
si bien no es la misma lógica tradicional, tiene su propio funcionamiento y precisión, la
cual por lo general todos manejamos aunque no lo hagamos necesariamente de una manera
conciente.
Esta teoría se basa en lo que Grice llama Principio de cooperación, el cual va acompañado
de unas máximas. La conversación no se da de cualquier manera, sin un rumbo, sino que
posee un propósito o una dirección que la guía, y para que la conversación pueda darse y
realizarse con sentido, los que se involucran en ella tienen que estar dispuestos a cooperar o
ayudar al propósito que guía la conversación, esta disposición de cooperar con el propósito
es lo que permite que la conversación tenga una lógica y evite que sea una conversación
absurda e inconexa, y es ésta la que el autor denomina Principio de cooperación.
El Principio de cooperación, según Grice, es fundamental para describir el desarrollo de
una conversación para que esta tenga sentido. Podemos decir que es la piedra angular, que
2. es prerrequisito para que pueda darse el intercambio comunicativo, esta debe ser respetada
y aceptada por los interlocutores aunque sea tácitamente, pues si no es respetada, el
intercambio comunicativo puede no darse o carecer de sentido.
Este principio no se encuentra solo, sino que esta acompañado por unas máximas, las cuales
son normas de menor rango que el Principio de Cooperación (que es fundamental), las
cuales describen como ha de ser lo que se dice en una conversación para que esta sea más
precisa y menos ambigua. Grice expone siguientes máximas: las de cantidad, que su aporte
sea todo lo informativo que sea necesario, y que no sea mas informativa de lo que necesita
el propósito de la conversación; las de cualidad: intente que su contribución sea verdadera,
no diga algo que crea falso, ni diga algo de lo que no tenga pruebas suficientes; la de
relación: diga cosas relevantes, es decir, cosas interesantes que se relacionen con lo que se
esta hablando; y la de modalidad, que tiene que ver con el modo de decir las cosas: sea
claro, por tanto, evite la oscuridad de expresión y la ambigüedad, sea breve y ordenado. En
resumidas cuentas estas máximas nos dicen que nuestro aporte o contribución al
intercambio comunicativo en el cual nos encontramos sea preciso, verdadero, relevante y
claro, con respecto al propósito de la conversación, es decir, aplicando el principio de
cooperación.
Pero sucede que muchas veces en las conversaciones pareciera que el Principio de
cooperación no es respetado, puesto que en más de una ocasión se falta al cumplimiento de
estas máximas, como cuando hacemos una pregunta a alguien y nos responde sin darnos
toda la información necesaria que requerimos, por ejemplo, - Javier, ¿con quien va a salir
William?, – con un postulante, al hacer esta pregunta, Javier responde con algo que es
verdad (va a salir con un postulante) respetando la máxima de cualidad, pero no nos da toda
la información que le requerimos, ¿con cual de todos los postulantes?, faltando a la máxima
de cantidad; a partir de esto podríamos pensar que Javier no quiere cooperar con el
propósito del intercambio comunicativo en el cual se le está involucrando, por lo que no se
cumple el Principio de cooperación y por tanto no se logra realizar la conversación.
Es necesario que se cumpla el Principio para que se pueda realizar la conversación, pero
¿necesariamente se deja de cumplir cuando se falta a alguna de las máximas dentro de la
conversación? Esto no es tan así, no porque se deje de cumplir una máxima debe dejar de
cumplirse el Principio, pero para que se pueda mantener la suposición de que éste sigue
siendo respetado por los involucrados en la conversación, debemos reinterpretar lo que se
dice, para restituir el cumplimiento del Principio, pues el Principio de cooperación es
fundamental para la conversación, por lo que hay que salvaguardarlo a como de lugar, y
esto nos lleva interpretar lo que se nos dice, creándose de esta manera una distancia o
diferencia entre “lo que se nos dice” y “lo que se nos comunica o se nos quiere comunicar”.
Es aquí donde la conversación pareciera no ser lógica, pues “lo que se comunica” no se
deduce necesariamente de “lo que se dice”, pero Grice plantea otro elemento, el cual viene
a hacer de puente que cubre esta distancia creada, las implicaturas, las cuales son el
contenido implícito que viene en lo que se dice. Estas implicaturas nos permiten restaurar el
cumplimiento del Principio de cooperación cuando pareciese que se está dejando de lado
3. porque no se están respetando algunas máximas, retomando el ejemplo anterior, decíamos
que Javier no quería cooperar porque no nos dio toda la información requerida (teniendo en
cuenta lo que se dice), pero las implicaturas reinterpretan esto que se dice, en este caso que
se responde, de acuerdo con el Principio, para llegar a lo que se nos comunica, y ¿qué
puede estar comunicándonos Javier con su respuesta?, por medio de la implicatura,
podríamos pensar que él si desea cooperar (está respetando el Principio de cooperación),
pero falta a alguna máxima puesto que no tiene una respuesta precisa, él nos dice sólo lo
que sabe, aunque no todo lo que nosotros necesitamos saber, por lo que prefiere faltar a la
máxima de cantidad (precisión) antes que faltar a la máxima de cualidad (veracidad),
buscando respetar y mantener el Principio de cooperación, Javier quiere cooperar, pero el
desconoce toda la información, por lo que no puede cooperar correctamente, lo cual no
implica que no desee cooperar.
Grice plantea que existen diferentes tipos de implicaturas: las convencionales, que derivan
del significado de las palabras; y las no convencionales, que derivan de la intervención
interpuesta de otros principios, estas pueden ser: conversacionales, es decir, que se
relacionan con los principios que regulan la conversación, y que son generalizadas
(independientes del contexto) o particularizadas (dependientes del contexto en que se
dicen), y no conversacionales, en donde los principios que entran en juego son de otra
naturaleza.
En las implicaturas conversacionales pueden darse incumplimientos de máximas: una
violación encubierta (aparentemente no se viola nada), una supresión abierta (de las
máximas y del principio, no hay cooperación), un conflicto o colisión (entre el
cumplimiento de diferentes máximas que nos lleva a elegir una sobre otra, como el ejemplo
dado anteriormente) y el incumplimiento o violación abierta (de una de las máximas, pero
sujeción a las demás).
Las implicaturas conversacionales se generan combinando la información contenida en el
enunciado, los factores que configuran el contexto y la situación de emisión, y los
principios conversacionales. Y se pueden caracterizar de esta manera: cuando alguien dice
“P”, implica conversacionalmente “Q” si se supone que el emisor está observando las
máximas o el principio de cooperación y se supone que piensa que “Q”, y que el emisor
piense que tanto él como el destinatario saben que es necesario que el emisor piense que
“Q” cuando dice “P”. Es decir, cuando yo digo algo puedo estar queriendo dar a entender
otra cosa, como al decir tus ojos son hermosos luceros, no por eso lo que quiero expresar, y
por ende, lo que estoy pensando cuando digo aquello, es que sus ojos sean de verdad dos
luceros o estrellas, cosa que no tiene nada de cierto, sino que al decir eso yo estoy pensando
que sus ojos son muy hermosos, que son como una luz que iluminan mi cielo, mi vida,
dándome felicidad... Es esto lo que quiero comunicar a la persona a la cual le he dicho
aquellas palabras, y al decirlo yo supongo que la otra persona al escucharlo sabrá que yo
estoy pensando en lo hermoso de sus ojos y su importancia que tienen para mí, y no de que
ellos son dos estrellas, que aunque brillan son distantes. Es necesario para la implicatura
que esto se cumpla, que yo al decir una cosa pensando expresar otra, tenga claridad en que
la persona a la cual hablo se dará cuenta que yo al decir lo que digo, necesariamente estoy
4. pensando en lo otro, y así puede descifrar el contenido implícito de lo que le digo, dándose
la lógica propia del intercambio comunicativo, que parte de la base supuesta de que
estamos respetando el Principio de cooperación. Si esto no se da así, y el destinatario no
deduce a partir de lo que digo, lo que quiero expresar, y comprende equivocadamente,
entonces no se da implicatura, como por ejemplo yo digo “tú eres perro” pensando “tú
eres muy valiente y fiel”, y el otro al escucharme entiende “eres un desgraciado, tal por
cual”, comprendiendo tal frase como una ofensa, puesto que de lo que dije no se sigue
necesariamente lo que pretendía comunicar, por tanto no se da la implicatura, pues el
contenido implícito que se suponía debía trasmitir no se alcanzo.
Las implicaduras se relacionan con las máximas de tres maneras: hay implicatura pero no
se viola aparentemente ninguna máxima, hay implicatura y se debe inferir que se viola una
máxima para evitar un conflicto con otra máxima, y hay implicatura porque se viola
abiertamente una máxima.
A partir de esto podemos notar que la violación de alguna máxima no necesariamente es
una falta al Principio de cooperación, sino que por la implicatura se nos expresa un
contenido que no viene deducido necesariamente del enunciado como tal (lo que se dice).
Sólo podemos establecer que no se quiere cooperar cuando hay una supresión abierta de
todos las máximas y por ende también del principio, como si preguntásemos por ejemplo –
Javier, ¿con quien va a salir William? – y a ti qué te importa, en este caso Javier
notoriamente se niega a cooperar, por eso no cumple las máximas, no coopera, no ayuda en
nada al propósito de la conversación que se está entablando, por lo que podemos decir que
de cierta manera se niega a permitir que esa conversación o intercambio comunicativo se
establezca, negándose a cooperar, con lo cual no da más posibilidades que desistir de ese
intercambio comunicativo.
Las implicaturas poseen algunas propiedades características, las cuales por separado no
significa que haya implicatura, pero si se da el conjunto de las propiedades, entonces hay
implicatura. Sus características son: cancelabilidad, es decir, son cancelables; no
separabilidad, las que no se basan de la violación de las máximas de manera, dependen del
contenido expresado y no del modo de expresarlo; no convencionalidad, es decir, no
forman parte del significado convencional de las expresiones a las que se ligan; no
deducibilidad lógica, no son propiedades lógicamente deducibles o inferibles a partir de lo
dicho; y la indeterminación, lo que se implica posee un grado de indeterminación. A estas
cinco Sadock agrega otra: las implicaturas son las únicas inferencias reforzables,
compatibles con la mención de su contenido sin que se produzca redundancia.
Podemos darnos cuenta que una implicatura no es cualquier cosa, sino que tiene sus
propias características y tiene una lógica propia que permite descubrir el contenido
implícito de lo que se dice, saltando de esta manera la brecha que se habré muchas veces
entre lo que se dice y lo que se comunica, que hacía correr peligro el supuesto
cumplimiento del Principio de cooperación por parte de los involucrados, haciendo de
puente para salvaguardar este mismo principio.
5. También partiendo de todo esto, podemos darnos cuenta que la comunicación tiene su
propia lógica que la rige, pero no es algo de lo que tengamos conciencia, aunque nosotros
generalmente nos regimos por ella, lo hacemos sin caer en cuanta de lo complicado que
pareciese ser el entablar una conversación si tuviésemos conciencia de todas estas normas.
Por eso, podemos decir nuevamente, que la teoría de Grice es descriptiva, pues parte de la
misma realidad cotidiana, y mediante la aplicación de algunos conceptos (máxima,
implicatura...), define algunas normas que busca explicar el intercambio comunicativo
teóricamente.
Pero cabe preguntarse otra cosa, ¿esta teoría del Principio de cooperación y sus máximas es
aplicable o es valida para cualquier conversación que se realice? La respuesta es no, puesto
que podemos deducir de esta teoría que la finalidad de los intercambios comunicativos es el
propósito de trasmitir o intercambiar información precisa, sin ambigüedad, de la manera
más efectiva posible, pero este propósito es en realidad solo uno de los tantos propósitos
para los que nosotros usamos del lenguaje, pero no siempre queremos dar a conocer una
información precisa, a veces queremos despertar algún sentimiento en alguna persona, o
entablamos una conversación con el propósito de lograr algún interés o beneficio fuera de
lo conversado, como por ejemplo, tratar muy bien a la profesora, halagarla, con el fin de
que al revisar los ensayos no sea tan dura con nosotros y nos repruebe. Este caso queda
por fuera de los descrito por la teoría de Grice, por lo que podemos afirmar que es una
teoría reduccionista, pues reduce el uso del lenguaje a uno solo, como ya dijimos, el
intercambio de información de la manera más precisa y efectiva posible. Por lo que
historias como:
Una zorra que buscaba comida, encontró un gallo bien cebado; éste se puso a salvo
rápidamente en un árbol. La zorra se mostró dolida por tanta desconfianza.
-¿Por qué huyes? ¡Solo quería darte un abraso fraternal!- dijo muy ofendida.
-¡No soy tan tonto como para creerte!- replicó el gallo.
-Pero entonces, ¿no lo sabes?
-¿Qué es lo que tengo que saber?
-Se ha proclamado la paz universal- afirmó la zorra. Ahora todos somos
hermanos. Anda, baja, para que también nosotros podamos darnos el abraso
de la paz, porque todavía tengo que ir a dar la paz a otros muchos hermanos
con los que antes estaba enemistada.
-¡Que bien¡- fingió alegría el gallo. Entonces será mejor esperar a que lleguen
aquellos perros de caza: seguramente también quieren darte un abraso de paz.
La zorra huyó a toda prisa pero antes se volvió al gallo:
-No es que te haya mentido. Pero no estoy segura de que ellos se hayan
enterado.
Así alejo el peligro el astuto gallo y regresó sano y salvo al gallinero.
No pueden ser explicadas a partir de esta teoría, pues aquí no se da el Principio de
cooperación a partir del cual la zorra y el gallo quieren trasmitirse información precisa, sino
que abiertamente usan la conversación con el fin de engañarse y lograr un beneficio que no
tiene nada que ver con lo que se conversa... La zorra quiere comerse al gallo, por lo que su
6. aporte a la conversación busca conversar al gallo de que ella viene en son de amistad, para
que cuando lo tenga cerca y engañado poder comérselo, en cambio el gallo busca alejar de
sí este peligro, por lo que su aporte busca hacer que la zorra desista de su propósito.
Con todo esto podemos decir que la teoría de Grice es reduccionista, por lo que necesita ser
ampliada, pero no por esto pierde importancia o relevancia en el campo de la pragmática.
Sino que sigue teniendo vigencia, y ha sido usada como base para teorías y estudios más
actuales.