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El conflicto religioso el legalismo epistolas
1. EL CONFLICTO RELIGIOSO
2:11-21 (2:9)
Los conflictos entre líderes no son nuevos, ya en los tiempos del Apóstol existían, la
Iglesia sería seriamente debilitada a causa de estos conflictos, ya sea propiciado por
los líderes o por sus seguidores como el caso de 1ª Corintios, de la manera que sea
los resultados golpearían fuertemente el cuerpo de Cristo, en la Iglesia de Antioquia
de Pisidia se sufrió esta desagradable experiencia. Analicemos este evento.
I. La razón del conflicto. (Gal. 2:11)
A. La Hipocresía de Pedro
“Si tú, siendo judío, vives como los gentiles y no como judío, ¿por qué
obligas a los gentiles a judaizar?”
B. El legalismo de los judíos. (Gal. 2:12)
“Pues antes que viniesen algunos de parte de Jacobo, comía con los gentiles ”
C. El propósito de los judíos. (Gal. 2:16)
“sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe”
II. El peligro del judaísmo para la Iglesia.
Pedro había permitido que la presión de los judaizantes que siempre andaban
cerca, le llevara a alejarse de los gentiles cuando llegaron ciertos judillos
influyentes de Jerusalén, esta influencia estaba poniendo en peligro la Iglesia:
A. Afectaría la unidad de la Iglesia (2:14)
B. Invalidaría el principio de la justificación divina para los hombres. (Gal. 2:16)
C. Les llevaría a perder su libertad (Gal. 2:17,18)
D. Negarían la suficiencia de Cristo para liberar al hombre (2:19-20)
E. Menospreciaban la gracia de Dios (2:21)
Conclusión.
La declaración fuerte que derrota el argumento de los judaizantes es este:
Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí;
y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y
se entregó a sí mismo por mí. Gálatas 2:20
2. EXHORTACIÓN A VOLVER AL CAMINO
3:1-18
El reversionismo es una verdad universal en el mundo cristiano, los gálatas se
habían identificado en este problema, demostrando así el peligro en cuestión de
salvación que corría tal Iglesia. Este tema trata de la exhortación del Apóstol para
convencer a los Gálatas a volver al camino mediante algunas interrogantes.
I. ¿quién os fascinó (embrujó) para no obedecer a la verdad?
Con esta pregunta el Apóstol apela a:
A. La inteligencia de los Gálatas. Este era un pueblo inteligente y perspicaz, de
manera que el retroceso espiritual causa gran asombro en la vida del Apóstol
Pablo.
B. La instrucción de los Gálatas…vosotros ante cuyos ojos…Este pasaje revela la
intensidad con la que este pueblo había sido instruido en la palabra. Cristo
había sido descrito claramente en su sacrificio y ellos no tenían la menor duda
acerca de esto, Pablo les dice: “Ustedes ya lo saben”
C. La posibilidad de ser víctimas del ilusionismo. La magia era como una ciencia
en su mejor apogeo en este tiempo, y muchos magos y hechiceros se hacían
pasar por religiosos para engañar a las personas.
D. La experiencia cristiana de los Gálatas en su conversión.
II. ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, o por el oír con fe?
A. La actitud de los Gálatas podía cambiarlo todo
B. Una pregunta irónica:
“La ley tiene que ver con el que hacer del hombre; la fe tiene que ver con el
que hacer de Dios”
C. La ley y la fe están en contraste.
III. ¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora vais a acabar por la carne?
Hay que tomar en cuenta que ningún religioso va a abandonar sus creencias
mientras crea en su verdad. Usted no abandonaría el evangelio hasta que crea en
otra verdad. ¿Qué influencias había sobre esta Iglesia?
A. La influencia de las religiones mitológicas. Esto tiene que ver con la
adoración de los dioses del Olimpo, quienes tenían sus propios heraldos.
3. B. La influencia de las religiones paganas:
1. El gnosticismo.
Movimiento religioso de los primeros siglos de la era cristiana considerado
herético. Sus raíces vienen del helenismo grecorromano.
Insistían en la salvación mediante una sabiduría secreta o gnosis.
Proclamaban el conocimiento superior basado especialmente en principios
filosóficos, misterios de iniciación, ciertas doctrinas cristianas y elementos
de magia. Su carácter escogido le permitió penetrar las comunidades
cristianas de los primeros siglos.
2. El Agnosticismo.
De a (privativo) y gnosis (conocimiento). La creencia de que no es posible
saber si existe Dios.
3. Los Nicolaítas.
Secta de la antigüedad. Grupo del primer siglo de la era cristiana
mencionado en el libro de Apocalipsis. Los cristianos más ortodoxos
acusaron a sus miembros de promiscuidad y de orgías. Otros entienden que
se trataba probablemente de fornicación en el sentido de idolatría. Se les
identifica con un «Nicolás, prosélito de Antioquía» mencionado en los
Hechos de los Apóstoles.
Conclusión.
Pablo habla de empezar la experiencia en el Espíritu, y acabar en la carne. Las
palabras que usa son los términos griegos normales para iniciar y completar un
sacrificio. La primera, enárjesthai, es la palabra para echar granos de cebada por
encima y alrededor de la víctima, que era lo primero que se hacía en un sacrificio; y
la segunda, epiteleisthai, es la palabra que se usaba para completar el ritual de
cualquier sacrificio. Al usar estas dos palabras, Pablo muestra que considera la vida
cristiana como un sacrificio que se ofrece a Dios.
4. EL PELIGRO DEL LEGALISMO
La actitud de aquellos a quienes el Apóstol les llama falsos hermanos (Gal. 2:4)
habían introducido una serie de normas a obedecer en las cuales fundamentaban la
salvación. El cumplimiento estricto de estas normas; aunque no eran malas, llevaría
al sometimiento de un pesado yugo de esclavitud religiosa.
¿Cuál era el peligro que representaba el legalismo a las Iglesias de Galacia?
I. Definición de legalismo
Concepto que afirma que la religión o la
moralidad consisten en la obediencia estricta a
un código legal establecido. Tiene una
connotación peyorativa (Despectiva) y una
conformidad que no toma en cuenta el espíritu
íntimo o el propósito de las leyes, y degenera en
una mera observancia de sus elementos externos
y formales. El legalismo está en oposición con
la salvación por gracia. Requiere obediencia a la
ley sin consideración de las consecuencias y se
apoya en el derecho a la redención por las
buenas obras. Los legalistas interpretan y aplican
la Biblia como si fuese un código legal.
II. El legalismo cristiano
A. Historia del legalismo
Los fariseos confiaban en su conocimiento
meramente intelectual, en su interpretación
tradicional de las leyes de Dios y se consideraban a
sí mismos justos, exaltándose por creerse más
buenos, o más santos o más religiosos o más sabios
que los demás. (Lucas 18:9-14) Los fariseos eran
legalistas religiosos que habían logrado desarrollar
un método de interpretación de los libros de la ley,
la cual requería prácticas minuciosas y detallistas
para llegar a la santidad. Jesús les llamó hipócritas
porque “aparentaban” ser justos, pero su corazón
estaba lleno de maldad.
5. B. Legalismo en la Iglesia de hoy
"Hola, soy Wolfe y soy un legalista. Hace apenas 10 minutos que acabo de censurar a
alguien". Me imagino presentándome de este modo en una reunión de los "Adictos
Legalistas Anónimos". Diría que todo
empezó con cosas pequeñas, como pensar
que yo era especial porque guardaba la ley,
para luego menospreciar a la gente que no
tenía las mismas creencias que yo. Las cosas
empeoraron. Empecé a creer que no había
más cristianos excepto aquellos de mi iglesia.
Mi legalismo se alimentaba con la idea de
que yo poseía la verdadera versión de la
historia de la iglesia, y que el resto del
mundo había sido engañado. Mi adicción se
hizo tan grave que ni siquiera buscaba el
compañerismo de las personas del mundo, y
enseñé a otros cristianos amigos míos a ser
tan intolerantes como yo. Como las raíces de
la mala hierba, el legalismo se arraiga en las mentes de los cristianos. En ocasiones, algunas
puntas de la raíz se rompen y permanecen mucho tiempo después de que las raíces
principales sean arrancadas. Estoy seguro de que se puede salir de ahí, pero el legalismo es,
probablemente, parecido al alcoholismo en el hecho de que nunca podemos decir que
estamos recuperados completamente.
III. ¿Cómo hemos de manejar estos asuntos controversiales que
constantemente se levantan entre los hermanos?
A. Reconocer que la vida cristiana consta de diferentes etapas dentro de un
proceso de santificación; unos maduran más rápidamente que otros. Los
más maduros muchas veces van perdiendo el interés por ciertas cosas que
no son pecaminosas en sí, pero que debido a la etapa de madurez espiritual
en que se encuentran, ya no le atraen como antes. Por su parte, los que son
menos maduros se sienten atraídos por estas cosas y Pablo se refiere a
ellos como hermanos ‘débiles en la fe’.
B. No olvidar que si nos encontramos en una etapa más avanzada
espiritualmente, es solo por la gracia de Dios y no por nuestros propios
esfuerzos.
C. No juzgar. Cuando pasamos juicio sobre el otro nos estamos tomando una
atribución que solo le pertenece a Dios y al hacer eso, pecamos. Pero aún
muchas veces estamos juzgando al otro cuando en nuestras vidas existen
cosas mucho más grande con las cuales estamos pecando y ni siquiera las
6. vemos. Antes de señalar al otro, inspecciona tu consciencia y pregúntate si
lo que sientes no es más por celos o envidia que por cualquier otra cosa.
D. No ser piedra de tropiezo para otros. “Por consiguiente, ya no nos
juzguemos los unos a los otros, sino más bien decidid esto: no poner
obstáculo o piedra de tropiezo al hermano”. No hagas algo que a tu
hermano lo vaya a llevar a la crítica o la ira porque a hacer eso estás
pecando contra tu hermano.
IV. Cosas en nuestros corazones que nos llevan a tener actitudes legalistas y
condenatorias.
A. En el corazón legalista hay una ausencia de gracia hacia sí mismo y hacia
los demás. Cuando falla, tiene gran dificultad en perdonarse a sí mismo y
se auto-condena más allá del perdón concedido por Dios. Pero así mismo,
tiene una gran dificultad de ver al otro a través de ojos de gracia.
B. Esa persona frecuentemente es ciega hacia sus propias faltas y magnifica
las faltas de los demás. Lo que le hace ciega hacia sus propias faltas es la
viga en su ojo que le hace pensar que tiene más santidad que otros. Esa
persona se ve con frecuencia como más madura, más espiritual y más
centrada en Dios que otros.
C. Esa persona por lo general es muy orientado hacia las tareas. Por tanto
cuando él o ella no ve a otros haciendo ciertas tareas que ellos sí hacen,
ellos juzgan a esas personas por no estar haciendo las tareas que ellos
consideran de valor. Miden a otros según su propia capacidad.
D. El espíritu legalista con frecuencia usa su propia estándar para juzgar a
otros. Muchas veces escuchamos a personas legalistas decir con
regularidad “yo no haría eso”, pero no podemos olvidar que nosotros no
somos el estándar por el cual Dios juzga las cosas.
V. Características de los legalistas
1. Critican y juzgan todo lo que les rodea.
Ven la paja en el ojo ajeno, pero no ven la viga en el propio. Murmuran entre
sí e inyectan dudas a los que le rodean respecto a determinada persona, por lo
general alguien que no es fariseo como ellos.
2. Son Hipócritas.
Jesús les llamó hipócritas porque “aparentaban” ser justos, pero su corazón
estaba lleno de maldad.
7. 3. Se creen únicos.
Los legalistas creen que poseen la verdad, y atacan a todo aquel que discrepe
de sus interpretaciones, o defienden su verdad a capa y espada.
4. Son superficialistas y formalistas
Los legalistas cuidan mucho las apariencias, pero se olvidan fácilmente del
amor y la justicia de Dios. Si Dios fuera legalista, desde cuando todos
nosotros estuviéramos muertos. Le dan más importancia a la forma que al
fondo del hombre.
Conclusión.
Desgraciadamente, los fariseos están activos y vivos en la iglesia de hoy, como lo
estuvieron hace más de dos mil años cuando crucificaron a mi Señor. Se esconden,
espían, levantan sus oídos para oír pláticas ajenas, y luego esparcen rumores
falsos. Dejan que los incautos (ingenuo) confíen en ellos y en cuanto éstos se
equivocan, abren sus fauces para acusarles y luego devorarles. Confrontar a un
legalista es participar de legalismo. Lo primero que dirán es, perdóname, no lo
volveré a hacer, pero inmediatamente después toman ofensa, y actúan en
consecuencia, preparan planes de destrucción, y los ejecutan. Solo la gracia, el
Poder y la protección sobrenatural de Dios pueden librarnos de sus maquinaciones.
El legalismo dentro del pueblo de Dios
(Romanos 14)
Uno de los males que más descontento genera dentro del pueblo de Dios es la
actitud legalista. Parece ser que este es un mal incurable ya que aún no ha habido
un momento en la historia durante la cual el pueblo de Dios haya estado libre de
esta enfermedad. Al hablar de este tema inmediatamente nos viene a la mente el
legalismo de los fariseos, siendo ellos los que mejor tipificaron este tipo de
actitudes pecaminosas.
Existen prácticas que son claramente identificadas en la Palabra como
pecaminosas, pero también hay prácticas que no están claramente estipuladas y
requieren cierto juicio o interpretación por parte del creyente. Es precisamente en
8. esas áreas donde muy frecuentemente incurrimos en el error de juzgar al otro, con
lo cual con frecuencia pecamos.
En los tiempos del apóstol Pablo, habían dos o tres asuntos que con frecuencia
eran discutidos entre hermanos en la fe y que generaban discusión, entre estos, la
necesidad de circuncidarse o no, el ingerir carne o solo vegetales, días a observar,
etc. La carta a los Gálatas fue escrita precisamente por estas razones. Los judíos
que ya habían creído en la salvación por gracia, como enseña la Palabra, estaban
tratando de enseñar nuevamente que las obras eran necesarias para ser salvo, en
lugar de ver las obras como evidencia de nuestra salvación, como enseñan las
Escrituras.
En nuestros días, hay otro tema controversial que con frecuencia genera críticas y
actitudes pecaminosas y es el tema de la música. Hay un sector de la iglesia que
entiende que los himnos son las únicas canciones que deben ser entonadas dentro
de las iglesias y que estos himnos solo deben ir acompañados de piano o de
órgano. Otros no vemos la adoración de esa manera y entonamos canciones de
adoración contemporáneas acompañadas de diferentes instrumentos musicales.
Los que apoyan la adoración tradicional acusan a los de adoración contemporánea
de irreverentes, y los que prefieren la adoración contemporánea tildan a los otros
de aburridos. En el proceso ambos están pecando porque todos estos hermanos
disfrutan inmensamente su tipo de música y adoración. Tenemos que reconocer
que de la misma manera que lo sagrado de la adoración no depende de un piano o
de un órgano (la iglesia primitiva no tenía piano ni órgano), el gozo del Señor
tampoco depende del tipo de música o de los instrumentos que se prefieran.
¿Cómo hemos de manejar estos asuntos controversiales que constantemente se
levantan entre los hermanos?
1. Reconocer que la vida cristiana consta de diferentes etapas dentro de un
proceso de santificación; unos maduran más rápidamente que otros. Los mas
maduros muchas veces van perdiendo el interés por ciertas cosas que no son
pecaminosas en sí, pero que debido a la etapa de madurez espiritual en que se
encuentran, ya no le atraen como antes. Por su parte, los que son menos maduros
se sienten atraídos por estas cosas y Pablo se refiere a ellos como hermanos
‘débiles en la fe’.
9. 2. No olvidar que si nos encontramos en una etapa más avanzada espiritualmente,
es solo por la gracia de Dios y no por nuestros propios esfuerzos.
3. No juzgar. Cuando pasamos juicio sobre el otro nos estamos tomando una
atribución que solo le pertenece a Dios y al hacer eso, pecamos. Pero aún muchas
veces estamos juzgando al otro cuando en nuestras vidas existen cosas mucho
más grande con las cuales estamos pecando y ni siquiera las vemos. Antes de
señalar al otro, inspecciona tu consciencia y pregúntate si lo que sientes no es mas
por celos o envidia que por cualquier otra cosa; o si es una cuestión de
preferencia; o si es una cuestión de madurez y que el otro no ha llegado donde
Dios te ha llevado por gracia.
4. No ser piedra de tropiezo para otros. Versículo 13 “Por consiguiente, ya no nos
juzguemos los unos a los otros, sino más bien decidid esto: no poner obstáculo o
piedra de tropiezo al hermano”. En el contexto de la iglesia de Corinto, unos
hermanos creían que era pecado comer carne sacrificada a los ídolos y otros creían
que no, Pablo les instruye que si estaban en presencia de un hermano que creía
que era pecado comer carne sacrificada a los ídolos, pues que se abstuvieran de
comerla para no ser piedra de tropiezo para ese otro hermano. En otras palabras,
no hagas algo que a tu hermano lo vaya a llevar a la crítica o la ira porque a hacer
eso estás pecando contra tu hermano.
Cosas en nuestros corazones que nos llevan a tener actitudes legalistas y
condenatorias.
1. En el corazón legalista hay una ausencia de gracia hacia sí mismo y hacia los
demás. Cuando falla, tiene gran dificultad en perdonarse a sí mismo y se auto-condena
mas allá del perdón concedido por Dios. Pero así mismo, tiene una gran
dificultad de ver al otro a través de ojos de gracia. Esa persona no sabe aplicar al
otro, la gracia que él ha recibido de parte de Dios.
2. Esa persona frecuentemente es ciega hacia sus propias faltas y magnifica las
faltas de los demás. Lo que le hace ciega hacia sus propias faltas es la viga en su
ojo que le hace pensar que tiene más santidad que otros. Esa persona se ve con
frecuencia como mas madura, más espiritual y mas centrada en Dios que otros.
10. 3. Esa persona por lo general es muy orientado hacia las tareas. Por tanto cuando
él o ella no ve a otros haciendo ciertas tareas que ellos sí hacen, ellos juzgan a
esas personas por no estar haciendo las tareas que ellos consideran de valor. Y
puede ser que otros debieran estar haciendo las tareas que ellos hacen; pero el
problema está en considerar que el hacer esas tareas en mi vida son motivo para
que Dios se sienta más complacido conmigo.
4. Otra característica del legalista es su espíritu crítico. Cada vez que él o ella no se
siente cómodo, critican y condenan aquello que no le hace sentir cómodo.
5. El espíritu legalista con frecuencia usa su propia estándar para juzgar a otros.
Muchas veces escuchamos a personas legalistas decir con regularidad “yo no haría
eso”, pero no podemos olvidar que nosotros no somos el estándar por el cual Dios
juzga las cosas.
6. El espíritu legalista no reconoce la individualidad de los llamados. Dios llama a
algunos a hacer algunas cosas y a otros otras, y quizás Dios quiere hacer
diferentes cosas en distintos lugares.
Examinemos nuestros corazones para ver si hay alguna de estas actitudes
legalistas que tengamos que erradicar de nuestro testimonio cristiano.