1. ANÁLISIS DE LA PELÍCULA
UNA VERDAD INCÓMODA
Rosario E. Camacho M.
Luego de tratar de asimilar la verdad incómoda de que poco a poco se agotan los recursos
de la Tierra, se puede ver que el planeta es un ser vivo que estamos destruyendo los
mismos seres que dependemos de él.
Es absurdo lo que actualmente ocurre, nadie busca hacerse daño a sí mismo, a menos claro
que tenga algún tipo de trastorno mental. Pero es exactamente eso lo que sucede con las
economías capitalistas de países “desarrollados”, que a costa de los recursos de países “en
desarrollo” contamina el ambiente sin medir las consecuencias, escondiéndose detrás de
falsos o insuficientes medios de remediación, obteniendo grandes ganancias de las cuales
sólo podrán disfrutar unas cuantas personas en esta generación, ya que en la siguiente ya
escasearán los recursos, empezando por el agua, por la cual existirán conflictos y hasta
guerras.
Muchos podríamos decir que lo justo sería que “el que más afecta, más pague”, pero son
justamente quienes más daño han causado quienes se rehúsan a detener sus prácticas
consumistas y su producción industrial que nos ha traído hasta aquí.
Lamentablemente ante hechos reales, que no sólo están contenidos en un excelente
documental, sino que día a día palpamos en todas las latitudes del planeta, la ética social y
profesional nos obliga a reaccionar y cambiar nuestros hábitos y costumbres para luego
trasladarlos a la práctica profesional con responsabilidad ambiental en cualquier ámbito.
Entonces, si la solución o parte de ella consiste en cambiar nuestra forma de pensar y por
ende de actuar, hemos de pensar en nuevas necesidades tanto en el uso de vivienda como
en el de salud, transporte, educación, comercio, y el resto de tipologías arquitectónicas. Si el
agua escasea, entonces hemos de procurar preservarla, optimizando y reduciendo el
consumo, reciclando el agua de lluvia y aguas grises, y por supuesto evitando la
contaminación de los ríos que nos abastecen a través de un sistema de depuración
controlado y eficiente.
Pero la solución no debe venir únicamente de las iniciativas privadas, que son pocas, sino
sobre todo desde las altas esferas de gobierno hasta las más bajas, mediante políticas y
ordenanzas que garanticen un desarrollo sostenible y planifiquen medidas de remediación
de los daños, para poder sobrellevar las consecuencias de la industrialización insostenible,
que ya estamos palpando. En el Ecuador los efectos son visibles, como en el resto del
mundo, los nevados presentan hielo desde mayores alturas que hace 10 años, las ciudades
sufren el desabastecimiento de agua, los efectos climáticos no han tenido precedentes pues
hoy tenemos periodos cada vez más largos de sequía.
Si bien tenemos entendido que el planeta y sus recursos, por cómo los hemos estado
administrando, un día no satisfarán las necesidades de una población insostenible,
tenemos las herramientas para al menos actuar con responsabilidad ante la realidad, y ser
capaces de tomar medidas correctivas, a fin de que las futuras generaciones puedan tener
las mismas oportunidades de elección y no sean quienes deban pagar las consecuencias.