1. METODOLOGÍA DE LA INVESTIGACIÓN
CAPÍTULO I
Importancia y pertinencia de la investigación en la sociedad del conocimiento
Por Rosario E. Camacho M.
No cabe duda que el mundo globalizado de hoy exige una mayor preparación y
conocimiento, lo cual no se logra íntegramente sólo con asistir a una buena escuela, colegio
y universidad. Aunque el papel de las instituciones académicas, en especial el de la
universidad, es de vital importancia, se debe también fomentar una cultura investigativa
que permita adquirir conocimientos más allá de las barreras geográficas o ideológicas, y
nos sitúe en posición pareja junto a otros países más adelantados en este sentido. La
carencia de investigación en Latinoamérica tal vez ha sido la que nos ha llevado a sufrir el
abuso y la dominación de países con mayor tecnología y poder económico.
La tarea investigativa no solamente favorece a aquel que la realiza, muchos pueden ser
beneficiados al compartir experiencias, lo que se traduce en un futuro mejor para toda una
nación. El ser investigador garantiza no empezar de cero, sino dar un salto sobre aquello
que ya fue investigado y discutido para trascender hacia algo superior y ya no ser sólo
quien investiga sino quien además genera conocimiento. Nos permite evitar incurrir en
errores que ya otros cometieron, e incluso aportar con propuestas innovadoras y hasta
críticas debidamente fundamentadas. Nos capacita para liderar los cambios que necesita
nuestra sociedad, para ser partícipes de las decisiones que se toman y argumentar las que
podrían ser perjudiciales, e incluso para incurrir en la política, que hoy en día ha sido muy
manipulada y se candidatiza para importantes cargos públicos a gente más popular que
preparada.
Más que en cualquier época, el conocimiento y las herramientas para adquirirlo están al
alcance de todos, pero no las utilizamos y permitimos que otros guíen la conducta que
debemos tener, cómo nos debemos desempeñar, qué decisiones debemos tomar, etc., que
por años ha limitado la capacidad productiva y el desarrollo económico y social de nuestros
países latinoamericanos. Ya han pasado siglos desde que nuestros antepasados fueron
conquistados y subyugados a un régimen ajeno a sus costumbres, sin embargo heredamos
esa sumisión que hoy aún mantenemos y nos priva de ver más allá y ser actores de nuestro
propio destino. El camino para Latinoamérica está en tomar en sus manos las herramientas
y recursos que posee, siendo una zona geográficamente privilegiada, con recursos
petroleros y mineros, debe incursionar en la investigación de nuevas tecnologías que
impulsen su economía y mejoren su calidad de vida, mirando la historia como referente,
tratando al presente como una oportunidad y planificando un futuro sostenible y humano.
La Universidad debe adquirir el compromiso de formar e informar, debe dotar al
estudiante de las herramientas necesarias para su desarrollo, capacitándolo para enfrentar
la competitividad de otros y afrontar los retos que supone el mundo de hoy. Y no sólo al
estudiante, sino que además debe apoyar la superación de los docentes, pues son éstos
quienes preparan a los futuros investigadores. La universidad debe ser impulsada con el
apoyo económico del gobierno y lejos de calificarla lo que debería hacer es mejorarla. Si no
hay una buena formación educativa, no podemos esperar contar con gente capacitada para
emprender, investigar y trascender, motivando el desarrollo, creando fuentes de empleo, y
produciendo en lugar de seguir sólo consumiendo.