1. Sarmiento, el germen de la pedagogía universal
El 15 de febrero de 1811, en el barrio Carrascal de la ciudad de San Juan, nació
Domingo Faustino.
A Sarmiento se lo recuerda por ser el principal impulsor del sistema educativo nacional.
Pero, ¿Por qué? ¿Qué modelo educativo tenía en mente? Veamos
Cuando fue Presidente de la Nación entre 1868 y 1874, multiplicó notoriamente el
número de alumnos, fundó la primera institución dedicada a la formación de maestros,
promocionó la práctica de la lectura a través de la Ley de Bibliotecas Populares, e
impulsó la creación de escuelas a lo largo y a lo ancho del país. Pensaba en un modelo
del cual todos, sin importar género, clase o religión, pudieran participar. Pensaba ya en
la inclusión.
Las lecturas, el trabajo como docente, el intercambio de ideas con otros pensadores y
los viajes por el mundo le posibilitaron el conocimiento de otras realidades. Realidades
que influirían rotundamente en la conformación de su concepción pedagógica. Para
Sarmiento, la educación era la condición sine qua non para lograr un desarrollo
industrial y alcanzar la prosperidad general. Así lo afirma en sus reconocidas palabras:
“la situación en la que se encuentra un país es en gran medida producto de la educación
que reciba”.
En su obra Educación Popular, Sarmiento, expresó la idea de desarrollar una educación
común, que apuntara a la formación masiva, a un proyecto educacional articulado con
un proyecto de sociedad. Puso en marcha programas de formación para los docentes, a
los que consideró agentes estratégicos para la conformación y el progreso del país.
Las preceptos en favor de la educación universal, obligatoria, gratuita y laica que hoy
marcan nuestro modelo educativo vienen de la concepción sarmientina y, a su vez,
tienen un estrecho vínculo con las ideas que promulgaban pensadores como Condorcet,
Mann, Rousseau (Rusó), Montesquieu (Monteskiú) y Locke (Lok). Por ejemplo, Antonio
María de Condorcet sostenía que era deber del Estado suministrar a todos los individuos
una instrucción para desarrollarse como individuos sociales. Proponía una educación
con un sistema de niveles organizado desde la educación básica hasta una academia de
ciencias. Una educación universal, que no distinguiera entre hombres y mujeres, así lo
creían también Horacio Mann y su esposa.
Sus ideas sobre una educación que pudiera alcanzar a todos los niveles sociales, abrir
sus puertas, derribar los límites económicos, activar el motor social de un país, brindar
una oportunidad, son ideas que aún hoy siguen impulsando nuestro presente, nuestro
proyecto de educación, un proyecto de país.
Así como Sarmiento tomó y compartió ideas con sus contemporáneos con el fin de
sentar las bases de este modelo de nación, así piensan y discuten día a día nuestros
educadores un modelo educativo que trata de superarse, de ir más allá, de cumplir con
los requerimientos de una sociedad cada vez más exigente. Contribuyen con cada día de
su trabajo a la construcción de un país, de un pueblo que crece y que trata de ser cada
día mejor.
Muchas Gracias.