La metodología apostólica propone tres momentos para la educación en valores: analizar las causas y consecuencias de los hechos y situaciones problemáticas a partir de la realidad (ver), discernir lo justo confrontando la realidad con las enseñanzas de Jesús y los valores universales (juzgar), y comprometerse a construir alternativas de cambio personal y colectivas mediante acciones nuevas que generen bienestar (actuar).