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Manual para Retiros de Pastores y Líderes
DANNY TOTOCAYO BONIFACIO
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INDICE
Capítulo 1: EL PERDÓN………………………………………………………………………………...…7
Capítulo 2: SI DIOS ES BUENO, ¿PORQUE PERMITE EL SUFRIMIENTO?..............................13
Capítulo 3: EL ARREPENTIMIENTO VERDADERO……………………………………………….... 27
Capítulo 4: VENCIENDO EL ORGULLO…………………………………………………………...…..37
Capítulo 5: LA SANTIFICACIÓN…………………………………………………………………..…....51
Capítulo 6: LA FE………………………………………………………………………………………....69
Capítulo 7: NOVIAZGO Y SEXUALIDAD………………………………………………………….…...83
Capítulo 8: MATRIMONIO Y CRIANZA…………………………………………………………...…..103
Capítulo 9: LA CONVERSION VERDADERA Y LA FALSA…………………………………….….133
Capítulo 10: DIOS, NUESTRO PADRE……………………………………………………………….151
Capítulo 11: EL CORAZÓN APÓSTATA…………………………………………………………......157
Capítulo 12: SANIDAD PARA UN CORAZON HERIDO…………………………………………....165
Capítulo 13: LA LENGUA…………………………………………………………………………..…..171
Capítulo 14: ¿CÓMO DEBEMOS VESTIRNOS Y ADORNARNOS?...........................................177
Capítulo 15: LA MADUREZ……………………………………………………………………….…....189
Capítulo 16: CRISTIANISMO RADICAL……………………………………………………….….…..197
Capítulo 17: LAS BEBIDAS ALCOHOLICAS Y LAS DROGAS…………………………….……..207
Capítulo 18: VIDA EN EL ESPIRITU…………………………………………………………….….…219
Capítulo 19: BUSQUE LA UNCIÓN……………………………………………………………....…...225
Capítulo 20: EN BUSCA DE UN AVIVAMIENTO…………………………………………….……...231
Capítulo 21: CALEB HOMBRE DE CONQUISTA………………………………………………...…261
Capítulo 22: CAÍDA Y RESTAURACIÓN DEL APÓSTOL PEDRO………………………….……267
Capítulo 23: GUERRA ESPIRITUAL…………………………………………………………….……271
Capítulo 24: CRECED EN GRACIA…………………………………………………………………..279
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5. La falta de perdón nos puede llevar a la venganza. Pero la venganza no
soluciona nada, lo empeora.
“Entonces Pedro se acercó y le dijo: Señor, ¿cuántas veces pecará mi hermano
contra mí y yo le perdonaré? ¿Hasta siete veces? Jesús le dijo: No te digo
hasta siete, sino hasta setenta veces siete” (Mateo 18:21-22).
El Pastor Humberto Lay explica porque debemos perdonar 70 veces 7 de la
siguiente manera: “Dios nos tiene que perdonar cada día, porque cada día le
fallamos de alguna manera. Esa es la razón por la cual Él nos manda que
perdonemos 70 veces 7. Y como el perdón de Dios ha sido tan grande, porque
grande era nuestro pecado, así también debemos perdonar sin importar lo
grande que haya sido la ofensa contra nosotros” (Discipulado: Herramienta
de Crecimiento Espiritual Para Todo Cristiano, 2000, Editorial Vida, pág.
65).
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Capítulo 2
SI DIOS ES BUENO, ¿PORQUE PERMITE
EL SUFRIMIENTO?
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(¿Y si no hubieran huracanes? 4 de Noviembre del 2017.
http://alianzasamborondon.org/2017/11/y-si-no-hubieran-huracanes/).
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En el dolor y sufrimiento, se ve lo que hay en el corazón. Dios probó en el
desierto a Israel para ver que había en su corazón. Chris Du-Pond dijo: “las
tragedias son una oportunidad de glorificar a Dios y vencer al enemigo. Esto lo
he visto muchas veces. Cuando Job lo perdió todo, lo único que tuvo que hacer
para humillar a Satanás delante de Dios fue mantenerse fiel a Él. Lo mismo
sucede con nosotros: Tu gran momento en la vida no es cuando Dios se te
revela en toda su gloria. Tu gran momento no es cuando todos tus planes se
logran. Tu gran momento no es cuando encuentras al hombre o la mujer de tus
sueños, o cuando obtienes el puesto que querías en la empresa, o cuando
tienes la cuenta de banco llena de dinero. Te diré cuál es tu gran momento: Tu
gran momento es cuando tus amigos te han abandonado, cuando sientes que
no te quedan fuerzas para seguir adelante, cuando pierdes el trabajo, cuando
pierdes al ser que más amas en el mundo, cuando llega la enfermedad, cuando
se ha inundado tu hogar, cuando sientes que Dios te ha abandonado y a pesar
de todo esto, ¡sigues amando a Dios! ¡ESE, ES TU GRAN MOMENTO!” (10
Razones por las que Dios permite las Tormentas, 31 de agosto del 2017,
https://veritasfidei.org/10-razones-por-las-que-dios-permite-las-
tormentas/).
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Charles G. Finney
En este tema, voy a mostrar:
1. Qué cosa NO es apostatar.
2. Qué es apostatar de corazón.
3. Cuáles son las evidencias de un corazón en apostasía.
4. Cuáles son las consecuencias de la apostasía del corazón.
5. Cómo recobrarse de un estado de apostasía.
QUE COSA NO ES APOSTATAR
Apostatar NO consiste en “no tener fuertes sentimientos y emociones
relacionados con las cosas de Dios”. Cuando uno ya no tiene estas grandes
emociones y sentimientos espirituales PUDIERA SER una evidencia de un
corazón apóstata, más NO es la causa de tal estado.
QUE ES APOSTATAR DE CORAZON
1. Retirar la consagración a Dios y a su servicio; esa consagración que
constituye la verdadera conversión.
2. Es cuando un cristiano deja su primer amor.
3. Es cuando el cristiano se retira a sí mismo, de una entera y total rendición a
Dios y viene a estar otra vez bajo el control de un espíritu de autosatisfacción.
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4. También debemos decir que una persona puede tener un corazón apóstata
aún cuando mantiene una apariencia externa religiosa. Todos hemos visto a
diferentes personas hacer los mismos actos externos por motivos totalmente
distintos (y a menudo opuestos). Sin duda alguna que el egoísmo más intenso,
frecuentemente toma una forma religiosa. Hay muchos motivos por los cuales
un apóstata de corazón será guiado a mantener su “show espiritual”, aun
cuando ha perdido el poder de la piedad dentro de su alma.
CUALES SON LAS EVIDENCIAS DE UN CORAZON EN APOSTASIA
1. Una falta de disfrutar lo espiritual es evidencia de un corazón que ha
apostatado. Siempre amamos el decir o el hacer aquellas cosas que
complacen a aquel que amamos más. Cuando el corazón no se ha deslizado
o “echado para atrás”, una real comunión con Dios se mantiene, y como
consecuencia todas las devociones espirituales se llevan a cabo con placer, y
la comunión con Dios que se involucra en estas devociones es una fuente de
ricas y continuas bendiciones. Si NO DISFRUTAMOS el servicio a Dios,
es porque realmente no le servimos a EL.
2. Una formalidad externa en los ejercicios espirituales. Una forma
estereotipada y formal de decir y hacer las cosas, que es claramente el
resultado de la RUTINA, en vez del fluir de una verdadera vida espiritual. En
la oración o en la comunión esta formalidad será sin emociones y tan fría como
el hielo y revelará una falta total de sinceridad en el desempeño de todo el
servicio espiritual. Tal estado sería imposible si hubiera un verdadero celo
santo y una fe viva presente.
3. Un temperamento sin control. Mientras el corazón está lleno de amor, el
temperamento será naturalmente paciente y dulce. O, si en un momento fuera
tan lejos como para escapar el autocontrol, un corazón verdaderamente
amoroso, rápidamente confesará y se quebrantará, arrepintiéndose con
verdadera humildad. Debes saber que siempre que hay un temperamento
irritable e incontrolable, hay un corazón en apostasía.
4. La falta de interés en convocaciones verdaderamente espirituales. “…porque
de la abundancia del corazón habla la boca” (Mt. 12:34). Ninguna plática es
tan dulce para un verdadero corazón amoroso, como la que se refiere a Cristo
y a nuestra experiencia cristiana diaria.
5. El buscar entretenimientos mundanos. Los entretenimientos más agradables
para una mente verdaderamente espiritual son aquellos que llevan el alma
hacia la comunión más directa con Dios. Un corazón con amor estará celoso
de todo aquello que rompa o interfiera con su unión con Dios. Cuando el alma
159
no halla más deleite en Dios que en todas las cosas mundanas, el corazón,
tristemente, se ha deslizado y está en apostasía.
6. Una falta de interés en las misiones hacia el extranjero. Si tú pierdes tu
interés en las obras para alcanzar a aquellos en tierras paganas, y no te deleitas
en la conversión de almas en todo lugar, puedes saber que has apostatado.
7. La pérdida de interés por ayudar a los pobres y a los
necesitados. Seguramente si tú te convertiste a Cristo alguna vez, has tenido
interés en toda organización cristiana que tiene que ver con ayudar al
prójimo. Obviamente, un alma convertida tiene el más profundo interés en
todos los intentos por reformar, ayudar y salvar a la humanidad. Tiene interés
en proveer todas las necesidades del pobre y del necesitado, y en resumen
en TODA BUENA PALABRA Y OBRA. En la misma proporción en que has
perdido el interés en estas cosas, tienes la evidencia de que has apostatado en
tu corazón.
8. La pérdida de interés en aquellos recién convertidos. Hay gozo en la
presencia de los ángeles por un pecador que se arrepiente. ¿Y no hay gozo
entre los santos sobre la tierra por aquellos que vienen a Cristo y son sus recién
nacidos en el Reino? Muéstrame a alguien que dice haberse convertido a
Cristo, que no tenga un interés apasionado en los nuevos cristianos y te
mostraré un apóstata de corazón y un hipócrita -él dice tener espiritualidad,
pero no tiene ninguna.
9. Un espíritu de crítica y que sólo encuentra fallas. La disposición a echar la
culpa rápido, mostrando una falta de confianza en las buenas intenciones y
motivos de otros; es decir, hay un espíritu de desconfianza en el carácter de
otros cristianos y lo que ellos dicen. Es un estado mental que se manifiesta en
palabras duras y juicios duros hacia las personas. Este estado es enteramente
incompatible con un verdadero corazón amoroso, y dondequiera que se
manifiesta un espíritu criticón en un cristiano, puedes saber que en su corazón
se ha apartado de Dios.
10. Un espíritu de auto-complacencia. Por auto-complacencia quiero decir, la
inclinación a satisfacer los apetitos, pasiones y a gratificar “los deseos de la
carne y de los pensamientos” (Ef. 2:3). El apetito por la comida, es
frecuentemente, y tal vez más frecuente que otras, una causa por la cual la
gente apostata (se aparta de Dios). Me temo que pocos cristianos se dan
cuenta del peligro que hay en esta área. Lo que Dios dice es: “Si, pues, coméis
o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios” (I Cor.
10:31). Los cristianos olvidan esto y comen y beben para satisfacerse a ellos
mismos. Más gente está cautiva por sus mesas que lo que la iglesia se da
160
cuenta. Mucha gente que evita las bebidas alcohólicas, al mismo tiempo se
permite comida y bebida cuya cantidad y calidad es tal, que prueban que no
siguen ninguna ley, mas que la de sus apetitos. Esta glotonería amenaza con
arruinar tanto el alma como el cuerpo. Muéstrame un cristiano glotón, y te
mostraré un apóstata.
11. El faltar a las reuniones de oración por razones pequeñas, es una
indicación segura de un corazón que se ha apartado de Dios. Ninguna reunión
es más importante para un cristiano que la reunión de oración, y mientras tenga
disposición para orar, no faltará a menos que haya alguna urgencia que Dios
le haya indicado que debe atender.
Si una llamada de un amigo a la hora de la reunión les detiene de ir, es una
fuerte evidencia de que realmente NO QUIEREN IR. Esa misma cosa, pero
sucedida en otra ocasión, no les impediría el ir a una boda, a una fiesta, a un
día de campo o a alguna otra diversión. Es una hipocresía que ellos pretendan
mostrar que realmente quieren ir a orar, cuando la verdad son “impedidos” por
pequeñas excusas.
12. Lo mismo es verdad cuando hay negligencia en atender la reunión familiar
de oración por razones sin importancia. Mientras el corazón está enamorado
del Señor, los cristianos no faltarán a un tiempo diario de oración y lectura
bíblica con sus familiares. Y siempre que estén listos para presentar excusas
para evitar estas devociones familiares, es evidencia segura de que se han
apartado de Dios en su corazón.
13. Cuando la oración privada y en secreto se toma más como una obligación
que como un privilegio. Siempre me ha parecido de lo más ridículo el oír a
cristianos hablar acerca de la oración como una obligación. Es un privilegio
infinito el que se nos permita venir a Dios y pedir por la provisión de todas
nuestras necesidades. Pero el orar “porque DEBEMOS” más que “porque NOS
ES CONCEDIDO”, es una cosa muy, muy triste y una prueba segura de un
corazón apóstata.
14. Una falta de espíritu de oración. Mientras el amor a Cristo permanece
fresco en el alma, el Espíritu de Dios que habita el alma se mostrará a sí mismo
como el “Espíritu de gracia y oración”. El pondrá un fuerte deseo en el alma,
de que los pecadores se salven y de que los santos se santifiquen. Si el Espíritu
de oración se va, es una indicación segura de un corazón que ha
retrocedido. Pues mientras el primer amor de un cristiano continúa,
seguramente el Espíritu Santo lo va a guiar a luchar mucho en oración.
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15. Un corazón apóstata frecuentemente se puede ver por la FORMA en que
la gente ora. Por ejemplo, cuando alguien ora como si estuviera en un estado
de condenación, algo muy parecido a un pecador inconverso, es una evidencia
de un corazón que le ha dado la espalda a Cristo. Sus confesiones y sus
autoacusaciones en oración le muestran a otros, lo que tal vez él mismo no
entiende bien. En vez de estar lleno de fe y de amor, está medio convencido
de pecado, y está bien consciente dentro de sí, de que no está en un estado
de aceptación con Dios.
Casi siempre es muy impactante, y a veces muy impresionante, el asistir a
reuniones de oración de apóstatas, y siento mucho decirlo, pero muchas
reuniones de oración de la Iglesia no son sino eso. Sus oraciones son tímidas
y titubeantes, y son evidencia de que la gente tiene muy poca o nada de
fe. Siempre están dando y dando vueltas en lo mismo, en realidad orando por
su propia conversión. No podrían hacerlo más obvio: son apóstatas de
corazón.
16. La falta de interés en el tema de la santidad. Si tú eres un cristiano, tú has
sentido que el pecado es una abominación para tu alma. Has tenido un deseo
inexplicable de deshacerte de él para siempre, y todo lo que pudiera darte luz
acerca de esta importante cuestión, es algo desesperadamente vital para ti. Si
la cuestión ha dejado de tener interés para ti, y la has desechado, es porque
has apostatado de corazón.
17. Falta de interés en la Palabra de Dios. Tal vez no hay nada que tan
claramente pruebe que un cristiano tiene un corazón apóstata, como el perder
su interés en la Biblia. Mientras el corazón está lleno de amor, ningún libro en
el mundo es tan precioso, pero cuando ese amor se ha ido, la Biblia se vuelve
no sólo aburrida, pero a veces, repulsiva. Ya no hay fe para aceptar sus
promesas, en cambio queda suficiente condenación para temer sus amenazas.
LAS CONSECUENCIAS QUE TRAE EL APOSTATAR DE CORAZON
“De sus caminos será hastiado el necio (apóstata) de corazón” (Prov. 14:14).
La palabra hebrea original “cûwg” significa, “necio que vuelve atrás y se aparta
del camino”.
1. El apóstata de corazón será hastiado de sus propios errores. No está
caminando con Dios, tampoco es guiado por el Espíritu, sino que está
caminando en obscuridad espiritual. En este estado, él seguramente caerá en
muchos errores terribles, errores en los negocios, errores en cuanto a sus
amistades y relaciones con otros, errores en el uso de su tiempo, su lengua, su
162
dinero. En verdad TODO irá mal, en tanto que se permanezca en un estado
de apostasía.
2. El será hastiado de sus propios sentimientos. En lugar de esa dulce paz y
descanso en el Espíritu Santo que una vez tuvo, él se hallará a sí mismo en un
estado de inquietud, insatisfacción consigo mismo y con todos los demás. A
veces es una prueba muy grande el vivir con un apóstata. Usualmente son
muy delicados, criticones e irritables en todos sus caminos. Han abandonado
a Dios, y en sus sentimientos hay más del infierno que del cielo.
3. El apóstata de corazón será hastiado de sus propias palabras. Mientras
está en este estado, no controla ni puede controlar su lengua, la cual se
mostrará como un miembro ingobernable, llena de veneno mortal (Stg.
3:8). Por sus palabras se enredará a sí mismo en muchas dificultades y
problemas de los cuales no se podrá libertar hasta que vuelva a Dios.
4. El apóstata de corazón estará lleno de sus propios afanes. El se ha
deslizado de nuevo hacia el egoísmo; se considera a sí mismo y a sus
posesiones, como que son SUYAS, y tratará de administrar todo para sí mismo,
en su propia sabiduría y para su PROPIO PROVECHO. Como consecuencia,
sus afanes se multiplicarán y vendrán sobre de él como un diluvio.
5. El apóstata de corazón se hartará de sus propios deseos. Sus apetitos y
sus pasiones, que por tanto tiempo habían sido mantenidos bajo control, ahora
retomarán su curso natural. Y habiendo sido controlados por tanto tiempo,
parecerá que ahora toman venganza, volviéndose más incontrolables y
exigentes que nunca. Estos apetitos animales y pasiones, saldrán a flote para
sorpresa del apóstata y probablemente se hallará a sí mismo más esclavizado
por ellos, de lo que nunca había estado en su vida.
6. El apóstata de corazón se hastiará de sus propios problemas. En lugar de
mantenerse fuera de la tentación, correrá a ella directamente. Atraerá sobre
su propia persona una multitud de dificultades. No está en paz con Dios ni
consigo mismo, ni con la iglesia, ni con el mundo. Pero mientras se queja de
que es tan tentado por TODO LO QUE LE RODEA, ¡está haciendo que las
cosas estén empeorando cada vez más!
7. El apóstata de corazón será hastiado de sus propias ansiedades. Estará
preocupado por sí mismo, por su negocio, por su reputación, ¡por todo y de
todo!, pues ha quitado todas esas cosas de las manos de Dios. Como
consecuencia, al ya no tener fe en Dios, y siendo incapaz de controlar las
circunstancias, tiene que llenarse de preocupación acerca del futuro. Estas
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ansiedades son el resultado de su locura y necedad al haber abandonado a
Dios.
8. El apóstata de corazón se llenará de sus propios prejuicios. Su disposición
para conocer y hacer la verdad se ha esfumado, y natualmente se opondrá a
cualquier principio o verdad que condene su espíritu egoísta. Procurará
justificarse a sí mismo. No querrá leer, u oír nada que reprenda su condición
de apostasía, y se volverá profundamente prejuiciado contra cualquiera que lo
reprenda o lo corrija. Considerando a esa persona como su enemigo, se
endurecerá y cerrará sus ojos contra la luz, poniéndose a la defensiva y
criticando todo aquello que pudiera exponerlo.
9. El apóstata de corazón se llenará de sus propios engaños. Teniendo un ojo
maligno, todo su cuerpo se llenará de tinieblas (Mt. 6:23). Casi seguro caerá
en el autoengaño con respecto a principios y doctrinas. Andando en la
obscuridad como él lo hace, comenzará a creerse los engaños más
horribles. Cultos de todo tipo y engaños de cualquier índole podrán ganar
posesión de su alma. ¿Quién no ha observado esto en muchos apóstatas de
corazón?
10. El apóstata de corazón deberá llenarse de sus propias pérdidas. El
considera sus posesiones materiales como propias, su tiempo como propio, su
influencia como propia y su reputación como propia. La pérdida de cualquiera
de éstas la cuenta como SU PROPIA PERDIDA. Habiendo abandonado a Dios,
y siendo incapaz de controlar los eventos por los cuales éstas se mantienen, él
se encuentra sufriendo pérdidas por todos lados. Pierde su paz, pierde sus
propiedades, pierde mucho tiempo, pierde su reputación, pierde su testimonio
cristiano, y si continúa… pierde su alma.
11. El apóstata de corazón está lleno de autocondenación. Habiendo una vez
disfrutado del amor de Dios, y después, abandonando a Dios se siente
condenado por todo. Si intenta hacer su deber en cuanto a orar, leer la Biblia,
predicar o congregarse, sabe que no es de corazón, y como consecuencia se
condena a sí mismo. Si lee su Biblia se siente condenado, si no la lee se siente
condenado; si va a una reunión de la iglesia, las reuniones lo condenan, si se
mantiene alejado se siente también condenado. Si ora en lo secreto, con su
familia, o en la reunión, él sabe que no es sincero y es condenado. ¡Todo lo
condena! Su conciencia se ha levantado en armas contra él, y las tormentas
de la condenación lo siguen a dondequiera que va.
COMO RECOBRARSE DE UN ESTADO DE APOSTASIA
164
1. Recuerda de dónde has caído. Enfréntate al asunto de una vez y compara
deliberadamente tu estado actual con aquel en el cual una vez caminaste con
Dios.
2. Toma una buena y honesta mirada a tu verdadera condición actual. No
sigas retrasando más el tratar con este conflicto entre Dios y tu alma y los
problemas que hay.
3. Arrepiéntete de una sola vez y haz tus primeras obras de nuevo (Ap. 2:5).
4. No trates de regresar con Dios sólo cambiando lo que haces
exteriormente. Comienza con tu corazón e inmediatamente ponte a cuentas
con Dios. No te des descanso hasta que el asunto de tu aceptación ante El se
haya arreglado totalmente.
5. No actúes solamente como un pecador convencido de su pecado, ni pienses
que debes “reformarte y hacerte una mejor persona” antes de poder venir a
Cristo. Sino, ¡entiende que solamente el venir a Cristo te puede hacer
mejor! No importa qué tanto malestar sientas, sábelo bien, que hasta que te
arrepientas y aceptes Su voluntad incondicionalmente, NO estarás mejor, sino
que estarás PEOR a cada momento. Dios no aceptará nada de ti o de tus
manos sino hasta que te arrojes en Su soberana misericordia, y regreses
entonces a Dios.
6. No te imagines que estás en un estado de justificación, pues sabes en tu
corazón que NO lo estás. Tu conciencia te condena, y sabes que Dios TE
DEBE condenar, PORQUE SI EL TE JUSTIFICARA EN TU ESTADO ACTUAL,
TU CONCIENCIA NO LO JUSTIFICARIA A EL. Entonces pues, ven a Cristo
de una sola vez como el culpable pecador que eres; toma TODA la vergüenza
y la responsabilidad sobre de ti y CREE que a pesar de todos tus apartamientos
de Dios, Él te ama todavía. Él te ha amado con amor eterno, y con misericordia
te está atrayendo aún ahora hacia El mismo.
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LA LENGUA
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Capítulo 24
CRECED EN GRACIA
“Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador
Jesucristo” (2 Pedro 3:18).
Debo concluir este curso de conferencias para dar instrucciones a los
convertidos sobre el tema de crecimiento en la gracia. Seguiré el siguiente
método:
I. ¿Qué es la gracia, como el término se usa aquí?
II. Lo que significa el mandato "creced en la gracia".
III. Lo que significa.
IV. Condiciones del crecimiento en la gracia.
V. Lo que no es prueba de crecimiento en la gracia.
VI. Lo que es prueba de crecimiento en la gracia.
VII. Cómo crecer en la gracia.
I. ¿QUÉ ES LA GRACIA, COMO EL TÉRMINO SE USA AQUÍ?
1. La gracia es favor. Con frecuencia se usa en la Biblia para significar un don
gratuito. La gracia de Dios es el favor de Dios. Sus dones gratuitos.
II. LO QUE SIGNIFICA EL MANDATO, CRECED EN LA GRACIA
1. No ordena dejar gradualmente el pecado. Pareciera extraño decirlo que
algunos así lo han entendido, pero en ningún lado en la Biblia se nos ordena
dejar el pecado gradualmente. Por todos lados se nos ordena dejarlo
instantánea y completamente.
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III. LO QUE SIGNIFICA
Nos ordena el deber de crecer en el favor de Dios, de crecer en su estima, en
un mérito de su favor, en su amor de complacencia en nosotros.
IV. CONDICIONES DEL CRECIMIENTO EN LA GRACIA
1. El crecimiento o aumento en cualquier cosa implica un comienzo. El
crecimiento en el favor de Dios implica que ya hemos hallado favor ante sus
ojos, y que ya estamos en deuda por la gracia recibida, y que ya estamos en la
gracia, en el sentido de tener un lugar entre sus favorecidos.
2. Como consecuencia, el crecimiento en la gracia implica que ya nos hemos
arrepentido de nuestro pecado, hemos de hecho, y en práctica, abandonado
todo pecado conocido. No puede ser que estemos en el favor de Dios si
estamos todavía gratificando un pecado conocido contra él. Estar en el favor
de Dios implica, desde luego, que somos indultados y favorecidos por él, por la
causa de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. El indulto es favor e implica la
renuncia de la rebelión contra Dios. Las condiciones del favor Divino, como se
revelan en la Biblia, son arrepentimiento y abandono de todo pecado conocido,
y fe en nuestro Señor Jesucristo. Dije, como una condición de crecimiento en
gracia, tenemos que tener el comienzo de la gracia; en otras palabras, tenemos
que ser ya cristianos, tenemos que estar en un estado de aceptación de Dios,
tenemos que haber aceptado a Cristo, en tanto esto se entienda, tenemos que
estar en un estado de obediencia a toda la voluntad reconocida de Dios. Sin
esto, no podemos estar en un estado de gracia o en el favor de Dios, pero estar
en ese estado, hay lugar para crecimiento sin fin. En tanto sabemos más de
Dios, podremos amarle más, tener una confianza más universal e implícita en
él. Y no puede haber fin a esto mientras tengamos existencia, en este mundo
o en cualquier otro. Nuestro amor y confianza pueden ser completos en tanto
lo conozcamos. Este amor y confianza aseguran su favor, pero no habrá fin
para nuestro conocimiento de él, y como consecuencia, hay lugar para
crecimiento eterno en la gracia. Tanto más amamos, más creemos, más
sabemos de Dios, si nos conformamos a todo este conocimiento y más, Dios
estará complacido con nosotros, tanto más alto nos situemos en su favor, más
y muchos más dones grandiosos continuará él dándonos.
3. Desde luego, el crecimiento en el conocimiento de Dios es una condición de
crecimiento en su favor. Podemos crecer en conocimiento sin crecer en su favor
porque puede ser que no lo amemos y no confiemos en él en concordancia con
este conocimiento aumentado, pero no podemos amarlo y confiar en él más
perfectamente a menos que lo conozcamos más. Si nuestro amor y fe
mantienen su paso con nuestro conocimiento creciente, tenemos que crecer en
281
su favor, pero el crecimiento en conocimiento tiene que ser una condición de
crecimiento en amor y fe.
4. El crecimiento en el conocimiento de Dios, como se revela en Cristo Jesús,
tiene que ser una condición de crecimiento en su favor. Es en y a través de
Jesucristo que Dios se revela a sí mismo al hombre. Es en Cristo Jesús que
obtenemos la verdadera idea de la personalidad del Dios infinito. De ahí, el
texto dice: "creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador
Jesucristo".
5. El crecimiento en la gracia está condicionado en el conocimiento aumentado
de lo que está involucrado en la consagración completa a Dios.
La conversión verdadera a Dios comprende la consagración de nosotros
mismos y de todo lo que tenemos de él en tanto entendamos lo que está
comprendido en esto, pero, al principio, los convertidos no están conscientes
de todo lo que está involucrado en las formas más elevadas de consagración.
Pronto aprenderán que hay ciertas cosas de las que no pensaron, y que no
rindieron a Dios. Al principio, quizá, todo lo que estaba en sus pensamientos
era rendir su alma desnuda en el altar, y rendir todo su corazón a Dios, pero
pronto aprenden que no pensaron que todas sus posesiones y todo lo querido
para ellos, no lo rindieron todo, y no quedó ni una pezuña. Rindieron todo lo
que pensaron en ese momento, pero no fueron iluminados plenamente. Y no
pensaron, ni pudieron pensar, en ese momento, de cada apetito, pasión,
propensión, de cada deseo y afecto, de todo lo que llaman suyo, y de lo que es
querido para ellos, en toda la creación, para hacer una rendición completa y
entrega de todas estas cosas a Dios. Para obtener ese conocimiento es una
obra de tiempo, y el crecimiento en el favor de Dios está condicionado a hacer
un rendimiento y consagración completos a Dios de todo lo que somos,
tenemos, deseamos, amamos, tan rápido como estos objetos se presenten al
pensamiento. Mientras existamos, y el conocimiento aumente, no hay duda que
seremos llamados a crecer en la gracia, al consagrar a Dios cada objeto nuevo
de conocimiento, deseo, y afecto, que podamos conocer, desear y amar, para
toda la eternidad. En tanto reciban luz nueva, tendrán que ensanchar su
consagración día con día, hora a hora, o cesarán de crecer en la gracia. Cuando
se detengan y no dejen todo lo que son, lo que poseen, o lo que aman, ante el
altar de consagración, en ese momento cesarán de crecer en la gracia. Oro que
dejen esto que digo penetre profundamente en sus corazones.
6. Otra condición de crecimiento en la gracia es empeño y constancia intensos
en buscar la luz religiosa en aumento, por la iluminación del Espíritu Santo. No
ganarán ninguna luz efectiva excepto por la enseñanza y muestra internas del
Espíritu Santo. Esto no se obtendrá a menos que sigan en la actitud verdadera
282
de un discípulo de Cristo. Recuerden, él dice, "cualquiera de vosotros que no
renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo". No será, por su
Espíritu Santo, su maestro Divino, a menos que renuncien al yo, y vivan en un
estado de consagración continua para él. Para obtener y preservar las
enseñanzas de Cristo, por su Espíritu Santo, deben continua y esforzadamente
orar por su enseñanza Divina y cuidar de resistirlo y lastimarlo.
7. Otra condición de crecimiento en la gracia es una conformidad constante a
todas las enseñanzas del Espíritu Santo, manteniendo nuestras convicciones
del deber, y con nuestro conocimiento en aumento de la voluntad de Dios.
8. Una fe cada vez más implícita en Dios es una condición de crecimiento en la
gracia. Por implícita quiero decir una fe irrazonable, una confianza en el
carácter de Dios tan profunda que confiamos en él en la oscuridad como
también en la luz, como también cuando no entendemos las razones de sus
tratos con nosotros, o sus requerimientos, como cuando hacemos. Una fe como
la de Abraham, que no hizo tambalear la promesa, a través de la incredulidad,
aunque lo prometido parecía irracional e imposible. Una fe implícita es una fe
inquebrantable e incuestionable, un estado de mente que resistirá en Dios, en
sus promesas, en su fidelidad, en su amor, cuales puedan ser las apariencias,
no obstante cuánto puedan ser de irrazonables y penosos sus mandamientos
y tratos providenciales. La fe de Abraham con frecuencia es elogiada en la
Biblia. Dios le había prometido un hijo, pero no le dio la semilla prometida hasta
que tuvo cien años, y Sara tenía 90, sin importar la edad de Sara, y que él ya
casi muerto, creyera que Dios podía cumplir su promesa, y cuando había
recibido a su hijo amado, con la certeza de que iba a ser su heredero, y que a
través de él la promesa iba a cumplirse a través de las generaciones, Dios
probó su fe severamente, al ordenarle ofrecer a su hijo Isaac como holocausto.
Sin ningún titubeo obedeció, creyendo que Dios podía resucitarlo de los
muertos. Hizo todos los preparativos para obedecer este mandamiento penoso,
con tal calma que ni Sara y ni Isaac sospecharon que tal cosa se estuviera
contemplando. Éste fue una instancia de ejercicio de fe implícita. El crecimiento
en la gracia, o en el favor de Dios, está condicionado al crecimiento de
confianza implícita en Él.
9. Una sensibilidad santificada más cabal es una condición de crecimiento en
el favor de Dios. Por sensibilidad, quiero decir aquel departamento de nuestra
naturaleza que siente, desea, y al que pertenece todo lo que llamamos deseo,
afecto, emoción, sentimiento, pasión, propensión y concupiscencia. La
sensibilidad es un poder involuntario, y las acciones morales y cualidades no
pueden, con estricta propiedad, ser afirmadas de ella. Los estados de la
sensibilidad tienen carácter moral sólo como derivan directa o indirectamente
de la acción de la voluntad. La naturaleza del hombre, como un todo, en su
283
condición depravada, está en un estado muy desagradable, y aunque la
voluntad tal vez se rinda a Dios, la sensibilidad puede estar en un estado tal
como para ser desagradable a la vista de uno que ve directamente en ella, y
conoce perfectamente cada deseo, pasión, propensión o concupiscencia
incitados. Es a través de la sensibilidad, principalmente, que somos atacados
con tentaciones. Es a través de eso que la guerra cristiana es mantenida. La
guerra cristiana consiste en la batalla de la voluntad con estos varios apetitos,
pasiones, propensiones y concupiscencias, para mantenerlos sujetos a la
voluntad de Dios. Si la voluntad mantiene su integridad, y se aferra a la voluntad
de Dios, el alma no peca en su batalla con los estados incitados de la
sensibilidad, pero estas propensiones rebeldes turban la voluntad en el servicio
que se rinde a Dios. Para mantenerlas sometidas, ocupa mucho tiempo,
pensamiento, y fuerza. De ahí, el alma no puede rendir a Dios un servicio tan
completo, mientras ejerce la fuerza completa de la voluntad para subyugar
estas propensiones, como de otra forma podría rendir o rendiría. Estos apetitos,
pasiones y propensiones, aunque no son pecaminosos en sí mismos, han sido
considerados y hablados como pecado que mora dentro.
Estrictamente, no pueden ser pecados, porque son involuntarios, pero con
frecuencia son un gran obstáculo para el crecimiento en el favor de Dios.
"Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la
carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis". Esto
quiere decir no podemos hacer por Dios lo que otra forma haríamos, porque
tenemos que batallar mucho con los estados de la sensibilidad, para
mantenerlos sometidos. En tanto la sensibilidad se someta más y más y esté
en armonía con la devoción de la voluntad a Dios, se nos deja libre para rendir
a Dios un servicio sin estorbos. Por consiguiente, tanto más cabal la
santificación de la sensibilidad, más cabalmente estamos en el favor de Dios.
10. Una universalidad y minuciosidad crecientes de consagración, espíritu,
alma y cuerpo, es la condición de más y más crecimiento en el favor de Dios.
Es común, al principio, para la constancia de la devoción de la voluntad a Dios
de ser vencida por el clamor de pasiones, apetitos y propensiones incitados, o
por los diversos estados de la sensibilidad. Cuando la voluntad se rinde a estos
estados incitados, se peca, pero en tales casos, el pecado no es premeditado,
en el sentido de ser deliberado e intencional; es más un desliz, una negligencia,
un sometimiento momentáneo bajo la presión de un sentimiento altamente
incitado. Incluso así, este sometimiento es pecado. No obstante cuán incitados
los estados de la sensibilidad puedan estar, si la voluntad no se somete,
estrictamente no hay pecado. Sin embargo, mientras la voluntad esté firme,
mantenga su consagración, su obediencia a Dios, los apetitos que se originan
en el cuerpo, y las varias propensiones del alma, inherentes a la sensibilidad,
284
pueden estar tan entreabiertas, en tal confusión, y en tal estado de desarrollo
mórbido, que el alma pueda no estar apta para los empleos y disfrutes del cielo.
11. Así que, el tomar de una plenitud mayor de la naturaleza Divina es una
condición de crecimiento en el favor de Dios. Tanto la voluntad como la
sensibilidad de Dios tienen que estar en un estado de máxima perfección y
acuerdo. Todos sus deseos y sentimientos tienen que estar en perfecta
armonía con su inteligencia y voluntad. No es así con nosotros, en nuestro
estado de depravación física. La depravación de la sensibilidad tiene que ser
física, porque es involuntaria. Aun así, es depravación, es un estado caído de
la sensibilidad. Este departamento caído de nuestra naturaleza tiene que
recuperarse, santificarse o restaurarse completamente con una voluntad
consagrada y una inteligencia iluminada, o nunca estaremos aptos para el cielo.
Como nos volvemos más y más participantes de la naturaleza Divina, somos
más plenamente santificados en espíritu, alma y cuerpo, y desde luego
crecemos más y más en el favor de Dios.
12. Una plenitud mayor y más penetrante de la residencia del Espíritu Santo es
otra condición de crecimiento en el favor de Dios. No pueden tenerla
cabalmente impresa en ustedes que cada paso en la vida cristiana se tome
bajo la influencia del Espíritu Santo. Lo que se va a obtener es la enseñanza e
influencia universales del Espíritu Santo para que en todas las cosas sean
guiados por el Espíritu de Dios. Si somos guiados por el Espíritu, no haremos
la voluntad de los deseos de la carne. "Si vivís conforme a la carne, moriréis;
mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis". "Porque el
ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz".
Siempre recuerden, por tanto, que para crecer en la gracia, tienen que crecer
en la posesión de la plenitud del Espíritu Santo en sus corazones.
13. Una relación más profunda con el Señor Jesucristo en toda su obra y
relaciones oficiales es una condición de crecimiento en la gracia. Su naturaleza,
obra, y relaciones son el tema de la Biblia. La Biblia lo presenta a nosotros en
una gran variedad de relaciones. En mi Teología Sistemática he considerado
como sesenta o más de estas relaciones oficiales de Cristo a la raza humana,
y éstas se presentan más bien como muestras e ilustraciones en vez de cubrir
todo el ámbito de relaciones con nosotros. Ahora, una cosa es conocer a Cristo
simplemente en papel, y como se habla de él en la Biblia, al leer u oír de Cristo,
y muy diferente conocerle personalmente en estas relaciones. La Biblia es el
medio de presentarlo a él personalmente. Lo que está ahí dicho de él está
diseñado para guiarnos a buscar una relación personal con él que somos
hechos como él. Es por correspondencia personal e individual con su mente
Divina que tomamos su imagen. "Nosotros todos, mirando a cara descubierta
como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria
285
en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor". "La fe es por el oír". La fe
asegura por nosotros esta manifestación personal de Cristo a las almas. El
crecimiento de ustedes de la gracia dependerá de eso. No piensen en dejar
personalmente de conocer a Cristo, no sólo en todas estas relaciones, sino en
la plenitud de estas relaciones. No pasen por alto el hecho que la apropiación
de Cristo, en cada una de estas relaciones, es un acto personal de fe. Es un
ponerse a Cristo, un tomar de él como suyo, en cada relación, como la
sabiduría, rectitud, santificación, y redención suyas; el profeta suyo, para
enseñarles, el rey suyo, para gobernarlos, el sumo sacerdote suyo, para
expiarlos, el mediador suyo, el abogado suyo, la fortaleza suya, el Salvador
suyo, el refugio suyo, el fuerte suyo, el capitán y líder suyos, el escudo suyo, la
defensa suya, el gran galardón suyo. En cada relación de éstas, y en las otras
relaciones oficiales, necesitan apropiarse de él por fe para asegurar su
interacción con él en estas relaciones. El crecer en una relación con él,
recuerden, es una condición indispensable de crecimiento en su favor.
V. VOY A INDICAR ALGUNAS COSAS QUE NO SON PRUEBA DE
CRECIMIENTO EN LA GRACIA
1. El crecimiento en conocimiento no es evidencia concluyente de crecimiento
en la gracia. Algo de grado de conocimiento es indispensable para estar en el
favor de Dios; y el crecimiento en conocimiento, como he mostrado, es una
condición de crecimiento en la gracia, pero el conocimiento no es gracia, y el
crecimiento en conocimiento no constituye crecimiento en la gracia. Una
persona puede crecer en conocimiento, y no tener gracia para nada. En el
infierno no pueden crecer más que en conocimiento, como crecen en
experiencia, y en conocimiento de la justicia de Dios, pero ahí, su crecimiento
en conocimiento sólo agrava la culpa y miseria del infierno. Saben más y más
de Dios y su ley, y su propia culpa, y tanto más sepan, más miserables serán.
De su conocimiento en aumento nunca aprenden piedad.
2. No es evidencia segura que un individuo crezca en la gracia porque crece
en dones. Un profesante de religión puede aumentar en dones para que pueda
volverse más fluido en oración, y más elocuente en predicar, o más patético en
exhortación sin ser más santo. Naturalmente aumentamos en eso en tanto nos
ejercitamos. Y cualquier persona con frecuencia ejercita exhortación,
naturalmente, si hace algún esfuerzo, o se dispone, aumentar en fluidez y
sagacidad, pero puede hacer todo eso, y sin embargo no tiene gracia para
nada. Puede orar muy comprometidamente y aumentar en fluidez y expresión
aparente, y sin embargo no tiene gracia. La gente que así a menudo no tiene
gracia. Es cierto, si tiene gracia, y se ejercita él mismo en estas cosas, en tanto
crece en la gracia, crecerá en dones. Ninguna persona puede ejercitarse a sí
misma en obedecer a Dios sin mejorar en estos ejercicios. Si no mejora en
286
dones, es una señal cierta que no crece en la gracia; por otro lado, es evidencia
segura que crece en la gracia porque mejora ciertos ejercicios, pues
naturalmente mejorará por práctica si es cristiano o hipócrita.
3. No es prueba que una persona crece en la gracia porque cree que está
haciéndolo. Uno puede estar favorablemente impresionado en cuanto a su
propio progreso en religión cuando es evidente para otros que no está haciendo
ningún progreso, sino está, de hecho, declinando. Un individuo que está yendo
de mal en peor no está ordinariamente consciente del hecho. No es poco
común para ambos pecadores impenitentes y cristianos pensar que están
creciendo cada vez mejor, cuando no lo están haciendo. Esto resulta de la
misma naturaleza del caso. Si alguna persona está empeorando, su conciencia,
por el momento, estará más y más cauterizada, y su mente más y más en
tinieblas, como suprime la conciencia y resiste la luz. Entonces puede creer que
está creciendo cada vez mejor, sólo porque tiene menos sentido del pecado, y
mientras su conciencia siga durmiendo, puede seguir bajo el engaño fatal. Un
hombre juzgará su propio estado espiritual en tanto se compare a sí mismo con
un patrón elevado o bajo. Si mantiene a Cristo delante de él, en su plenitud,
como su modelo, sin duda siempre, por lo menos en este estado de existencia,
tendrás más que una baja estima de sus logros. Mientras al mismo tiempo,
pone a la iglesia, o cualquiera de los miembros de la iglesia como patrón, muy
probable formará alta estima de su progreso en religión, y estará muy satisfecho
de sí mismo. Ésta es la razón por la que hay tal diferencia en las posturas de
la gente de su propio estado y del estado de la iglesia. Se comparan a sí
mismos y el estado de la iglesia con diferentes modelos. De ahí, uno toma una
postura muy humilde de su propio estado, y se queja de aquél de la iglesia; otro
cree que esas quejas son censuradoras. Para él, la iglesia parece estar bien.
La razón por la que no cree que la iglesia sea muy fría, y que está en un estado
bajo, es que Cristo no es su modelo de comparación. Si un hombre cierra sus
ojos, no verá la impureza en él, y puede creer que está limpio, mientras que
todo su alrededor le parece repugnante.
VI. LO QUE ES PRUEBA DE CRECIMIENTO EN LA GRACIA
1. La manifestación de confianza más universal e implícita en Dios es una
evidencia de crecimiento en la gracia. El ejercicio de mayor y más confianza
implícita, como he dicho, es la condición de crecer en el favor de Dios. Aquí,
digo, que la manifestación de esta confianza universal e implícita es prueba que
existe esta confianza creciente, y por tanto, es evidencia satisfactoria de
crecimiento en el favor de Dios. Si están conscientes en su alma que ejercen
más confianza universal e implícita en Dios, esto es prueba concluyente para
ustedes que están creciendo en la gracia, y como se manifiesta en su vida,
temperamento y espíritu, esta confianza en crecimiento, prueba a ustedes a
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mismos y otros que están creciendo en el favor de Dios, pues en tanto crezcan
en confianza implícita en él, ustedes tienen que crecer en su favor.
2. Otra evidencia de crecimiento en la gracia es una separación en aumento
del mundo. La voluntad puede estar en una actitud de devoción a Dios, mientras
los encantos seductores del mundo turban la acción saludable de la vida
cristiana. Toda el alma que se crucifica y muere al mundo, crece en el favor de
Dios.
3. Una evidencia de crecimiento en la gracia es menos renuencia de
sentimiento cuando se llama al ejercicio de la negación de uno mismo. Muestra
que los sentimientos se están volviendo cada vez menos despóticos, que la
voluntad está obteniendo más dominio de ellos, que la sensibilidad está más
en armonía con la devoción de la voluntad, y los dictados de la inteligencia.
4. Otra evidencia de crecimiento en la gracia es menos tentación para pecados
de omisión. Por ejemplo, menos tentación para rehuir la cruz, para descuidar
deberes poco agradables, menos tentación a la indolencia, menos tentación
para esquivar la responsabilidad, menos tentación para descuidar la oración,
leer las escrituras, devociones privadas y familiares; en suma, es evidencia de
crecimiento en la gracia cada vez menos tentación para eludir el cumplimiento
de cualquier deber. Estas tentaciones consisten en estados incitados de la
sensibilidad. En tanto éstos se hacen menos fuertes y frecuentes, aprendemos
que nuestra sensibilidad se está volviendo más completamente subyugada a la
ley de la inteligencia, y las decisiones de la voluntad, y consecuentemente, que
la obra de la santificación del espíritu, alma y cuerpo, está progresando, y por
tanto, estamos creciendo en el favor de Dios.
5. Una intensidad y estabilidad crecientes de fervor en promover la causa de
Dios es evidencia de crecimiento en gracia en el favor de Dios. A veces el fervor
cristiano es comparativamente tranquilo, y otras veces profundo e intenso, a
veces estable, y otras veces intermitente y fugaz. En tanto los cristianos
crezcan en piedad, su fervor se vuelve profundo, intenso y estable, y en tanto
estén conscientes de eso, y su vida y espíritu den evidencia de ello a otros,
tienen y dan prueba que están creciendo en el favor de Dios.
6. Perder más y más la conciencia del yo, y respeto al yo, en cada acción de la
vida, es una evidencia de crecimiento en el favor de Dios. Algunos tienen tanta
conciencia del yo en todo, y tanto respeto al yo en todo lo que dicen y hacen,
como para ser turbados en su vida cristiana, cuando intentan actuar o hablar
en la presencia de otros. En tanto pierden está consideración al yo, y tienen
menos respeto al yo, su servicio a Dios se vuelve más libre sin obstáculos, y
son mejores siervos por pensar menos del yo. A veces los recién convertidos
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no pueden orar o hablar, o realizar cualquier deber público, sin estar orgullosos
o avergonzados, como piensan ellos mismos por haber realizado esos deberes
con más o menos aceptación de aquellos alrededor de ellos. Mientras esto sea
así, su piedad está en un estado débil. Deben perder de vista su propia gloria,
y tener la mirada en la gloria de Dios, para encontrar aceptación en él, pero
mientras pierden la vista en el yo, y se fijan en Dios siempre delante de ellos,
teniendo sólo la vista para su gloria, crecen más y más en su favor.
7. Consecuentemente, un desinterés a los halagos o censuras de los hombres
es una evidencia de crecimiento en la gracia. Pablo había crecido tanto en la
gracia que consideraba algo trivial ser juzgado por hombres, sólo buscaba ser
acepto ante Dios. En tanto se encuentren creciendo en ese estado de
indiferencia a los halagos o censuras de los hombres, tienen evidencia que
crecen en la gracia.
8. Una cordialidad creciente en la aceptación de toda la voluntad de Dios es
evidencia de crecimiento en su favor. Algunos se rebelan contra su voluntad
como se revela en su palabra, y en su providencia. Otros, bajo las
circunstancias difíciles apenas tolerarán su voluntad, como se revela en su
palabra y providencia, pero aquellos que están creciendo en la gracia,
encuentran natural abrazar toda su voluntad revelada con cordialidad cada vez
mayor.
9. Es una evidencia de crecimiento en el favor de Dios la calma y quietud en
aumento bajo grandes aflicciones. Esto demuestra una fe más amplia e
implícita, una aceptación más plena y cordial de la voluntad de Dios, como se
revela en estas aflicciones, y muestra que el alma está más quieta y firme
anclada sobre su roca, Cristo.
10. Es una evidencia de crecimiento en la gracia una tranquilidad en aumento
bajo desastres y pérdidas repentinas y aplastantes. Tanto más tranquila el alma
pueda permanecer, cuando las tormentas repentinas de la providencia lleguen
sobre ella, arrasando a los seres queridos, echando abajo las esperanzas
terrenales, mayor es su demostración de estar bajo el favor particular de Dios.
Esta tranquilidad es el resultado de la demostración del favor de Dios.
11. Una evidencia del favor de Dios es paciencia creciente bajo provocación.
12. Longanimidad con gozo es una evidencia de crecimiento en el favor de
Dios. Cuando encuentran que no sólo pueden tolerar, sino aceptar la voluntad
de Dios, como se revela en llamarlos a sufrir, especialmente, cuando aceptan
esos sufrimientos, y los soportan con gozo, tienen evidencia que están
creciendo en el favor de Dios.
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13. Es evidencia de crecimiento en el favor de Dios el gozo y la cordialidad en
aumento bajo pruebas, desánimos, y dolor severo.
14. Es una evidencia de crecimiento en el favor de Dios una indiferencia en
aumento a todo lo que el mundo tiene que ofrecer o amenazar.
15. Es una evidencia de crecimiento en la gracia el reposo y la satisfacción en
aumento con los repartimientos de la providencia.
16. Es evidencia de crecimiento en la gracia menos tentación para murmurar o
quejarse ante cualquier asignación de la providencia.
17. Es evidencia de crecimiento en la gracia menos tentación para inquietarnos
cuando somos probados o desanimados en cualquier aspecto.
18. Cada vez menos tentación al resentimiento y al espíritu de venganza,
cuando somos insultados o se aprovechan de nosotros, es evidencia que la
sensibilidad se está volviendo cada vez más plenamente sometida, y como
consecuencia, estamos creciendo en el favor de Dios.
19. Menos tentación para preocuparse o aumentar nuestras pruebas y
problemas, pensar en ellas, y hablar de ellas a los otros es evidencia que
pensamos cada vez menos en el yo, y aceptamos nuestras pruebas y
problemas con cada vez más complacencia en Dios. Es triste oír que algunas
buenas personas declaradas se preocupan y aumentan sus pruebas y
problemas, pero si crecen en la gracia, pensarán cada vez menos en ellas,
estarán más inclinadas a pensar en ellas como tribulaciones leves. Tanto más
crezcamos en la gracia, menos énfasis en los males que nos encontremos en
el camino. Una vez me dijo un buen hombre, que realmente estaba pasando
por lo que el mundo llamaría pruebas y aflicciones severas (acababa de perder
a su amada esposa, y sus hijos habían muerto uno tras otro), "he tenido muchas
misericordias, y pocas aflicciones". Cuando bajo tales circunstancias un
hombre puede decir: "las cuerdas me cayeron en lugares deleitosos, y es
hermosa la heredad que me ha tocado", tiene la evidencia más satisfactoria
que está creciendo en el favor de Dios.
20. Es evidencia que estamos creciendo en el favor de Dios una disposición en
aumento para hacer ligeras nuestras pruebas y aumentar nuestras
bendiciones.
21. Es evidencia de crecimiento en la gracia cada vez menos ansiedad y
cuidado sobre los eventos de la providencia, y especialmente sobre las cosas
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que nos afectan profundamente. Ésta es una evidencia de fe más amplia e
implícita, de más voluntad sumisa, y de una tendencia decreciente al egoísmo,
y es, por tanto, una evidencia de favor en aumento con Dios.
22. Es una evidencia de crecimiento en la gracia el estar cada vez menos
perturbados y preocupados por los eventos de la vida, especialmente aquellos
que van a contrarrestar nuestros planes, esperanzas, expectativas y deseos, y
que frustran nuestras metas más queridas.
23. Es una evidencia de crecimiento en la gracia una confianza que se da
cuenta, y está en aumento, en la sabiduría, benevolencia, universalidad de la
providencia de Dios, un estado de mente que ve a Dios en todo. Algunas
mentes se vuelven tan espirituales que difícilmente parecen residir en el
cuerpo, y parecen continuamente que perciben la presencia de Dios en cada
evento, casi como si fueran incorpóreos, y contemplaran a Dios, cara a cara.
Parecen morar, vivir, moverse, y tener su ser, más bien en el mundo espiritual
que en el mundo natural. Continuamente están bajo un sentido de presencia,
agencia, y protección Divinas, que apenas parecen habitantes de la tierra. Son
una vida y caminar misteriosos para aquellos con quienes ellos habitan. Las
fuentes de su actividad son tan divinas, que no pueden ser juzgados por los
mismos patrones como a otros hombres. Las mentes carnales no los pueden
entender. Su vida oculta es tan desconocida, y tan difícil de conocer, para
aquellos que están muy por debajo de ellos en su vida espiritual, que
necesariamente son considerados como excéntricos, como místicos o
monomaníacos, y como que tienen posturas religiosas muy peculiares, como
ser entusiastas y quizá fanáticos. Estas personas están en el mundo, pero viven
por encima del mundo. Se han escapado tanto de las contaminaciones que hay
en el mundo, que verdaderamente, y comprensiblemente, dicen con Pablo en
Gálatas 6:15, "mas lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor
Jesucristo, por el cual el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo". Tales
personas evidentemente están creciendo en la gracia de Dios.
24. Una evidencia de crecimiento en la gracia es estar cada vez menos
dispuesto a poner atención a las faltas y locuras de otros.
25. Estar cada vez menos dispuesto a hablar sarcástica o severamente, o
juzgar sin amor otros. Es una evidencia de crecimiento en la gracia una
delicadeza o ternura para hablar de sus faltas reales o supuestas, a sus
espaldas.
26. Es una evidencia de crecimiento en la gracia una renuencia en aumento
para considerar o tratar a otros como enemigos, y una tranquilidad y naturalidad
291
en tratarlos amablemente, en orar por ellos de corazón, y en esfuerzos para
hacerles el bien.
27. Es una evidencia de crecimiento en la gracia cada vez menos tentación
para recordar una herida, y el aplacamiento de todo deseo de venganza cuando
se nos lastimó.
28. Es una evidencia de crecimiento en la gracia una disposición y cordialidad
en aumento para perdonar y enterrar una herida, y un tipo de incapacidad moral
de hacer lo opuesto que buscar el bien supremo de aquellos que nos han
lastimado muy profundamente.
29. Cuando encontramos en nuestra propia experiencia, y manifestamos a
otros, que es más y más natural considerar a todos los hombres nuestros
hermanos, especialmente para quitar esa postura de discriminaciones
sectarias, todas las ideas y prejuicios de casta, color, pobreza y riqueza,
relación consanguínea, y natural, en vez de lazos espirituales, y tener sentido
común con Dios en tener en la mira a hacer el bien a todos los hombres, a
nuestros enemigos y amigos, hemos entonces dado a nosotros mismos, y a
otros, la evidencia más elevada de nuestro crecimiento en el favor de Dios.
30. Especialmente es cierto que tenemos evidencia de crecimiento en la gracia
cuando nos encontramos muy cordiales e incondicionales en hacer grandes
sacrificios para aquellos que nos odian, y tener la disposición de dar nuestras
vidas para promover la salvación eterna.
31. Aún más especialmente cuando nos encontramos cada vez menos
inclinados a considerar cualquier cosa un sacrificio que podamos hacer por
Dios, o las almas de los hombres; cuando podemos considerar que nuestras
vidas no son valiosas para nosotros si se nos llama a darlas para salvar las
almas de los hombres, cuando por el gozo de salvarlos sufrimos la cruz
menospreciando el oprobio, o cualquier sacrificio que hagamos, tenemos
evidencia que estamos creciendo en la gracia.
32. De nuevo, cuando nos encontramos más y más inclinados a tener sumo
gozo cuando nos hallamos en diversas pruebas, y cuando estamos dispuestos
a ver las pruebas, aflicciones, pérdidas, tribulaciones, en una luz tal para poner
cada vez menos énfasis en ellas, tenemos evidencia que estamos creciendo
en paciencia, y por tanto, en el favor de Dios.
33. Cuando encontramos cada vez menos renuencia a hacer confesión a
aquellos quienes hemos lastimado, cuando con la disposición y cordialidad en
aumento abrimos nuestro corazón para ser escudriñado, compungidos por
292
haber hecho mal, y cuando en casos dolorosos, no hallamos reposo, hemos
hecho la confesión y reparación más plena a nuestro alcance, cuando
admitimos, y confesamos, y hacemos la satisfacción más plena, es un lujo para
nosotros, en vez de una prueba y cruz, tenemos evidencia que estamos
creciendo en el favor de Dios.
34. Cuando estamos más y más impresionados y afectados por las
misericordias de Dios, y por las bondades de nuestro prójimo y aquellos
alrededor de nosotros, cuando apreciamos más profunda y cabalmente las
manifestaciones de bondad en Dios, o cualquier otra cosa, cuando somos más
humildes y afectados por estas bondades, y encontramos que es cada vez más
natural para hacer justicia, amar misericordia, humillarnos y vivir
agradecidamente, tenemos evidencia que estamos creciendo en el favor de
Dios.
35. Cuando nos encontramos atraídos con sinceridad en aumento para
continuar para conocer más y más al Señor, tenemos evidencia de crecimiento
en la gracia.
36. Cuando nos encontramos más y más inmediatamente impresionados,
afectados, vivificados y estimulados por la verdad religiosa, y cuando
encontramos una armonía en aumento en la acción de todos nuestros poderes,
intelectuales voluntarios, y sensitivos, en aceptar, resistir en, toda la voluntad y
providencia de Dios, no obstante cuán afligidos se pueda estar al momento,
tenemos evidencia que estamos creciendo en la gracia.
37. Un celo en aumento por el honor de Dios, por la pureza y el honor de la
iglesia, por los derechos de Dios y los derechos de los hombres, es una
evidencia de crecimiento en conformidad a Dios, y por supuesto, de crecimiento
en su favor.
VII. CÓMO CRECER EN LA GRACIA
1. Cumplir las condiciones observadas en la cuarta sección en esta
conferencia. No necesito repetirlas.
2. Recordar que cada parada del progreso tiene que hacerse por fe y no por
obras. El error que algunos hombres buenos han cometido sobre este tema es
realmente sorprendente. El doctor Chalmers afirma que la forma de ser
santificado es trabajar para eso. Hace unos años, el doctor Pond publicó un
panfleto, en el que tocó este tema, con el doctor Chalmers, y afirmó que la idea
de estar santificado por fe era absurdo. En efecto, la costumbre ha sido casi
universal de representar el crecimiento en la gracia que consiste en la
293
formación de hábitos de obediencia a Dios. Ahora, es bastante sorprendente
que muchos hombres buenos hayan caído en este error. El hecho es que cada
paso del progreso en la vida cristiana se toma por una fresca y plena
apropiación de Cristo por fe, un pleno bautismo del Espíritu Santo. En tanto
nuestras debilidades, enfermedades, pecados dominantes, y necesidades, son
revelados a nosotros, por las circunstancias de la tentación por las que
pasamos, nuestra única ayuda eficiente se encuentra en Cristo, y crecemos
sólo en tanto paso a paso nos apropiamos más de él, en una relación o en otra,
y más plenamente "nos lo ponemos". Mientras más y más nos vaciamos de la
dependencia de uno mismo, mientras más y más renunciamos y desechamos
toda expectativa de formar hábitos santos por cualquier obediencia a otros, y
mientras por fe aseguramos bautismos cada vez más profundos del Espíritu
Santo, y nos vestimos del Señor Jesucristo más y más cabalmente, y más de
sus relaciones oficiales, por tanto mucho más rápido crecemos en el favor de
Dios. Nada puede ser más equívoco y peligroso que la idea comúnmente
recibida de crecer en la gracia por la formación de hábitos religiosos. Por
hechos de la fe sola, nos apropiamos de Cristo, y somos tan verdaderamente
santificados por la fe como somos justificados por la fe. En mi Teología
Sistemática, al señalar las condiciones de santificación completa o permanente,
he observado como sesenta relaciones oficiales de Cristo, como dije
anteriormente, y ahí he insistido, como lo hago aquí, que el crecimiento en
santidad, y por consiguiente, en el favor de Dios, se asegura sólo por las
apropiaciones frescas, más plenas y más cabales de Cristo, en todas estas
relaciones oficiales. Si van a crecer en la gracia, tienen que hacerlo mediante
la fe. Tienen que orar en fe por el Espíritu Santo. Tienen que apropiarse y
ponerse a Cristo mediante el Espíritu Santo. Por cada paso adelante en su
progreso, tienen que tener una unción fresca del Espíritu Santo por fe.
OBSERVACIONES
1. En este tema, vemos la vasta importancia de instruir correctamente a recién
convertidos. En muchos casos, tienen muy poca instrucción apta para su
experiencia y grado de inteligencia cristiana. Por algunos, tales posturas son
tomadas de la Perseverancia de los Santos, que supone que los bebés en
Cristo crecerán sin amamantarse, sin esa leche sincera de la palabra, por
medio de la cual tienen que crecer. Algunos, dando por sentado que necesitan
instrucción, inadvertidamente les dan instrucción falsa, los ponen a trabajar
externa y fervorosamente, sin tener mucha consideración en fortalecer y
desarrollar su vida interna. No les enseñan cómo apropiar y vivir en Cristo como
su vida, sino les presionan continuamente para cumplir su deber, trabajar para
Dios, y trabajar por las almas, sin suficientemente hacer la impresión en ellos
de la idea que su hacer no es considerado, a menos que proceda de la vida de
Dios en sus almas. El resultado es una actividad externa apresurada, mientras
294
la vida espiritual interna está decayendo. Esto tiene que terminar en repulsión
en la carencia del corazón de uno, y un retroceso hacia apatía y descuido.
2. A veces se comete un error en la dirección opuesta. Se les enseña a
descansar en Cristo, en un sentido tal como para tomar un tipo de quietud y
actividad antinomiana. Se les exhorta a ejercitar la fe, pero no son
impresionados sinceramente con la convicción que tiene que ser en la fe que
obra y que obra por amor, que purifica el corazón, y que vence al mundo. El
resultado es que no hacen nada en religión. A los pecadores se les permite
dormir e irse al infierno, a su alrededor, sin hacer ningún esfuerzo para
salvarlos.
3. Vemos la importancia de un ministerio ungido del Espíritu Santo. La gran
carencia de la iglesia es un ministerio tan cabalmente ungido por el Espíritu
Santo para saber cómo guiar a la iglesia hacia adelante y hacia arriba, al
desarrollo más pleno de piedad cristiana. A fin de instruir a los convertidos, y
mantener la iglesia progresando en santidad, el ministro tiene él mismo que
progresar. Tiene que ser un verdadero cristiano viviente en progreso. Tengo
buena razón para saber que las iglesias en muchos lugares están
profundamente dolidas por la falta de vivir la piedad y crecimiento en sus
ministros. Sus ministros son intelectuales, literatos, filosóficos, teológicos, en
su enseñanza, pero tristemente deficientes en unción. Tienen muy poco poder
con Dios y el hombre. Instruyen el intelecto hasta cierto punto, pero no cubren
las carencias del corazón. Los convertidos se mueren de hambre bajo su
predicación. Predican un evangelio intelectual en vez de un evangelio espiritual.
Predican la religión como una teoría, una doctrina, una filosofía, y no como una
experiencia real viviente. Es a menudo excesivamente doloroso oír a ministros
predicar que manifiestamente no saben lo que dicen o lo que afirman. Hablan
de religión como un sentimiento interior, en vez de devoción de corazón a Dios;
como una emoción, un sentimiento, en vez de un amor que lo abarca todo y
que es eficiente, un estado y actitud voluntarias de mente, del cual
necesariamente procede una vida santa. Hablan de fe como un estado
meramente intelectual o de convicción, y no como un acto de confianza, de
compromiso de todo el ser, para hacer y sufrir toda la voluntad de Dios. Hablan
del arrepentimiento como un estado involuntario de tristeza por el pecado. No
enseñan que el arrepentimiento es un cambio de parecer hacia Dios, una
renuncia de un espíritu egoísta, un volver de toda la mente a Dios. Hablan de
santidad como si fuera un estado completamente inalcanzable en esta vida. En
efecto, lo digo con tristeza, pero tengo que decirlo, las enseñanzas de muchos
ministros son más que una piedra de tropiezo para la iglesia. Bajo esa
instrucción los convertidos no pueden establecerse y no se establecen en la
gracia para ser grandemente utilizados, o para vivir vidas que sean honorables
a Cristo. Sólo piensen en el siglo XIX, los ministros predican a los convertidos
295
que tienen que crecer en la gracia por obras. ¡Sean el cielo y la tierra
sorprendidos ante eso! Tales maestros no saben ellos mismos cómo crecer en
la gracia. Se me considerará duro si digo: "son ciegos guías de ciegos".
4. Vemos la razón de tanta apostasía. Los convertidos desde luego se alejan
que son guiados por la instrucción falsa. Si, por otro lado, son puestos a trabajar
la santificación por obras, sus obras pronto serán obras muertas, y no será el
resultado de esa fe que obra por amor. Si, por otro lado, son atiborrados de
nociones y doctrinas abstractas, y se les enseña a descansar en una fe
antoniniana, se hundirán en letargo e inactividad. Creo totalmente que en casi
todos los casos donde ha habido una reacción desastrosa luego de un
avivamiento, se debe a la carencia de instrucción puntual y apropiada, pero
para ser puntual y apropiada, debe ser instrucción ungida.
5. Los seminarios teológicos necesitan poner vastamente más atención al
crecimiento de la gracia de sus estudiantes. Necesitan a un profesor de religión
experimental, que tenga experiencia y poder suficientes para presionar hacia
regiones más elevadas de la experiencia cristiana que son esenciales para
poder guiar a la iglesia en victoria. Es sorprendente ver cuán poco esfuerzo se
hace para cultivar el corazón de los jóvenes que estudian para el ministerio.
Tenemos que tener un cambio en este respecto. Un patrón más elevado de
experiencia cristiana tiene que ser requerido como condición para ordenarse.
Es doloroso ver cuán cuidadosamente los hombres serán examinados en
cuanto a sus logros intelectuales, mientras los recuentos que dan de su
experiencia cristiana apenas nos permiten esperar que hayan sido convertidos.
Qué triste es poner a tales jóvenes para que alimenten a la iglesia de Dios.
Cómo se lamentan los cristianos de tiempo cuando ven a los dirigentes
nombrados en la iglesia de Dios que son bebés espirituales.
6. Nunca he estado presente en la examinación de un candidato para ordenarse
donde más que una simple evidencia de conversión fuera requerida de él.
Nunca los he escuchado preguntar referente a su progreso en la experiencia
cristiana y referente a su habilidad espiritual de guiar al rebaño de Dios a
delicados pastos y aguas de reposo. Nunca he oído que se les pregunte en una
manera que manifieste la más mínima concepción de lo que son las cualidades
espirituales indispensables de un hombre que va a ser dirigente e instructor
espiritual de la iglesia de Dios. Más horas son utilizadas en determinar los
logros intelectuales de un candidato que minutos para determinar sus logros
espirituales y experimentales. Toda la examinación plenamente indica que el
cuerpo que ordena pone muy poco énfasis en esta parte de la educación de un
ministro. Es de maravillarse que la iglesia de Dios sea tan débil e ineficiente,
mientras sus dirigentes y maestros son, muchos de ellos, simples niños en
conocimiento espiritual, mientras la experiencia cristiana madura no es parte
296
de la educación indispensable de un ministro. Pues, esto es infinitamente
mucho más peligroso y ridículo que confiarles para dirigir un ejército en el
campo, mientras meramente entienden matemáticas, y nunca han tenido
ninguna experiencia o adiestramiento en asuntos militares.
En este respecto, también, tiene que haber un gran cambio. Las iglesias deben
rehusar ordenar y recibir pastores, a menos que hayan plenamente mostrado
su progreso en la experiencia cristiana para que sean capaces de dirigir y
mantener a la iglesia despierta.
Deben insistir en la educación de su corazón como también en la de su cabeza,
en la habilidad de tomar a recién convertidos, y conducirlos hacia esas
experiencias profundas que los harán obreros estables y eficientes en la causa
de Dios. Piensen en los seminarios teológicos como aquellos que han presidido
el doctor Chalmers y el doctor Pond, donde los dirigentes de la iglesia de Dios
son enseñados que la santificación o el crecimiento en la gracia se obtiene por
obras y no por fe. No lo anuncien en Gat. Ay de Sion, cuando sus hombres
grandes y buenos caigan en tales errores.
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Santidad a YHWH

  • 1. 1 Manual para Retiros de Pastores y Líderes DANNY TOTOCAYO BONIFACIO
  • 2. 2
  • 3. 3
  • 4. 4
  • 5. 5 INDICE Capítulo 1: EL PERDÓN………………………………………………………………………………...…7 Capítulo 2: SI DIOS ES BUENO, ¿PORQUE PERMITE EL SUFRIMIENTO?..............................13 Capítulo 3: EL ARREPENTIMIENTO VERDADERO……………………………………………….... 27 Capítulo 4: VENCIENDO EL ORGULLO…………………………………………………………...…..37 Capítulo 5: LA SANTIFICACIÓN…………………………………………………………………..…....51 Capítulo 6: LA FE………………………………………………………………………………………....69 Capítulo 7: NOVIAZGO Y SEXUALIDAD………………………………………………………….…...83 Capítulo 8: MATRIMONIO Y CRIANZA…………………………………………………………...…..103 Capítulo 9: LA CONVERSION VERDADERA Y LA FALSA…………………………………….….133 Capítulo 10: DIOS, NUESTRO PADRE……………………………………………………………….151 Capítulo 11: EL CORAZÓN APÓSTATA…………………………………………………………......157 Capítulo 12: SANIDAD PARA UN CORAZON HERIDO…………………………………………....165 Capítulo 13: LA LENGUA…………………………………………………………………………..…..171 Capítulo 14: ¿CÓMO DEBEMOS VESTIRNOS Y ADORNARNOS?...........................................177 Capítulo 15: LA MADUREZ……………………………………………………………………….…....189 Capítulo 16: CRISTIANISMO RADICAL……………………………………………………….….…..197 Capítulo 17: LAS BEBIDAS ALCOHOLICAS Y LAS DROGAS…………………………….……..207 Capítulo 18: VIDA EN EL ESPIRITU…………………………………………………………….….…219 Capítulo 19: BUSQUE LA UNCIÓN……………………………………………………………....…...225 Capítulo 20: EN BUSCA DE UN AVIVAMIENTO…………………………………………….……...231 Capítulo 21: CALEB HOMBRE DE CONQUISTA………………………………………………...…261 Capítulo 22: CAÍDA Y RESTAURACIÓN DEL APÓSTOL PEDRO………………………….……267 Capítulo 23: GUERRA ESPIRITUAL…………………………………………………………….……271 Capítulo 24: CRECED EN GRACIA…………………………………………………………………..279
  • 6. 6
  • 7. 7
  • 8. 8 5. La falta de perdón nos puede llevar a la venganza. Pero la venganza no soluciona nada, lo empeora. “Entonces Pedro se acercó y le dijo: Señor, ¿cuántas veces pecará mi hermano contra mí y yo le perdonaré? ¿Hasta siete veces? Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino hasta setenta veces siete” (Mateo 18:21-22). El Pastor Humberto Lay explica porque debemos perdonar 70 veces 7 de la siguiente manera: “Dios nos tiene que perdonar cada día, porque cada día le fallamos de alguna manera. Esa es la razón por la cual Él nos manda que perdonemos 70 veces 7. Y como el perdón de Dios ha sido tan grande, porque grande era nuestro pecado, así también debemos perdonar sin importar lo grande que haya sido la ofensa contra nosotros” (Discipulado: Herramienta de Crecimiento Espiritual Para Todo Cristiano, 2000, Editorial Vida, pág. 65).
  • 9. 9
  • 10. 10
  • 11. 11
  • 12. 12
  • 13. 13 Capítulo 2 SI DIOS ES BUENO, ¿PORQUE PERMITE EL SUFRIMIENTO?
  • 14. 14
  • 15. 15
  • 16. 16
  • 17. 17 (¿Y si no hubieran huracanes? 4 de Noviembre del 2017. http://alianzasamborondon.org/2017/11/y-si-no-hubieran-huracanes/).
  • 18. 18
  • 19. 19 En el dolor y sufrimiento, se ve lo que hay en el corazón. Dios probó en el desierto a Israel para ver que había en su corazón. Chris Du-Pond dijo: “las tragedias son una oportunidad de glorificar a Dios y vencer al enemigo. Esto lo he visto muchas veces. Cuando Job lo perdió todo, lo único que tuvo que hacer para humillar a Satanás delante de Dios fue mantenerse fiel a Él. Lo mismo sucede con nosotros: Tu gran momento en la vida no es cuando Dios se te revela en toda su gloria. Tu gran momento no es cuando todos tus planes se logran. Tu gran momento no es cuando encuentras al hombre o la mujer de tus sueños, o cuando obtienes el puesto que querías en la empresa, o cuando tienes la cuenta de banco llena de dinero. Te diré cuál es tu gran momento: Tu gran momento es cuando tus amigos te han abandonado, cuando sientes que no te quedan fuerzas para seguir adelante, cuando pierdes el trabajo, cuando pierdes al ser que más amas en el mundo, cuando llega la enfermedad, cuando se ha inundado tu hogar, cuando sientes que Dios te ha abandonado y a pesar de todo esto, ¡sigues amando a Dios! ¡ESE, ES TU GRAN MOMENTO!” (10 Razones por las que Dios permite las Tormentas, 31 de agosto del 2017, https://veritasfidei.org/10-razones-por-las-que-dios-permite-las- tormentas/).
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  • 157. 157 Charles G. Finney En este tema, voy a mostrar: 1. Qué cosa NO es apostatar. 2. Qué es apostatar de corazón. 3. Cuáles son las evidencias de un corazón en apostasía. 4. Cuáles son las consecuencias de la apostasía del corazón. 5. Cómo recobrarse de un estado de apostasía. QUE COSA NO ES APOSTATAR Apostatar NO consiste en “no tener fuertes sentimientos y emociones relacionados con las cosas de Dios”. Cuando uno ya no tiene estas grandes emociones y sentimientos espirituales PUDIERA SER una evidencia de un corazón apóstata, más NO es la causa de tal estado. QUE ES APOSTATAR DE CORAZON 1. Retirar la consagración a Dios y a su servicio; esa consagración que constituye la verdadera conversión. 2. Es cuando un cristiano deja su primer amor. 3. Es cuando el cristiano se retira a sí mismo, de una entera y total rendición a Dios y viene a estar otra vez bajo el control de un espíritu de autosatisfacción.
  • 158. 158 4. También debemos decir que una persona puede tener un corazón apóstata aún cuando mantiene una apariencia externa religiosa. Todos hemos visto a diferentes personas hacer los mismos actos externos por motivos totalmente distintos (y a menudo opuestos). Sin duda alguna que el egoísmo más intenso, frecuentemente toma una forma religiosa. Hay muchos motivos por los cuales un apóstata de corazón será guiado a mantener su “show espiritual”, aun cuando ha perdido el poder de la piedad dentro de su alma. CUALES SON LAS EVIDENCIAS DE UN CORAZON EN APOSTASIA 1. Una falta de disfrutar lo espiritual es evidencia de un corazón que ha apostatado. Siempre amamos el decir o el hacer aquellas cosas que complacen a aquel que amamos más. Cuando el corazón no se ha deslizado o “echado para atrás”, una real comunión con Dios se mantiene, y como consecuencia todas las devociones espirituales se llevan a cabo con placer, y la comunión con Dios que se involucra en estas devociones es una fuente de ricas y continuas bendiciones. Si NO DISFRUTAMOS el servicio a Dios, es porque realmente no le servimos a EL. 2. Una formalidad externa en los ejercicios espirituales. Una forma estereotipada y formal de decir y hacer las cosas, que es claramente el resultado de la RUTINA, en vez del fluir de una verdadera vida espiritual. En la oración o en la comunión esta formalidad será sin emociones y tan fría como el hielo y revelará una falta total de sinceridad en el desempeño de todo el servicio espiritual. Tal estado sería imposible si hubiera un verdadero celo santo y una fe viva presente. 3. Un temperamento sin control. Mientras el corazón está lleno de amor, el temperamento será naturalmente paciente y dulce. O, si en un momento fuera tan lejos como para escapar el autocontrol, un corazón verdaderamente amoroso, rápidamente confesará y se quebrantará, arrepintiéndose con verdadera humildad. Debes saber que siempre que hay un temperamento irritable e incontrolable, hay un corazón en apostasía. 4. La falta de interés en convocaciones verdaderamente espirituales. “…porque de la abundancia del corazón habla la boca” (Mt. 12:34). Ninguna plática es tan dulce para un verdadero corazón amoroso, como la que se refiere a Cristo y a nuestra experiencia cristiana diaria. 5. El buscar entretenimientos mundanos. Los entretenimientos más agradables para una mente verdaderamente espiritual son aquellos que llevan el alma hacia la comunión más directa con Dios. Un corazón con amor estará celoso de todo aquello que rompa o interfiera con su unión con Dios. Cuando el alma
  • 159. 159 no halla más deleite en Dios que en todas las cosas mundanas, el corazón, tristemente, se ha deslizado y está en apostasía. 6. Una falta de interés en las misiones hacia el extranjero. Si tú pierdes tu interés en las obras para alcanzar a aquellos en tierras paganas, y no te deleitas en la conversión de almas en todo lugar, puedes saber que has apostatado. 7. La pérdida de interés por ayudar a los pobres y a los necesitados. Seguramente si tú te convertiste a Cristo alguna vez, has tenido interés en toda organización cristiana que tiene que ver con ayudar al prójimo. Obviamente, un alma convertida tiene el más profundo interés en todos los intentos por reformar, ayudar y salvar a la humanidad. Tiene interés en proveer todas las necesidades del pobre y del necesitado, y en resumen en TODA BUENA PALABRA Y OBRA. En la misma proporción en que has perdido el interés en estas cosas, tienes la evidencia de que has apostatado en tu corazón. 8. La pérdida de interés en aquellos recién convertidos. Hay gozo en la presencia de los ángeles por un pecador que se arrepiente. ¿Y no hay gozo entre los santos sobre la tierra por aquellos que vienen a Cristo y son sus recién nacidos en el Reino? Muéstrame a alguien que dice haberse convertido a Cristo, que no tenga un interés apasionado en los nuevos cristianos y te mostraré un apóstata de corazón y un hipócrita -él dice tener espiritualidad, pero no tiene ninguna. 9. Un espíritu de crítica y que sólo encuentra fallas. La disposición a echar la culpa rápido, mostrando una falta de confianza en las buenas intenciones y motivos de otros; es decir, hay un espíritu de desconfianza en el carácter de otros cristianos y lo que ellos dicen. Es un estado mental que se manifiesta en palabras duras y juicios duros hacia las personas. Este estado es enteramente incompatible con un verdadero corazón amoroso, y dondequiera que se manifiesta un espíritu criticón en un cristiano, puedes saber que en su corazón se ha apartado de Dios. 10. Un espíritu de auto-complacencia. Por auto-complacencia quiero decir, la inclinación a satisfacer los apetitos, pasiones y a gratificar “los deseos de la carne y de los pensamientos” (Ef. 2:3). El apetito por la comida, es frecuentemente, y tal vez más frecuente que otras, una causa por la cual la gente apostata (se aparta de Dios). Me temo que pocos cristianos se dan cuenta del peligro que hay en esta área. Lo que Dios dice es: “Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios” (I Cor. 10:31). Los cristianos olvidan esto y comen y beben para satisfacerse a ellos mismos. Más gente está cautiva por sus mesas que lo que la iglesia se da
  • 160. 160 cuenta. Mucha gente que evita las bebidas alcohólicas, al mismo tiempo se permite comida y bebida cuya cantidad y calidad es tal, que prueban que no siguen ninguna ley, mas que la de sus apetitos. Esta glotonería amenaza con arruinar tanto el alma como el cuerpo. Muéstrame un cristiano glotón, y te mostraré un apóstata. 11. El faltar a las reuniones de oración por razones pequeñas, es una indicación segura de un corazón que se ha apartado de Dios. Ninguna reunión es más importante para un cristiano que la reunión de oración, y mientras tenga disposición para orar, no faltará a menos que haya alguna urgencia que Dios le haya indicado que debe atender. Si una llamada de un amigo a la hora de la reunión les detiene de ir, es una fuerte evidencia de que realmente NO QUIEREN IR. Esa misma cosa, pero sucedida en otra ocasión, no les impediría el ir a una boda, a una fiesta, a un día de campo o a alguna otra diversión. Es una hipocresía que ellos pretendan mostrar que realmente quieren ir a orar, cuando la verdad son “impedidos” por pequeñas excusas. 12. Lo mismo es verdad cuando hay negligencia en atender la reunión familiar de oración por razones sin importancia. Mientras el corazón está enamorado del Señor, los cristianos no faltarán a un tiempo diario de oración y lectura bíblica con sus familiares. Y siempre que estén listos para presentar excusas para evitar estas devociones familiares, es evidencia segura de que se han apartado de Dios en su corazón. 13. Cuando la oración privada y en secreto se toma más como una obligación que como un privilegio. Siempre me ha parecido de lo más ridículo el oír a cristianos hablar acerca de la oración como una obligación. Es un privilegio infinito el que se nos permita venir a Dios y pedir por la provisión de todas nuestras necesidades. Pero el orar “porque DEBEMOS” más que “porque NOS ES CONCEDIDO”, es una cosa muy, muy triste y una prueba segura de un corazón apóstata. 14. Una falta de espíritu de oración. Mientras el amor a Cristo permanece fresco en el alma, el Espíritu de Dios que habita el alma se mostrará a sí mismo como el “Espíritu de gracia y oración”. El pondrá un fuerte deseo en el alma, de que los pecadores se salven y de que los santos se santifiquen. Si el Espíritu de oración se va, es una indicación segura de un corazón que ha retrocedido. Pues mientras el primer amor de un cristiano continúa, seguramente el Espíritu Santo lo va a guiar a luchar mucho en oración.
  • 161. 161 15. Un corazón apóstata frecuentemente se puede ver por la FORMA en que la gente ora. Por ejemplo, cuando alguien ora como si estuviera en un estado de condenación, algo muy parecido a un pecador inconverso, es una evidencia de un corazón que le ha dado la espalda a Cristo. Sus confesiones y sus autoacusaciones en oración le muestran a otros, lo que tal vez él mismo no entiende bien. En vez de estar lleno de fe y de amor, está medio convencido de pecado, y está bien consciente dentro de sí, de que no está en un estado de aceptación con Dios. Casi siempre es muy impactante, y a veces muy impresionante, el asistir a reuniones de oración de apóstatas, y siento mucho decirlo, pero muchas reuniones de oración de la Iglesia no son sino eso. Sus oraciones son tímidas y titubeantes, y son evidencia de que la gente tiene muy poca o nada de fe. Siempre están dando y dando vueltas en lo mismo, en realidad orando por su propia conversión. No podrían hacerlo más obvio: son apóstatas de corazón. 16. La falta de interés en el tema de la santidad. Si tú eres un cristiano, tú has sentido que el pecado es una abominación para tu alma. Has tenido un deseo inexplicable de deshacerte de él para siempre, y todo lo que pudiera darte luz acerca de esta importante cuestión, es algo desesperadamente vital para ti. Si la cuestión ha dejado de tener interés para ti, y la has desechado, es porque has apostatado de corazón. 17. Falta de interés en la Palabra de Dios. Tal vez no hay nada que tan claramente pruebe que un cristiano tiene un corazón apóstata, como el perder su interés en la Biblia. Mientras el corazón está lleno de amor, ningún libro en el mundo es tan precioso, pero cuando ese amor se ha ido, la Biblia se vuelve no sólo aburrida, pero a veces, repulsiva. Ya no hay fe para aceptar sus promesas, en cambio queda suficiente condenación para temer sus amenazas. LAS CONSECUENCIAS QUE TRAE EL APOSTATAR DE CORAZON “De sus caminos será hastiado el necio (apóstata) de corazón” (Prov. 14:14). La palabra hebrea original “cûwg” significa, “necio que vuelve atrás y se aparta del camino”. 1. El apóstata de corazón será hastiado de sus propios errores. No está caminando con Dios, tampoco es guiado por el Espíritu, sino que está caminando en obscuridad espiritual. En este estado, él seguramente caerá en muchos errores terribles, errores en los negocios, errores en cuanto a sus amistades y relaciones con otros, errores en el uso de su tiempo, su lengua, su
  • 162. 162 dinero. En verdad TODO irá mal, en tanto que se permanezca en un estado de apostasía. 2. El será hastiado de sus propios sentimientos. En lugar de esa dulce paz y descanso en el Espíritu Santo que una vez tuvo, él se hallará a sí mismo en un estado de inquietud, insatisfacción consigo mismo y con todos los demás. A veces es una prueba muy grande el vivir con un apóstata. Usualmente son muy delicados, criticones e irritables en todos sus caminos. Han abandonado a Dios, y en sus sentimientos hay más del infierno que del cielo. 3. El apóstata de corazón será hastiado de sus propias palabras. Mientras está en este estado, no controla ni puede controlar su lengua, la cual se mostrará como un miembro ingobernable, llena de veneno mortal (Stg. 3:8). Por sus palabras se enredará a sí mismo en muchas dificultades y problemas de los cuales no se podrá libertar hasta que vuelva a Dios. 4. El apóstata de corazón estará lleno de sus propios afanes. El se ha deslizado de nuevo hacia el egoísmo; se considera a sí mismo y a sus posesiones, como que son SUYAS, y tratará de administrar todo para sí mismo, en su propia sabiduría y para su PROPIO PROVECHO. Como consecuencia, sus afanes se multiplicarán y vendrán sobre de él como un diluvio. 5. El apóstata de corazón se hartará de sus propios deseos. Sus apetitos y sus pasiones, que por tanto tiempo habían sido mantenidos bajo control, ahora retomarán su curso natural. Y habiendo sido controlados por tanto tiempo, parecerá que ahora toman venganza, volviéndose más incontrolables y exigentes que nunca. Estos apetitos animales y pasiones, saldrán a flote para sorpresa del apóstata y probablemente se hallará a sí mismo más esclavizado por ellos, de lo que nunca había estado en su vida. 6. El apóstata de corazón se hastiará de sus propios problemas. En lugar de mantenerse fuera de la tentación, correrá a ella directamente. Atraerá sobre su propia persona una multitud de dificultades. No está en paz con Dios ni consigo mismo, ni con la iglesia, ni con el mundo. Pero mientras se queja de que es tan tentado por TODO LO QUE LE RODEA, ¡está haciendo que las cosas estén empeorando cada vez más! 7. El apóstata de corazón será hastiado de sus propias ansiedades. Estará preocupado por sí mismo, por su negocio, por su reputación, ¡por todo y de todo!, pues ha quitado todas esas cosas de las manos de Dios. Como consecuencia, al ya no tener fe en Dios, y siendo incapaz de controlar las circunstancias, tiene que llenarse de preocupación acerca del futuro. Estas
  • 163. 163 ansiedades son el resultado de su locura y necedad al haber abandonado a Dios. 8. El apóstata de corazón se llenará de sus propios prejuicios. Su disposición para conocer y hacer la verdad se ha esfumado, y natualmente se opondrá a cualquier principio o verdad que condene su espíritu egoísta. Procurará justificarse a sí mismo. No querrá leer, u oír nada que reprenda su condición de apostasía, y se volverá profundamente prejuiciado contra cualquiera que lo reprenda o lo corrija. Considerando a esa persona como su enemigo, se endurecerá y cerrará sus ojos contra la luz, poniéndose a la defensiva y criticando todo aquello que pudiera exponerlo. 9. El apóstata de corazón se llenará de sus propios engaños. Teniendo un ojo maligno, todo su cuerpo se llenará de tinieblas (Mt. 6:23). Casi seguro caerá en el autoengaño con respecto a principios y doctrinas. Andando en la obscuridad como él lo hace, comenzará a creerse los engaños más horribles. Cultos de todo tipo y engaños de cualquier índole podrán ganar posesión de su alma. ¿Quién no ha observado esto en muchos apóstatas de corazón? 10. El apóstata de corazón deberá llenarse de sus propias pérdidas. El considera sus posesiones materiales como propias, su tiempo como propio, su influencia como propia y su reputación como propia. La pérdida de cualquiera de éstas la cuenta como SU PROPIA PERDIDA. Habiendo abandonado a Dios, y siendo incapaz de controlar los eventos por los cuales éstas se mantienen, él se encuentra sufriendo pérdidas por todos lados. Pierde su paz, pierde sus propiedades, pierde mucho tiempo, pierde su reputación, pierde su testimonio cristiano, y si continúa… pierde su alma. 11. El apóstata de corazón está lleno de autocondenación. Habiendo una vez disfrutado del amor de Dios, y después, abandonando a Dios se siente condenado por todo. Si intenta hacer su deber en cuanto a orar, leer la Biblia, predicar o congregarse, sabe que no es de corazón, y como consecuencia se condena a sí mismo. Si lee su Biblia se siente condenado, si no la lee se siente condenado; si va a una reunión de la iglesia, las reuniones lo condenan, si se mantiene alejado se siente también condenado. Si ora en lo secreto, con su familia, o en la reunión, él sabe que no es sincero y es condenado. ¡Todo lo condena! Su conciencia se ha levantado en armas contra él, y las tormentas de la condenación lo siguen a dondequiera que va. COMO RECOBRARSE DE UN ESTADO DE APOSTASIA
  • 164. 164 1. Recuerda de dónde has caído. Enfréntate al asunto de una vez y compara deliberadamente tu estado actual con aquel en el cual una vez caminaste con Dios. 2. Toma una buena y honesta mirada a tu verdadera condición actual. No sigas retrasando más el tratar con este conflicto entre Dios y tu alma y los problemas que hay. 3. Arrepiéntete de una sola vez y haz tus primeras obras de nuevo (Ap. 2:5). 4. No trates de regresar con Dios sólo cambiando lo que haces exteriormente. Comienza con tu corazón e inmediatamente ponte a cuentas con Dios. No te des descanso hasta que el asunto de tu aceptación ante El se haya arreglado totalmente. 5. No actúes solamente como un pecador convencido de su pecado, ni pienses que debes “reformarte y hacerte una mejor persona” antes de poder venir a Cristo. Sino, ¡entiende que solamente el venir a Cristo te puede hacer mejor! No importa qué tanto malestar sientas, sábelo bien, que hasta que te arrepientas y aceptes Su voluntad incondicionalmente, NO estarás mejor, sino que estarás PEOR a cada momento. Dios no aceptará nada de ti o de tus manos sino hasta que te arrojes en Su soberana misericordia, y regreses entonces a Dios. 6. No te imagines que estás en un estado de justificación, pues sabes en tu corazón que NO lo estás. Tu conciencia te condena, y sabes que Dios TE DEBE condenar, PORQUE SI EL TE JUSTIFICARA EN TU ESTADO ACTUAL, TU CONCIENCIA NO LO JUSTIFICARIA A EL. Entonces pues, ven a Cristo de una sola vez como el culpable pecador que eres; toma TODA la vergüenza y la responsabilidad sobre de ti y CREE que a pesar de todos tus apartamientos de Dios, Él te ama todavía. Él te ha amado con amor eterno, y con misericordia te está atrayendo aún ahora hacia El mismo.
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  • 279. 279 Capítulo 24 CRECED EN GRACIA “Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo” (2 Pedro 3:18). Debo concluir este curso de conferencias para dar instrucciones a los convertidos sobre el tema de crecimiento en la gracia. Seguiré el siguiente método: I. ¿Qué es la gracia, como el término se usa aquí? II. Lo que significa el mandato "creced en la gracia". III. Lo que significa. IV. Condiciones del crecimiento en la gracia. V. Lo que no es prueba de crecimiento en la gracia. VI. Lo que es prueba de crecimiento en la gracia. VII. Cómo crecer en la gracia. I. ¿QUÉ ES LA GRACIA, COMO EL TÉRMINO SE USA AQUÍ? 1. La gracia es favor. Con frecuencia se usa en la Biblia para significar un don gratuito. La gracia de Dios es el favor de Dios. Sus dones gratuitos. II. LO QUE SIGNIFICA EL MANDATO, CRECED EN LA GRACIA 1. No ordena dejar gradualmente el pecado. Pareciera extraño decirlo que algunos así lo han entendido, pero en ningún lado en la Biblia se nos ordena dejar el pecado gradualmente. Por todos lados se nos ordena dejarlo instantánea y completamente.
  • 280. 280 III. LO QUE SIGNIFICA Nos ordena el deber de crecer en el favor de Dios, de crecer en su estima, en un mérito de su favor, en su amor de complacencia en nosotros. IV. CONDICIONES DEL CRECIMIENTO EN LA GRACIA 1. El crecimiento o aumento en cualquier cosa implica un comienzo. El crecimiento en el favor de Dios implica que ya hemos hallado favor ante sus ojos, y que ya estamos en deuda por la gracia recibida, y que ya estamos en la gracia, en el sentido de tener un lugar entre sus favorecidos. 2. Como consecuencia, el crecimiento en la gracia implica que ya nos hemos arrepentido de nuestro pecado, hemos de hecho, y en práctica, abandonado todo pecado conocido. No puede ser que estemos en el favor de Dios si estamos todavía gratificando un pecado conocido contra él. Estar en el favor de Dios implica, desde luego, que somos indultados y favorecidos por él, por la causa de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. El indulto es favor e implica la renuncia de la rebelión contra Dios. Las condiciones del favor Divino, como se revelan en la Biblia, son arrepentimiento y abandono de todo pecado conocido, y fe en nuestro Señor Jesucristo. Dije, como una condición de crecimiento en gracia, tenemos que tener el comienzo de la gracia; en otras palabras, tenemos que ser ya cristianos, tenemos que estar en un estado de aceptación de Dios, tenemos que haber aceptado a Cristo, en tanto esto se entienda, tenemos que estar en un estado de obediencia a toda la voluntad reconocida de Dios. Sin esto, no podemos estar en un estado de gracia o en el favor de Dios, pero estar en ese estado, hay lugar para crecimiento sin fin. En tanto sabemos más de Dios, podremos amarle más, tener una confianza más universal e implícita en él. Y no puede haber fin a esto mientras tengamos existencia, en este mundo o en cualquier otro. Nuestro amor y confianza pueden ser completos en tanto lo conozcamos. Este amor y confianza aseguran su favor, pero no habrá fin para nuestro conocimiento de él, y como consecuencia, hay lugar para crecimiento eterno en la gracia. Tanto más amamos, más creemos, más sabemos de Dios, si nos conformamos a todo este conocimiento y más, Dios estará complacido con nosotros, tanto más alto nos situemos en su favor, más y muchos más dones grandiosos continuará él dándonos. 3. Desde luego, el crecimiento en el conocimiento de Dios es una condición de crecimiento en su favor. Podemos crecer en conocimiento sin crecer en su favor porque puede ser que no lo amemos y no confiemos en él en concordancia con este conocimiento aumentado, pero no podemos amarlo y confiar en él más perfectamente a menos que lo conozcamos más. Si nuestro amor y fe mantienen su paso con nuestro conocimiento creciente, tenemos que crecer en
  • 281. 281 su favor, pero el crecimiento en conocimiento tiene que ser una condición de crecimiento en amor y fe. 4. El crecimiento en el conocimiento de Dios, como se revela en Cristo Jesús, tiene que ser una condición de crecimiento en su favor. Es en y a través de Jesucristo que Dios se revela a sí mismo al hombre. Es en Cristo Jesús que obtenemos la verdadera idea de la personalidad del Dios infinito. De ahí, el texto dice: "creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo". 5. El crecimiento en la gracia está condicionado en el conocimiento aumentado de lo que está involucrado en la consagración completa a Dios. La conversión verdadera a Dios comprende la consagración de nosotros mismos y de todo lo que tenemos de él en tanto entendamos lo que está comprendido en esto, pero, al principio, los convertidos no están conscientes de todo lo que está involucrado en las formas más elevadas de consagración. Pronto aprenderán que hay ciertas cosas de las que no pensaron, y que no rindieron a Dios. Al principio, quizá, todo lo que estaba en sus pensamientos era rendir su alma desnuda en el altar, y rendir todo su corazón a Dios, pero pronto aprenden que no pensaron que todas sus posesiones y todo lo querido para ellos, no lo rindieron todo, y no quedó ni una pezuña. Rindieron todo lo que pensaron en ese momento, pero no fueron iluminados plenamente. Y no pensaron, ni pudieron pensar, en ese momento, de cada apetito, pasión, propensión, de cada deseo y afecto, de todo lo que llaman suyo, y de lo que es querido para ellos, en toda la creación, para hacer una rendición completa y entrega de todas estas cosas a Dios. Para obtener ese conocimiento es una obra de tiempo, y el crecimiento en el favor de Dios está condicionado a hacer un rendimiento y consagración completos a Dios de todo lo que somos, tenemos, deseamos, amamos, tan rápido como estos objetos se presenten al pensamiento. Mientras existamos, y el conocimiento aumente, no hay duda que seremos llamados a crecer en la gracia, al consagrar a Dios cada objeto nuevo de conocimiento, deseo, y afecto, que podamos conocer, desear y amar, para toda la eternidad. En tanto reciban luz nueva, tendrán que ensanchar su consagración día con día, hora a hora, o cesarán de crecer en la gracia. Cuando se detengan y no dejen todo lo que son, lo que poseen, o lo que aman, ante el altar de consagración, en ese momento cesarán de crecer en la gracia. Oro que dejen esto que digo penetre profundamente en sus corazones. 6. Otra condición de crecimiento en la gracia es empeño y constancia intensos en buscar la luz religiosa en aumento, por la iluminación del Espíritu Santo. No ganarán ninguna luz efectiva excepto por la enseñanza y muestra internas del Espíritu Santo. Esto no se obtendrá a menos que sigan en la actitud verdadera
  • 282. 282 de un discípulo de Cristo. Recuerden, él dice, "cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo". No será, por su Espíritu Santo, su maestro Divino, a menos que renuncien al yo, y vivan en un estado de consagración continua para él. Para obtener y preservar las enseñanzas de Cristo, por su Espíritu Santo, deben continua y esforzadamente orar por su enseñanza Divina y cuidar de resistirlo y lastimarlo. 7. Otra condición de crecimiento en la gracia es una conformidad constante a todas las enseñanzas del Espíritu Santo, manteniendo nuestras convicciones del deber, y con nuestro conocimiento en aumento de la voluntad de Dios. 8. Una fe cada vez más implícita en Dios es una condición de crecimiento en la gracia. Por implícita quiero decir una fe irrazonable, una confianza en el carácter de Dios tan profunda que confiamos en él en la oscuridad como también en la luz, como también cuando no entendemos las razones de sus tratos con nosotros, o sus requerimientos, como cuando hacemos. Una fe como la de Abraham, que no hizo tambalear la promesa, a través de la incredulidad, aunque lo prometido parecía irracional e imposible. Una fe implícita es una fe inquebrantable e incuestionable, un estado de mente que resistirá en Dios, en sus promesas, en su fidelidad, en su amor, cuales puedan ser las apariencias, no obstante cuánto puedan ser de irrazonables y penosos sus mandamientos y tratos providenciales. La fe de Abraham con frecuencia es elogiada en la Biblia. Dios le había prometido un hijo, pero no le dio la semilla prometida hasta que tuvo cien años, y Sara tenía 90, sin importar la edad de Sara, y que él ya casi muerto, creyera que Dios podía cumplir su promesa, y cuando había recibido a su hijo amado, con la certeza de que iba a ser su heredero, y que a través de él la promesa iba a cumplirse a través de las generaciones, Dios probó su fe severamente, al ordenarle ofrecer a su hijo Isaac como holocausto. Sin ningún titubeo obedeció, creyendo que Dios podía resucitarlo de los muertos. Hizo todos los preparativos para obedecer este mandamiento penoso, con tal calma que ni Sara y ni Isaac sospecharon que tal cosa se estuviera contemplando. Éste fue una instancia de ejercicio de fe implícita. El crecimiento en la gracia, o en el favor de Dios, está condicionado al crecimiento de confianza implícita en Él. 9. Una sensibilidad santificada más cabal es una condición de crecimiento en el favor de Dios. Por sensibilidad, quiero decir aquel departamento de nuestra naturaleza que siente, desea, y al que pertenece todo lo que llamamos deseo, afecto, emoción, sentimiento, pasión, propensión y concupiscencia. La sensibilidad es un poder involuntario, y las acciones morales y cualidades no pueden, con estricta propiedad, ser afirmadas de ella. Los estados de la sensibilidad tienen carácter moral sólo como derivan directa o indirectamente de la acción de la voluntad. La naturaleza del hombre, como un todo, en su
  • 283. 283 condición depravada, está en un estado muy desagradable, y aunque la voluntad tal vez se rinda a Dios, la sensibilidad puede estar en un estado tal como para ser desagradable a la vista de uno que ve directamente en ella, y conoce perfectamente cada deseo, pasión, propensión o concupiscencia incitados. Es a través de la sensibilidad, principalmente, que somos atacados con tentaciones. Es a través de eso que la guerra cristiana es mantenida. La guerra cristiana consiste en la batalla de la voluntad con estos varios apetitos, pasiones, propensiones y concupiscencias, para mantenerlos sujetos a la voluntad de Dios. Si la voluntad mantiene su integridad, y se aferra a la voluntad de Dios, el alma no peca en su batalla con los estados incitados de la sensibilidad, pero estas propensiones rebeldes turban la voluntad en el servicio que se rinde a Dios. Para mantenerlas sometidas, ocupa mucho tiempo, pensamiento, y fuerza. De ahí, el alma no puede rendir a Dios un servicio tan completo, mientras ejerce la fuerza completa de la voluntad para subyugar estas propensiones, como de otra forma podría rendir o rendiría. Estos apetitos, pasiones y propensiones, aunque no son pecaminosos en sí mismos, han sido considerados y hablados como pecado que mora dentro. Estrictamente, no pueden ser pecados, porque son involuntarios, pero con frecuencia son un gran obstáculo para el crecimiento en el favor de Dios. "Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis". Esto quiere decir no podemos hacer por Dios lo que otra forma haríamos, porque tenemos que batallar mucho con los estados de la sensibilidad, para mantenerlos sometidos. En tanto la sensibilidad se someta más y más y esté en armonía con la devoción de la voluntad a Dios, se nos deja libre para rendir a Dios un servicio sin estorbos. Por consiguiente, tanto más cabal la santificación de la sensibilidad, más cabalmente estamos en el favor de Dios. 10. Una universalidad y minuciosidad crecientes de consagración, espíritu, alma y cuerpo, es la condición de más y más crecimiento en el favor de Dios. Es común, al principio, para la constancia de la devoción de la voluntad a Dios de ser vencida por el clamor de pasiones, apetitos y propensiones incitados, o por los diversos estados de la sensibilidad. Cuando la voluntad se rinde a estos estados incitados, se peca, pero en tales casos, el pecado no es premeditado, en el sentido de ser deliberado e intencional; es más un desliz, una negligencia, un sometimiento momentáneo bajo la presión de un sentimiento altamente incitado. Incluso así, este sometimiento es pecado. No obstante cuán incitados los estados de la sensibilidad puedan estar, si la voluntad no se somete, estrictamente no hay pecado. Sin embargo, mientras la voluntad esté firme, mantenga su consagración, su obediencia a Dios, los apetitos que se originan en el cuerpo, y las varias propensiones del alma, inherentes a la sensibilidad,
  • 284. 284 pueden estar tan entreabiertas, en tal confusión, y en tal estado de desarrollo mórbido, que el alma pueda no estar apta para los empleos y disfrutes del cielo. 11. Así que, el tomar de una plenitud mayor de la naturaleza Divina es una condición de crecimiento en el favor de Dios. Tanto la voluntad como la sensibilidad de Dios tienen que estar en un estado de máxima perfección y acuerdo. Todos sus deseos y sentimientos tienen que estar en perfecta armonía con su inteligencia y voluntad. No es así con nosotros, en nuestro estado de depravación física. La depravación de la sensibilidad tiene que ser física, porque es involuntaria. Aun así, es depravación, es un estado caído de la sensibilidad. Este departamento caído de nuestra naturaleza tiene que recuperarse, santificarse o restaurarse completamente con una voluntad consagrada y una inteligencia iluminada, o nunca estaremos aptos para el cielo. Como nos volvemos más y más participantes de la naturaleza Divina, somos más plenamente santificados en espíritu, alma y cuerpo, y desde luego crecemos más y más en el favor de Dios. 12. Una plenitud mayor y más penetrante de la residencia del Espíritu Santo es otra condición de crecimiento en el favor de Dios. No pueden tenerla cabalmente impresa en ustedes que cada paso en la vida cristiana se tome bajo la influencia del Espíritu Santo. Lo que se va a obtener es la enseñanza e influencia universales del Espíritu Santo para que en todas las cosas sean guiados por el Espíritu de Dios. Si somos guiados por el Espíritu, no haremos la voluntad de los deseos de la carne. "Si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis". "Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz". Siempre recuerden, por tanto, que para crecer en la gracia, tienen que crecer en la posesión de la plenitud del Espíritu Santo en sus corazones. 13. Una relación más profunda con el Señor Jesucristo en toda su obra y relaciones oficiales es una condición de crecimiento en la gracia. Su naturaleza, obra, y relaciones son el tema de la Biblia. La Biblia lo presenta a nosotros en una gran variedad de relaciones. En mi Teología Sistemática he considerado como sesenta o más de estas relaciones oficiales de Cristo a la raza humana, y éstas se presentan más bien como muestras e ilustraciones en vez de cubrir todo el ámbito de relaciones con nosotros. Ahora, una cosa es conocer a Cristo simplemente en papel, y como se habla de él en la Biblia, al leer u oír de Cristo, y muy diferente conocerle personalmente en estas relaciones. La Biblia es el medio de presentarlo a él personalmente. Lo que está ahí dicho de él está diseñado para guiarnos a buscar una relación personal con él que somos hechos como él. Es por correspondencia personal e individual con su mente Divina que tomamos su imagen. "Nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria
  • 285. 285 en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor". "La fe es por el oír". La fe asegura por nosotros esta manifestación personal de Cristo a las almas. El crecimiento de ustedes de la gracia dependerá de eso. No piensen en dejar personalmente de conocer a Cristo, no sólo en todas estas relaciones, sino en la plenitud de estas relaciones. No pasen por alto el hecho que la apropiación de Cristo, en cada una de estas relaciones, es un acto personal de fe. Es un ponerse a Cristo, un tomar de él como suyo, en cada relación, como la sabiduría, rectitud, santificación, y redención suyas; el profeta suyo, para enseñarles, el rey suyo, para gobernarlos, el sumo sacerdote suyo, para expiarlos, el mediador suyo, el abogado suyo, la fortaleza suya, el Salvador suyo, el refugio suyo, el fuerte suyo, el capitán y líder suyos, el escudo suyo, la defensa suya, el gran galardón suyo. En cada relación de éstas, y en las otras relaciones oficiales, necesitan apropiarse de él por fe para asegurar su interacción con él en estas relaciones. El crecer en una relación con él, recuerden, es una condición indispensable de crecimiento en su favor. V. VOY A INDICAR ALGUNAS COSAS QUE NO SON PRUEBA DE CRECIMIENTO EN LA GRACIA 1. El crecimiento en conocimiento no es evidencia concluyente de crecimiento en la gracia. Algo de grado de conocimiento es indispensable para estar en el favor de Dios; y el crecimiento en conocimiento, como he mostrado, es una condición de crecimiento en la gracia, pero el conocimiento no es gracia, y el crecimiento en conocimiento no constituye crecimiento en la gracia. Una persona puede crecer en conocimiento, y no tener gracia para nada. En el infierno no pueden crecer más que en conocimiento, como crecen en experiencia, y en conocimiento de la justicia de Dios, pero ahí, su crecimiento en conocimiento sólo agrava la culpa y miseria del infierno. Saben más y más de Dios y su ley, y su propia culpa, y tanto más sepan, más miserables serán. De su conocimiento en aumento nunca aprenden piedad. 2. No es evidencia segura que un individuo crezca en la gracia porque crece en dones. Un profesante de religión puede aumentar en dones para que pueda volverse más fluido en oración, y más elocuente en predicar, o más patético en exhortación sin ser más santo. Naturalmente aumentamos en eso en tanto nos ejercitamos. Y cualquier persona con frecuencia ejercita exhortación, naturalmente, si hace algún esfuerzo, o se dispone, aumentar en fluidez y sagacidad, pero puede hacer todo eso, y sin embargo no tiene gracia para nada. Puede orar muy comprometidamente y aumentar en fluidez y expresión aparente, y sin embargo no tiene gracia. La gente que así a menudo no tiene gracia. Es cierto, si tiene gracia, y se ejercita él mismo en estas cosas, en tanto crece en la gracia, crecerá en dones. Ninguna persona puede ejercitarse a sí misma en obedecer a Dios sin mejorar en estos ejercicios. Si no mejora en
  • 286. 286 dones, es una señal cierta que no crece en la gracia; por otro lado, es evidencia segura que crece en la gracia porque mejora ciertos ejercicios, pues naturalmente mejorará por práctica si es cristiano o hipócrita. 3. No es prueba que una persona crece en la gracia porque cree que está haciéndolo. Uno puede estar favorablemente impresionado en cuanto a su propio progreso en religión cuando es evidente para otros que no está haciendo ningún progreso, sino está, de hecho, declinando. Un individuo que está yendo de mal en peor no está ordinariamente consciente del hecho. No es poco común para ambos pecadores impenitentes y cristianos pensar que están creciendo cada vez mejor, cuando no lo están haciendo. Esto resulta de la misma naturaleza del caso. Si alguna persona está empeorando, su conciencia, por el momento, estará más y más cauterizada, y su mente más y más en tinieblas, como suprime la conciencia y resiste la luz. Entonces puede creer que está creciendo cada vez mejor, sólo porque tiene menos sentido del pecado, y mientras su conciencia siga durmiendo, puede seguir bajo el engaño fatal. Un hombre juzgará su propio estado espiritual en tanto se compare a sí mismo con un patrón elevado o bajo. Si mantiene a Cristo delante de él, en su plenitud, como su modelo, sin duda siempre, por lo menos en este estado de existencia, tendrás más que una baja estima de sus logros. Mientras al mismo tiempo, pone a la iglesia, o cualquiera de los miembros de la iglesia como patrón, muy probable formará alta estima de su progreso en religión, y estará muy satisfecho de sí mismo. Ésta es la razón por la que hay tal diferencia en las posturas de la gente de su propio estado y del estado de la iglesia. Se comparan a sí mismos y el estado de la iglesia con diferentes modelos. De ahí, uno toma una postura muy humilde de su propio estado, y se queja de aquél de la iglesia; otro cree que esas quejas son censuradoras. Para él, la iglesia parece estar bien. La razón por la que no cree que la iglesia sea muy fría, y que está en un estado bajo, es que Cristo no es su modelo de comparación. Si un hombre cierra sus ojos, no verá la impureza en él, y puede creer que está limpio, mientras que todo su alrededor le parece repugnante. VI. LO QUE ES PRUEBA DE CRECIMIENTO EN LA GRACIA 1. La manifestación de confianza más universal e implícita en Dios es una evidencia de crecimiento en la gracia. El ejercicio de mayor y más confianza implícita, como he dicho, es la condición de crecer en el favor de Dios. Aquí, digo, que la manifestación de esta confianza universal e implícita es prueba que existe esta confianza creciente, y por tanto, es evidencia satisfactoria de crecimiento en el favor de Dios. Si están conscientes en su alma que ejercen más confianza universal e implícita en Dios, esto es prueba concluyente para ustedes que están creciendo en la gracia, y como se manifiesta en su vida, temperamento y espíritu, esta confianza en crecimiento, prueba a ustedes a
  • 287. 287 mismos y otros que están creciendo en el favor de Dios, pues en tanto crezcan en confianza implícita en él, ustedes tienen que crecer en su favor. 2. Otra evidencia de crecimiento en la gracia es una separación en aumento del mundo. La voluntad puede estar en una actitud de devoción a Dios, mientras los encantos seductores del mundo turban la acción saludable de la vida cristiana. Toda el alma que se crucifica y muere al mundo, crece en el favor de Dios. 3. Una evidencia de crecimiento en la gracia es menos renuencia de sentimiento cuando se llama al ejercicio de la negación de uno mismo. Muestra que los sentimientos se están volviendo cada vez menos despóticos, que la voluntad está obteniendo más dominio de ellos, que la sensibilidad está más en armonía con la devoción de la voluntad, y los dictados de la inteligencia. 4. Otra evidencia de crecimiento en la gracia es menos tentación para pecados de omisión. Por ejemplo, menos tentación para rehuir la cruz, para descuidar deberes poco agradables, menos tentación a la indolencia, menos tentación para esquivar la responsabilidad, menos tentación para descuidar la oración, leer las escrituras, devociones privadas y familiares; en suma, es evidencia de crecimiento en la gracia cada vez menos tentación para eludir el cumplimiento de cualquier deber. Estas tentaciones consisten en estados incitados de la sensibilidad. En tanto éstos se hacen menos fuertes y frecuentes, aprendemos que nuestra sensibilidad se está volviendo más completamente subyugada a la ley de la inteligencia, y las decisiones de la voluntad, y consecuentemente, que la obra de la santificación del espíritu, alma y cuerpo, está progresando, y por tanto, estamos creciendo en el favor de Dios. 5. Una intensidad y estabilidad crecientes de fervor en promover la causa de Dios es evidencia de crecimiento en gracia en el favor de Dios. A veces el fervor cristiano es comparativamente tranquilo, y otras veces profundo e intenso, a veces estable, y otras veces intermitente y fugaz. En tanto los cristianos crezcan en piedad, su fervor se vuelve profundo, intenso y estable, y en tanto estén conscientes de eso, y su vida y espíritu den evidencia de ello a otros, tienen y dan prueba que están creciendo en el favor de Dios. 6. Perder más y más la conciencia del yo, y respeto al yo, en cada acción de la vida, es una evidencia de crecimiento en el favor de Dios. Algunos tienen tanta conciencia del yo en todo, y tanto respeto al yo en todo lo que dicen y hacen, como para ser turbados en su vida cristiana, cuando intentan actuar o hablar en la presencia de otros. En tanto pierden está consideración al yo, y tienen menos respeto al yo, su servicio a Dios se vuelve más libre sin obstáculos, y son mejores siervos por pensar menos del yo. A veces los recién convertidos
  • 288. 288 no pueden orar o hablar, o realizar cualquier deber público, sin estar orgullosos o avergonzados, como piensan ellos mismos por haber realizado esos deberes con más o menos aceptación de aquellos alrededor de ellos. Mientras esto sea así, su piedad está en un estado débil. Deben perder de vista su propia gloria, y tener la mirada en la gloria de Dios, para encontrar aceptación en él, pero mientras pierden la vista en el yo, y se fijan en Dios siempre delante de ellos, teniendo sólo la vista para su gloria, crecen más y más en su favor. 7. Consecuentemente, un desinterés a los halagos o censuras de los hombres es una evidencia de crecimiento en la gracia. Pablo había crecido tanto en la gracia que consideraba algo trivial ser juzgado por hombres, sólo buscaba ser acepto ante Dios. En tanto se encuentren creciendo en ese estado de indiferencia a los halagos o censuras de los hombres, tienen evidencia que crecen en la gracia. 8. Una cordialidad creciente en la aceptación de toda la voluntad de Dios es evidencia de crecimiento en su favor. Algunos se rebelan contra su voluntad como se revela en su palabra, y en su providencia. Otros, bajo las circunstancias difíciles apenas tolerarán su voluntad, como se revela en su palabra y providencia, pero aquellos que están creciendo en la gracia, encuentran natural abrazar toda su voluntad revelada con cordialidad cada vez mayor. 9. Es una evidencia de crecimiento en el favor de Dios la calma y quietud en aumento bajo grandes aflicciones. Esto demuestra una fe más amplia e implícita, una aceptación más plena y cordial de la voluntad de Dios, como se revela en estas aflicciones, y muestra que el alma está más quieta y firme anclada sobre su roca, Cristo. 10. Es una evidencia de crecimiento en la gracia una tranquilidad en aumento bajo desastres y pérdidas repentinas y aplastantes. Tanto más tranquila el alma pueda permanecer, cuando las tormentas repentinas de la providencia lleguen sobre ella, arrasando a los seres queridos, echando abajo las esperanzas terrenales, mayor es su demostración de estar bajo el favor particular de Dios. Esta tranquilidad es el resultado de la demostración del favor de Dios. 11. Una evidencia del favor de Dios es paciencia creciente bajo provocación. 12. Longanimidad con gozo es una evidencia de crecimiento en el favor de Dios. Cuando encuentran que no sólo pueden tolerar, sino aceptar la voluntad de Dios, como se revela en llamarlos a sufrir, especialmente, cuando aceptan esos sufrimientos, y los soportan con gozo, tienen evidencia que están creciendo en el favor de Dios.
  • 289. 289 13. Es evidencia de crecimiento en el favor de Dios el gozo y la cordialidad en aumento bajo pruebas, desánimos, y dolor severo. 14. Es una evidencia de crecimiento en el favor de Dios una indiferencia en aumento a todo lo que el mundo tiene que ofrecer o amenazar. 15. Es una evidencia de crecimiento en la gracia el reposo y la satisfacción en aumento con los repartimientos de la providencia. 16. Es evidencia de crecimiento en la gracia menos tentación para murmurar o quejarse ante cualquier asignación de la providencia. 17. Es evidencia de crecimiento en la gracia menos tentación para inquietarnos cuando somos probados o desanimados en cualquier aspecto. 18. Cada vez menos tentación al resentimiento y al espíritu de venganza, cuando somos insultados o se aprovechan de nosotros, es evidencia que la sensibilidad se está volviendo cada vez más plenamente sometida, y como consecuencia, estamos creciendo en el favor de Dios. 19. Menos tentación para preocuparse o aumentar nuestras pruebas y problemas, pensar en ellas, y hablar de ellas a los otros es evidencia que pensamos cada vez menos en el yo, y aceptamos nuestras pruebas y problemas con cada vez más complacencia en Dios. Es triste oír que algunas buenas personas declaradas se preocupan y aumentan sus pruebas y problemas, pero si crecen en la gracia, pensarán cada vez menos en ellas, estarán más inclinadas a pensar en ellas como tribulaciones leves. Tanto más crezcamos en la gracia, menos énfasis en los males que nos encontremos en el camino. Una vez me dijo un buen hombre, que realmente estaba pasando por lo que el mundo llamaría pruebas y aflicciones severas (acababa de perder a su amada esposa, y sus hijos habían muerto uno tras otro), "he tenido muchas misericordias, y pocas aflicciones". Cuando bajo tales circunstancias un hombre puede decir: "las cuerdas me cayeron en lugares deleitosos, y es hermosa la heredad que me ha tocado", tiene la evidencia más satisfactoria que está creciendo en el favor de Dios. 20. Es evidencia que estamos creciendo en el favor de Dios una disposición en aumento para hacer ligeras nuestras pruebas y aumentar nuestras bendiciones. 21. Es evidencia de crecimiento en la gracia cada vez menos ansiedad y cuidado sobre los eventos de la providencia, y especialmente sobre las cosas
  • 290. 290 que nos afectan profundamente. Ésta es una evidencia de fe más amplia e implícita, de más voluntad sumisa, y de una tendencia decreciente al egoísmo, y es, por tanto, una evidencia de favor en aumento con Dios. 22. Es una evidencia de crecimiento en la gracia el estar cada vez menos perturbados y preocupados por los eventos de la vida, especialmente aquellos que van a contrarrestar nuestros planes, esperanzas, expectativas y deseos, y que frustran nuestras metas más queridas. 23. Es una evidencia de crecimiento en la gracia una confianza que se da cuenta, y está en aumento, en la sabiduría, benevolencia, universalidad de la providencia de Dios, un estado de mente que ve a Dios en todo. Algunas mentes se vuelven tan espirituales que difícilmente parecen residir en el cuerpo, y parecen continuamente que perciben la presencia de Dios en cada evento, casi como si fueran incorpóreos, y contemplaran a Dios, cara a cara. Parecen morar, vivir, moverse, y tener su ser, más bien en el mundo espiritual que en el mundo natural. Continuamente están bajo un sentido de presencia, agencia, y protección Divinas, que apenas parecen habitantes de la tierra. Son una vida y caminar misteriosos para aquellos con quienes ellos habitan. Las fuentes de su actividad son tan divinas, que no pueden ser juzgados por los mismos patrones como a otros hombres. Las mentes carnales no los pueden entender. Su vida oculta es tan desconocida, y tan difícil de conocer, para aquellos que están muy por debajo de ellos en su vida espiritual, que necesariamente son considerados como excéntricos, como místicos o monomaníacos, y como que tienen posturas religiosas muy peculiares, como ser entusiastas y quizá fanáticos. Estas personas están en el mundo, pero viven por encima del mundo. Se han escapado tanto de las contaminaciones que hay en el mundo, que verdaderamente, y comprensiblemente, dicen con Pablo en Gálatas 6:15, "mas lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por el cual el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo". Tales personas evidentemente están creciendo en la gracia de Dios. 24. Una evidencia de crecimiento en la gracia es estar cada vez menos dispuesto a poner atención a las faltas y locuras de otros. 25. Estar cada vez menos dispuesto a hablar sarcástica o severamente, o juzgar sin amor otros. Es una evidencia de crecimiento en la gracia una delicadeza o ternura para hablar de sus faltas reales o supuestas, a sus espaldas. 26. Es una evidencia de crecimiento en la gracia una renuencia en aumento para considerar o tratar a otros como enemigos, y una tranquilidad y naturalidad
  • 291. 291 en tratarlos amablemente, en orar por ellos de corazón, y en esfuerzos para hacerles el bien. 27. Es una evidencia de crecimiento en la gracia cada vez menos tentación para recordar una herida, y el aplacamiento de todo deseo de venganza cuando se nos lastimó. 28. Es una evidencia de crecimiento en la gracia una disposición y cordialidad en aumento para perdonar y enterrar una herida, y un tipo de incapacidad moral de hacer lo opuesto que buscar el bien supremo de aquellos que nos han lastimado muy profundamente. 29. Cuando encontramos en nuestra propia experiencia, y manifestamos a otros, que es más y más natural considerar a todos los hombres nuestros hermanos, especialmente para quitar esa postura de discriminaciones sectarias, todas las ideas y prejuicios de casta, color, pobreza y riqueza, relación consanguínea, y natural, en vez de lazos espirituales, y tener sentido común con Dios en tener en la mira a hacer el bien a todos los hombres, a nuestros enemigos y amigos, hemos entonces dado a nosotros mismos, y a otros, la evidencia más elevada de nuestro crecimiento en el favor de Dios. 30. Especialmente es cierto que tenemos evidencia de crecimiento en la gracia cuando nos encontramos muy cordiales e incondicionales en hacer grandes sacrificios para aquellos que nos odian, y tener la disposición de dar nuestras vidas para promover la salvación eterna. 31. Aún más especialmente cuando nos encontramos cada vez menos inclinados a considerar cualquier cosa un sacrificio que podamos hacer por Dios, o las almas de los hombres; cuando podemos considerar que nuestras vidas no son valiosas para nosotros si se nos llama a darlas para salvar las almas de los hombres, cuando por el gozo de salvarlos sufrimos la cruz menospreciando el oprobio, o cualquier sacrificio que hagamos, tenemos evidencia que estamos creciendo en la gracia. 32. De nuevo, cuando nos encontramos más y más inclinados a tener sumo gozo cuando nos hallamos en diversas pruebas, y cuando estamos dispuestos a ver las pruebas, aflicciones, pérdidas, tribulaciones, en una luz tal para poner cada vez menos énfasis en ellas, tenemos evidencia que estamos creciendo en paciencia, y por tanto, en el favor de Dios. 33. Cuando encontramos cada vez menos renuencia a hacer confesión a aquellos quienes hemos lastimado, cuando con la disposición y cordialidad en aumento abrimos nuestro corazón para ser escudriñado, compungidos por
  • 292. 292 haber hecho mal, y cuando en casos dolorosos, no hallamos reposo, hemos hecho la confesión y reparación más plena a nuestro alcance, cuando admitimos, y confesamos, y hacemos la satisfacción más plena, es un lujo para nosotros, en vez de una prueba y cruz, tenemos evidencia que estamos creciendo en el favor de Dios. 34. Cuando estamos más y más impresionados y afectados por las misericordias de Dios, y por las bondades de nuestro prójimo y aquellos alrededor de nosotros, cuando apreciamos más profunda y cabalmente las manifestaciones de bondad en Dios, o cualquier otra cosa, cuando somos más humildes y afectados por estas bondades, y encontramos que es cada vez más natural para hacer justicia, amar misericordia, humillarnos y vivir agradecidamente, tenemos evidencia que estamos creciendo en el favor de Dios. 35. Cuando nos encontramos atraídos con sinceridad en aumento para continuar para conocer más y más al Señor, tenemos evidencia de crecimiento en la gracia. 36. Cuando nos encontramos más y más inmediatamente impresionados, afectados, vivificados y estimulados por la verdad religiosa, y cuando encontramos una armonía en aumento en la acción de todos nuestros poderes, intelectuales voluntarios, y sensitivos, en aceptar, resistir en, toda la voluntad y providencia de Dios, no obstante cuán afligidos se pueda estar al momento, tenemos evidencia que estamos creciendo en la gracia. 37. Un celo en aumento por el honor de Dios, por la pureza y el honor de la iglesia, por los derechos de Dios y los derechos de los hombres, es una evidencia de crecimiento en conformidad a Dios, y por supuesto, de crecimiento en su favor. VII. CÓMO CRECER EN LA GRACIA 1. Cumplir las condiciones observadas en la cuarta sección en esta conferencia. No necesito repetirlas. 2. Recordar que cada parada del progreso tiene que hacerse por fe y no por obras. El error que algunos hombres buenos han cometido sobre este tema es realmente sorprendente. El doctor Chalmers afirma que la forma de ser santificado es trabajar para eso. Hace unos años, el doctor Pond publicó un panfleto, en el que tocó este tema, con el doctor Chalmers, y afirmó que la idea de estar santificado por fe era absurdo. En efecto, la costumbre ha sido casi universal de representar el crecimiento en la gracia que consiste en la
  • 293. 293 formación de hábitos de obediencia a Dios. Ahora, es bastante sorprendente que muchos hombres buenos hayan caído en este error. El hecho es que cada paso del progreso en la vida cristiana se toma por una fresca y plena apropiación de Cristo por fe, un pleno bautismo del Espíritu Santo. En tanto nuestras debilidades, enfermedades, pecados dominantes, y necesidades, son revelados a nosotros, por las circunstancias de la tentación por las que pasamos, nuestra única ayuda eficiente se encuentra en Cristo, y crecemos sólo en tanto paso a paso nos apropiamos más de él, en una relación o en otra, y más plenamente "nos lo ponemos". Mientras más y más nos vaciamos de la dependencia de uno mismo, mientras más y más renunciamos y desechamos toda expectativa de formar hábitos santos por cualquier obediencia a otros, y mientras por fe aseguramos bautismos cada vez más profundos del Espíritu Santo, y nos vestimos del Señor Jesucristo más y más cabalmente, y más de sus relaciones oficiales, por tanto mucho más rápido crecemos en el favor de Dios. Nada puede ser más equívoco y peligroso que la idea comúnmente recibida de crecer en la gracia por la formación de hábitos religiosos. Por hechos de la fe sola, nos apropiamos de Cristo, y somos tan verdaderamente santificados por la fe como somos justificados por la fe. En mi Teología Sistemática, al señalar las condiciones de santificación completa o permanente, he observado como sesenta relaciones oficiales de Cristo, como dije anteriormente, y ahí he insistido, como lo hago aquí, que el crecimiento en santidad, y por consiguiente, en el favor de Dios, se asegura sólo por las apropiaciones frescas, más plenas y más cabales de Cristo, en todas estas relaciones oficiales. Si van a crecer en la gracia, tienen que hacerlo mediante la fe. Tienen que orar en fe por el Espíritu Santo. Tienen que apropiarse y ponerse a Cristo mediante el Espíritu Santo. Por cada paso adelante en su progreso, tienen que tener una unción fresca del Espíritu Santo por fe. OBSERVACIONES 1. En este tema, vemos la vasta importancia de instruir correctamente a recién convertidos. En muchos casos, tienen muy poca instrucción apta para su experiencia y grado de inteligencia cristiana. Por algunos, tales posturas son tomadas de la Perseverancia de los Santos, que supone que los bebés en Cristo crecerán sin amamantarse, sin esa leche sincera de la palabra, por medio de la cual tienen que crecer. Algunos, dando por sentado que necesitan instrucción, inadvertidamente les dan instrucción falsa, los ponen a trabajar externa y fervorosamente, sin tener mucha consideración en fortalecer y desarrollar su vida interna. No les enseñan cómo apropiar y vivir en Cristo como su vida, sino les presionan continuamente para cumplir su deber, trabajar para Dios, y trabajar por las almas, sin suficientemente hacer la impresión en ellos de la idea que su hacer no es considerado, a menos que proceda de la vida de Dios en sus almas. El resultado es una actividad externa apresurada, mientras
  • 294. 294 la vida espiritual interna está decayendo. Esto tiene que terminar en repulsión en la carencia del corazón de uno, y un retroceso hacia apatía y descuido. 2. A veces se comete un error en la dirección opuesta. Se les enseña a descansar en Cristo, en un sentido tal como para tomar un tipo de quietud y actividad antinomiana. Se les exhorta a ejercitar la fe, pero no son impresionados sinceramente con la convicción que tiene que ser en la fe que obra y que obra por amor, que purifica el corazón, y que vence al mundo. El resultado es que no hacen nada en religión. A los pecadores se les permite dormir e irse al infierno, a su alrededor, sin hacer ningún esfuerzo para salvarlos. 3. Vemos la importancia de un ministerio ungido del Espíritu Santo. La gran carencia de la iglesia es un ministerio tan cabalmente ungido por el Espíritu Santo para saber cómo guiar a la iglesia hacia adelante y hacia arriba, al desarrollo más pleno de piedad cristiana. A fin de instruir a los convertidos, y mantener la iglesia progresando en santidad, el ministro tiene él mismo que progresar. Tiene que ser un verdadero cristiano viviente en progreso. Tengo buena razón para saber que las iglesias en muchos lugares están profundamente dolidas por la falta de vivir la piedad y crecimiento en sus ministros. Sus ministros son intelectuales, literatos, filosóficos, teológicos, en su enseñanza, pero tristemente deficientes en unción. Tienen muy poco poder con Dios y el hombre. Instruyen el intelecto hasta cierto punto, pero no cubren las carencias del corazón. Los convertidos se mueren de hambre bajo su predicación. Predican un evangelio intelectual en vez de un evangelio espiritual. Predican la religión como una teoría, una doctrina, una filosofía, y no como una experiencia real viviente. Es a menudo excesivamente doloroso oír a ministros predicar que manifiestamente no saben lo que dicen o lo que afirman. Hablan de religión como un sentimiento interior, en vez de devoción de corazón a Dios; como una emoción, un sentimiento, en vez de un amor que lo abarca todo y que es eficiente, un estado y actitud voluntarias de mente, del cual necesariamente procede una vida santa. Hablan de fe como un estado meramente intelectual o de convicción, y no como un acto de confianza, de compromiso de todo el ser, para hacer y sufrir toda la voluntad de Dios. Hablan del arrepentimiento como un estado involuntario de tristeza por el pecado. No enseñan que el arrepentimiento es un cambio de parecer hacia Dios, una renuncia de un espíritu egoísta, un volver de toda la mente a Dios. Hablan de santidad como si fuera un estado completamente inalcanzable en esta vida. En efecto, lo digo con tristeza, pero tengo que decirlo, las enseñanzas de muchos ministros son más que una piedra de tropiezo para la iglesia. Bajo esa instrucción los convertidos no pueden establecerse y no se establecen en la gracia para ser grandemente utilizados, o para vivir vidas que sean honorables a Cristo. Sólo piensen en el siglo XIX, los ministros predican a los convertidos
  • 295. 295 que tienen que crecer en la gracia por obras. ¡Sean el cielo y la tierra sorprendidos ante eso! Tales maestros no saben ellos mismos cómo crecer en la gracia. Se me considerará duro si digo: "son ciegos guías de ciegos". 4. Vemos la razón de tanta apostasía. Los convertidos desde luego se alejan que son guiados por la instrucción falsa. Si, por otro lado, son puestos a trabajar la santificación por obras, sus obras pronto serán obras muertas, y no será el resultado de esa fe que obra por amor. Si, por otro lado, son atiborrados de nociones y doctrinas abstractas, y se les enseña a descansar en una fe antoniniana, se hundirán en letargo e inactividad. Creo totalmente que en casi todos los casos donde ha habido una reacción desastrosa luego de un avivamiento, se debe a la carencia de instrucción puntual y apropiada, pero para ser puntual y apropiada, debe ser instrucción ungida. 5. Los seminarios teológicos necesitan poner vastamente más atención al crecimiento de la gracia de sus estudiantes. Necesitan a un profesor de religión experimental, que tenga experiencia y poder suficientes para presionar hacia regiones más elevadas de la experiencia cristiana que son esenciales para poder guiar a la iglesia en victoria. Es sorprendente ver cuán poco esfuerzo se hace para cultivar el corazón de los jóvenes que estudian para el ministerio. Tenemos que tener un cambio en este respecto. Un patrón más elevado de experiencia cristiana tiene que ser requerido como condición para ordenarse. Es doloroso ver cuán cuidadosamente los hombres serán examinados en cuanto a sus logros intelectuales, mientras los recuentos que dan de su experiencia cristiana apenas nos permiten esperar que hayan sido convertidos. Qué triste es poner a tales jóvenes para que alimenten a la iglesia de Dios. Cómo se lamentan los cristianos de tiempo cuando ven a los dirigentes nombrados en la iglesia de Dios que son bebés espirituales. 6. Nunca he estado presente en la examinación de un candidato para ordenarse donde más que una simple evidencia de conversión fuera requerida de él. Nunca los he escuchado preguntar referente a su progreso en la experiencia cristiana y referente a su habilidad espiritual de guiar al rebaño de Dios a delicados pastos y aguas de reposo. Nunca he oído que se les pregunte en una manera que manifieste la más mínima concepción de lo que son las cualidades espirituales indispensables de un hombre que va a ser dirigente e instructor espiritual de la iglesia de Dios. Más horas son utilizadas en determinar los logros intelectuales de un candidato que minutos para determinar sus logros espirituales y experimentales. Toda la examinación plenamente indica que el cuerpo que ordena pone muy poco énfasis en esta parte de la educación de un ministro. Es de maravillarse que la iglesia de Dios sea tan débil e ineficiente, mientras sus dirigentes y maestros son, muchos de ellos, simples niños en conocimiento espiritual, mientras la experiencia cristiana madura no es parte
  • 296. 296 de la educación indispensable de un ministro. Pues, esto es infinitamente mucho más peligroso y ridículo que confiarles para dirigir un ejército en el campo, mientras meramente entienden matemáticas, y nunca han tenido ninguna experiencia o adiestramiento en asuntos militares. En este respecto, también, tiene que haber un gran cambio. Las iglesias deben rehusar ordenar y recibir pastores, a menos que hayan plenamente mostrado su progreso en la experiencia cristiana para que sean capaces de dirigir y mantener a la iglesia despierta. Deben insistir en la educación de su corazón como también en la de su cabeza, en la habilidad de tomar a recién convertidos, y conducirlos hacia esas experiencias profundas que los harán obreros estables y eficientes en la causa de Dios. Piensen en los seminarios teológicos como aquellos que han presidido el doctor Chalmers y el doctor Pond, donde los dirigentes de la iglesia de Dios son enseñados que la santificación o el crecimiento en la gracia se obtiene por obras y no por fe. No lo anuncien en Gat. Ay de Sion, cuando sus hombres grandes y buenos caigan en tales errores.
  • 297. 297
  • 298. 298