2. “Ahora pues, Jehová, tú eres nuestro padre; nosotros barro, y tú el que
nos formaste; así que obra de tus manos somos todos nosotros” (Isaías 64:8)
Aunque en el Antiguo
Testamento encontramos una
amplia revelación del carácter
de Dios, en pocas ocasiones
se le llama “padre”.
Cuando Jesús quiso ampliar
esta revelación, nos enseñó a
llamar a Dios: “Padre
celestial” (Mateo 6:14).
PADRE
Es un Dios cercano, que
nos ama, nos cuida y se
preocupa por nosotros
(Mateo 7:9-11).
CELESTIAL
Está en el Cielo, donde
recibe la adoración de
millares de ángeles.
Debemos respetarle,
reverenciarle y alabarle
(Apocalipsis 5:13).
3. “[Cristo] Enseñó a dirigirse al
Supremo Gobernante del universo con
un nuevo nombre: “Padre nuestro”.
Esa es la verdadera relación que él
desea tener con nosotros, y cuando los
labios humanos lo pronuncian con
sinceridad, es como música a los oídos
de Dios. Cristo nos dirige al trono de
Dios mediante un camino nuevo y
viviente que nos lleva a encontrarnos
con un amor paternal”
E.G.W. (Review and Herald, 11 de septiembre de 1894)
4. “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a
ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a
quien has enviado” (Juan 17:3)
E.G.W. (Review and Herald, 11 de septiembre de 1894)
¿Qué debemos conocer de Dios,
según Jeremías 9:23-24?
Dios quiere que sepamos que Él actúa “con
amor, con derecho y justicia”, porque esto es lo
que le gusta hacer (Jer. 9:24 NVI)
El verdadero carácter del Padre lo podemos
conocer en la vida de su Hijo: “El que me ha
visto a mí, ha visto al Padre” (Juan 14:9)
5. “Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de
Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él” (1ª de Juan 3:1)
¿Cuál es la mayor
prueba de amor que nos
ha dado el Padre?
“Porque de tal manera amó Dios
al mundo, que ha dado a su Hijo
unigénito, para que todo aquel
que en él cree, no se pierda,
mas tenga vida eterna” (Juan 3:16)
Cuando Jesús quiso enseñarnos cómo
nos amaba el Padre, nos lo enseñó a
través del tierno cuidado del pastor
por sus ovejas, la solicitud con la que
la mujer buscó su moneda, y el amor
abnegado con el que el padre recibió
de vuelta a su hijo perdido (Lucas 15).
Por amor, el Padre entregó a su Don más
preciado: La vida de su Hijo amado.
6. “No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué
beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan
todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que
tenéis necesidad de todas estas cosas” (Mateo 6:31-32)
Sin importar las
circunstancias, el amor del
Padre es constante e
invariable. Nuestro Padre
celestial está siempre
atento para atender
nuestras necesidades por
todos los medios posibles.
Él nos invita a no afanarnos por suplir
nuestras necesidades, pues está
dispuesto a suplirlas completamente.
7. “Jesús presentó al Padre como a Uno a quien
podemos darle nuestra confianza y
presentarle nuestras necesidades. Cuando
nos aterrorizamos ante Dios y estamos
abrumados por el pensamiento de su gloria
y majestad, el Padre señala a Cristo como su
representante. Lo que veis revelado en
Jesús, de ternura, compasión y amor, es el
reflejo de los atributos del Padre. La cruz del
Calvario revela al hombre el amor de Dios.
Cristo representa al Soberano del universo
como a un Dios de amor. Él dijo por la boca
del profeta: «Con amor eterno te he amado;
por tanto, te prolongué mi misericordia»”
E.G.W. (En los lugares celestiales, 12 de enero)
8. El Espíritu
glorifica al Hijo
(Juan 16:14)
El Hijo
glorifica al
Padre
(Juan 17:4)
El Padre
glorifica al
Hijo
(Hechos 3:13)
“¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu
eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras
conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?”
(Hebreos 9:14)
Jesús enseñó que la Deidad está
constituida por tres Personas
divinas: el Padre, el Hijo y el Espíritu
Santo.
Las tres Personas tuvieron su parte
en el plan de salvación, y las vemos
interactuando en los momentos
cruciales del nacimiento (Luc. 1:26-
35), bautismo (Luc. 3:21-22) y
crucifixión (Heb. 9:14) de Jesús.
Jesús explicó que hay total armonía
y cooperación entre las tres
Personas divinas, de modo que
cada Una glorifica a la Otra.
9. “El Padre, el Hijo y el Espíritu
Santo, poderes infinitos y
omniscientes, reciben a
aquellos que verdaderamente
entran en la relación de pacto
con Dios. Ellos están presentes
en cada bautismo para recibir
a los candidatos que han
renunciado al mundo y han
recibido a Cristo en el templo
del alma. Esos candidatos han
entrado en la familia de Dios y
sus nombres están escritos en
el libro de la vida del Cordero”
E.G.W. (CBA, sobre Romanos 6:4)