2. “Mirad cuál amor nos ha dado el Padre,
para que seamos llamados hijos de Dios;
por esto el mundo no nos conoce, porque
no le conoció a él”
1 Juan 3:1
4. A JESÚS LE GUSTABA
MUCHO HABLAR DE
DIOS como el Padre.
Según los evangelios,
Jesús usó el nombre
“Padre” más de 130
veces aplicado a Dios.
En varias ocasiones,
le agregó adjetivos:
“Padre celestial” (Mat.
6:14), “Padre viviente”
(Juan 6:57), “Padre
santo” (Juan 17:11) y
“Padre justo” (Juan
17:25).
El nombre describe el vínculo íntimo que debería unirnos con Dios.
Tradicionalmente para una familia, el padre significa amor, protección,
seguridad, sustento e identidad. Le da nombre a la familia y mantiene
unidos a sus miembros. Podemos disfrutar estos y muchos otros
beneficios cuando aceptamos a Dios como nuestro Padre celestial.
5. Aunque es esencial
para nosotros que
conozcamos al Padre,
nuestro objetivo
debería ser más que
un conocimiento
intelectual y teórico.
En la Biblia, conocer
a alguien significa
tener una relación
personal e íntima
con esa persona.
¡Cuánto más con nuestro Padre celestial! En esta lección
exploraremos lo que Jesús enseñó acerca de nuestro Padre
celestial y su infinito amor por nosotros. También veremos la
relación cercana del Padre con el Hijo y el Espíritu Santo.
6. “Ahora pues, Jehová, tú eres nuestro padre; nosotros barro, y tú el que
nos formaste; así que obra de tus manos somos todos nosotros” (Isaías 64:8)
Aunque en el Antiguo
Testamento encontramos una
amplia revelación del carácter
de Dios, en pocas ocasiones
se le llama “padre”.
Cuando Jesús quiso ampliar
esta revelación, nos enseñó a
llamar a Dios: “Padre
celestial” (Mateo 6:14).
PADRE
Es un Dios cercano, que
nos ama, nos cuida y se
preocupa por nosotros
(Mateo 7:9-11).
CELESTIAL
Está en el Cielo, donde
recibe la adoración de
millares de ángeles.
Debemos respetarle,
reverenciarle y alabarle
(Apocalipsis 5:13).
7. NUESTRO PADRE CELESTIAL
Padre no fue un nuevo nombre
para Dios. El Antiguo Testamento lo
había presentado algunas veces
como nuestro Padre (Isa. 63:16; 64:8;
Jer. 3:4, 19; Sal. 103:13). Sin embargo,
no había sido el término más usado
para referirse a Dios. Para Israel, el
nombre personal de Dios era YHWH
(posiblemente pronunciado Yahweh),
que aparece más de 6.800 veces en
el Antiguo Testamento.
Jesús no vino para revelar un Dios diferente de YHWH. Más
bien, su misión fue completar la revelación que Dios había
hecho de sí mismo en el Antiguo Testamento. Al hacerlo,
presentó a Dios como nuestro Padre celestial.
8. Jesús dejó en
claro que el
Padre está “en
los cielos”.
Es importante
recordar este
hecho, a fin de
tener la actitud
correcta hacia
Dios.
Tenemos un Padre amante que se preocupa por las
necesidades de sus hijos. Al mismo tiempo, reconocemos
que este Padre amoroso está “en el cielo”, donde millones
de ángeles lo adoran porque él es el único Soberano del
universo, santo y omnipotente.
9. El hecho de que sea nuestro Padre nos invita a acercarnos a él con
la confianza de un niño. Por otro lado, el hecho de que esté en el
cielo nos recuerda su trascendencia y la necesidad de adorarlo con
reverencia. Enfatizar uno de estos aspectos en detrimento del otro
nos llevaría a un concepto completamente tergiversado de Dios, con
graves consecuencias prácticas en nuestra vida cotidiana.
10. “[Cristo] Enseñó a dirigirse al
Supremo Gobernante del universo con
un nuevo nombre: “Padre nuestro”.
Esa es la verdadera relación que él
desea tener con nosotros, y cuando los
labios humanos lo pronuncian con
sinceridad, es como música a los oídos
de Dios. Cristo nos dirige al trono de
Dios mediante un camino nuevo y
viviente que nos lleva a encontrarnos
con un amor paternal”
E.G.W. (Review and Herald, 11 de septiembre de 1894)
11. Reflexión:
¿Qué significa para ti,
personalmente,
Dirigirte a Dios como tu
Padre celestial?
¿Qué debería significar para
ti?
12. “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a
ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a
quien has enviado” (Juan 17:3)
E.G.W. (Review and Herald, 11 de septiembre de 1894)
¿Qué debemos conocer de Dios,
según Jeremías 9:23-24?
Dios quiere que sepamos que Él actúa “con
amor, con derecho y justicia”, porque esto es lo
que le gusta hacer (Jer. 9:24 NVI)
El verdadero carácter del Padre lo podemos
conocer en la vida de su Hijo: “El que me ha
visto a mí, ha visto al Padre” (Juan 14:9)
13. “Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de
Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él” (1ª de Juan 3:1)
¿Cuál es la mayor
prueba de amor que nos
ha dado el Padre?
“Porque de tal manera amó Dios
al mundo, que ha dado a su Hijo
unigénito, para que todo aquel
que en él cree, no se pierda,
mas tenga vida eterna” (Juan 3:16)
Cuando Jesús quiso enseñarnos cómo
nos amaba el Padre, nos lo enseñó a
través del tierno cuidado del pastor
por sus ovejas, la solicitud con la que
la mujer buscó su moneda, y el amor
abnegado con el que el padre recibió
de vuelta a su hijo perdido (Lucas 15).
Por amor, el Padre entregó a su Don más
preciado: La vida de su Hijo amado.
14. “No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué
beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan
todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que
tenéis necesidad de todas estas cosas” (Mateo 6:31-32)
Sin importar las
circunstancias, el amor del
Padre es constante e
invariable. Nuestro Padre
celestial está siempre
atento para atender
nuestras necesidades por
todos los medios posibles.
Él nos invita a no afanarnos por suplir
nuestras necesidades, pues está
dispuesto a suplirlas completamente.
15. “Jesús presentó al Padre como a Uno a quien
podemos darle nuestra confianza y
presentarle nuestras necesidades. Cuando
nos aterrorizamos ante Dios y estamos
abrumados por el pensamiento de su gloria
y majestad, el Padre señala a Cristo como su
representante. Lo que veis revelado en
Jesús, de ternura, compasión y amor, es el
reflejo de los atributos del Padre. La cruz del
Calvario revela al hombre el amor de Dios.
Cristo representa al Soberano del universo
como a un Dios de amor. Él dijo por la boca
del profeta: «Con amor eterno te he amado;
por tanto, te prolongué mi misericordia»”
E.G.W. (En los lugares celestiales, 12 de enero)
16. El Espíritu
glorifica al Hijo
(Juan 16:14)
El Hijo
glorifica al
Padre
(Juan 17:4)
El Padre
glorifica al
Hijo
(Hechos 3:13)
“¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu
eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras
conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?”
(Hebreos 9:14)
Jesús enseñó que la Deidad está
constituida por tres Personas
divinas: el Padre, el Hijo y el Espíritu
Santo.
Las tres Personas tuvieron su parte
en el plan de salvación, y las vemos
interactuando en los momentos
cruciales del nacimiento (Luc. 1:26-
35), bautismo (Luc. 3:21-22) y
crucifixión (Heb. 9:14) de Jesús.
Jesús explicó que hay total armonía
y cooperación entre las tres
Personas divinas, de modo que
cada Una glorifica a la Otra.
17. “El Padre, el Hijo y el Espíritu
Santo, poderes infinitos y
omniscientes, reciben a
aquellos que verdaderamente
entran en la relación de pacto
con Dios. Ellos están presentes
en cada bautismo para recibir
a los candidatos que han
renunciado al mundo y han
recibido a Cristo en el templo
del alma. Esos candidatos han
entrado en la familia de Dios y
sus nombres están escritos en
el libro de la vida del Cordero”
E.G.W. (CBA, sobre Romanos 6:4)
18. Las enseñanzas
Jesúsde
Te invito a
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una de las 13
lecciones que
tratan sobre el
tema:
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