Tras la Segunda Guerra Mundial, Europa se dividió en dos bloques antagónicos liderados por Estados Unidos y la Unión Soviética. Esta división dio lugar a la Guerra Fría, un periodo de enfrentamiento sin confrontación directa que incluyó la carrera armamentística y de espionaje entre los dos bloques. Alemania también quedó dividida en la República Federal de Alemania apoyada por Occidente y la República Democrática Alemana bajo influencia soviética.